30 junio 2020

tendremos menos crecimiento futuro por acumular más deuda


El aumento de la deuda evita a corto plazo una profundización de la recesión, pero a su vez limita el crecimiento de los próximos años…
De nuevo un organismo internacional, en esta ocasión el FMI, vuelve a rebajar las previsiones de crecimiento económico, pronosticando una recesión mundial (-4,9%) más profunda y una recuperación más lenta de lo previsto anteriormente. De acuerdo con el FMI, las pérdidas estimadas a nivel global por la pandemia ascenderán a 12,5 billones de dólares entre 2020 y 2021. En abril dicha estimación era de 9 billones de dólares.
Con respecto a la forma de afrontar las pérdidas sólo hay tres opciones:
-asumirlas por quien las sufre,
-financiarlas con más deuda,
-o monetizarlas a través de la emisión de dinero por parte del banco central correspondiente.
A pesar de los ingentes programas fiscales de los distintos gobiernos, que ascienden a 11 billones de dólares a nivel global, muchas empresas y familias no podrán financiar las pérdidas y tendrán que asumirlas, provocando una reducción de su patrimonio y, en numerosos casos, llevando al cierre de la actividad económica.
El esfuerzo más notable de los distintos gobiernos ha ido dirigido a facilitar líneas de avales o garantías para intentar que el mayor número posible de empresas se mantenga a flote. Mantener vivas a las empresas significa mantener los empleos, al menos gran parte de ellos. A pesar de la existencia de estos avales públicos, los préstamos los conceden las entidades financieras. Así, no todos los peticionarios de préstamos lograrán la aprobación de la financiación deseada. Las propias autoridades supervisoras instan a los bancos a no relajar los criterios de riesgo a la hora de conceder financiación.
Las empresas que logran la financiación con avales consiguen cubrir al menos parte de las pérdidas sufridas por el parón económico y hacer frente a los pagos en un periodo de fuerte reducción de los ingresos. Evidentemente, en la situación actual dichos préstamos no van dirigidos a aumentar la inversión ni la producción de las empresas, sino a sobrevivir a una "crisis como ninguna otra" (expresión utilizada por el FMI). Estos préstamos evitan una situación de insolvencia en muchas compañías e, incluso, su cierre. Sin embargo, hay que ser conscientes que la deuda que no va dirigida a inversiones que aumenten los ingresos futuros, lastran el crecimiento y los beneficios futuros.
La tercera opción respecto a las pérdidas es su monetización mediante la emisión de dinero por parte del Banco Central a través de la utilización del "helicóptero monetario". Mediante este mecanismo el banco central financia los estímulos fiscales comprando el incremento de emisión de bonos soberanos. Así, EE.UU. ha llegado a entregar cheques de más de 1.000 dólares a millones de familias. En cualquier caso, la monetización no es la panacea. Supone un aumento de deuda del banco central.
Esta crisis va a dejar "cicatrices duraderas" en la economía, dañando de forma más severa a las pequeñas empresas y profesionales sin calidad crediticia suficiente para lograr financiar las pérdidas. Las empresas que sí logran financiar las pérdidas mediante nuevo endeudamiento tendrán que generar recursos para devolver la deuda antes de pensar en nuevas inversiones.
En conclusión, el aumento de la deuda evita a corto plazo una profundización de la recesión, pero a su vez limita el crecimiento de los próximos años. Un nuevo síntoma de japonización de la economía.
Abrazos,
PD1: Ayer fue el día que se celebra a San Pedro y San Pablo. Es espectacular lo que dijo el Papa: http://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2020/documents/papa-francesco_20200629_omelia-pallio.html
Ya sé que no tienes nada de tiempo para leer nada. Solo te sugiero que le dediques 5 minutos que serán como hacer oración…

29 junio 2020

¿desconexión entre los mercados y la economía?


Por supuesto que la hay. Mientras fluya tanto dinero de los bancos centrales, no se mira a los fundamentos, ni a las expectativas de beneficios futuros que dan pena. Todo sube, hasta que deje de hacerlo… Para comprar hay que esperar…

Desconexión entre la bolsa y la economía: ¿algo pasajero o una nueva tendencia?

El viernes 8 de mayo se publicaba en EE.UU. el peor dato de empleo desde la Gran Depresión elevando la tasa de desempleo hasta niveles del 14,7%. Sin embargo, el comportamiento que registró Wall Street ese mismo día (algunos índices subieron más del 1,5%) fue un ejemplo más de que la conexión entre la situación económica y los mercados de valores es cada vez más frágil y que esa correlación que ambas tuvieron en el pasado, ya no se aplica por igual en un mundo en el que la evolución de las economías ya no solo dependen de componentes internos de un país sino de factores exógenos con las inyecciones de los bancos centrales y las políticas fiscales expansivas como grandes protagonistas.
De hecho incluso esta misma semana el FMI ha alertado de ello en su informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial  donde afirma que “de acuerdo con sus modelos, la diferencia entre los precios de los activos y las valoraciones basadas en los fundamentales está cerca de máximo históricos en la mayoría de los mercados de bonos y acciones de los países avanzados". 
“Una forma de enmarcar el dilema al que se enfrentan los inversores es preguntarse cómo maniobrar ante la aparente desconexión entre la economía financiera de Wall Street y la economía real, y si el recetario de la última década (“seguir la intervención”) puede seguir dando tan buenos resultados desde el punto de vista tanto de la estrategia como de las rentabilidades”, afirma Paras Anand, director de Inversiones para Asia Pacífico Fidelity. Esa decisión de asumir riesgo al calor de las medidas que anuncian los bancos centrales o los gobiernos ya infló los precios de los activos en el pasado como se ve en este gráfico que publicamos en FundsPeople Learning  pese a no tener tanta repercusión en los activos de la economía real y de ahí que sean muchos los inversores que optan por incrementar el riesgo en sus carteras a corto plazo por si esa situación vuelve a repertirse. 
“Los mercados reaccionan a la ausencia de visibilidad a medio plazo acortando sus horizontes de inversión, lo que explica el énfasis en la recuperación inmediata y la recuperación de los títulos cíclicos, pero también la debilidad de los mercados”, afirma Didier Saint George, miembro del comité de inversiones de Carmignac.
De hecho, según comenta Olivier de Berranger, director de Gestión de Activos de La Financière de l'Echiquier  una de las razones que explica el repunte de las bolsas es que cuando los valores que conservan un valor innegable han caído drásticamente, repuntan sistemáticamente cuando el sentimiento de los inversores está en su punto más bajo. “Efectivamente, no queda nadie para venderlos. Sólo tienen compradores potenciales, que pueden ser, principalmente, de tres tipos: o bien los inversores que tienen que cambiar sus posiciones vendedoras para reducir su riesgo o pagar rescates; o los inversores a muy largo plazo (fondos de pensión, fondos soberanos, etc.); o bien los de muy corto plazo, como los “traders” o fondos de cobertura basados en la inversión de la tendencia”, afirma.
Eso en cuanto a valoraciones, pero hay otro efecto que también ha influido en la desconexión de las bolsas con respecto a la economía y es que los mercados tratan precisamente de anticiparse a la evolución de la misma. De ahí, las fuertes subidas que se vieron al calor del desconfinamiento en gran parte del mundo ante la perspectiva de que ese desconfinamiento pudiera impulsar las variables económicas, pero también las fuertes caídas que se vieron después ante la perspectiva de que precisamente ese mismo descofinamiento acabara por generar una nueva ola de contagios que anularían el efecto positivo antes descontado
La gran duda es si esa descorrelación entre mercado y economía se seguirá viendo a corto plazo. “Ahora parecen existir en diferentes realidades. Los precios de las acciones pronostican la actividad futura. Esto depende en gran medida del estado de la economía subyacente. Lo que determinará el rendimiento de las acciones en el segundo semestre de este año es esta cuestión clave: ¿se está adelantando el mercado a sí mismo, o están los precios de las acciones pronosticando correctamente lo que podría terminar como una recuperación de la actividad económica más rápida de lo esperado?”, reflexiona Mobeen Tahir, director de análisis en WisdomTree, al tiempo que recuerda que esa desconexión nunca ha sido tan pronunciada como lo es ahora.
Fuente: Wisdom Tree
Además, hay que tener en cuenta que cada vez surgen más voces de expertos preguntándose cómo se va a pagar todo ese exceso de deuda que han traído consigo las medidas fiscales y monetarias extraordinarias que se han puesto sobre la mesa, sobre todo si la recuperación económica post COVID-19 va más lenta de lo esperado. “En mi opinión no es probable que veamos ni el grado de reactivación de la demanda ni la magnitud de estímulos de liquidez que provocarían por sí solos una recuperación generalizada de los beneficios empresariales. Al mismo tiempo, las medidas fiscales incrementarán la deuda de los estados, lo que probablemente se traduzca en tipos impositivos más altos para las empresas y más regulación. Eso será malo para la economía real, pero no parece que los mercados financieros lo estén descontando”, afirma Anand.
Abrazos,
PD1: Las estimaciones de beneficios a 1 año son terroríficas. El mercado solo mira hacia adelante, quizás demasiado…:
PD2: Y los políticos de campaña, prometiendo lo que no pueden dar. Por cierto, ¿se presenta el PP en Galicia? Parece que no… ¿Qué les da vergüenza?
PD3: Sigo sin entender lo que les ha pasado a los cristianos practicantes, los que iban a Misa todos los domingos. Tras el virus, ¿dónde se han quedado? Es impresionante ver a las iglesias el domingo sin el público anterior. Dejas 3 meses las prácticas domingueras, y ¿las pierdes para siempre? Espero que no y que vuelvan pronto. Rezo por la perseverancia de esas familias que se ha podido enfriar…

26 junio 2020

en esto estamos...

¿Volveremos atrás? Espero que no, pero las sensaciones son raras…

Los riesgos económicos de una reapertura demasiado temprana

Lo que ha destrozado la economía ha sido la pandemia. Con o sin medidas de distanciamiento físico, el golpe habría sido muy profundo

Un error bastante extendido sobre esta pandemia es atribuir el hundimiento de la economía a la adopción de medidas de distanciamiento físico para aislar el virus y frenar su propagación. La lógica parece rezar lo siguiente: sin medidas de distanciamiento físico, la actividad económica habría proseguido a niveles cercanos a los previos a la pandemia, aunque probablemente con un mayor número de muertos. La célebre (y falsa) disyuntiva entre salvar vidas o salvar la economía que, a su vez, ha reforzado los llamamientos a acelerar la reapertura de la economía: si no levantamos ya las restricciones, la economía no podrá soportarlo.
Pero no es ni mucho menos obvio que la ausencia de medidas de distanciamiento física hubiese permitido a la economía seguir en funcionamiento a un ritmo normal o próximo al normal. A la postre, existen dos canales a través de los cuales una pandemia descontrolada termina dañando igualmente la economía:
Canal de oferta: una pandemia provoca trabajadores enfermos, los cuales se ven temporal o permanentemente incapacitados para seguir prestando sus servicios laborales al ritmo habitual. Un menor número de horas trabajadas como consecuencia de una extensión del virus ya generaría por sí solo un hundimiento del PIB (recordemos que este puede expresarse como el producto de la productividad media por el número de horas trabajadas), pero este hundimiento habrá de resultar especialmente intenso en economías como las nuestras, a saber, economías basadas en una profundísima división hiperespecializada del trabajo: en la medida en que muchos trabajadores fabrican los inputs que son necesarios para que otros trabajadores puedan desarrollar su actividad, el que un grupo de obreros enferme y cese de producir no solo contribuye a reducir directamente el PIB por la menor actividad de esos obreros contagiados, sino también porque conlleva la interrupción de la actividad de aquellos otros trabajadores que, aun estando sanos, necesitan de los insumos fabricados por los primeros. En su momento, ya tuvimos ocasión de reseñar el trabajo de Bodenstein, Corsetti y Guerrieri, quienes estimaban que, dadas las fuertes interrelaciones de las cadenas de suministro en EEUU, el contagio de ciertos grupos de trabajadores difícilmente sustituibles podría generar una caída del PIB más intensa que la estrictamente derivada de las medidas de distanciamiento físico (las cuales contribuían a romper las cadenas de transmisión y consecuentemente a proteger a esos trabajadores esenciales).
Canal de demanda: un virus en abierta propagación es una amenaza a la que pocos desean exponerse. Es absurdo pensar que, sin medidas de distanciamiento físico, la vida de los ciudadanos habría transcurrido con absoluta normalidad y, por tanto, que sus patrones de consumo no se habrían alterado drásticamente. Como es obvio, una amplia mayoría de ciudadanos habría tratado de protegerse a sí mismo (y a los suyos, pues el riesgo no lo asume solo la persona susceptible de contagiarse, sino aquellos otros a quienes puede transmitirles el virus), modificando para ello sus patrones de consumo: esto es, suspendiendo sus gastos en bienes de consumo social (bares, restaurantes, turismo...) donde el riesgo de contagio es más intenso y acaso incrementándolo en bienes de consumo remoto (aunque es poco probable que la restricción de uno se compense plenamente con la ampliación del otro en momentos de fuerte incertidumbre). Si las medidas regladas de distanciamiento físico son potencialmente útiles no es porque nadie, en su ausencia, hubiese evitado mantener contacto social con otros, sino porque puede haber ciudadanos que, al no internalizar el daño que generan sobre terceros, no reduzcan suficientemente sus interacciones sociales. En todo caso, lo que es incuestionable es que, con o sin medidas de distanciamiento físico, se habría vivido una contracción intensa del consumo. De hecho, en un reciente estudio de Raj Chetty, se documenta que quienes más han minorado sus gastos en EEUU durante esta pandemia han sido el 25% de las rentas más altas (una caída que llegó a ser del 39% en el mes de abril frente al 13% experimentado por el 25% de rentas más bajas). Esta disminución del gasto agregado en consumo se debió en dos tercios al colapso del gasto en bienes de consumo presenciales (hoteles, restaurantes, ocio, transporte público...). El mensaje, pues, es claro: en medio de una pandemia quienes pueden permitirse aislarse tienden, en general, a aislarse (y, de hecho, las comunidades con un mayor capital social tienden a ser las que espontáneamente minimizan más las interacciones interpersonales al margen de si existen normas que lo requieran).
En definitiva, lo que ha destrozado la economía ha sido la pandemia. Con o sin medidas de distanciamiento físico, el golpe habría sido muy profundo. Y, de hecho, las medidas de distanciamiento físico, en tanto en cuanto aceleren la extinción del virus o al menos lo mantengan bajo un razonable control, pueden permitir que la economía se mantenga en unos niveles de funcionamiento mayores que con un virus mucho más extendido y enquistado. Este ha sido, de hecho, el mensaje de advertencia que nos ha lanzado recientemente el Banco de España con respecto a un levantamiento demasiado temprano de las medidas de distanciamiento físico: “no se puede descartar que una desescalada prematura resulte en una menor recuperación del empleo a corto plazo (si, por ejemplo, la demanda no repuntara porque los consumidores percibieran un nivel elevado de riesgo sanitario), o incluso a medio plazo, en la medida en que pudiera aumentar la probabilidad de nuevos brotes de contagios”.
A la luz de los rebrotes que ya se están produciendo en EEUU y en Europa (incluida España), ojalá no tengamos que arrepentirnos, tanto en lo relativo al número de fallecidos como a los daños económicos, de haber cantado victoria de manera precipitada.
Abrazos,
PD1: Tengo esa extraña sensación de que daremos un paso atrás en cualquier momento y volveremos a ver un confinamiento parcial de ciudades, pueblos, barrios… A ver si tengo suerte y no nos pilla y podemos irnos de veraneo. No me puedo imaginar si nos tocara pasar en casa otros dos meses adicionales, con el calor que hace… Rezo para que así sea, para que nos de un respiro a los curritos y a la economía en general...

25 junio 2020

visión del Banco de España

Lo que dijo el Gobernador antes de ayer es de lectura obligada:
Con gráficos:
El Banco de España es el único organismo que se moja. Qué recuerdos cuando el servicio de estudios del BBVA era bueno. Y la OCDE, el FMI y otros organismos son siempre políticamente demasiado correctos y nunca atinan, están muy lejos de la realidad…
Abrazos,
PD1: EEUU no consigue bajar el virus:
Y esto va a pesar en su sentimiento explosivo.
PD2: La importancia de hacer muy bien todas esas cosas pequeñas de cada día. Y de ofrecer todo lo que nos fastidia, por ejemplo usar la mascarilla con el calor… ¡Qué cantidad de ocasiones nos da cada jornada de pesadeces que podemos, o bien de espiritualizarlas, o de quejarnos! No te quejes e intenta hacer bien todo lo pequeño…

24 junio 2020

El BCE sigue apoyando como un loco


Se les está yendo de las manos…
En la última década, el BCE es el gran artífice de haber evitado problemas mayores en la financiación de algunos Estados de la Eurozona, entre ellos España. Su actuación se centra no solo en adquirir directamente bonos soberanos, sino también en facilitar financiación "ultrabarata" a la banca para que a su vez adquiera bonos soberanos.  
El problema radica en que las medidas "temporales" introducidas por la autoridad monetaria son difícilmente reversibles. La última medida ha sido la concesión de 1,3 billones de euros de préstamos a la banca por los que el BCE pagará (no recibirá) un interés de hasta el -1% si cada banco prestatario mantiene un determinado nivel de préstamos a empresas y familias. Una elevada cantidad de dicho importe se destinará a comprar deuda pública.
En este tipo de programas la banca tiene un doble incentivo para adquirir bonos soberanos. En primer lugar, el tipo de interés de la financiación (en este caso de hasta -1%) es inferior a la rentabilidad recibida por invertir en bonos soberanos al mismo plazo. Así, invirtiendo en bonos españoles a tres años, la rentabilidad neta para el banco es del 0,76% al año. Invirtiendo en bonos italianos la rentabilidad es del 1,31%. El segundo motivo es la consideración por parte de la normativa bancaria europea de los bonos soberanos como activos sin riesgo y, por tanto, sin límites en la cuantía que cada banco puede invertir en deuda pública (con matices). En un entorno extremadamente complejo para el negocio bancario, esta vía "fácil" de obtención de beneficios sin riesgo será ampliamente utilizada por la banca, sobre todo la española e italiana.
La primera vez que el BCE estableció un programa de financiación a la banca a largo plazo (tres años) fue en diciembre de 2011 con los programas LTRO (Long Term Refinancing Operations). Nada más aprobarse dichos programas, el entonces presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, animaba a la banca europea a adquirir bonos soberanos. Se solucionaban dos problemas: la financiación de los Estados y el fortalecimiento de los balances bancarios a través del aumento de sus beneficios. Desde entonces, sistemáticamente se han sucedido los programas de financiación a la banca a largo plazo, con determinadas limitaciones y en condiciones muy favorables, desde 2014 incluso con tipos de interés negativo. Los nombres de los programas parecen una sopa de letras: LTRO, VLTRO, TLRO I, II, III.
De los 1,3 billones de euros concedidos en junio por el BCE a la banca en el programa TLRO III, unos 760.000 millones irán destinados a repagar préstamos anteriores del BCE a la banca. El importe restante, más de medio billón de euros, irá destinado en gran parte a la adquisición de bonos soberanos.
A corto plazo es una buena noticia que los Estados del sur de Europa se puedan financiar a tipos ridículos o incluso negativos. Sin embargo, la distorsión permanente de los tipos de interés de mercado de los bonos soberanos induce a los distintos gobiernos a considerar que las ayudas directas e indirectas del BCE serán permanentes y crecientes en volumen, sin importar el destino que se da al aumento de la deuda. El sentido común dice que no será así. La Eurozona no es Japón. La existencia de un banco central pero diecinueve Estados con situaciones fiscales muy dispares hace inevitable la aparición de tensiones ante la "eventual" mala gestión de algún Estado miembro.
En cualquier caso, las progresivas medidas adoptadas por el BCE desde 2008 tienen difícil marcha atrás sin generar considerables turbulencias en la financiación de determinados países, entre ellos España
Abrazos,
PD1: Es tan fácil como dejar de mirarse a uno mismo y darse a los demás…

23 junio 2020

socializan todas las pérdidas

Es lo que hay. Lo pagaremos entre todos, igual que en la otra crisis. Es una socialización de todo lo que no vale nada, a costa de mayor deuda pública que pagarán las siguientes generaciones…

Los bancos centrales como socializadores de pérdidas

Un aval del gobierno a todas las empresas existentes sería una permanente socialización de pérdidas. No sería capitalismo, sino un socialismo para las élites

Aunque en economía es habitual distinguir entre política monetaria y política fiscal, lo cierto es que en un régimen de moneda fiat la frontera entre ambas es prácticamente inexistente. A la postre, la moneda fiat no es más que un pasivo del Estado, de modo que los incrementos de la masa monetaria por parte del banco central tienen incuestionables implicaciones fiscales y, a su vez, los aumentos del endeudamiento estatal tienen incuestionables implicaciones monetarias. En este sentido, si la moneda fiat es un pasivo del Estado, su valor no vendrá esencialmente determinado por la cantidad de unidades de la misma, sino por la solvencia de su emisor: y aunque en esa solvencia pueda influir el monto total de pasivos emitidos, también lo hará el volumen de activos a disposición del deudor (recordemos que el patrimonio neto de cualquier agente económico es la diferencia entre sus activos y sus pasivos).
La anterior observación acaso nos ayude a comprender por qué, a pesar del muy sustancial incremento de la “oferta monetaria” experimentado durante la última década (y muy en especial durante las últimas semanas), no ha habido inflación: los Quantitative Easing practicados por los bancos centrales no se limitan a imprimir moneda fiat sin contrapartida alguna, sino a imprimir moneda fiat para comprar activos financieros (de manera que, aunque aumentan los pasivos del Estado, también lo hacen sus activos); asimismo, si por diversas razones (como la búsqueda de un “activo libre de riesgo” que proteja el patrimonio personal en tiempos de tribulación), se incrementa la demanda general por deuda estatal entre los agentes del sector privado, entonces también habrá un mayor apetito por la moneda fiat, esto es, por una de esas deudas estatales (no otra cosa es la célebre “demanda de dinero con motivo de precaución”).
Ahora bien, la extrema proximidad entre la política monetaria y la política fiscal también debería ayudarnos a comprender mejor cuáles están siendo las implicaciones reales de las últimas decisiones de política monetaria que hemos tenido ocasión de presenciar.
Por un lado, cuando el Banco Central Europeo adquiere enormes cantidades de títulos de deuda pública nacional, lo que está haciendo es socializar la solvencia del conjunto de países de la Eurozona: si el euro es, en el fondo, un eurobono (una deuda solidaria de todos los Estados de la Eurozona), intercambiar euros por —por ejemplo— bonos emitidos por el Tesoro español supone intercambiar en los mercados financieros un pasivo de calidad dudosa (deuda española) por un pasivo de calidad alta (euros). O dicho de otra manera, la política monetaria del BCE equivale a efectos prácticos a la política fiscal de la Comisión Europea con su fondo de reconstrucción (solo que con menor condicionalidad al menos explícita). Éste fue, de hecho, el mensaje de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional alemán en contra del Quantitative Easing del BCE.
Por otro lado, cuando la Reserva Federal estadounidense anuncia que comenzará a comprar bonos corporativos en el mercado secundario, lo que está haciendo es algo muy parecido a lo que hace BCE con la deuda pública nacional: intercambiar dentro del mercado un pasivo malo (la deuda de empresas no necesariamente solventes) por un pasivo de calidad alta (dólares). Expresado de otra forma: la política monetaria de la Reserva Federal equivale a efectos prácticos a una política fiscal del Gobierno estadounidense consistente en otorgar muy amplios avales a determinadas empresas (en concreto, a aquéllas cuyos bonos son adquiridos por la Fed).
Sin la posibilidad de bancarrota, los malos modelos de negocio se perpetúan y, en consecuencia, la economía se zombifica
En ambos casos, pues, la política monetaria se está utilizando para desarrollar una función típica de la política fiscal: socializar pérdidas (cobrarle impuestos al que genera valor para cubrir los gastos de quien lo destruye). Y si semejante socialización de pérdidas resulta difícilmente defendible entre los contribuyentes de distintos Estados (no parece demasiado razonable que el contribuyente finés sea parasitado sin su consentimiento para cubrir los gastos que desea efectuar, pero no pagar, el contribuyente italiano), resulta del todo intolerable entre empresarios.
Que el Gobierno estadounidense esté otorgando, a través de la Fed, un aval generalizado a los pasivos de las grandes empresas nacionales es lo mismo que abortar la economía de mercado. La clave del exitoso funcionamiento del capitalismo reside en que aquellos agentes económicos que agregan acertadamente la información dispersa en el mercado para lograr satisfacer del mejor modo conocido las necesidades de los consumidores cosecharán beneficios que, a su vez, podrán reinvertir en generar nuevo valor; pero, simétricamente, aquellos agentes económicos que no agregan adecuadamente la información dispersa en el mercado y que no satisfacen eficientemente las necesidades de los consumidores deben experimentar pérdidas que terminen empujándolo a reestructurarse o, incluso, expulsándolos del mercado. Sin la posibilidad de bancarrota, los malos modelos de negocio se perpetúan y, en consecuencia, los nuevos buenos modelos de negocio no llegan a emerger: sin bancarrotas, la economía se zombifica. Un aval del gobierno a todas las empresas existentes equivaldría a perpetuar lo existente más allá del resultado de las dinámicas competitivas: sería una permanente socialización de pérdidas. No sería capitalismo, sino un socialismo para las élites. Los programas monetarios extraordinarios de los bancos centrales, que son sólo política fiscal no tutelado por el parlamento, han de terminar ya.
Abrazos,
PD1: Es curioso ver el comportamiento de los triunfadores. Mucha gente tiene éxito en sus negocios y gana mucho dinero, se hace con un inmenso capital. Aunque lo gracioso es que muchas veces ha sido un golpe de suerte, el estar ahí cuando no estaba otro, el vender algo que no había y que se puso de moda…
El triunfar tiene mucho componente de esfuerzo y también de suerte. Y sin embargo, es temible esa sensación que se percibe desde fuera de soberbia, de que el triunfador trata de demostrar a los demás que ha sido solo gracias a él.
Si nosotros solos nada podemos… Lo ha querido Dios que fuera así, no nuestra inteligencia ni nuestra brillante idea, o las muchas horas que le dediquemos…
Por eso es tan atractivo ver a triunfadores humildes (Amancio Ortega, el de Mercadona y para de contar).
Y esos directivos que se piensan que sus empresas van de pelotas gracias a ellos les pido + humildad. Es solo Dios el que les puso en su puesto para que, con justicia social, dieran lo mejor de sí mismos…

22 junio 2020

fracaso de la reunión del viernes

Sobre la mesa de negociación está la propuesta de la Comisión Europea (CE) de un plan de recuperación billonario para relanzar la economía que cuenta con dos elementos clave: un fondo de recuperación con 750.000 millones de euros financiado con la emisión de deuda común y un presupuesto comunitario para el periodo 2021-2027 de 1,1 billones de euros.

Estas son las reformas obligatorias que la UE pide a España para que pueda recibir fondos

Bruselas ha condicionado su fondo de recuperación a que los países avancen en reformas estructurales
La Comisión Europea ha puesto sobre la mesa su propuesta para articular un fondo de recuperación tras el coronavirus: 750.000 millones de euros, de los que un 66% se articularán como ayudas a fondo perdido y un 33% como préstamos a devolver. De esa cantidad total, 560.000 millones se darán a los Estados a cambio de que aprueben reformas estructurales.
España le corresponden un total de 140.000 millones (77.324 millones de euros en ayudas a fondo perdido y 63.122 en préstamos), y si se mantiene la proporción de reparto, se puede asumir que unos 105.000 millones estarán sujetos a la aprobación de reformas estructurales que estén relacionadas con las prioridades de la Unión.
Entre ellas, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha mencionado la transición energética y digital, y la sostenibilidad presupuestaria. Este compromiso pretende contentar a los países más reacios a activar este sistema de ayudas (Suecia, Austria, Dinamarca y Holanda), ya que todos los Estados tendrán que dar luz verde al plan de reformas antes de liberar el dinero.
No ha entrado en detalles de las reformas que son necesarias en cada país, pero la UE lleva desde 2011 pidiendo a España que avance en una serie de reformas en las que ha dado pocos pasos. Incluso hay algunas áreas en las que España "no ha adoptado ni anunciado de forma creíble medidas para seguir las recomendaciones", denuncia la propia Comisión en su último informe.
Desde entonces, sólo ha aplicado plenamente un 12% de las recomendaciones, ha conseguido avances sustanciales en un 24%, en un 40% hay "algunos avances", en un 23% avances limitados y en un 1% ninguno.
"En general, no han sido muchas las medidas adoptadas de cara a reducir el conjunto de desequilibrios o sus posibles implicaciones en la mayoría de los ámbitos de actuación", zanjan, algo que explican en parte por las repeticiones electorales desde el año 2018 y los retrasos en la formación de Gobierno.

Mercado laboral

La precariedad del mercado de trabajo español y la elevada tasa de temporalidad en los contratos es uno de los principales retos que tiene que abordar el Ejecutivo.
"El amplio recurso a la contratación temporal es una rémora para el crecimiento de la productividad y contribuye a la desigualdad y la pobreza laboral", lamentan, en alusión a que el 26% de los trabajadores tiene un contrato temporal. "Los contratos temporales, cada vez más cortos, son habituales incluso en sectores de escasa estacionalidad".
Acusan al país de que sus "esfuerzos por reducir el recurso a contratos temporales en el sector privado están teniendo un éxito limitado. Las medidas se han centrado en luchar contra los abusos, y no en las causas profundas de la generalización de los contratos temporales", lamenta Bruselas.
La Comisión también le ha pedido al país que acabe con las diferencias entre comunidades autónomas en la asistencia de desempleo.
Bruselas sí ha valorado positivamente la reforma laboral del PP de 2012, "la cual es sabido que favoreció una fuerte creación de empleo durante la recuperación" y que el Gobierno tiene intención de derogar.

Transición energética

Bruselas sitúa la transición energética como una de las prioridades del crecimiento económico europeo. Cree que en España los avances para fomentar la innovación y eficiencia energética han sido "limitados", así como el desarrollo de infraestructuras ferroviarias para el transporte de mercancías.
España es uno de los países en los que más porcentaje del total del transporte de mercancías se produce por carretera, lo que incrementa la contaminación. "Hay que seguir avanzando también en las interconexiones de electricidad con los países vecinos", piden.
Reclaman además nuevas inversiones en energías renovables para que España pueda cumplir sus metas de eficiencia energética e inversión en edificios. "Han sido escasos los avances hacia el cumplimiento de las metas de inversión en I+D".

Finanzas públicas

Bruselas denuncia que "no se ha reforzado el marco institucional que rige la gestión de las finanzas públicas" ni tampoco se han aplicado los resultados de los informes encargados a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) para mejorar la eficiencia del gasto público.
Tampoco ha entrado en vigor la estructura de gobernanza para la contratación pública, ni se ha adoptado la estrategia nacional de contratación pública que España tenía que haber aprobado en 2018.
La deuda pública sigue siendo muy alta, y aumentará aún más a raíz de las medidas aprobadas por el Ejecutivo para frenar el impacto económico de la pandemia; mientras que el déficit público aumentó hasta el 2,8% del PIB en 2019 -después de diez años de consolidación fiscal- y podría dispararse hasta el 11% este año.
"España se mantiene en valores persistentemente elevados, ya que el nivel de imposición es bajo en relación con los gastos. Los riesgos para la sostenibilidad presupuestaria global siguen siendo significativos a medio y largo plazo", reconocen.

Pensiones

Bruselas señala que agravará este desequilibrio la voluntad del Gobierno de ligar la subida de las pensiones con IPC y "disociar los niveles iniciales de las pensiones de los cambios en la esperanza de vida".
Pese a sus reiteradas peticiones, señala que "no ha habido avances a la hora de preservar la sostenibilidad del sistema de pensiones".

Inversión en I+D

"En todas las comunidades autónomas, los resultados de España en materia de innovación están por debajo de la media de la UE", lamenta Bruselas, que acusa al Estado de falta de inversión pública y a las empresas de falta de inversión privada en I+D.
El alto porcentaje de pymes también desincentiva este tipo de inversiones. "La innovación empresarial se ve lastrada por la baja capacidad de absorción de las pequeñas empresas", y también supone una barrera la diferente reglamentación entre comunidades.
El bajo rendimiento de la economía en materia de innovación también tiene que ver con la escasez de capacidades técnicas, algo ligado a las altas tasas de abandono escolar.

Retos sociales

En el plano social, Bruselas pide reformas que reduzcan el abandono escolar en edades tempranas y una mejora en el uso de gasto público para reducir la pobreza. "España sigue teniendo la tasa más alta de abandono prematuro de la educación y la formación en la UE".
"El porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, pese a seguir disminuyendo, es aún elevado, sobre todo en el caso de los niños", lamenta la CE, que pide a España un sistema de renta mínima como el que va a aprobar esta semana el Ejecutivo.
En todo el país, "se estima que los regímenes autonómicos de renta mínima solo llegan al 20% de sus beneficiarios potenciales, y con fuertes disparidades entre comunidades autónomas", explican, de ahí la necesidad de un Ingreso Mínimo Vital nacional.

Transición digital y cambio climático

La CE cree que España necesita también reformas estructurales para paliar "el escaso número de especialistas en tecnologías de la información y la comunicación y la lenta adopción de las tecnologías digitales por parte de las pequeñas y medianas empresas".
Además, creen que España es uno de los Estados miembros más expuestos al cambio climático, por lo que piden "inversiones en adaptación al cambio climático, prevención de riesgos y resiliencia ante las catástrofes".
"Hay diferencias entre territorios en materia de infraestructuras de gestión del agua y los residuos que suponen importantes retos medioambientales. En algunas zonas urbanas, también hay problemas de calidad del aire. Al mismo tiempo, en España los ingresos procedentes de los impuestos medioambientales siguen estando entre los más bajos de la UE", apuntan.
Abrazos,
PD1: Ayer me enteré que un amigo que se me había muerto de cáncer hace un mes está en el cielo. Era una bellísima persona. Simpático, cariñoso, educado, un gran hombre. Lucho 5 años con un cáncer que pudo con él. Parece que los últimos meses se hizo amigo de unas monjas de clausura, a las que iba a ver para que pidieran por él y los suyos ante su esperado desenlace.
Como era muy buen hombre, se ganó a las monjas que debieron rezar mucho por él y entablaron mucha amistad. Sus hermanos, al morir, decidieron ir a ver a las monjas para avisarles del triste desenlace y que pidieran por su salvación. Ellas les dijeron que no se debían preocupar que una hermana había tenido una visión y le vio subir al cielo con su cruz la noche de su muerte.
Pues eso, ya sabíamos todos que estaría en el cielo, pero no está demás que lo verifique una religiosa de clausura, que algo más sabrán que nosotros… La gente que reza mucho sabe más cosas que los demás. Y con lo bueno que era, ya estará en el cielo dándole la chapa a la Virgen María para que interceda por nosotros…

19 junio 2020

somos muy distintos...

Europa ha tratado de hacer algo parecido a lo que era EEUU, pero nos queda tanto… Y no acaba de gustar mucho. Unos se van, los ingleses, otros no quieren perder nada de soberanía. Y por eso seguimos con una mastodóntica administración público que regula normas de mierda, que no es capaz de dar un paso adelante en las cosas importantes…
Otros siguen siendo muy beneficiados en poder vender sus bienes a los demás socios. Es muy chulo poder vender a todos, tener un mercado muy grande, pero liderando el cotarro y poniendo sus normas, que tragamos los pobres.
La tabla que les voy a mostrar a continuación, pertenece a un artículo publicado el 22 de mayo de 2020, es decir, de muy reciente publicación. Dicha tabla nos presenta una comparativa de "dos uniones monetarias", por una parte EE.UU. y por la otra la eurozona.
Fuente: VoxEU.
La tabla compara 6 indicadores entre los dos bloques económicos conformados por los estados miembros:
  1. Política Monetaria común. Si en ambos bloques.
  2. Política Fiscal común. Si para EE.UU., no en la eurozona.
  3. Distribución de la carga fiscal. En EE.UU., la Reserva Federal respalda financieramente a los estados. Mientras que en la eurozona sigue sin haber una política fiscal común que permita realizar transferencias automáticas o discrecionales en toda la zona del euro en respuesta a las perturbaciones regionales. Además, la asistencia financiera oficial se presta en forma de préstamos, no de gastos directos (por ejemplo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, establecido en 2012).
  4. Movilidad del mercado laboral. Este punto, llama mucho la atención, por lo siguiente, ya que las cuatro libertades de la UE son la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales a través de las fronteras. Para facilitar la movilidad laboral transfronteriza, existen mecanismos como la coordinación de los regímenes de seguridad social. Sin embargo, la gente es sustancialmente menos móvil en Europa que en los Estados Unidos. Así, por ejemplo, mientras que se estima que el 8% de la población de un estado de los EE.UU. se va después de una disminución del 10% en el empleo, sólo el 2% dejaría el estado miembro de la zona del euro después de una perturbación de tamaño similar (Basso et al. 2019a). Por consiguiente, las perturbaciones dan lugar a una dispersión más amplia y persistente del desempleo en la zona del euro: por ejemplo, la desviación estándar de las tasas de desempleo en los Estados de la zona del euro era tres veces mayor en el punto álgido de la crisis de la zona del euro que en los Estados Unidos en el punto álgido de la crisis de 2007-2009.
  5. Unión bancaria (supervisión, resolución y seguro de depósito). Para la eurozona, existen ciertos mecanismos. Sin embargo, hasta la fecha no existe un sistema común de seguro de depósitos en toda la zona del euro.
  6. Mercado de Capitales integrado. El mercado de capitales de EE.UU. se puede considerado un mercado integrado. Al contrario de los mercados de capital de la eurozona, los cuales siguen estando muy fragmentados, con sólo unos pocos mercados nacionales grandes y líquidos. Además, a diferencia de los Estados Unidos, no hay ningún activo verdaderamente seguro aparte de las reservas del Eurosistema: ni siquiera los países centrales pueden imponer al BCE independiente la obligación de aceptar su deuda soberana como garantía en caso de que su salud fiscal se deteriore. En este entorno, las reglamentaciones y prácticas de la zona del euro -como el tratamiento igualitario de toda la deuda soberana en el cálculo de los requisitos de capital o la diferenciación limitada de los recortes en el marco de garantías del BCE- alientan a los bancos a seguir manteniendo principalmente la deuda de su país de origen como su activo seguro (véase el gráfico que figura a continuación). Este enorme sesgo doméstico sirve para reforzar el "bucle de la fatalidad" que vincula a los bancos con sus soberanos dentro del área del euro, un problema que no existe para los grandes bancos en los Estados Unidos (Cecchetti y Schoenholtz 2014b).
Los autores concluyen, que a pesar de las importantes reformas realizadas en los dos últimos decenios, la zona del euro sigue dividida, tanto en el plano político como en el financiero. Por ello, la eurozona sigue estando por detrás de Estados Unidos en lo que respecta a la distribución del riesgo, la unión bancaria y de los mercados de capitales, y la movilidad laboral. Además, no existe una política fiscal común que proporcione apoyo en respuesta a las crisis regionales. 
Abrazos,
PD1: El evangelio de ayer era sobre el Padrenuestro. Esa bonita oración que nos enseñó el Señor para que rezáramos. El cura dijo que hiciéramos oración con las siete peticiones que incluye, que las meditáramos… Yo me quedo con la primera: Padre Nuestro. Sí, es nuestro padre que nos quiere con locura y que tantas veces nos olvidamos. No, no estamos solos, tenemos un padre que nos quiere y nos mima…