Hay mucho tajo por hacer en materia económica… A ver si no se despistan ahora y hacen algo productivo…, esas reformas que se siguen debiendo. Pero no, estamos en año electoral, así que lo haga el que venga después y tal…
Y en el resto de Occidente, ¿qué pasa?
De héroes y villanos
Ahora que parece que las grandes cifras económicas apoyan la recuperación en España, no tanto en Europa, y a pesar de quedar aún un largo recorrido hasta que volvamos a los niveles de empleo precrisis (que yo cifro en 8-10 años), con el enorme sufrimiento y la penuria que eso supondrá en no pocas familias españolas, quizá es el momento de parar siquiera unos minutos yreflexionar sobre la forma en la que la recuperación se está produciendo. Y, dentro de la perspectiva multidimensional que tal análisis exige, voy a centrar en esta ocasión el mío en los bancos centrales, los magos que guardan la llave del cofre de los dineros, esa llave que para tantos tanto han tardado en girar, al menos aquí en Europa. Pues fuera, en los países más desarrollados, tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos como en Japón esa llave ya abrió las cajas. Y muchos colegas, por no decir el 90% de quienes apoyamos la economía de mercado como la única vía para compatibilizar desarrollo individual, social y económico (lo que en el argot de los economistas denominamos el mainstream, la corriente mayoritaria), muchos colegas, digo, ponen a esos países como ejemplo de lo que aquí (en Europa) habría que hacer, y en particular a sus banqueros centrales. Me centraré brevemente en ciertos efectos que la política monetaria de los bancos centrales de EEUU y Japón ha tenido, y que en general suelen ser convenientemente distraídos tanto por mis colegas como por los medios.
Es ya un mantra escuchar los millones de empleos que la política económica de la Administración Obama, combinada con las políticas expansivas de la Reserva Federal dirigida entonces por Ben Bernanke, ha logrado crear desde el comienzo de la crisis. Han sido necesarios 76 meses para recuperar los trabajadores empleados en enero de 2008, pero lo importante es que se ha logrado y que la tendencia es al alza. Y eso es muy relevante.
No ha habido un acceso al mercado laboral proporcional al del crecimiento de la población
Lo que no debe llevar a engaño es la forma en que se materializa ese empleo en la estadística oficial. Una de las principales críticas que escuchamos en España, con razón, es la manera en la que se contabiliza el empleo. Sin embargo, jamás escucharán nada parecido respecto de las cifras norteamericanas. Se aceptan como verdades sin fisuras, sin merma, sin discusión. Y, por supuesto, como todo en la Administración, la clave está en la estadística.
El creciente demográfico de los EEUU es sencillamente extraordinario. Las proyecciones a fecha de hoy señalan un nacimiento cada ocho segundos, una muerte cada doce, un inmigrante (saldo neto) cada treinta y tres, una ganancia de un individuo cada quince segundos; con 322 millones de habitantes, es el tercer país más poblado del mundo.
Desgraciadamente, el acceso al mercado laboral no ha seguido la pauta creciente de la demografía. Todo lo contrario.
Fuerza laboral norteamericana; participación en tanto por ciento, 16 años o más. Fuente: Bureau of Labor Statistics – BLS
Si en 1978 la población era de 222,5 millones de habitantes, hoy son 100 millones más; a pesar de ello, la fuerza laboral se mantiene exactamente en los mismos niveles que entonces en términos porcentuales; es decir, no ha habido un acceso al mercado laboral proporcional al del crecimiento de la población. Por supuesto que la productividad explica mucho (menos personas trabajando logran el mismo producto hoy que hace treinta años), pero no es el único factor. También es necesario considerar quiénes tratan de acceder al mercado laboral y, asimismo, quiénes han abandonado toda esperanza, por la razón que sea.
Como señala el gráfico anterior, si quienes no buscan trabajo en la actualidad (una modalidad de la estadística de empleo reflejada como NILF, Not In The Labor Force, y de los que ya tuvimos ocasión de hablar aquí) lo estuviesen buscando, la tasa de desempleo que tendrían los EEUU sería del 9% frente al (magnífico pero tramposo) 5,5% actual. En 1978 (año en el que la tasa de participación de la fuerza laboral norteamericana era la misma que hoy) menos de 60 millones de personas no buscaban empleo; hoy son casi 93 millones.
Una sencilla regresión lineal de la evolución de la participación de la fuerza laboral norteamericana desde la llegada al poder del actual presidente Obama se recoge en el ulterior gráfico; la fiabilidad del modelo está, desgraciadamente, garantizada por el 95% del coeficiente de determinación, R2. No es aventurado decir, pues, que Obama logrará el pleno empleo a base de sacar a gente del mercado de trabajo.
Evolución de la tasa de participación de la fuerza laboral en los EEUU. Ene 2009 – Feb 2015. Elaboración propia a partir de los datos de BLS
Otro “éxito” que algunos observan es el de la economía japonesa. Conocida como 'Abenomics', la política económica del primer ministro nipón Shinzo Abe se ha basado en una aplicación de manual de las políticas keynesianas de relanzamiento de la demanda agregada, apoyado por el banquero central Kuroda, quien ha efectuado una brutal expansión de la oferta monetaria que alcanza el 60% del PIB.
Como el gráfico refleja con claridad, las tres flechas de Abe han acertado de pleno en la diana que siempre hemos señalado algunos (por citar a unos pocos conmigo, sin ánimo de repartir culpas, valgan María Blanco, Daniel Lacalle, Carlos Rodríguez Braun,…): la de los mercados financieros, que viven, tanto en Japón (ver gráfico) como en EEUU y ahora en Europa una euforia digna de los mejores tiempos previos a la burbuja. A algún sitio tiene que ir el dinero que tan alegremente inyectan los banqueros centrales.
El objetivo de Bernanke y Kuroda ha sido el mismo: lograr la recuperación basándolo todo en la demanda. Para ello, el famoso 2% de inflación (un número mágico sin ningún soporte que lo avale) ha sido la búsqueda del grial de estos modernos templarios. Por supuesto, detrás del argumento se encuentra la perspectiva ideológica, que no científica, de que es el consumo, no el ahorro, el motor del crecimiento. Como si durante cientos de años el mundo no hubiese crecido sin pérdida de poder adquisitivo de la moneda. La inflación es un residuo del crecimiento; es un efecto, pernicioso además, y nunca la causa.
Insisto. La perspectiva es parcial. Pero no es más parcial que la que mis colegas muestran cuando hablan de los grandes éxitos de las relajaciones cuantitativas. Solo manejando todos los ángulos de este poliedro que es la economía podremos acercarnos a la verdad. Y la historia nos muestra cuál es: nunca la expansión monetaria (y eso y no otra cosa es la compra masiva de deuda por los bancos centrales) ha sido neutra. Su primer y breve efecto fue siempre expansivo; el segundo y duradero, recesivo y empobrecedor.Piensen en ello.
Abrazos,
PD1: A veces, las prisas de los padres se convierten en estrés para los hijos. No sólo les metemos prisa para que se vistan, desayunen, recojan…, también para que aprendan, para que entiendan lo que les explicamos, para que hagan amigos, para que se atrevan con nuevos desafíos… Olvidamos que tienen su propio ritmo de aprendizaje y madurez. Con prisas, no hay espacio para conectar con sus almas. Sólo para hacer muchas cosas sin trascendencia, mientras lo importante…