Muy claro:
El funeral de la globalización lo ofició Trump… y nadie lo vio venir
Mientras China acaba de hacer el movimiento geopolítico de comercio internacional más fuerte del SXXI -se acaba de unir a su peor enemigo que es Japón en alianza con Corea del Sur para que en conjunto, con la ASEAN hagan la región de Comercio libre más poderosa del mundo, Estados Unidos no lanzó un misil, pero detonó una bomba nuclear sobre el comercio global.
No fue en una guerra convencional, sino en una oficina del ala oeste de la Casa Blanca. Con una orden ejecutiva que pasó desapercibida para la mayoría de los medios, Donald Trump no solo mató la globalización: la sepultó con su firma.
El país que promovió la creación de la OMC, que redactó el manual del libre comercio, que convenció al mundo de que producir en Asia era más eficiente, ahora se convierte en el verdugo de ese modelo. La nación que parió al outsourcing, que celebró el "Hecho en China" mientras Wall Street aplaudía, ahora apunta sus cañones a todo lo que no lleve un código postal estadounidense.
Adiós globalización, bienvenido el proteccionismo recíproco
La orden ejecutiva del 2 de abril de 2025 marca un antes y un después. A partir de ahora, Estados Unidos impone aranceles "recíprocos", que igualan los que otros países aplican a sus productos. En teoría, es justicia comercial. En la práctica, es una revolución proteccionista con nombre y apellido: Donald Trump.
Pero el detalle más disruptivo es este: ya no importa dónde se ensamble un producto, sino de dónde provienen sus partes. Si una laptop se arma en México pero usa chips vietnamitas y pantallas chinas, pagará los aranceles de esos países. La regla de oro del comercio –el origen– ha cambiado de manos.
Y ahí está la bomba.
Vietnam (46%) y Camboya (49%), los dos refugios preferidos de las empresas que abandonaron China, ahora están bajo fuego directo. El mensaje es brutal: si fabricas fuera de EE.UU., lo vas a pagar. Caro. No hay para dónde correr. Y eso tiene un solo propósito: traer de vuelta las fábricas a América.
Estados Unidos: de campeón del libre comercio a adicto al subsidio nacionalista
Durante décadas, EE.UU. nos dijo que el libre comercio era el camino. Que la eficiencia estaba en la deslocalización. Que lo racional era producir donde fuera más barato. Hoy, bajo Trump, se ha convertido en lo opuesto a lo que predicó.
Ahora es un país que ya no compite: impone.
No seduce: castiga.
No lidera: bloquea.
Estados Unidos se ha vuelto adicto a tres drogas:
1. Aranceles punitivos, disfrazados de reciprocidad.
2. Subsidios multimillonarios, como el CHIPS Act y la IRA (Inflation Reduction Act), que inflan artificialmente la producción local.
3. Cuotas normativas y trabas regulatorias que hacen imposible competir desde fuera.
Este no es un modelo competitivo. Es un modelo defensivo, frágil, que ignora la lógica de las cadenas globales de valor. ¿El resultado? Una economía cada vez más cara, menos eficiente y más inflada por políticas artificiales. Una burbuja industrial nacionalista.
¿Y México? La línea más delgada de esta guerra comercial
México está justo en la grieta entre dos paradigmas. Por un lado, el 51% de nuestras exportaciones siguen cubiertas por el TMEC. Por otro, el 49% restante –las que usan insumos asiáticos– serán aranceladas con mano dura.
Una televisión hecha en Tijuana con componentes de Corea y circuitos chinos ya no es "mexicana" ante los ojos de la aduana de EE.UU. Es un producto global que será tratado como foráneo.
Estamos frente al fin de un modelo. Si México sigue apostando a ser una maquila de piezas importadas, su posición estratégica desaparecerá. Seremos ensambladores caros de productos penalizados.
¿Qué viene? Tres escenarios y un llamado urgente
1. El regreso del bloque norteamericano
México tiene dos opciones: seguir buscando piezas baratas en Asia o convertirse en el eje de una nueva industrialización norteamericana. Ya no basta con tener un tratado: hay que tener estrategia. México debe alinear sus políticas con Estados Unidos y Canadá para construir cadenas productivas regionales resistentes, rápidas y seguras. No se trata de seguir, sino de liderar.
2. Un nuevo tipo de nearshoring
El nearshoring no puede ser solo geográfico. Debe ser tecnológico, regulatorio, fiscal y estratégico. No es suficiente atraer fábricas si seguimos importando los componentes clave. El juego cambió: ahora importa más de dónde viene el chip que dónde se atornilla el tornillo.
3. Un nuevo paradigma industrial mexicano
México debe dejar de ser el patio trasero de la manufactura global y convertirse en el taller de la innovación regional. Para eso, necesita invertir en ciencia, formar técnicos de élite, producir motores, chips, sensores, baterías. La política industrial no puede ser un powerpoint sexenal, sino un compromiso de Estado.
Final trepidante: el nuevo juego no es global, es geopolítico
La globalización murió sin funeral. Y Trump fue su sepulturero. En vez de alianzas, hay trincheras. En vez de integración, hay desconexión.
El mundo ya no se divide entre economías abiertas y cerradas, sino entre regiones con visión estratégica y países atrapados en modelos viejos. Estados Unidos ya escogió: quiere jugar solo. Pero quien se aísla, se encarece. Y quien solo se protege, nunca crece.
México tiene una ventana histórica para reposicionarse. No como seguidor, sino como pivote. No como ensamblador, sino como creador. No como maquilador, sino como socio indispensable.
Pero para lograrlo necesita más que discursos. Necesita una política industrial que entienda las nuevas reglas del juego: si el origen manda, que el origen sea mexicano. Si la integración es castigo, que la innovación sea ventaja.
Porque los países que no entienden las nuevas reglas… no tendrán lugar en el nuevo tablero.
y mientras todo esto sucede, mientras Estados Unidos busca reindustrializarse, China está construyendo una nueva civilización postcapitalista.
Un ejemplo de los aranceles: NIKE
Nike shares, $NKE, extend decline to -14% on the day falling to the lowest level since October 2017.
Nike has over 530,000 employees in Vietnam which was just tariffed 46% by the US.
This is a nightmare situation for Nike.
¿Qué van a hacer ahora, montar las fábricas en los EEUU? Tardarían años en volver a producir, con un coste laboral distinto. Tendrán que subir los precios de sus zapatillas, y no se las comprarán. ¿Venderlas en otros sitios? Ya lo han intentado ya… Es muy complicado y muchas otras empresas americanas hacen lo mismo. Ayer cayeron más las que más producen sus componentes fuera…
Tendrán más inflación. Y ese movimiento de bajada de rentabilidades de los bonos es ilusorio. Tendrán que acabar subiendo los tipos otra vez.
Y los demás países no deben reaccionar con aranceles contra EEUU ya que se meterían en nueva inflación, salvo China que no tiene inflación que algo hará. Pero sobre todo, se venderá a otros países y no se venderá a EEUU que se quedará más aislada del resto del mundo y crecerá menos…
Abrazos,
PD: "El cristianismo hace al ser humano más humano" - Juan Luis Lorda
Hay que aprovechar los medios de comunicación porque está a nuestro alcance conseguir una presencia cristiana importante.
https://www.primeroscristianos.com/el-cristianismo-mas-humano/