¿Reestructuración de la deuda,  salida del euro, sueldo sólo a ciertos sectores sociales? Uff, pero hay que  estar al tanto de lo que van diciendo. Es posible que lo que propongan sea  objeto de debate. Nadie se ha atrevido a decir que no tenemos capacidad de  repago de todas nuestras deudas, salvo unos cuantos economistas y ellos. 
Profesor  de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid, Nacho Álvarez es  candidato al Consejo Ciudadano de la lista ‘Claro que Podemos’ que defiende  Pablo Iglesias. Y es uno de los economistas de cabecera de la formación. Le entrevistamos en 'Vozpópuli'.
Nacho  Álvarez (Madrid,  1977) es madrileño y tiene la suerte de seguir viviendo en Madrid, porque  aunque da clases en la Universidad de Valladolid ejerce en el campus de  Segovia, a media hora escasa en tren de la capital. Profesor de Economía Aplicada  y uno de los economistas más influyentes de Podemos, acaba de  entrar en la lista de Claro que Podemos, defendida por el equipo de Pablo  Iglesias.
Es una lista donde  economistas como él o Alberto Montero Soler tendrán un papel preponderante por el  deseo de Iglesias de reforzar la posición económica. Quiere el politólogo dar  solidez a las propuestas y no ahuyentar a los inversores con medidas como la reestructuración  de deuda o la renta  básica. “Precisamente uno de nuestros objetivos”, señala Álvarez,  “es tratar de conseguir que el Estado no dependa tanto de los mercados de  capitales para su financiación”.
De viaje académico por  Portugal, Nacho Álvarez encuentra tiempo para responder por correo electrónica  a las preguntas de Vozpópuli.
¿Cómo  es la quita a la deuda que propone Podemos?
Lo que está proponiendo  Podemos es una reestructuración de la deuda. Dicha reestructuración debe  abarcar, como indica la resolución que se  aprobó en la Asamblea Ciudadana, varias  dimensiones: una renegociación de los tipos de interés y  periodos de carencia, una ampliación de los plazos de amortización y,  finalmente, quitas parciales. Cómo se concrete la renegociación de estos  distintos elementos dependerá, entre otros aspectos, de las propias necesidades  y la evolución de la economía española. En los próximos meses Podemos  deberá ir concretando su propuesta. Eso sí: para que la  reestructuración sea efectiva tiene lógicamente que  producirse una reducción significativa de la deuda actual. 
¿A qué  se le hace la quita? ¿A la deuda pública o a la privada?
La reestructuración de  la deuda –y por lo tanto la renegociación de los distintos términos de esta,  incluido el principal a devolver– se plantea para ambas. En el  sector privado, lo que se plantea por ejemplo es una reducción en el  valor nominal de las hipotecas de primeras viviendas para aquellas familias que  cumplan ciertos criterios sociales. Cuando se hayan llevado a cabo  este tipo de reestructuraciones sobre la deuda hipotecaria, la capacidad  adquisitiva de las familias se habrá recuperado significativamente.
“Toda la deuda  española se contrajo de acuerdo a la legalidad vigente. Otra cosa es su  legitimidad...”
Pablo  Iglesias dijo a Jordi Évolé que se auditaría toda deuda generada por quien haya  estado robando a los españoles. ¿Quiénes son los acreedores? 
Las emisiones de deuda  soberana no son finalistas en nuestro país. Además, los bonos vendidos en el  mercado primario son después negociados e intercambiados en el secundario, por  lo que los acreedores pueden cambiar –y de hecho así sucede– a lo largo del  tiempo. Por eso es necesario auditar con detalle la deuda, para identificar  correctamente las condiciones, el objeto y las responsabilidades del  endeudamiento español.
¿Hay  deuda que se ha contraído de manera ilegal y que no se puede pagar? 
No, toda la deuda  española ha sido emitida y contraída de acuerdo a la legalidad vigente. Otra  cosa distinta es que la legitimidad de parte de la deuda contraída sea muy  cuestionable. Pongo un ejemplo: hay deuda que ha servido para  construir infraestructuras de muy dudoso impacto económico y social, como el  aeropuerto de Castellón.
Al margen del carácter  legítimo o ilegítimo de parte de la deuda, la cuestión de fondo es que desde el  punto de vista estrictamente económico ésta supone una losa enorme sobre las  posibilidades de desarrollo de nuestra economía. Por eso debe ser reducida a  través de una reestructuración, para posibilitar la salida de la crisis.
Un precedente histórico  interesante en este sentido es la reestructuración de la deuda alemana que tuvo  lugar en el Tratado de Londres de 1953 –la más importante, por el montante  negociado, que ha tenido lugar en el siglo XX–. Entonces se acordó  que Alemania solo devolvería al resto de países europeos aproximadamente la  mitad de la deuda contraída, y que lo haría además a partir de un determinado  umbral de crecimiento de sus exportaciones. Es decir, se supeditó el pago de la  deuda a la recuperación económica.
“En los años  cincuenta Alemania negoció una reestructuración: solo devolvería la mitad, y  supeditó el pago a su recuperación económica”
¿Es  viable una renta básica?
Depende  lógicamente del formato. Es perfectamente viable si se  trata de de una Renta Básica de Inserción similar a la del País Vasco, por  ejemplo. Pero, si se le concede la prioridad necesaria y se acompaña de una  profunda reforma fiscal, también podría llegar a ser viable la Renta Básica  Universal. El debate en todo caso entre un modelo u otro está sobre la mesa, no  sólo en Podemos sino en buena parte de la sociedad, y responde a cuestiones de  viabilidad, pero también de idoneidad y prioridad política.
Aunque en Alaska existe  desde hace tres décadas una renta básica para todo ciudadano, su ejemplo no es  fácilmente extrapolable a países de la OCDE, dado que dicha renta está  financiada básicamente con los ingresos derivados de la explotación del  petróleo. En este momento la Renta Básica Universal no existe en ningún país.
¿Cómo hará  Podemos para que la gente pueda jubilarse a los 60 en un contexto  europeo adverso? 
Las prestaciones por  jubilación, como cualquiera de las grandes partidas de gasto social de un país,  tienen una dimensión política de primer orden: recogen las prioridades de una  determinada sociedad en un momento dado. Si la sociedad lo considera una  prioridad, las fórmulas para su viabilidad pueden ser diversas. Adelantar la  edad de jubilación a los 60 años rondaría los 15.000 millones de euros anuales,  cifra que no supone ni la mitad del rescate de la UE al sistema bancario  español. Así, por ejemplo, simplemente con equiparar la presión fiscal española  con la media de la zona euro, la Hacienda Pública recaudaría 90.000 millones de  euros más al año, lo que permitiría financiar una medida como esta.
“Alaska o el  País Vasco tienen modelos de renta básica, aunque es verdad que ésta no existe  en ningún país”
Muchos  dicen que vivimos más tiempo y trabajamos menos. 
Todas las reformas de  las pensiones en las últimas décadas han sido implementadas con esa excusa: la  proporción entre el número de jubilados y trabajadores activos no deja de  crecer, al tiempo que la esperanza de vida se incrementa progresivamente, lo  que, supuestamente, debería traducirse en la insostenibilidad del sistema  público de pensiones. Y sin embargo no es así.
Más bien lo que ha  pasado es lo contrario: en 1970 la ratio entre pensionistas y trabajadores  ocupados era del 15%; actualmente es del 45%. Y esto en ningún momento ha  entrañado la insostenibilidad del sistema; más bien ha sido  compatible con superávits de caja hasta la llegada de la crisis. La razón  fundamental está en el incremento de la productividad, que permite  que aumente también la ratio entre pensionistas y trabajadores ocupados sin  poner en riesgo el sistema. Para ello hace falta seguir socializando las  ganancias derivadas del incremento de la productividad, y no lo contrario, que  es lo que hace la última reforma de las pensiones.
¿Financiaría  la jubilación con impuestos?
Un sistema mixto es una  posibilidad, aunque nosotros no cuestionamos el modelo actual de la Seguridad  Social, que nos parece totalmente viable. En todo caso, la idea es reforzar el  carácter de derecho de ciudadanía de las pensiones frente a la dimensión  contributiva. Recordemos que las pensiones son financiadas mediante impuestos  en diversos países de la OCDE, tal y como sucede en España con las no  contributivas.
“Todas las  reformas de las pensiones han sido implementadas con la excusa de la  insostenibilidad del sistema. Pero éste es sostenible”
¿Teme  que los mercados financieros den la espalda a España?
Uno de los objetivos de  transformación económica de Podemos es precisamente impulsar la suficiencia  financiera, y tratar de conseguir que el Estado no dependa tanto de los  mercados de capitales para su financiación. Para ello es necesaria una reforma  fiscal que incremente significativamente la progresividad sobre las rentas más  altas y los grandes patrimonios.
En todo caso, si a algo  temen los mercados en este momento es al escenario de deflación. Se ha  observado en las últimas semanas. La política económica de Podemos plantea  precisamente medidas que nos alejarían de dicho escenario.
¿Salir  del euro es una posibilidad?
En Podemos hemos reiterado  por activa y por pasiva que no contemplamos la salida del euro. No es ese  nuestro objetivo. Ahora bien, tampoco estamos dispuestos a hacer que la  población española siga cargando con el terrible coste de unos ajustes  económicos que se derivan del actual diseño institucional de la Unión Económica  y Monetaria. No estamos dispuestos a hacer más sacrificios por el euro. Un  gobierno de Podemos impulsaría por tanto una renegociación de los Tratados  fundamentales de la zona euro en coalición con los restantes países periféricos  de la unión, haciendo valer para ello el peso de la economía española.
Si hacemos una QUITA de la  deuda, cerramos la financiación de los bancos europeos, que acabarían volviendo  en unos años a financiarnos, pero hacemos a España viable antes. De otra forma,  nos esperan 20 años de agonía…
Y la respuesta de Münchau del  Financial Times les da la razón: Nadie se atreve a hablar en serio de los  problemas de Europa de exceso de deuda y del euro, salvo los radicales… En  inglés:
En  castellano:
Podemos y otras formaciones de  izquierda radical son los únicos que ofrecen un plan coherente de reestructuración  de la deuda, ya que el centro-izquierda no se atreve a aplicarlo. Podemos  debería organizarse a nivel de la eurozona.
Asumamos que comparten la opinión global  sobre lo que la eurozona debería hacer en este momento. En concreto, quieren  más inversiones del sector público y una reestructuración de la deuda.
Ahora  háganse esta pregunta: si fuesen ciudadanos de un país de la eurozona, ¿a qué  partido político respaldarían para ello? Puede que les sorprenda descubrir que  no hay muchas opciones. En Alemania, los únicos que se aproximan a esa agenda  son Die Linke, los antiguos comunistas. En Grecia, sería Syriza; y en España,  Podemos, que salió de la nada y actualmente lidera los sondeos de opinión. Es  posible que no se consideren partidarios de la extrema izquierda. Pero si  viviesen en la eurozona y estuviesen a favor de esas políticas, esa sería su  única opción.
¿Qué  ocurre con los partidos de centro-izquierda de Europa, los socialdemócratas y  los socialistas? ¿No defienden esa agenda? Pueden hacerlo cuando están en la  oposición. Pero una vez en el Gobierno, sienten la necesidad de hacerse  respetar, momento en el cual descubren sus genes partidarios de la oferta.  Recordemos que François Hollande, el presidente de Francia, explicó el cambio  de política de su Gobierno argumentando que la oferta crea demanda. De los  partidos radicales que han surgido recientemente, al que hay que prestar  atención es Podemos. Aún es joven, y está elaborando su programa. De lo que he  leído hasta el momento, puede ser el partido que más cerca esté de toda la  eurozona de ofrecer un enfoque coherente para gestionar el riesgo económico  posterior a la crisis.
En una  entrevista reciente, Nacho Álvarez, un importante miembro del equipo económico  del partido, expuso su programa con una claridad renovadora. El profesor de  economía de 37 años asegura que el volumen de deuda español, tanto pública como  privada, es insostenible y ha de reducirse. Esto podría conllevar algún tipo de  combinación de renegociación de los tipos de interés, periodos de gracia,  renegociación de la deuda y una quita. También explicó que el objetivo de  Podemos no es abandonar la eurozona, pero que el partido tampoco insistiría en  la permanencia a cualquier coste. El objetivo es el bienestar económico del  país.
A  alguien de fuera, puede parecerle una postura equilibrada. Pero no sucede así  en España. La clase dirigente teme que este programa convierta al país en una  versión europea de Venezuela. Pero no hay nada de polémico en declarar que si  la deuda es insostenible, necesita ser reestructurada. O que si el euro  conllevase décadas de sufrimiento, sería perfectamente legítimo cuestionar las  instituciones y políticas de la eurozona.
La  postura de Podemos reconoce una sencilla verdad sobre la eurozona a finales de  2014. No tiene lógica que la moneda única entre en un estancamiento secular y  no se reestructure su deuda. Como no se está haciendo nada para evitar lo  primero, existe una probabilidad cercana al 100% de que suceda lo segundo. Por  el momento, sin embargo, los gobiernos europeos siguen jugando al juego de «prolongar  y fingir». Grecia es un ejemplo de a dónde puede llevar una estrategia con  tan poca visión de futuro. Tras seis años de depresión económica, el Gobierno  se halla sumido en una profunda crisis política. Syriza lidera los sondeos, y  hay posibilidades de que asuma el poder en las próximas elecciones generales,  posiblemente en 2015.
España  no se encuentra aún en esa tesitura. Podemos puede privar a los dos grandes  partidos –el Partido Popular del presidente Mariano Rajoy, y el Partido  Socialista en la oposición– de una mayoría absoluta en las elecciones del año  que viene. Puede forzar a ambos a formar una gran coalición similar a la de  Alemania, que convertiría al nuevo grupo en la principal oposición.
La  situación en Italia es diferente pero no menos seria. Si el primer ministro  Matteo Renzi no logra propiciar una recuperación económica en los tres años que  le quedan en el cargo, el Movimiento Cinco Estrellas de la oposición ocuparía  el primer puesto para formar el próximo gobierno. A diferencia de Podemos, es  un partido verdaderamente radical, un defensor firme de la salida del euro. Lo  mismo ocurre con el Frente Nacional en Francia y con Alternativa por Alemania.  Lo que a Podemos le queda todavía por hacer es ofrecer una visión coherente de  la situación después de una reestructuración de la deuda. Sería una buena idea  que el partido se organizase a nivel de la eurozona más allá de su alianza con  Syriza en el Parlamento Europeo, porque es ahí donde se toman las decisiones  relevantes en materia política. Una resolución de la deuda de España, por  necesaria que sea, sólo puede representar el comienzo de un cambio político más  amplio.
La  tragedia de la eurozona en la actualidad es la sensación de resignación con la  que los partidos políticos de centro-izquierda y centro-derecha en el poder  están permitiendo que Europa se suma en el equivalente económico de un invierno  nuclear. Es una tragedia que los únicos que defiendan políticas sensatas como  la reestructuración de la deuda sean partidos de la extrema izquierda. El auge  de Podemos muestra que existe una demanda de políticas alternativas. A menos  que los partidos afianzados cambien su postura, lo único que harán es dejar una  enorme brecha para formaciones como Podemos y Syriza.
Además Podemos ha cambiado su  estrategia de dar un sueldo para todos y lo especifica mejor:
La renta básica universal de 650 euros  suponía un coste de 145.000 millones, mientras que con la marcha atrás el gasto  se reduce a 10.000. La medida se dirige al perfil más afín a sus votantes
La renta básica de Podemos ya no será  universal: llegará a parados sin prestación y jóvenes sin ingresos. Quedará  reducida a una ayuda con la que algunas comunidades autónomas ya asisten a las  personas con riesgo de exclusión social a través de la Renta Mínima de  Inserción. La medida ahora si resulta viable para la mayoría de los economistas  porque su coste se reduce considerablemente: de los 145.000 millones a los  10.000.
Pero había una línea roja. Uno de los  puntos irrenunciables, en el que la nueva dirección de Podemos ha insistido a  los expertos que están rediseñando el programa, es el pago  de una renta básica. 
Parados sin  prestación y jóvenes sin ingresos
Según fuentes conocedoras del nuevo  programa económico que diseña Podemos, la ayuda que ahora está reformulando la  formación se dirigirá principalmente apersonas  con riesgo de exclusión social, que carecen de unos ingresos mínimos  para hacer frente a una calidad de vida básica. Sobre este nuevo planteamiento,  estudian ya fórmulas para lograr la financiación.
Mientras que la primera propuesta de renta  básica universal contemplaba un pago a todo ciudadano por el mero hecho de  serlo, ahora lo que se plantea es una ayuda destinada exclusivamente  a aquellas familias que carecen de ingresosen este momento.  Básicamente, parados de larga duración que agotan la prestación y jovenes con  díficultades para acceder al mercado laboral. Se trata, casualmente, de dos  colectivos donde Podemos cuenta con un importante granero de votos.
El coste de la medida también es  considerablemente menor, y por tanto se concibe ahora como viable: pasa  de los aproximadamente 145.000 millones hasta los 10.000 actuales,  según los primeros cálculos que ha realizado el partido de Pablo Iglesias.
Abrazos,
PD1: Hacer una reestructuración,  una QUITA, de deuda no es la panacea…
Y es  que, según se nos ha dicho, los recortes del gasto y las brutales subidas de  impuestos que hemos venido experimentando en los últimos años han tenido la  única finalidad de hacer frente a los intereses de la deuda: presuntamente,  pues, si pudiéramos librarnos de esos dichosos intereses, volveríamos a  disfrutar de las mieles del sobregasto estatal con impuestos mucho más  reducidos. La solución se antoja sencilla por muchos perversos efectos  secundarios que pueda acarrear: muerto el perro (impagada la deuda) se acabó la  rabia (los intereses asfixiantes).
Acaso  convenga no dejarse engañar por este omnipresente discurso populista y tratar  de dilucidar si semejantes aspiraciones tienen algún fundamento.
El peso de los  intereses de la deuda
A  finales de 2013, los intereses de la deuda pública española ascendían a 34.200  millones de euros (tipo de interés medio del 3,5%), lo que equivale al 3,3% del  PIB y al 7,3% de todo el gasto público. En el año 2007, con superávit  presupuestario, los intereses totalizaban 16.900 millones de euros (tipo de  interés medio del 4,4%), siendo equivalentes al 1,6% del PIB y 4% de todo el  gasto público. Dado que el déficit público de 2013 ascendió al 6,33% del PIB,  la totalidad del déficit público actual no puede explicarse por la necesidad de  pagar los intereses de la deuda: aun cuando los intereses se redujeran a cero  (lo que técnicamente se conoce como “saldo presupuestario primario”), nuestro  déficit público superaría el 3% del PIB, esto es, el límite fijado por el Pacto  de Estabilidad y Crecimiento.
La  primera lección, por tanto, es sencilla: aunque no pagáramos ni un solo euro en  intereses, no sólo no podríamos revertir los recortes del gasto y las brutales  subidas de impuestos, sino que deberíamos ahondarlas para eliminar nuestro  déficit primario. Así pues, atribuir los recortes a la necesidad de pagar los  intereses de la deuda es falaz: aún sin intereses, deberíamos haber acometido  al menos la misma magnitud de ajuste presupuestario (aunque no necesariamente  del mismo modo: mi apuesta siempre ha sido recortar mucho más el gasto público  y no subir los impuestos).
El ahorro de una  auditoría de la deuda
Descrito  el contexto presupuestario, podemos proceder a pronosticar qué alivio  presupuestario acarrearía una auditoría de la deuda y el consiguiente default  de los pasivos odiosos. A la postre, auditar la deuda no significa repudiar la totalidad de la  deuda sino, según se nos ha dicho, sólo aquella que tiene un origen ilícito:  por tanto, el ahorro de gastos financieros derivado de un default no se  corresponde con la totalidad de los intereses, sino  sólo con una porción. ¿Qué porción?
Tal como ya he indicado, no resulta posible  acotar qué deuda pública es odiosa y cuál no lo es: el concepto es una mera  coartada doctrinal para legitimar la arbitrariedad de los gobiernos a la hora  de no cumplir con sus compromisos asumidos. Pero dejemos de lado esta  dificultad y asumamos que sí podemos cuantificar objetivamente qué parte de la  deuda pública española es odiosa. 
En  general, se nos ha dicho que los pasivos públicos odiosos se corresponden con  buena parte de la deuda emitida durante la crisis. Entre 2008 y 2013, se han  emitido unos 600.000 millones de euros en deuda pública: si la mitad de la  misma fuera declarada odiosa, dejaríamos de pagar intereses sobre 300.000  millones de euros; si el 75% fuera declarado odioso, nos ahorraríamos los  intereses sobre 450.000 millones. Conviene remarcar que los porcentajes que  estamos manejando son extraordinariamente elevados y convertirían la  reestructuración de deuda de nuestro país en la mayor de la historia: es decir,  no estamos racaneando con su cuantía, sino más bien asumiendo porcentajes  irrealmente elevados.
Pues  bien, si España impagara 300.000 millones de euros, su deuda pública total  quedaría reducida al 70% del PIB frente al 100% actual; si impagara 450.000  millones, al 55% del PIB. Dado que abonamos casi 35.000 millones de euros en  intereses, el primer impago nos permitiría reducir su cuantía en 10.000  millones de euros y el segundo en 15.000 millones. Por consiguiente, si el  Gobierno español optara por sacudir la economía mundial con el mayor impago de  la historia —lo que muy probablemente acarrearía la descomposición de la zona  euro y la expulsión de España de los mercados de capitales—, lograríamos un  ahorro de entre el 1% y el 1,5% del PIB. Recordemos: el déficit a finales de  2013, tras todos los molestos ajustes aprobados, todavía ascendía al 6,5% del  PIB. ¿Hacen falta tantas alforjas para este viaje?
Un déficit  infinanciable
Pero la  historia no termina aquí. Que el mega-impago de deuda sólo consiga rebajar el  déficit público hasta el 4,5%-5% del PIB significa que el gobierno español  seguiría teniendo un desequilibrio anual entre ingresos y gastos de alrededor  de 50.000 millones de euros. Para gastar cada año 50.000 millones más de lo que  ingresamos, la alternativa más común es justamente la de emitir deuda: ¿pero  cómo vamos a lograr emitir deuda después de haber impagado la deuda? El default  nos excluiría de los mercados de capitales, lo que significaría que no  podríamos captar voluntariamente ahorro ajeno para gastar más de lo que  ingresamos.
¿Cuáles  serían entonces las alternativas? Muchos más ajustes de los aprobados hasta la  fecha. O bien el Gobierno equilibra el presupuesto ante la imposibilidad de  financiar su déficit (es decir, se recortan mucho más los gastos y se  incrementan los impuestos) o bien sufragamos el déficit imprimiendo moneda a  mansalva. Dado que con el impago de la deuda habríamos finiquitado la zona  euro, la impresión de moneda significaría estampillar gigantescas cantidades de neopesetas (si  siguiéramos en el euro, la mayor parte de nuestros socios comunitarios se  opondrían a que el BCE monetizara nuestros déficits, así que la vía de imprimir  euros no la tendríamos disponible en cualquier caso). Siendo la neopeseta una  moneda débil (una moneda que ningún ahorrador nacional o extranjero demandaría  en grandes cantidades), el incremento desproporcionado de su oferta generaría  una elevada inflación interna que sufrirían en sus propias carnes los  españoles: el Estado gastaría más a costa de que los españoles gastaran menos  (es decir, los españoles sufrirían recortes reales en su  poder adquisitivo).
En  definitiva, el default de la indefinible deuda odiosa no sólo proporcionaría un  escasísimo alivio presupuestario que no permitiría en absoluto revertir los  recortes aprobados hasta la fecha, sino que nos abocaría a decretar muchísimos  más recortes ante la imposibilidad de seguir financiando el déficit. Como  tantas otras recetas populistas, el default es un caramelo envenenado.
PD2: Todo el mundo hablando  sobre si Podemos esto o lo otro… Es cansino. Están con más miedo que miedo. Es  un pánico total a los resultados electorales que ya asquea…, patético, y lo que  nos falta todavía. Que la gente vote lo que quiera, por favor!!! Que nos va a  dar igual, tanto si gana Podemos como si no…, que no será ni el fin del mundo,  ni el de nuestra querida España. No participo en sus propuestas económicas,  aunque las vayan matizando. Serán desastrosas. Sin embargo, me gusta que,  gracias a esta fuerza que irrumpe, los demás partidos van a regenerarse o  morir. Pueden morir, desaparecer, como lo hizo la UCD de Suárez…, si no actúan,  si no limpian toda la mierda que tienen. 
Y sí, me ha gustado y mucho,  como aplaudía ayer al Papa… ¿Qué político hay con sintonía con lo que dice el  Santo Padre? ¿Los del PP? No les vi el sábado en la marcha a favor de la vida…,  son unos cobardicas!!! Menuda trágala por no perder su puesto de trabajo…
PD3: Hay que escuchar lo que nos  dicen. ¡Qué poca atención prestamos a lo que oímos o leemos! Solo escuchamos lo  que queremos oir. Y a los chicos, ¿les escuchamos alguna vez?
¿Seguro que  escuchamos correctamente a nuestros hijos? No son pocos los expertos en  relaciones familiares los que opinan que cuando los niños salen del colegio o  del instituto, los padres se interesan por si ha ido todo bien o qué es lo que  han comido. Una vez que saben que no ha habido ningún problema, «desconectan» del resto de la  conversación con sus hijos, «no  se preocupan tanto sobre qué han hecho en el recreo, con qué amigos ha estado,  ni si quiera por los juegos o modas que le interesan o esa colección de cromos  que tanto le gusta...». Indican que es una lástima desperdiciar ciertos  momentos porque en ellos podemos aprender mucho más sobre cómo son nuestros  hijos.
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