02 junio 2020

¿ha terminado ya el rebote?


Yo creo que sí. No creo que pueda seguir subiendo mucho más a corto plazo. Hay demasiada incertidumbre. Es un mercado que sube exclusivamente por las inyecciones de liquidez de los bancos centrales y quizás estos empiecen a reducir los volúmenes (el BCE ya ha empezado).
Las valoraciones son imposibles, demasiado altas. Pero esto ocurre fundamentalmente en los mercados que más han rebotado: de nuevo las FAANG y TESLA que alcanzó ayer un precio ridículo… Es la moda absurda que acabará por dejar pillados a muchos…
Cualquiera que analice la evolución de las bolsas en los dos últimos meses puede llegar a la conclusión de que, una vez más, los descensos de marzo fueron una corrección coyuntural dentro de un inquebrantable mercado alcista. Tras el referéndum del Brexit, o la corrección de los mercados en el último trimestre de 2018, la economía global continuó creciendo y las bolsas no tardaron en recuperar las caídas previas. En esta ocasión, a pesar de la recuperación de las bolsas, hay motivos para la prudencia.
La economía se enfrenta a un shock no conocido con anterioridad y con enormes incertidumbres. Ahora mismo hacer previsiones económicas es un ejercicio tremendamente complicado en un contexto en el que se ignora si habrá nuevas oleadas, la intensidad de estas, si se producen, cuánto tiempo se tardará en lograr un tratamiento eficaz o una vacuna. El FMI apenas tres semanas después de publicar sus negativas previsiones de finales de abril, anunció la próxima revisión a la baja de las mismas en junio ante la actual "incertidumbre extrema".
La incertidumbre ha llevado a un elevado número de compañías cotizadas, en Europa y en EE.UU., a dejar sin efecto la guía de evolución de ventas y beneficios dadas con anterioridad a los inversores.
Adicionalmente, los datos económicos tanto de EE.UU., con 40 millones de personas solicitando subsidio de desempleo en apenas diez semanas, como de Europa, son poco halagüeños. A pesar de la incertidumbre económica general y de la supresión de guía sobre el beneficio de las empresas, las bolsas han recuperado una parte significativa de las caídas previas. De hecho, el tecnológico Nasdaq se encuentra en positivo en el año y apenas a menos de un 5% de los máximos históricos.
En esta ocasión, a diferencia de la crisis de 2008, las autoridades monetarias y fiscales sí han actuado con celeridad. Los principales bancos centrales del mundo han anunciado que adquirirán activos por un importe cercano a los $6 billones durante este año. Adicionalmente, en la práctica totalidad de los Gobiernos occidentales han anunciado un aumento de la deuda pública para financiar planes fiscales contra los efectos de la pandemia.
Todas estas ayudas, monetarias y fiscales, indudablemente mitigarán los efectos de las pérdidas económicas generadas por el coronavirus, pero difícilmente lograrán que la economía recupere rápidamente la situación en la que estaba a principio de año. Cabe recordar que el crecimiento económico antes de la pandemia se hallaba en clara desaceleración: el comercio mundial cayó en 2019 por primera vez en diez años; Alemania bordeaba la recesión; la Reserva Federal ya había iniciado la senda de bajadas de tipos ante el menor crecimiento del esperado.
Todas las ayudas son bienvenidas y mitigan el daño económico causado por la pandemia. No obstante, el mayor nivel de deuda que suponen muchas de las ayudas limita la capacidad de crecimiento futuro.
En cualquier caso, es evidente que, una vez más, estamos asistiendo a una canalización de flujos hacia las bolsas, independientemente del comportamiento de las cuentas de resultados de las compañías. Las bolsas descuentan un escenario de rápida normalización de la economía y de los beneficios, incluso en esta situación de "incertidumbre extrema", como la define el FMI.
De momento asistimos a mundos paralelosel bursátil, augurando una pronta recuperación y normalidad económica y de los beneficios, como si la pandemia fuera un nuevo "incidente coyuntural"; y el mundo de la economía real, donde, salvo excepciones, las empresas son incapaces de dar previsiones para este año y el que viene, y luchan por gestionar el daño ocasionado por meses de escasa actividad.
corto plazo los flujos mandan. Sin embargo, si los beneficios esperados no se materializan difícilmente se podrán mantener las valoraciones actuales.
Abrazos,
PD1: En EEUU pesa la enorme diferencia de clases que existe. Unos muy “wealthies” y otros completamente en el suelo. Ha habido 41 millones de parados en estas semanas, pasando los empleados desde 156 millones de trabajadores a solo 115 millones. Y eso pasa factura. La espoleta, como sabes, su problema racial de siempre. Ya tienen sus disturbios como tuvimos en Europa los nuestros (en España el lío nacionalista de hace un año, donde mostramos lo peor de nosotros); en China los paraguas…
Es muy triste ver todo esto, pero cuando le llega la miseria a la gente, reacciona con virulencia. Todas esas medidas de ayudar al necesitado, no acaban de llegar, no hay dinero para tanta ayuda que se necesitaría. Por tanto, es un problema de difícil solución. En el primer mes del virus se dio 1000 dólares a cada persona necesitada allí. ¿Qué van a hacer, darle todos los meses otros 1000 dólares más? Lo dudo, no hay dinero suficiente.
Lo que más me impresiona es ver pedir perdón por parte de unos pocos a grupos de alborotadores. Se ponen de rodillas y les piden perdón por todo el maltrato racial de siempre. Eso es lo que habría que hacer siempre: aprender a pedir perdón… Y si encuentran una solución a la miseria, mucho mejor todavía.
¡Qué bonito es tener el coraje de arrodillarnos y pedirle perdón al Señor cuando nos equivocamos!