VidaCaixa tiene un blog que van colgando cosas interesantes:
La Guía Optimista de 2017 ha sido escrita por Alfonso Alcántara, creador de Yoriento.com, conferenciante de empresa y motivación, orientador coach de profesionales y directivos y autor de @SuperDirectivo y de @LibroSuperpro (Editorial Alienta, del Grupo Planeta)
La humanidad en su conjunto progresa en riqueza, salud, educación, longevidad y empleo, y cada minuto que estás leyendo este artículo cien personas están saliendo de la pobreza. Nunca el mundo mejoró así de rápido. Y en 2017 parece que las cosas seguirán mejorando, hay razones para el optimismo.
He querido iniciar esta Guía Optimista de 2017 para profesionales y directivos desde un escenario positivo para hacerte esta pregunta: ¿qué vas a hacer para que este año que comienza sea un gran año para ti? Pero también mirando hacia adelante: ¿qué vas a hacer hoy para que tu vida del futuro sea también la que quieres?
Para empezar a mejorar tenemos que partir de tu situación personal y profesional y de los objetivos que te propones: ¿qué quieres conseguir? ¿Con cuáles de estas metas te identificas?
1-Reinvención. Consideras que ha llegado el momento de un cambio, estás pensando en reinventar tu vida profesional.
2-Retos. Eres un directivo o un profesional con proyección que desea asumir nuevos retos.
3-Especialización. Te planteas especializarte, encontrar nuevas vocaciones y caminos profesionales.
4-Carrera. Tu objetivo es crecer y dar un impulso a tu carrera en la empresa en la que trabajas.
5-Equilibrio. El estilo de vida que quieres no se ajusta a tu desempeño profesional cotidiano y buscas el equilibrio personal y laboral.
6-Empleos. Buscas nuevas oportunidades profesionales.
7-Emprendimiento. Te planteas la posibilidad de emprender y convertir en negocio lo que sabes hacer.
8-Motivación. Has decidido crear o buscar mayor motivación y satisfacción en tu actividad profesional.
La Guía Optimista de 2017 te ofrece 16 consejos prácticos sobre estilo de vida, cambio positivo, motivación, productividad, marca personal y desarrollo de la carrera, para ayudarte a conseguir los retos que te propones en el nuevo año. ¿Cuál vas a empezar a aplicar ahora mismo?
1. ESTILO DE VIDA. ¿Quieres “ser feliz” o quieres vivir de forma feliz?
El éxito es la consecución de los objetivos que te propones.
No hay mejores metas ni mejores estilos de vida, sólo las metas y los estilos que TÚ eliges.
Una persona con una vida profesional satisfactoria no es necesariamente la más cualificada ni la que obtiene más ingresos, es aquella que se toma su vida profesional como algo personal, que trabaja para vivir bien y que no sólo vive para trabajar.
No te preguntes “cómo quiero que sea mi vida”, pregúntate mejor “qué quiero hacer cada día”.
El actor Billy Bob Thornton reveló hace unos años que dejó a Angelina Jolie para ver la tele. Al parecer, la razón de su divorcio con la actriz no fueron sus infidelidades, como se especuló, sino razones más existenciales. Ella quería salvar el mundo y él quedarse en casa viendo la televisión. La pareja se separó sólo tres años después de su enlace por diferencias irreconciliables:
–Nunca la engañé. Teníamos una gran relación, nos amábamos, pero teníamos proyectos vitales diferentes.
¿Qué quieres hacer cada día en 2017 para convertirlo en un buen año?
2. CAMBIO. Cambiar es inevitable, mejorar es una decisión
Antes de cambiar, decide qué no debe cambiar.
Intentar ‘cambiarlo todo’ supone un esfuerzo muy grande, que además puede ser infructuoso, ya que si se produce alguna mejora no sabrás a qué se debió.
Si quieres mejorar tu vida personal o profesional de una “forma científica” introduce pequeños cambios, uno a uno, para ver qué efectos tienen cada uno de esos intentos. Te sorprenderá comprobar que tu vida puede mejorar mucho tocando sólo una tecla. Y si no ha mejorado, habrás invertido poco tiempo y esfuerzo y podrás probar de nuevo tocando otra tecla.
Si quieres introducir el deporte en tu vida, por ejemplo, podrías empezar sólo con un paseo diario de 10 minutos, a ver qué pasa.
Si eres un/a directivo/a que quieres mejorar la motivación en tu empresa, da pequeños pasos. Por ejemplo, empieza aplicando un sistema sencillo para conocer la opinión de tus profesionales.
“La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener.” Antoine de Saint-Exupéry
3. METAS. Mejor un objetivo malo que ninguno
Un objetivo no es lo que decides hacer, un objetivo es aquello a lo que dedicas tiempo.
Muchas personas no están satisfechas con su vida profesional diaria y declaran que ‘quieren cambiar’. Sin embargo, la mayoría no hace nada al respecto porque dicen no tener tiempo debido a las obligaciones impuestas por su estilo de vida y su desempeño laboral actuales. ¿Cómo puedes diferenciar la falta de recursos de la falta de verdadera motivación para abordar un objetivo?
Hazte esta pregunta: si tuvieras 5 minutos, ¿qué harías con ellos?
Definir metas concretas es motivador porque te ofrece referencias propias y ajenas para conocer la eficacia de los pasos que das. Si no sabes qué quieres, tu primer objetivo es saber qué quieres. Si hubieras empezado a aprender chino hace 10 años con una dedicación de 5 minutos al día, ya habrías estudiado 18.250 minutos, 304 horas o ¡38 días completos!, considerando que un día tiene 8 horas de trabajo.
Este tipo de planteamientos sugieren alternativas para organizar la vida profesional de forma provechosa, aunque también son algo tramposos porque esos 5 minutos que no hemos dedicado al chino tal vez hayan sido invertidos en otras actividades y objetivos también provechosos. Además, para alcanzar un mínimo de concentración, las sesiones de estudio deberían incluir períodos más largos.
En todo caso, la ventaja de estas propuestas teóricas es que nos invitan a pensar en alternativas, en lo que queremos, y no sólo en lo que supuestamente no podemos. También nos ayudan a decidir y a hacernos conscientes sobre nuestras prioridades: ¿esos 5 minutos que dedico a escuchar música debería dedicarlos a aprender chino?
Decide qué quieres conseguir, no qué quieres evitar.
–¿A dónde vas?
–A donde me lleve el viento.
–Ya. Pero, y si no soplara el viento, ¿adónde irías?
Existen dos tipos de profesionales: aquellos que persiguen lo que quieren y aquellos que sólo evitan lo que no quieren. No valores las alternativas sólo porque excluyan aspectos que te disgustan, céntrate en encontrar lo que te motiva. No te preguntes lo que no quieres, pregúntate lo que quieres.
Seis ideas sencillas para alcanzar tus metas
Cada objetivo es único.
Cada objetivo es único, cada meta es diferente y requiere su propio ‘itinerario’, su propio plan de consecución. Tener varios objetivos implica andar varios caminos; no podrás recorrerlos a la vez con la misma intensidad.
Empieza ahora.
Emprende la acción de inmediato. Ley del esfuerzo decreciente: cuanto más tiempo transcurra antes de que actúes, menores serán las probabilidades de que des el paso. Haz algo para que la bola siga rodando.
Visibiliza tu reto.
Mantén tus objetivos siempre presentes y fáciles de supervisar con las herramientas que consideres adecuadas. Registra tus objetivos y anota su evolución.
Evalúa y adáptate.
El plan debe ser tu referencia hasta que lo cambies o hasta que cambies de objetivo. ¿Tienes dudas u objeciones importantes sobre la posibilidad de dar este paso? ¿Deberías abandonar este objetivo y/o plantearte otro? Supervisa y registra tus avances y retrocesos. No esperes que el plan funcione o falle, analiza continuamente cómo adaptarlo para que funcione.
Temporiza.
Especifica plazos provisionales y revísalos. Establecer tiempos para la consecución de un objetivo y de sus avances tampoco es una obligación, es otra referencia motivadora. Al igual que el propio objetivo, puedes cambiar el plazo de consecución, pero si lo haces, debes decidirlo con criterios claros y de forma justificada.
Proyecta: convierte deseos en planes.
Planificar es convertir objetivos en proyectos. ¿Qué pasos profesionales puedo dar para conseguir lo que quiero? Un proyecto responde a esta pregunta, ya que diseñar proyectos ayuda a indagar y preparar una línea o reto profesionales.
Cuando preguntas a alguien dónde piensa pasar sus vacaciones, su respuesta tiene un nombre: se llama ‘plan’. Si te tomas tus objetivos tan ‘seriamente’ como las vacaciones, puede que conviertas tu vida entera en unas vacaciones.
Ocho preguntas para definir mejor tus objetivos
Todos definimos objetivos, pero las personas que lo hacen de forma sistemática tienen más posibilidades de alcanzarlos. Los modelos y procedimientos “profesionales” para el establecimiento de objetivos provienen de la psicología conductual, que se basa en la definición operativa y observable de los factores implicados en el cambio.
Si has decidido definir mejor lo que quieres conseguir en la vida, hazte estas ocho preguntas.
¿Qué quieres?
¿Tienes claro tu objetivo? Especifica lo que quieres, no lo que no quieres; describe lo que persigues, no lo que evitas.
¿Te motiva lo suficiente?
Elige un objetivo que te exija lo suficiente, retador pero no imposible. Si una meta no te motiva, antes de buscar otra, tal vez puedas intentar hacerla más exigente.
Valora lo que vas a logras al alcanzar tu objetivo: ¿supone un avance importante? ¿Hay otros objetivos más importantes que compitan con él?
Si tienes alguna duda sobre ese interés, podrías analizar mejor la situación o podrías buscar otro objetivo que te motive más.
La importancia de la motivación a la hora de buscar retos la resume muy bien Jonathan Kozol:
“Elige batallas que sean lo bastante grandes para tener importancia, pero lo bastante pequeñas para poder ganarlas”.
¿Cómo cambiará el objetivo tu vida a corto y largo plazo?
¿A quién más afectará? Visualiza cómo influiría la consecución de la meta en tus hábitos cotidianos, tus relaciones y tu vida profesional y personal.
Busca el apoyo de aquellas personas que se beneficiarían de que alcanzaras el objetivo de forma positiva y prevé los problemas que podrían causar las personas a quien no les gustaría que lo consiguieras.
¿Tu objetivo es alcanzable y manejable?
Define una meta de dificultad y temporalización que te resulte asequible. Si tienes dudas sobre las posibilidades de lograr ese objetivo, tal vez debas dividirla en otras más pequeñas o intermedias. O tal vez debas cambiar de meta.
¿Lo podrás hacer tú sólo o necesitarás apoyos?
Elige retos que estén bajo tu control actual o potencial, con o sin ayuda. Si vas a requerir apoyo, debes considerar la búsqueda de ese apoyo como parte del plan. Cuanto más depende de ti un objetivo y menos de lo que tienen que hacer otras personas, será más motivador y alcanzable.
No puedes obligar a que te quieran, pero puedes esforzarte para que lo hagan.
¿Qué vas a hacer primero, qué pasos vas a empezar a dar?
Planea, describe y prepara bien los primeros pasos. Los logros y avances iniciales son importantes para aumentar la probabilidad de éxito del plan.
¿Cómo puedes empezar a cambiar? Haz una lista de las cosas que tienes que hacer para conseguirlo y descomponlas en pasos y tareas pequeñas.
¿Cómo sabrás que alcanzaste el objetivo?
Especifica un objetivo cuya consecución puedas reconocer, medir y verificar, de modo que te permita saber cuándo lo has conseguido.
¿Cuentas con los recursos suficientes?
Debes recabar los recursos iniciales para impulsar el plan y también aquellos que permitan mantener su desarrollo y finalización.
Valora tus propias competencias, conocimiento, experiencia y contactos como parte de esos recursos.
¿“Esperas” que tu vida mejore o persigues metas concretas? No esperes oportunidades, define y persigue las que te interesan de verdad.
4. TALENTO. No aprendas profesiones, aprende a ser profesional
La vocación no se espera, la vocación se construye. En la vida nos puede interesar casi todo si le damos una oportunidad.
“Sabemos poco de cualquier cosa, así que podemos dirigirnos hacia donde queramos”. Esta idea del Nobel de Medicina Francis Crick expresa el hecho de que cualquier materia o contenido puede convertirse en un objetivo o vocación profesional. La sociedad del conocimiento tiene dos características: podemos aprender lo que queramos con el coste más bajo de la historia y todo está por descubrir, siempre.
La leyenda urbana de que cada uno de nosotros tenemos una supuesta vocación a la que hemos de seguir cual canto de sirenas, es un bulo como el de la media naranja. Lo importante siempre es el zumo. Y hay muchas formas de exprimirlo. Nos puede gustar casi cualquier cosa si le dedicamos el tiempo y el cariño necesarios.
El objetivo de un profesional no es mantener un empleo sino mantenerse empleable.
Dice el emprendedor @marcvidal, refiriéndose a tomar la iniciativa, que lo esencial no es el avión, lo esencial es volar. No se trata tanto de aprender profesiones como de aprender a ser profesional.
Jacques Delors, histórico expresidente de la Comisión Europea, dijo en 1996 que el 80% de las profesiones que existirían al cabo de 10 años no las conocía en ese momento. En 2015 casi no podemos asegurar cuáles serán las que existirán dentro de un par de años, ¿verdad?
Ya no se puede vivir sin aprender toda la vida.
Especialízate y sé difícil de reemplazar. Descubre lo que se te da bien y dedícale más tiempo.
Hazte fuerte en una competencia, en un tema, en un sector, en una aplicación o herramienta. Muchas vocaciones ‘surgen’ con la especialización: cuanto más sabes de algo, más te gusta.
Polivalencia es la capacidad para especializarse pronto, ser polivalente no es lo contrario de estar especializado. Las habilidades transversales nos permiten aprender nuevas profesiones con más facilidad y conectar unos sectores con otros. La especialización garantiza la prestación de servicios o elaboración de productos específicos.
El mejor profesional no es el que acredita mucha experiencia sino el que demuestra que ha aprendido más.
5. MARCA-PRESENTACIÓN. Cuanto más tardes en definirte, más tardarán en encontrarte
Construye o potencia en 2017 tu marca personal.
Presenta tus servicios y habilidades profesionales de una forma efectiva para llegar a los empleadores, clientes y profesionales que te interesan. Las entrevistas de trabajo o entrevistas con clientes también son formas de presentación profesional que representan tu marca.
Si no te gusta lo que recibes, analiza lo que emites.
A veces lo que quieres ser, lo que los demás ven y lo que quieres vender no están bien ajustados. Desarrolla una reputación profesional coherente con la marca que has definido o adapta tu marca a la reputación profesional que tienes.
Si, por ejemplo, tu marca es la prestación de consultoría financiera para emprendedores pero tu dedicación principal es la impartición de cursos, tal vez sea más coherente para tu carrera profesional reinventar tu marca o crear una nueva para tu verdadera actividad: la formación. De esta forma te sentirás más valorado en tu ámbito y podrás captar más clientes potenciales.
Definirse no es ponerse límites, es decirle al mundo lo que puede esperar de ti.
Para ser profesional también tienes que ser profesional en parecerlo. Y la forma natural de generar esa reputación es especializarse, es decir, crear un espacio profesional propio para conseguir posicionarte como tú quieres en la mente de los clientes que te interesan.
Si no eres especialista en algo, no eres profesional en nada. Es mejor crear varias marcas pequeñas y específicas que una grande y genérica.
Si estás buscando mejores oportunidades, recuerda que el mejor currículum es una prueba de tu profesionalidad compartida en la Red y que cualquier conversación en las redes puede ser una entrevista de trabajo.
Seis pasos para crear o potenciar tu marca
Si quieres crear tu marca, ponle nombre y apellidos.
El nombre principal de tu marca, pongamos “consultor”, siempre requería uno o varios apellidos: consultor especializado en, consultor de proyectos sobre, consultor en… interesado por…
¿Tú que vendes? ¿Cuál es el dominio de tu marca?
Ten en cuenta al elegir el nombre de tu marca y de tus servicios que deberás también encontrar los nombres de sus URL o direcciones web, así como los de las cuentas en las redes sociales. Compra los dominios relacionados con tus marcas y registra esos nombres en TODAS las redes sociales. En caso de duda es mejor perder una pequeña inversión que arrepentirse de no haberla hecho.
Luego elige las etiquetas.
Las descripciones, historias y frases dan fuerza y contenido a tu marca profesional, pero son las etiquetas las que te ayudarán a posicionarte en la Red y en la mente de tus clientes para facilitarles que te encuentren. Si tuvieras que elegir tres etiquetas para representarte, ¿cuáles serían? En mi caso serían conferenciante de empresa y motivación, y orientador coach de profesionales y directivos.
Convierte tu marca en un relato.
No digas que arreglas tuberías, di mejor que creas hogar. Convertir tu marca en una historia y una historia en tu marca es la mejor forma de comunicar para ser recordado y posicionarse. Para vender, contar por qué se vende; para mostrar productos y servicios, relatar cómo cambiarán la vida de sus compradores.
Inspírate en las marcas de tus referentes.
No te compares con los que tienen más followers en las redes, sino con los profesionales de tu sector que tienen más influencia y relevancia. Defínete y preséntate en las redes sociales como lo hacen los profesionales a los que quieres parecerte, para ser encontrado y valorado como ellos.
Sé breve, nadie tiene tiempo.
En una conversación de ascensor (elevator pitch) deberías poder explicar qué sabes hacer. Prepara presentaciones profesionales en diversos formatos (texto, slides, vídeo, audio) y estilos que puedas usar en las redes sociales y en el cara a cara en función de cada contexto. Si no sabes decir quién eres y qué haces, los demás no sabrán quién eres ni qué haces. Tan simple como evidente. Mejora continuamente tus presentaciones para sentirte más cómodo con ellas y para que sean más eficaces en función de tu situación profesional actual.
Enfoca tu marca: si eres un profesional “en general”, no te elegirán a ti en particular.
6. EXPECTATIVAS. Sobrestimar el éxito conduce al fracaso; prepararse para el fracaso conduce al éxito
“Creímos que íbamos a cambiar el mundo y casi no podemos cambiar ni de compañía de móvil”. @Forges
La idea de que ser ambicioso conduce a grandes conquistas se contrarresta mediante la idea de que desear demasiado favorece la infelicidad.
El “si quieres, puedes” está muy condicionado por el número de oportunidades disponibles y por el perfil de los competidores. Muchas veces, aunque quieras y te prepares mucho, no podrás conseguir lo que pretendías. Las expectativas optimistas sobre la búsqueda de empleo o la creación de un negocio dependen especialmente de la habilidad de sus protagonistas para superar los obstáculos implicados.
El mejor pensamiento positivo es el comportamiento positivo.
Ser positivo tiene más que ver con ‘comportarse positivamente’ que con limitarse a ‘pensar bien’. Podemos sentirnos mal y hacer nuestros “deberes” y, al contrario, sentirnos bien y desatender nuestras obligaciones. Las emociones influyen menos en nuestra vida de lo que pensamos.
Por ejemplo, las buenas expectativas sobre el futuro de una relación de pareja dependen sobre todo de las competencias cotidianas de los integrantes de la pareja para confirmarlas y no tanto de su optimismo sobre su relación.
Ser optimista no mejora por sí sólo las cosas e incluso puede ser perjudicial, por la frustración que puede implicar no conseguir lo que se espera.
Es mejor ser pesimista en estimar el éxito, ya que te obliga a prepararte de forma más exhaustiva.
Las personas que fracasaron intentando montar su negocio, cuando analizan el proceso en retrospectiva, tienden a evaluar que sus probabilidades de éxito eran menores que las que valoraron cuando empezaron el proyecto. Somos optimistas al inicio pero realistas al final. ¡Qué remedio!
Tras una mala experiencia personal o profesional, a toro pasado tendemos a pensar “pero cómo me embarqué en esa aventura, si estaba claro que no iba a salir bien”. Y al contrario, cuando alcanzamos un logro, cuando echamos la vista atrás, sobrevaloramos la seguridad que teníamos de que el proyecto saliera bien, nos venimos arriba.
En 2017, date un margen mayor de posible fracaso y busca asesoramiento para ajustar tus expectativas a las condiciones reales.
7. COHERENCIA. Decide qué es lo importante e intenta organizar tu vida para ser consecuente con esa decisión
Tus valores no son lo que dices, son lo que haces.
Según datos de Kantar Media, los españoles vimos la tele casi cuatro horas de media al día (234 minutos) durante 2015.
¿Qué podríamos hacer con ese tiempo si lo dedicáramos en gran parte a nuestros objetivos en 2017?
Alinea vida y valores: si la familia es “lo primero”, haz que lo sea.
¿Cuántos padres, directivos, empresarios, empleados y profesionales autónomos declaran que “su familia es lo primero” y, sin embargo, dedican al ámbito profesional casi toda la jornada y gran parte del fin de semana?
No hay caminos buenos o malos, sino decisiones incoherentes que nos perjudican a nosotros y a quienes nos rodean.
Alinea tus valores con la manera en que vives o cambia la vida para alinearla con tus valores. ¿Qué va a ser? Si trabajar es una parte muy importante en tu estilo de vida, no te engañes ni engañes a tus personas queridas, para que éstas puedan ajustar sus expectativas.
Pregúntate qué te gustaría hacer más de lo que ya te gusta hacer ahora.
8. ACTITUD. No pidas a los demás que mejoren su actitud, diles qué tienen que hacer para mejorar
Es más fácil que la vida te cambie la actitud que la actitud te cambie la vida.
Si quieres mejorar tu actitud, cambia tu comportamiento.
Cuando el jefe Peláez le dice al empleado Fernández “no me gusta su actitud, no se está tomando las cosas en serio ni se esfuerza lo suficiente”, le traslada una crítica pero no una propuesta con indicaciones de mejora. Estas generalidades conseguirán desanimar al trabajador, pero no mejorarán su comportamiento.
Será más efectivo si Peláez le comunica su sugerencia de esta otra forma:
–Cuando llegas al trabajo no te pones inmediatamente con las tareas previstas y eso retrasa al equipo. ¿Qué te parece si revisaras tus asignaciones en la intranet en cuanto llegues a la oficina a las 9.00 h y las gestionaras antes de las 9.30 h? Ya verás cómo este pequeño cambio aumentaría la productividad gracias a ti.
Si los días laborables te levantas más temprano para hacer deporte o estudiar inglés durante una hora antes de acudir a la oficina, los demás pensarán de ti que tienes una “actitud de mejora profesional”. Pero más que tu actitud, organizar mejor tu vida cotidiana será lo que generará los cambios reales en tu vida.
Si quieres cambiar de actitud, céntrate en lo que tienes que hacer para generar la actitud que quieres.
9. OCÚPATE. Hacer lleva a hacer más, no hacer lleva a hacer menos
Si haces algo, puede pasar algo; si no haces nada, pasará o no, pero aprenderás poco.
Un empleador entrevistaba a una persona muy joven como candidata para un puesto de reponedor en una cadena de supermercados.
–Los primeros 6 meses te pagaremos como aprendiz y luego te subiremos el sueldo.
–Vale. Entonces ya volveré dentro de 6 meses.
Aunque ya has visto que el caso no es real, que se trata de un chiste, ¿crees que este potencial aprendiz se está equivocando? Tal vez no sea el empleo de su vida, pero mientras aprende y aprovecha esta experiencia podría seguir buscando alternativas profesionales. Siempre es más productivo mantenerse ocupado.
Si quieres encontrar mejores oportunidades en el mercado de trabajo, hazlo desde dentro.
10. PRUEBA. En caso de duda, avanza y da el siguiente pequeño paso
¿Cómo puedes pasar a la acción y avanzar? Elige una tarea sencilla que no requiera esfuerzo y te ponga en movimiento con dirección a tu objetivo.
Si quieres empezar a hacer deporte pero nunca has hecho ejercicio, seguramente un buen primer paso sería dedicar un día a comprar ropa deportiva en un centro comercial. El segundo podrías darlo al día siguiente: enfundarte el chándal para ver la tele en el sofá. ¿O es que pensabas correr el Maratón de Nueva York de un día para otro?
Cuidado, porque tendemos a considerar imposibles los cambios para pasar a minusvalorar los logros alcanzados, por pequeños que parezcan.
Dar estos dos primeros pasos, comprar y acostumbrarte a usar ropa de deporte, es un avance muy importante porque NUNCA lo has hecho. Tal vez el tercer día sea el adecuado para darte un paseo de 5 minutos por tu calle, aprovechando que debes bajar la basura.
En @Yoriento, mi cuenta en Twitter, cuento actualmente con más de 120.000 contactos. En los últimos 10 años he dedicado mucho tiempo y esfuerzo a sacar partido profesional a esta red social, pero mis inicios fueron titubeantes porque dudaba de su utilidad y no encontraba conocidos o profesionales de referencia entre sus usuarios.
Me lo pensé tanto que, tras darme de alta en 2007, pasaron seis meses antes de publicar mi primer tuit, el 6 de enero de 2008: “Un día de Reyes comienzo con Twitter, sin convencimiento pero con cierta curiosidad. Truquillos y recomendaciones serán bienvenidos. :-)”.
El 22 de enero de 2008 publiqué un segundo tuit que todavía mostraba más dudas y en el que decía: “Elucubrando artículo. No acabo de pillarle el punto al Twitter, todo se andará…”.
¿Moraleja? Dar pasos, aun sin convicción, es el camino para mejorar, especialmente cuando el riesgo y la inversión requeridos son muy bajos y hay poco que perder.
¿De dónde sacar motivación cuando no se tiene? De los pasos pequeños, que no necesitan fuerza y llevan a los grandes.
11. HÁBITOS. No luches contra tus malos hábitos, crea otros nuevos para sustituirlos
Los hábitos son el piloto automático de la vida profesional.
La motivación inicia los cambios, pero es el hábito el que los consolida. Aun así, los nuevos hábitos que queremos implantar tienen una dura competencia: nuestra vida cotidiana no les deja.
–Padre, ¿puedo fumar mientras estoy orando?
–Eso sería un sacrilegio a los ojos de Dios, hijo mío.
–Padre, ¿y puedo orar mientras fumo?
–Eso sería honrar al Altísimo.
Si quieres dejar de fumar, en lugar de pelearte diariamente contra el mal hábito, será mejor idea crear hábitos nuevos saludables que no estén relacionados con el tabaquismo y que lo van a ir arrinconando gradualmente. En lugar de tomar medidas excepcionales contra la adicción, convierte en cotidianas las costumbres que hacen incompatible el tabaco, como el deporte o las relaciones con personas y ambientes no fumadores.
Si quieres dedicar tiempo al inglés, no te prohíbas ver la tele, a la que dedicas gran parte del día. Empieza a ver películas y series en versión original con subtítulos en español. Luego poco a poco introduce también los subtítulos en inglés.
Terminar lo que empiezas es el mejor motivador.
Intenta terminar lo que empiezas, ya que abandonar es un hábito difícil de abandonar. Pon en marcha ahora sólo los cambios con posibilidades de éxito, ponlos en marcha uno a uno. Si siempre te ha costado mucho el aprendizaje de idiomas y llevas 10 años sin meterle mano, tal vez deberías iniciar y conseguir antes otro más asequible. Los éxitos y avances en cada meta te motivarán a afrontar nuevos retos.
Si cada intento de cambio que emprendes acaba en abandono por la elección de un objetivo demasiado exigente o por abarcar varios proyectos a la vez, cada vez te sentirás menos motivado y más desanimado para emprender los siguientes.
Elige implantar primero los cambios en tu vida que tengan verdaderas posibilidades de asentarse.
12. DEDICACIÓN. Concédete el plazo necesario para alcanzar tu objetivo
Si estás avanzando, dale a tu objetivo el tiempo que requiera, a menos que decidas que ya no es tu objetivo.
¿Cualquier cosa es posible si le dedicas el tiempo necesario?
En lugar de hinchar nuestras expectativas y hacer brindis al sol sobre lo que podemos o no alcanzar, es mejor hablar de plazos y de dedicación.
Pregúntate: ¿qué estoy dispuesto a hacer y a invertir para alcanzar un objetivo?
La regla de las 10.000 horas. El periodista Malcolm Gladwell hizo popular gracias a su libro Outliers esta ‘regla de las 10.000 horas’, el tiempo supuestamente requerido para que una persona se convierta en especialista en una determinada materia o competencia.
Siguiendo esta regla, ¿cuánto tiempo tardaremos en dedicar 10.000 horas a nuestro objetivo?
3 años x 365 días = 1.095 días x 9,13 horas/día
5 años x 365 días = 1.825 días x 5,48 horas/día
10 años x 365 días = 3.650 días x 2,73 horas/día
20 años x 365 días = 7.300 días x 1,37 horas/día
En todo caso, si decidiéramos reinventar nuestra trayectoria, una alta dedicación no será suficiente para convertirnos en buenos profesionales. Hay que tener en cuenta nuestros intereses y capacidades iniciales, el nivel de focalización sobre unas competencias determinadas y la selección de recursos y experiencias de aprendizaje.
En la consecución de objetivos profesionales hay muchos más factores implicados que la mera dedicación que exija cada sector, ocupación o perfil profesional. Pero la dedicación será necesaria.
La regla de las 10.000 horas pone cifras al cambio, haciéndolo más motivador y más fácil de afrontar y evaluar.
Haz sitio en tu vida a un objetivo o haz que un objetivo sea tu vida.
Existen dos formas de gestionar tu vida personal y profesional para dedicar tiempo a alcanzar tus objetivos: al máximo y a lo que se puede.
Puedes hacer que tu proyecto sea tu vida con una dedicación casi total.
No se trata de encontrar tiempo adaptando tu vida actual para perseguir tus objetivos, sino de que la persecución de tus metas debe obligar a tu vida a adaptarse de forma gradual. Esta estrategia sólo es posible cuando cuentas con recursos económicos suficientes para dedicar tiempo y energía a tu proyecto de forma significativa.
O puedes hacer sitio en tu vida a tu proyecto con una dedicación discrecional.
Empieza dedicando a tu proyecto el tiempo mínimo diario disponible y comprobarás que la efectividad de esa dedicación es muy alta: cuanto menos tiempo tienes para realizar algo concreto, más suele ser su aprovechamiento.
Por ejemplo, iniciar un emprendimiento como empresario o como autónomo podría requerir una dedicación total desde su inicio o tal vez pueda ser compatibilizado con el desempeño de otras obligaciones, como un trabajo por cuenta ajena o la realización de actividades formativas.
Cada proyecto o reto requerirá planes, métodos y dedicaciones diferentes según tu motivación, tu situación personal y tu perfil profesional. Tú decides.
13. PERSEVERANCIA. Inténtalo lo suficiente: a veces sólo es cuestión de insistir
Un admirador halagó al guitarrista Andrés Segovia:
–Maestro, daría mi vida por tocar como usted.
El guitarrista le contestó:
–Ése fue el precio que pagué.
La perseverancia gana a la inteligencia.
Si bien no a todos los profesionales que trabajan mucho les va muy bien, a aquellos a quienes les va bien es porque suelen trabajar mucho.
Parafraseando al dramaturgo alemán Bertolt Brecht, podría decirse que hay personas que son buenas porque luchan un día y hay personas muy buenas porque son capaces de luchar muchos años, pero las personas que luchan toda la vida son las “imprescindibles”.
El psicólogo Lewis Terman concluyó, en un estudio clásico de 1921 en la Universidad de Stanford, que el éxito en la vida tenía que ver más con definir objetivos y perseverar en su consecución que con la propia inteligencia de las personas.
Parece que se puede llegar muy lejos sin necesidad de ser muy listo.
Prevé los motivos que pueden hacerte abandonar.
Las cinco razones por las que dejamos de perseguir o desistimos de nuestros objetivos son:
1. Avances insuficientes.
Necesitamos obtener algún logro de vez en cuando que nos permita continuar en la carrera. La falta de resultados o los resultados negativos son el principal motivo de abandono. Y con razón. Si estamos poniendo casi todo de nuestra parte y tenemos datos claros de que la cosa no va, hay que rendirse a la evidencia.
2. Planificación deficiente.
Un mal método puede acabar con la mejor de las intenciones: ir demasiado deprisa o demasiado lento, no controlar las expectativas, no obtener los recursos necesarios…
3. Motivación débil.
El objetivo no es tan motivador como queremos creer y la dedicación y el esfuerzo no son suficientes.
4. Falta de soporte social.
Las críticas y la falta de apoyo tienden a debilitar cualquier proyecto profesional. En cualquier caso, este tipo de problemas también pueden incluirse en el ámbito de la planificación: no haber sabido contar con los apoyos necesarios y no haber previsto la presión del entorno.
5. Meta mal definida.
A veces no fracasamos persiguiendo un objetivo, nos equivocamos antes de empezar.
El secreto del éxito es ser como un pato: tranquilo en la superficie, pedaleando como un loco por debajo.
¿Serás como un pato en 2017?
14. FRACASO. Se aprende de superar los fracasos, no de fracasar
Seis preguntas para aprender del fracaso
¿Aplicas los métodos fáciles o los que funcionan? ¿Cómo podemos aprender del fracaso?
Los profesionales y directivos que toman la iniciativa y buscan la excelencia pueden cometer más errores y recibir más críticas. Si eres una de estas personas, debes prepararte para aprovechar las enseñanzas del fracaso.
Si quieres mejorar tu vida profesional tras un fracaso, puedes emplear esta técnica de autoevaluación mediante cinco preguntas:
1. Análisis. ¿Qué puedo aprender de esto?
Responsabilízate de la parte que ha ido mal por ti. Quizá no todo ha sido culpa tuya, pero quizá lo fue en parte. La gente con éxito no pone excusas ni culpa a los demás, sino que se hace cargo del asunto. Sé crítico pero constructivo. Intenta analizar con objetividad. Haz una lista de las cuestiones clave de lo ocurrido y analízala paso a paso para encontrar los puntos que puedan servirte de aprendizaje.
2. Alternativas. ¿Qué hubiese hecho de forma diferente?
¿Qué otras opciones tenías? ¿Qué decisiones tomaste? ¿Podrías haberlo hecho de modo diferente? Mirándolo con perspectiva, ¿qué pasos hubieses dado de forma diferente?
3. Competencias. ¿Necesito aprender o mejorar mis habilidades?
¿El problema te ha hecho ver que no tienes las habilidades necesarias? ¿Cómo podrías mejorarlas? Quizá puedas contar con libros, algún curso o alguna persona que pueda ayudar. Prepara un plan de desarrollo para mejorar o adquirir las habilidades y experiencia que necesitas.
4. Modelos. ¿De quién puedo aprender?
¿A quién podrías pedir asesoramiento? Si te ha visto algún jefe, algún colega de trabajo o algún amigo, les puedes pedir feedback y orientación. Mucha gente no pide ayuda porque lo considera un signo de debilidad más que una fortaleza. No es así, sino que muestra que estás dispuesto a aprender y a cambiar. Algún buen amigo estará dispuesto a ayudar.
5. Acción. ¿Cuál es el próximo paso? Elabora un plan.
¿Probarías algo nuevo o algo diferente? Revisa tus metas y objetivos. Esta inversión ha sido un revés en tu camino, pero piensa que ha sido algo divertido en lugar de una interrupción. Ahora puedes centrar tu rumbo hacia el nuevo plan.
6. Autoevaluación. ¿Te has esforzado lo suficiente y has aprendido lo necesario?
Si ambas respuestas son afirmativas, significa que posiblemente has hecho lo que estaba en tu mano para conseguir el objetivo. Tal vez tienes que plantearte un reto más asequible, mejorar tu planificación, tus competencias y tus técnicas, o darte el tiempo necesario para alcanzar esa meta.
No se aprende de fracasar, se aprende de superar los fracasos. Y eso es muy difícil.
Si eres un directivo que no consigues motivar a tu equipo, si te despiden de una empresa sin motivo aparente o tu pareja te dice “tenemos que hablar”, es probable que no te resulte nada fácil descubrir los problemas y las soluciones para aplicarlas en situaciones similares en el futuro. Se supone que deberíamos aprender de los errores, pero muchas veces no somos capaces ni de identificar de forma concreta cuál es el origen del problema.
Los fracasos curten y los logros guían. Un pequeño éxito ofrece más información que cientos de grandes fracasos.
El fracaso revela lo que no funciona, pero no enseña qué hacer después. Es mejor aprender de los éxitos y de los avances, ya que motivan y además señalan el camino. Cuanto más acertamos, más fácil es que sigamos acertando. Y este “aprendizaje del éxito” tiende a ‘generalizarse’ en la consecución de otras metas similares en contextos parecidos. Cuantos más logros alcanzamos, más accesibles nos parecen los siguientes y mayor es nuestra motivación para conseguirlos.
Los logros afinan y motivan el aprendizaje. Analiza qué hiciste bien y qué salió bien y por qué, para aplicarlo en 2017.
15. ACEPTA. En 2017 siéntete como puedas, pero haz lo que debas
Aceptar que no siempre se puede no es un fracaso, es un signo de madurez que puede abrir otras puertas.
Imagina que has cometido algunos de estos “errores”:
+ Compraste una vivienda en 2008 mediante una hipoteca muy gravosa y no puedes evitar rememorar ese ‘error’ cuando analizas tu situación económica.
+ Decidiste no invertir un año de tu vida en mejorar de verdad tu inglés cuando era ‘el momento adecuado’ y hoy tienes presente que tu vida familiar y las exigencias del trabajo cotidiano te hacen muy difícil encontrar el tiempo para hacerlo y evitar así perder más oportunidades profesionales.
+ A pesar de ser un profesional del marketing, no abriste una cuenta en Twitter hasta el año 2015 y ahora te está costando mucho posicionarte en esa red social, donde otros profesionales de tu sector han tomado ventaja. “¿Por qué no lo hice en 2007?” te preguntas, mientras repasas blogs en tu lector de feeds, seleccionando artículos e ideas para compartir en las redes.
Atender a los pensamientos negativos sobre el pasado limita el presente.
Las personas que hayan tenido estas experiencias tal vez sufran el asalto continuo de pensamientos negativos del estilo ‘para qué me compraría un piso con una hipoteca tan alta, fue un grave error’, ‘he desperdiciado mi vida estudiando esta carrera’ o ‘nunca llegaré a ser nadie, no sé para qué lo intento’.
Tu pasado se va a quedar como está. Deja de intentar cambiarlo y dedícate al presente.
Esos pensamientos son pasajeros que se han ido subiendo al vehículo de nuestra conciencia a lo largo de los años y que de forma recurrente intentamos hacer bajar sin resultados. Son pensamientos, creencias, recuerdos y emociones que aparecen con diferente intensidad y viveza sin que podamos evitarlo, a pesar de los esfuerzos por ‘borrarlos’ de nuestra mente.
No tomes tus pensamientos muy en serio, mañana habrán cambiado. Toma en serio lo que haces y mañana habrás cambiado. Luchar contra los pensamientos negativos debatiendo con ellos y con nuestro pasado o dedicándoles tiempo es como combatir el terrorismo haciéndole publicidad. Ojo, porque comerse el coco puede convertirse en un estilo de vida. No caigas en esa trampa.
Si no dejas que tus emociones malogren tus planes, tus planes mejorarán tus emociones.
Van Gogh aconsejó que si escuchas en tu interior una voz que te dice que no puedes pintar, sigue pintando y conseguirás que esa voz se calle. Contra los pensamientos negativos lo mejor es seguir con lo que estamos haciendo.
Dicho de otra forma: piensa lo que puedas, siéntete como puedas, pero haz lo que debas y sigue con tus metas y tus planes. Y si no tienes metas ni planes, ponte con ellos.
Deja de preguntarte cómo te sientes y ponte a organizar tu vida: menos emociones y más método.
16. EMPIEZA. Cuando no tengas ganas de empezar algo, decide dedicarle un tiempo tan corto que no puedas dejar de hacerlo
Elige una tarea y un objetivo tan pequeño que no puedas no intentarlo.
No hagas de la búsqueda de la perfección una excusa perfecta para no empezar.
Marisa quiere retomar sus estudios para completar una titulación universitaria a distancia complementada con algunas actividades presenciales, pero dice que no encuentra la motivación ni el momento para estudiar en casa y concentrarse. Obtener una titulación es un objetivo a medio plazo que debe conectar con el día a día y, para ello, lo mejor es dividir el proyecto en tareas pequeñas y concretas.
–Me cuesta mucho sentarme en mi escritorio delante del libro, no tengo tiempo.
–Y si tuvieras 5 minutos, ¿podrías simplemente sentarte y empezar a leer y subrayar el tema 3 de la primera asignatura?
–Supongo que sí.
–¿Hay algo que te impida empezar ahora mismo? ¿Puedes abrir el libro y ponerte a trabajar durante esos 5 minutos?
–Sí, supongo que podría empezar ya.
Y tú, ¿qué vas a empezar cada día de 2017?
Abrazos,
PD1: Si consigues todo esto serás mejor persona. Y si encima rezas, quieres a los de tu entorno, ofreces tu trabajo y tus ocupaciones del día a Dios, alcanzarás antes “la paz” que tenemos los cristianos…, y la alegría de la vida eterna.