Lo explica Daniel Lacalle con  mucha nitidez: Seguimos gastando más de lo que ingresamos y esto es un error.
Luces y sombras de un presupuesto conservador
 “Balanced budget requirements seem more likely to produce  accounting ingenuity than genuinely balanced budgets” Thomas Sowell.
Diez años de despilfarro,  tres de moderación presupuestaria y se acabó la mal llamada  "austeridad".
Me sorprende, al leer  los datos anuales y el presupuesto que algunos lo llamen“austericidio”. En 2015, el gasto público seguirá muy por encima del pico de la  burbuja inmobiliaria, y se han sostenido todas las partidas de  gasto social, a pesar de la caída de renta disponible, sueldos y beneficios  empresariales. En 2015, el gasto público sobre Producto Interior Bruto  (PIB) seguirá por encima del 46%, eso sin contar a las empresas públicas. Austericidio.
El avance de los  presupuestos y el cuadro macroeconómico anunciado ayer por Saenz de Santamaria,  De Guindos y Montoro incorpora elementos significativos que nos separan del escenario de desastre,  pero también reflejan desequilibrios muy relevantes.  
Vivimos una recuperación  y crecimiento moderado que aún se mantienen por debajo del potencial de nuestra economía,  pero que resalta por despegarse de la tendencia negativa de otros socios de la  Unión Europea, notablemente Francia, nuestro mayor socio comercial.  
Los elementos positivos  son evidentes:
+ Un  crecimiento de la economía de un 1,3% en 2014 y un 2% en 2015, que considero perfectamente posible,  a pesar de la ralentización de la OCDE y la Unión Europea. Mejora de demanda  doméstica y consumo, y aumento de flujos de crédito.
+ Aumento  de exportaciones, con superávit comercial en 2014 y 2015. Muy importante,  comparado con el agujero, que llegó al 10% del PIB, en la época de “estimular la  demanda interna” y “los mercados nos atacan”.
+ Una  caída de los gastos por desempleo fruto de la bajada del paro.
+ Bajada  de los intereses de la deuda, que mantienen el coste por este concepto por  debajo del 3,8% del PIB, muy lejos del 10% que consideran las agencias de rating como insostenible.
+ Una  mejora de los ingresos fiscales por la recuperación económica.
Efectivamente, España corrige lentamente sus  desequilibrios y  devuelve deuda externa a ritmo de 15.000 millones anuales, generándose una reducción  adicional del endeudamiento privado, que ya se sitúa en niveles de 2006. Sin  embargo, la dependencia del exterior es aun equivalente al 100% del PIB, aunque  el riesgo de shocks de  deuda es menor.
El riesgo se reduce,  precisamente, por menor déficit exterior y deuda privada, añadido a que las necesidades netas de financiación  del Estado caen de un insostenible 30% de la oferta europea de renta fija  soberana en 2009-2011 a 55.000 millones de euros, que no llega al 15%. La deuda total, publica más privada,  se ha reducido por primera vez en décadas.
A la hora de analizar el  efecto de los próximos años debemos tener en cuenta que la deuda del Estado  mejora en dos conceptos: stock y  flujo.
+ El flujo anual de necesidades de  refinanciación –cuanto  hay que acudir a los mercados- baja dramáticamente, a menos de la mitad que  hace tres años. Para los inversores en Renta Fija, en bonos, España ya no es un  enorme problema.
+ El stock –total de deuda acumulada- es un  problema, ya que sigue siendo muy alto, el 99% sobre PIB de deuda pública.  Sin embargo, al no generarse el problema de flujos crecientes por encima de lo  considerado aceptable, el riesgo de que los inversores vendan el stock acumulado es muy bajo. Por eso el déficit  es importante, pero también las necesidades netas de financiación.
+ No  debemos olvidar que del aumento de deuda de los últimos tres años casi el 35% viene de pagos pendientes  de la época de los estímulos, fondos de liquidez, facturas escondidas y de  rescatar a las cajas –ese  modelo social de banca pública desastroso-. A pesar de ello, el gasto publico  sigue siendo casi 40.000 millones anuales superior a los ingresos fiscales de  pico de la burbuja. El déficit estructural es aún muy alto.
Es importante resaltar  todo esto para diferenciar 2014-2015 de lo que comentábamos en esta columna en  2010-11, cuando las necesidades anuales de refinanciación de España eran casi  el 30% del total europeo.
Por lo tanto, se puede  hablar de un cambio de tendencia…sin cambiar casi nada, manteniendo la estructura estatal  hipertrofiada. Y ahí radica el riesgo.
Gráficos cortesía de @_perpe_
Atrás quedan las  propuestas de cerrar las empresas públicas deficitarias (menos de un 20% se han  liquidado), observatorios, diputaciones (se han ampliado “competencias”),  asesorías, administraciones duplicadas y cabildos, o las subvenciones anuales  de nuevo rico. Volvemos a gastar. Y con la fragilidad de la recuperación, un Estado que se carga de costes  fijos se expone a que cualquier vaivén de las economías globales tumbe el  castillo.
La mejora de empleo, de  un paro del 25,7% al 22% en 2015, sigue siendo insuficiente. Algo más de 620.000  puestos de trabajo creados es un dato muy positivo, pero se debe hacer mucho  más, como comentábamos aquí. Aumentar el empleo público, como se ha  anunciado, es agrandar el agujero de ese déficit estructural,  además de suponer, a medio plazo, mayores impuestos. En la rueda de prensa se  comentaba que los trabajadores públicos estaban a nivel de 2004… No,  si incluimos la enorme cantidad de empresas públicas (más de 3.500 con una  deuda acumulada superior a 50.600 millones de euros), un elemento que nos  diferencia, en mucho, de los países de nuestro entorno. 
Subir impuestos ha  supuesto…menos ingresos de lo estimado, como ya repetíamos en esta columna.  Aunque se deduzcan 2.000 millones de devolver el céntimo sanitario, nos muestra  de nuevo que las estimaciones de ingresos siempre resultan menores a lo  esperado… A pesar de la mejora de la actividad económica.
Otro riesgo hoy en día  es recuperar la ‘inversión’ pública aumentándola un 6%. El historial de  creación de riqueza y empleo de la inversión pública en España en los últimos  diez años es demasiado pobre –pérdidas netas, deuda y desempleo- como  para sacar la chequera cuando los gestores son prácticamente los mismos y aún  estamos digiriendo el 25% de sobrecapacidad productiva.
Las reformas, que siempre tendemos a ignorar, han sido muy relevantes  y han ayudado a que la economía saliese del agujero y empiece a crecer, pero  no debemos olvidar que el problema de España era, y continúa siendo, un enorme gasto público disparado al calor de los ingresos  fiscales extraordinarios de la burbuja inmobiliaria –unos 40.000 millones de  euros anuales-.
El déficit y la deuda como mejor se  reducen es con crecimiento. Ese crecimiento sólo va a  llegar de manera sólida de las pymes, que generan el 70% del valor añadido y  empleo del país, autónomos y familias. Los que han sobrevivido admirablemente  la crisis no deben pagar la decisión de sostener las administraciones  duplicadas, las subvenciones y el gasto improductivo.
El déficit y la deuda se  van a moderar por el cambio de cálculo del PIB incluyendo elementos que no  generan ingresos –actividades ilegales- y estimados. Es decir, los ratios  “mejoran”, pero la diferencia entre gastos e ingresos y la deuda total no  cambian. Y la gente no come PIB. Hay que atacar el gasto  improductivo, no sostenerlo a toda costa fiando la recuperación al Banco  Central Europeo (BCE) y la política monetaria. Ya sufrimos en 2008-2010 ese  error de “aguantar la respiración hasta que pase” porque el BCE apoyaba.
Hay que reconocer los elementos  positivos. Con un  crecimiento moderado, España crea más empleo que la tendencia histórica y el  país reduce su deuda total y sus necesidades de refinanciación. Pero los  riesgos no se deben olvidar.
A la espera de detalles, España va a seguir gastando un 15%  más de lo que ingresa. Sí, ya  no es un 20-25% anual, pero sigue siendo un problema.
Con un déficit  estructural anual muy superior al pacto de estabilidad y la media de la UE, el  objetivo único del Gobierno debe ser que sus votantes, las empresas y familias, recuperen urgentemente la renta  disponible para invertir, crear empleo y consumir.  
El objetivo de aumentar  el PIB aumentando gastos corrientes y deuda no es expansivo. Es aumentar la  fragilidad.
Abrazos,
PD1: Tengo en casa viviendo a  una familia de australianos con cinco hijos varones pequeños… ¡Qué alboroto!  Hemos estado en la beatificación que nos gustó mucho. Les he enseñado Madrid, y  hemos tenido mucho palique, no hemos parado de contarnos nuestras vidas y  experiencias. Es lo que tiene, cuando conoces a una persona, le cuentas todo lo  que te ha pasado a ti, tus anécdotas con tus hijos, tus costumbres, tu forma de  ver la vida, tus hábitos, tus creencias. Ellos nos han contado lo suyo. Se  acababan de convertir hace ahora un año. Eran ateos y se bautizaron toda la  familia al mismo tiempo en una ceremonia preciosa. Es impresionante lo que hace  Dios con nosotros. A cada uno nos llega el momento de acoger la Fe que Dios nos  regala. Cada uno tenemos nuestro momento, solo hay que estar abierto a los  mensajes, a las caricias que Él nos manda. Hay que escuchar lo que quiere de  nosotros, y es cuando muchos entendemos para lo que estamos aquí y lo que nos  espera luego; acabamos por encontrar el sentido de la vida…


 
 




























