16 febrero 2017

No conseguimos meterle mano a los gastos

Seguimos sin solucionar el desequilibrio de ingresos menos gastos…

Bruselas eleva el déficit español al 3,5% del PIB en 2017 y apunta a más recortes

La Comisión aprecia signos de desaceleración y duda de que España recaude tanto como espera con las últimas subidas fiscales

En un contexto de excepcionales incertidumbres globales, la economía española sigue fuerte. La Comisión Europea prevé crecimientos ligeramente por encima del 2% en 2017 y 2018 y apunta que España “sorprende al alza”, aunque detecta ya “signos de desaceleración”, según el informe que se presenta hoy. Bruselas es menos optimista por el lado fiscal: prevé un déficit del 3,5% del PIB este año, cuatro décimas por encima del objetivo (y dos décimas más que hace tres meses). Europa, en fin, no se fía: detecta “incertidumbre respecto al impacto de las recientes medidas fiscales”, por la posibilidad de que Hacienda recaude menos de lo esperado con la última subida de impuestos. Si ese análisis es certero, obligaría a acometer un ajuste extra de 4.300 millones.
“El crecimiento económico supera las expectativas en los últimos trimestres”, arranca el capítulo español de las previsiones de invierno de la Comisión. Ese jugoso informe está marcado por la palabra “incertidumbre”, que aparece más de 80 veces en casi 200 páginas, asociada al Brexit o a Trump y compañía. España, sin embargo, ya no es el principal riesgo de Europa: el rescate se llevó a partir de 2012 ese sambenito tras un ajuste morrocotudo, y la economía crece ahora con fuerza, crea empleo con fuerza, exporta con fuerza y bate con claridad las medias de crecimiento europeas. España, en fin, ya no es el problema. Pero ojo: la economía española sigue lastrada por un endeudamiento formidable, y por una frágil situación fiscal que puede provocar enormes quebraderos de cabeza si los riesgos globales acaban generando inestabilidad y un nuevo arreón en las primas de riesgo.
Bruselas aplaude: 2016 fue “el tercer año de expansión” de la economía española, que creció casi el doble que la media europea con unos fundamentos “más equilibrados”, una demanda interna fuerte y un sector exterior que el año pasado aportó al crecimiento —en términos netos— por primera vez desde el inicio de la recuperación. El PIB “seguirá siendo fuerte, pero tiende a desacelerar”, apuntan las previsiones. El petróleo, los recortes de impuestos y la mejora de las condiciones financieras gracias al BCE eran vientos de cola que han empezado a amainar. La Comisión augura que la creación de empleo seguirá dando alegrías, pero menos que hasta ahora. El paro bajará al 17,7% este año, y cerrará 2018 en el 16%. “El crecimiento salarial y las bajas ganancias de productividad provocarán que los costes laborales sean similares a la media europea”, tras varios años de fuertes ganancias de competitividad, sostiene el estudio.
Los análisis de Bruselas son interesantes por el lado de la evolución económica, pero se convierten en fundamentales por el lado fiscal: la estrecha vigilancia del déficit español estuvo a punto de costarle una multa multimillonaria al Gobierno el pasado verano, y la Comisión sigue marcando en corto al Gobierno. Por ese flanco sigue el rifirrafe Bruselas-Madrid. Los pronósticos de crecimiento del Ejecutivo son sistemáticamente más optimistas, al igual que las previsiones de déficit. La Comisión, sin embargo, empeora esta vez las cifras del agujero fiscal: Bruselas prevé un déficit del 3,5% del PIB este año (dos décimas más que en noviembre), y del 2,9% en 2018. Y esos datos pueden tener consecuencias.
El déficit de 2017 es especialmente preocupante: si Bruselas tiene razón, el agujero fiscal acabará cuatro décimas por encima del objetivo (3,1% del PIB). En el examen del proyecto de presupuestos de enero, Bruselas preveía un 3,3%. Y ya entonces avisó al Gobierno de que debe “estar listo para tomar medidas adicionales” si incumple las metas. Esas cuatro décimas de incumplimiento se traducirían en un ajuste extra de casi 4.300 millones, a través de recortes del gasto público o de subidas de impuestos.
¿A qué obedece la diferencia? Bruselas es algo menos optimista con respecto a la evolución del PIB. Y, sobre todo, respecto a los ingresos. A pesar de sus promesas electorales, Mariano Rajoy ha aprobado un endurecimiento del Impuesto de Sociedades y subidas en alcohol, tabaco y cotizaciones sociales. Pero Bruselas cree que Hacienda va a ingresar menos de lo que espera. Por eso, en el marco de un análisis muy favorable en líneas generales, en el informe destaca un párrafo demoledor: “Los riesgos de las perspectivas fiscales están relacionados con los compromisos de deuda y con la incertidumbre respecto al impacto de las recientes medidas fiscales”. Esos “compromisos de deuda” son, básicamente, las pérdidas potenciales que aún pueden llegar del rescate a la banca, por los rescates de Bankia y BMN o los esquemas de protección de activos. Y “la incertidumbre sobre el impacto de las recientes medidas fiscales” obedece a la citada posibilidad de recaudar menos.
La Comisión no dice una palabra de las dificultades que tiene por delante un Gobierno en minoría para sacar adelante los presupuestos, pero las cifras cuentan historias. Ahí van dos. Una: el déficit estructural (sin contar los vaivenes del ciclo) empeoró claramente en 2016; solo mejorará suavemente este año, y se estabilizará en 2018. En plata: España no es capaz de poner en orden sus cuentas públicas ni creciendo al 3%. Y dos: la deuda pública subirá ligeramente este año y se estabilizará en torno al 100% del PIB. La deuda externa —pública y privada— es muy elevada. Si es cierto que vienen curvas y los mercados vuelven a dar guerra, los problemas vendrán por ahí.
Abrazos,
PD1: El paro en España ha mejorado, pero con matices:

Cinco años después, la reforma laboral en cifras

Desde el cambio profundo en la legislación laboral que se aprobó en 2012, hay más empleo y la tasa de paro se ha reducido. La excesiva temporalidad y los afectados por ERE son la cara amarga del balance

La reforma laboral se aprobó el 10 de febrero de 2012. España tenía entonces una tasa de paro del 24,8% y 18,2 millones de españoles tenían trabajo. Muchos de ellos perdieron su empleo en los años posteriores. En la parte más cruda de la crisis del mercado laboral, España llegó a tener más de seis millones de parados y una tasa de desempleo del 27,1%, la más alta de la historia del país. La ocupación se redujo hasta 16,9 millones de puesto de trabajo. ¿Funcionó la reforma laboral para crear empleo? Cuando llegó la recuperación económica en 2014, con apenas un crecimiento anual del PIB del 1%, empezó a crearse en empleo. Cinco años después de la reforma laboral que impulsó la ministra de Empleo Fátima Báñez, la tasa de paro es del 18,5%. Hay 18,5 millones de españoles con trabajo.

Contratos temporales y a tiempo parcial

Cinco años después de la aprobación de la reforma laboral, hay menos paro y más empleo. Sin embargo, su calidad es menor. La temporalidad sigue enquistada en el mercado de trabajo español. El 26,5% de los asalariados españoles no tiene un contrato fijo. Es el segundo país de la Unión Europea, solo por detrás de Polonia, con mayor tasa de temporalidad. Tampoco todos los españoles que desean trabajar a tiempo completo lo consiguen. Este tipo de acuerdos laborales, que solo cubren parte de la jornada, suponen el 15,3% del total, frente al 13,5% del momento previo a la reforma laboral. Esto explica que haya más gente ocupada pese a que las horas trabajadas todavía están ligeramente por debajo de 2011. En cuanto a los sueldos, la reforma laboral impulsó la devaluación salarial. Antes de su aprobación, el salario medio era de 25.999 euros brutos al año. En 2015, el último dato disponible según la Encuesta Anual de Coste Salarial, era de 25.211 euros.

Expedientes de regulación

La reforma laboral aprobada hace cinco años facilitó los despidos colectivos, al eliminar la autorización administrativa de los expedientes de regulación de empleo (ERE). Es decir, tras el cambio de norma, las empresas no precisan el visto bueno de la administración antes de llevar a cabo una regulación de empleo. Con la segunda recesión económica, a partir de 2011, el número de personas en despidos colectivos se disparó. Llegó a superar los 82.000 afectados en un año en 2012. Más que en 2009, pese a aquel año la economía registró una caída más profunda. Con el crecimiento económico los ERE han bajado con fuerza.
PD2: Y en Europa, el desempleo se atasca en Francis e Italia…
PD3: Con más inflación:
PD4: Fines del matrimonio cristiano: