05 diciembre 2019

por esto siguen subiendo las bolsas

Es muy difícil que los tipos de interés suban de ninguna de las maneras, durante bastantes años. Se van a quedar en negativo, pese a que no nos guste. Por eso las bolsas siguen optimistas y les da igual lo que diga Trump y sus amenazas de nuevas medidas, o que los chinorris utilicen contra-réplicas…
Ninguna economía que ha cruzado el umbral del nivel CERO en los tipos de interés y los ha situado en negativo, ha conseguido volver a tener tipos de interés de referencia positivos. Hasta ahora es un camino sin vuelta atrás.
En el caso de la Eurozona, el mensaje del BCE es claro: seguirá con la política actual de tipos de interés negativos y compra de bonos hasta que la inflación se acerque a su objetivo del 2%. En un escenario global de desaceleración económica, con bajo crecimiento, aunque no recesión, es difícil que se produzcan tensiones inflacionistas permanentes debidas a un sobrecalentamiento de la economía. En el pasado cercano, aunque ha habido momentos de tasas de inflación negativas, en ningún momento ha existido un peligro de deflación, entendiendo por tal la espiral en la que tanto el consumo como la inversión se posponen a la espera de precios más bajos. Cuando la inflación ha sido negativa en años pasados se ha debido a la brusca caída de precios de productos importados, principalmente el petróleo y sus derivados. Lo cual fue una magnífica noticia para la economía europea.
Existes factores estructurales que provocan que los índices de inflación se vean presionados a la baja. Entre ellos: la demografía, por el envejecimiento de la población; la presión sobre los precios globales de los productos asiáticos; la "amazonización" de la economía, de tal forma que la capacidad de subida de precios por parte de la mayoría de las empresas es mucho más limitada por la globalización de la competencia. Internet permite comparar precios y, en su caso, comprar no sólo en proveedores locales.
Sólo existen, en principio, dos factores que podrían provocar una subida de la inflación. En primer lugar, una escalada de precios de algunas materias primas, especialmente el petróleo. Esto ya aconteció en 2008 y 2011 cuando el crudo alcanzó los 120 y 150 dólares el barril, situando la inflación en el 4% y en el 3%, respectivamente. El segundo factor que podría provocar una subida considerable de la inflación es la pérdida de valor del euro por desconfianza sobre la moneda. El conjunto de las importaciones se encarecería y la inflación inevitablemente subiría. Prácticamente queda descartado en un horizonte previsible una subida de la inflación por un fuerte dinamismo de la economía.
Si se produjera un aumento de la inflación por cualquiera de los dos factores anteriores, el efecto sobre el crecimiento económico sería claramente negativo. Si adicionalmente a dicho efecto negativo el BCE subiera los tipos de interés para controlar la inflación, el bajo crecimiento económico actual previsiblemente se convertiría en recesión.
El BCE no normalizó los tipos de interés cuando la economía de la Eurozona crecía por encima del 2%, sino que incluso los consolidó en negativo. Ahora que las previsiones económicas para los próximos años son de un modesto crecimiento, parece altamente improbable cualquier mínima subida de tipos de interés. A su vez, cuanto más tiempo transcurra con los tipos actuales, no sólo los tipos de referencia sino también los de bonos soberanos y corporativos, más adicción se crea al entorno actual y más traumática será la futura normalización.
El BCE, al igual que otros bancos centrales, se ha metido en un camino de tipos negativos del que no sabe cómo salir. Ningún banco central que haya entrado en el territorio de los tipos de interés negativos ha sido capaz de volver a los tipos positivos. Teniendo en cuenta los factores que podrían provocar un repunte inflacionista (repunte del petróleo o brusca caída del euro), más vale que los deseos del BCE de lograr una inflación del 2% no se cumplan. Los efectos de una eventual subida de tipos serían muy perniciosos para el crecimiento económico.
De momento los tipos negativos en Europa han venido para un largo periodo de tiempo, siendo los ahorradores los grandes perjudicados.
Abrazos,
PD1: El Adviento sirve para volver a tener “hambre de Dios”. Es lo que se pretende, que se vuelva a coger ese espíritu perdido quizás, para que volvamos a querer las cosas de Dios.
Hay veces que no se hace la oración diaria y ves que no pasa nada. Hay gente que no va a Misa el domingo y ven que no pasa nada, que no tiene consecuencias esos actos, fruto de la pereza, o de lo que sea… Tener “hambre de Dios” es querer hacer todas estas cosas que hacemos diariamente. Es volver a recuperar esa conciencia cristiana, perdida puntualmente…
Pues en eso estoy, en recuperar el “hambre de Dios” en querer sentir su presencia cada rato, en querer recibirle, en tratarle…, y en contar todas estas cosas que nos pasan sin darnos cuenta…

04 diciembre 2019

el dólar otra vez

Más que la guerra comercial arancelaria, lo que les preocupa a los EEUU es la fortaleza del dólar que erosiona su desequilibrio comercial, pero que a duras penas consigue nada, dada la prevalencia por los dólares que siguen teniendo los inversores. ¿Quién quiere euros de una Unión Europea que retrocede y donde salen países? Y los yenes tampoco son bienvenidos…
En el Gráfico 1 de hoy se ven a la vez la evolución de la cotización del euro frente al dólar (línea naranja) y la del ratio o cociente (línea azul) entre el tamaño del balance de la Reserva Federal y el del Banco Central Europeo (BCE) desde comienzos de 2019.
Es sorprendente comprobar cómo la evolución de la cotización del euro ha dependido tan fuertemente de la evolución del ratio FED/BCE durante todo el año: conforme el ratio descendía, también lo hacía la cotización del euro frente al dólar.
El descenso del ratio en este período se debía a que el balance de la Reserva Federal pasó de 4,04 a 3,7 billones de dólares entre el uno de enero y el 15 de septiembre. En ese mismo período el balance del BCE primero se incrementaba de 4,67 a 4,70 billones de euros y después descendía hasta 4,63 billones a principios de octubre.
Posteriormente, ambos balances han crecido, habiéndolo hecho mucho más rápidamente el de la Reserva Federal que se ha incrementado en 284.389 millones de dólares en tan solo dos meses, mientras el del BCE, con los últimos datos conocidos, apenas ha subido 58.427 millones de euros. Mirando el gráfico se ve que eso permitió la apreciación del euro frente al dólar durante al mes de octubre: pasó de 1,0877 a 1,1179$/€.
Pero a comienzos de noviembre el BCE empezó a aplicar la última medida de política monetaria aprobada durante el mandato de Mario Draghi e inició la compra de activos en el mercado por valor de 20.000 millones de euros mensuales, con lo que el desequilibrio entre la ampliación del balance de la Reserva Federal y el del BCE empezó a mitigarse y la cotización del euro se fue de nuevo casi a su nivel mínimo reciente.
En los próximos cuatro meses la acumulación de activos en el balance de la Reserva Federal va a ser mucho más rápida que la que se producirá en el del BCE: solo la compra de Letras del Tesoro por valor de 60.000 millones mensuales que realizará el banco central USA casi triplica los 22.000 millones de dólares mensuales (20.000 millones de euros) que comprará en bonos el BCE. De ahí que lo normal sea que el ratio FED/BCE suba, por lo que la cotización del euro debería subir también.
Pero ese argumento tiene un pequeño problema: mientras que las compras de bonos que hace el BCE tienen vocación de permanencia en su balance (al menos durante un tiempo) las que hace la Reserva Federal vencen a corto plazo: entre mayo y agosto del año que viene como muy tarde.
Lo mismo se puede decir de los aproximadamente 217.193 millones de dólares que la Reserva Federal mantiene permanentemente inyectados al sistema vía repos: en este momento, el repo que más tarde vencerá lo hará el 13 de enero próximo.
De modo que, en una estimación optimista para el mercado monetario de EEUU (lo que quiere decir que superaría pronto sus problemas de falta de liquidez) nos podríamos encontrar con que, en algún momento entre mayo y agosto de 2020, el balance del BCE hubiera crecido entre 140.000 y 200.000 millones de euros y el de la Reserva Federal no hubiera crecido nada. De producirse así, se debilitaría la cotización del euro.
Esto, hay que insistir en ello, en el supuesto de que la Reserva Federal hubiera conseguido tranquilizar al mercado monetario de EEUU de aquí a entonces, y de que no hubiera alargado más allá de agosto la fecha de vencimiento para la selección de Letras del Tesoro que comprará en los próximos meses.
Todo esto explica el por qué de la reciente parálisis de la cotización del euro contra el dólar: a pesar de que los movimientos en los balances de los dos bancos centrales están siendo y van a ser relativamente grandes, el saldo definitivo de aquí a nueve meses es muy claro para el BCE pero es una incógnita para el de la Reserva Federal. Esa incertidumbre probablemente mantenga equilibradas las fuerzas durante un tiempo y hace probable que la cotización del eurodólar no vaya a tener grandes oscilaciones.
Si recurrimos al Gráfico 2 para orientarnos sobre la futura cotización del euro tampoco nos servirá de gran ayuda: la posición neta vendedora de contratos de futuros no comerciales sobre la cotización del euro contra el dólar está también estancada desde agosto entre algo menos de 40.000 y algo más de 60.000 contratos (el último dato, de la semana pasada, fue de 62.503 contratos netos vendidos).
La evolución del diferencial entre la rentabilidad de la deuda pública de EEUU y la de Alemania a 10 años está igualmente en torno a 215 puntos básicos desde hace tiempo, confirmando la que a veces parece ligera mejoría del euro, pero sin mostrar esa reducción mucho más fuerte que permitiría una rápida recuperación de lo que el euro ha perdido frente al dólar desde abril de 2018.
Finalmente, ya no se puede recurrir como, con poco acierto, se hizo aquí al ciclo tan regular de siete u ocho años que venía marcando la cotización del eurodólar desde los años 1970s, porque el actual ciclo de fortaleza del dólar está al borde de cumplir ya los doce años, lo que, por ahora, inutiliza esa fuente de inspiración…
CONCLUSIÓN: la cotización del eurodólar parece estar en equilibrio inestable, sin que una fuerza preponderante la haga moverse en ninguno de los dos sentidos de fortaleza o debilidad para ninguna de las dos divisas. La fortaleza de la economía norteamericana, si la estimación de que su economía crece ahora al 1,3% se revela correcta, debería beneficiar a la cotización del dólar, al menos a corto plazo. Pero esa misma fortaleza no está garantizada. Claro está que la de la economía de la Eurozona tampoco parece mucho de fiar. Cotización estancada por un tiempo parece la solución.
El eurodólar al compás de ratio FED/BCE
Posición neta vendedora de futuros €/$ (azul)
Abrazos,
PD1: "Para aquellos con fe, ninguna evidencia es necesaria; para aquellos sin fe, ninguna evidencia es suficiente", Santo Tomás de Aquino.

03 diciembre 2019

más aranceles

Trump amenaza con nuevas tarifas a productos de Argentina y Brasil, al acero y el aluminio. La argumentación es que han estado devaluando sus divisas y afecta negativamente a los agricultores estadounidenses.
No es cierto que hayan ido devaluando sus divisas para vender más, como se hacía en otras épocas, sino que nadie quiere reales brasileños ni nada argentino, y sus divisas han caído a plomo…:
Mientras tanto, los inversores españoles (la banca y Telefónica), hasta las orejas de inversión en Sudamérica… Así andan de sobrados…
Además opta por poner aranceles a Francia, como contrarréplica:
Y a China le amenaza, en medio de la negociación, que tiene fecha límite de hacer algo antes del 15 de diciembre o le subirá los aranceles…
Ya verás como el mercado pasa olímpicamente de todo esto, es lo que ha estado haciendo todo el año. Ayer cayó con la noticia, pero al día siguiente los inversores que han vendido no saben dónde invertir y vuelven…
Abrazos
PD1: Hay que preparar la “venida”:

02 diciembre 2019

sigue la desglobalización

Es lo que busca EEUU y no sé si es muy bueno…
Anteayer se publicaron los datos de comercio global: su volumen cayó 1,3% en septiembre (en agosto había subido 0,5%). Con eso, en el tercer trimestre subió 0,5%, tras haber caído 0,8% en el segundo.
El CPB Netherlands Bureau for Economic Policy Analysis, que es quien elabora los datos, atribuye el mal comportamiento del comercio a las alteraciones en la cadena industrial provocadas principalmente por la guerra comercial entre EEUU y China. El volumen del comercio de EEUU cayó un 2,1% mientras que las importaciones chinas bajaban un 6,9%, lo que ha inducido una fuerte caída de las importaciones en otros países asiáticos, por las interrupciones en las cadenas de valor regionales que eso provoca.
La evolución trimestral fue, por tanto positiva, aunque no lo fuera el dato anual: el comercio mundial cayó en septiembre un 1,1% frente a septiembre del año pasado. Es el cuarto mes consecutivo con caídas anuales. El único aspecto positivo del asunto es que ese -1,1% se mantuvo prácticamente igual que en julio y agosto. Parece, por tanto, que se podría estar tocando fondo.
Sin embargo, aunque eso queda patente en la parte superior del Gráfico 1, también en su parte inferior se aprecia que los augurios para el dato de octubre (que se publicará en diciembre, con los dos meses de retraso habituales) no son buenos: en ese mes el comercio de Singapur, que había desacelerado su caída en agosto y septiembre, volvió a caer con más fuerza (en tasa anual, -4,14%) y ya sabemos que Singapur es indicador adelantado para estos temas del comercio global.
En el Gráfico 2 se ve lo rápido que ha avanzado el proceso de desglobalización desde hace diez años. Si se mira la parte superior del gráfico se ve que antes de la crisis financiera el comercio global llegó a crecer a tasas que llegaron hasta el 13,8% en junio de 2004. En esa época, el PIB mundial (parte inferior del Gráfico 2) crecía un 5,42%. Por tanto el crecimiento del comercio global superaba con creces el del PIB. Esa era la marca de la globalización.
Ahora, sin embargo, mientras el comercio global apenas crece o, incluso, se contrae, el PIB mundial está creciendo, a ojos del FMI, un 3%, que ya es una cifra rebajada un o,3% respecto a sus previsiones del pasado mes de abril.
CONCLUSIÓN
Como se ve, la evolución del comercio mundial no es buena y el proceso de desglobalización continúa, aparentemente incrementado por la guerra comercial entre China y EEUU, aunque mirando el Gráfico 1 se ve que había comenzado mucho antes de que se iniciaran las hostilidades comerciales entre los dos países. Y aunque pudiera parecer que la caída del comercio global está tocando suelo, los augurios que vienen de Singapur son más bien negativos para el futuro inmediato. Falta por ver si la relocalización industrial que puede llevar aparejada esta caída del comercio mundial es capaz de servir de motor de una nueva fase de crecimiento económico vigoroso y sostenido en los países occidentales. Algunos indicios hay de que sí.
El comercio mundial contiene su caída
El PIB mundial crece más que el comercio
Abrazos,
PD1: Eslovaquia obligará a ver una ecografía y escuchar el latido antes de abortar "para tener toda la información disponible".

29 noviembre 2019

la liquidez

Es lo que mueve a los mercados:
Todo gira en torno a los bancos centrales. Si lo que le importa es saber dónde invertir su dinero, todo lo demás sigue siendo auxiliar, y todas las grandes tendencias de 2019, desde tasas de interés negativas en Alemania hasta la curva de rendimiento invertida de EE.UU. hasta el impresionante rebote global en los precios de las acciones, se pueden explicar por lo que hacen los banqueros centrales. Muchos encontrarán esto bastante deprimente. Al acercarse el final de un año emocionante para los mercados mundiales, es tentador confiar en una narrativa de intriga geopolítica y guerras comerciales. Pero es mucho más simple y preciso explicar los eventos de 2019 en términos de la liquidez que los bancos centrales del mundo desarrollado han desatado, mientras que China y los mercados emergentes más grandes se han negado prominentemente a seguir el mismo camino.
CrossBorder Capital, un grupo de inversión con sede en Londres, mantiene índices de liquidez global, cubriendo bancos centrales, flujos financieros internacionales y liquidez del sector privado nacional. Los números por encima de 50 muestran expansión, y un número creciente muestra aceleración. Los datos muestran un cambio dramático en 2019.


El año comenzó con los bancos centrales del mundo desarrollado tratando de drenar la liquidez y volver a la normalidad después de los años de crisis, mientras que sus contrapartes en el mundo emergente inyectaban dinero en sus economías. Desde entonces, ha habido un giro de 180 grados:

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, protesta porque nadie debería poner la etiqueta "QE" en la decisión del banco central de EE.UU. de expandir su balance en los últimos dos meses para abordar las interrupciones en el mercado de repos para la financiación bancaria a corto plazo. Pero los mercados financieros no reconocen esta distinción. Junto con las compras de activos del Banco Central Europeo (que describe lo que está haciendo como QE) y el Banco de Japón, la provisión de liquidez se ha acelerado más rápido en los últimos meses que en cualquier otro momento desde los primeros días desesperados después de la quiebra de Lehman Brothers de 2008.

La historia en los mercados emergentes, que en estos días está dominada por China, es todo lo contrario. A principios de año, la liquidez se estaba expandiendo, y el Banco Popular de China parecía estar tratando de repetir su truco de 2016, cuando una gran expansión del crédito evitó una desaceleración. Desde entonces, sin embargo, la liquidez del banco central de los mercados emergentes se ha secado, y ahora es tan ajustada como lo ha sido desde que comenzó la serie en 2005. Contrariamente a lo que se esperaba hace un año, parece que el banco central de China (PBoC) se ha dedicado a limpiar los balances y ayudar a los gobiernos locales a reducir sus deudas en el sistema bancario en la sombra chino, en lugar de unirse al intento concertado de estimular la macroeconomía.

Esta dinámica ayuda a explicar el bajo rendimiento anómalo de las monedas de los mercados emergentes. Normalmente, las divisas extranjeras de los mercados emergentes se consideran un activo de "riesgo". Cuando los inversores se sienten seguros, como suele ser el caso cuando la Reserva Federal está con unas condiciones monetarias laxas, tiende a suceder que hay flujos hacia los mercados emergentes. Pero el índice de divisas de los mercados emergentes de JPMorgan Chase & Co. está cerca de su nivel más bajo después de la crisis.

Las monedas débiles de los mercados emergentes abren el riesgo de crisis de deuda a medida que su deuda denominada en dólares se vuelve más difícil de pagar. El mundo emergente sigue bajo presión. Esto no es solo por el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, sino también, como dejan en claro las cifras de liquidez, de los esfuerzos de China para evitar una crisis financiera en el país.

El nuevo flujo de dinero de los bancos centrales del mundo desarrollado ha permitido a los mercados de valores mundiales acercarse a sus máximos históricos, y ha estimulado el optimismo. El mayor riesgo sigue siendo, como lo ha sido durante años, que China logre evitar una crisis crediticia al estilo de Lehman en casa, pero a costa de una desaceleración económica que afectaría al resto del mundo.
Abrazos,
PD1: ¡Qué pena que no copiemos a los yanquis en lo de tener un día de acción de gracias! Lo encuentro muy bonito, un día de fiesta para darle gracias a Dios por lo que nos da, por su providencia…