Sabemos del alto coste de los envíos por no poder usar el Canal de Suez, pero hay más…
Mar Rojo, inflación y tipos de interés
En los últimos meses los mercados financieros parecen moverse principalmente por la expectativa de fuertes bajadas de los tipos de interés tanto en EE. UU. como en la Eurozona. Aunque el mercado siga descontando siete bajadas de los tipos de interés por parte de la Fed, o 1,75% de bajada, y seis bajadas por parte del BCE, o 1,50% de descenso, parece difícil que los bancos centrales puedan ser tan agresivos con los tipos de interés.
El principal factor para acometer la bajada de los tipos de interés es el comportamiento de la inflación y las expectativas de esta. Además de los riesgos inflacionistas repetidas veces comentados, la situación actual en la navegación marítima del Mar Rojo inevitablemente tendrá un impacto inflacionista, aunque con un decalaje de meses.
El ataque de los rebeldes yemeníes a barcos con origen o destino Israel, o relacionados con Israel y el posterior ataque militar de EE. UU. y Reino Unido a Yemen, ha provocado que al menos 18 grandes compañías navieras hayan suspendido el paso de sus buques por el Mar Rojo. Como alternativa para los trayectos Asia-Europa, o viceversa, se tiene que utilizar la ruta que bordea toda África a través del Cabo de Buena Esperanza. Esta ruta es un 40% más larga y añade entre 10 y 15 días de duración al trayecto.
Por el Canal de Suez pasa alrededor del 30% del volumen de contenedores a nivel global. Aunque el tráfico de barcos de mercancías a través del Mar Rojo se ha reducido casi a la mitad, el canal sigue abierto al tráfico marítimo. El impacto ha sido distinto según el tipo de buques. Así, los cargueros de contenedores han sido los más afectados, con un descenso del 90% respecto a la media de 2023. El tránsito de los petroleros y metaneros se ha reducido un 20% comparado con los niveles de los dos años anteriores. Por su parte, el tránsito de los cargueros a granel (bulk carrier) apenas han sufrido variación, al menos hasta la fecha.
Ante la incógnita de la duración temporal de las actuales tensiones en el Mar Rojo, lo más normal es que la tensión en el transporte marítimo tienda a empeorar antes de mejorar. Por un lado, tanto EE. UU. como Reino Unido, los dos países que están llevando a cabo los ataques en territorio yemení, desaconsejaron el viernes pasado el tránsito por el Mar Rojo. Casi una veintena de navieras han suspendido sus operaciones por la zona en conflicto, entre ellas Maersk, BP o Evergreen. Algunos países como Catar han suspendido los envíos de GNL a través del Mar Rojo, sin decidir todavía si se desviarán a través de la ruta alternativa del Cabo de Buena Esperanza, con el inevitable aumento de los costes.
Esta situación está produciendo efectos nocivos en cascada. El coste de los fletes de Asia a Europa, o viceversa, se ha multiplicado casi por cuatro. El coste de los seguros de los barcos se ha disparado. De suponer, normalmente, un 0,1% del valor del buque, ha pasado al 0,5% y no se descarta que pueda llegar al 1%, en caso de escalada de las tensiones. Esto supone que para un buque de 60 millones de euros de valor, el seguro ha pasado de 60.000 ¤ a 300.000 ¤, sin descartar que alcance los 600.000 ¤.
La ruta Asia-Europa bordeando África en lugar de realizarla a través del Mar Rojo, además de ser más larga y, por tanto, requerir más tiempo, obliga a la mayoría de los barcos a hacer escala en el puerto sudafricano de Durban. Pese a ser el puerto más grande del continente, no está preparado para atender una avalancha de buques que pasan a utilizar esta ruta alternativa. De nuevo se producen demoras.
Todo lo anterior lleva a una menor disponibilidad de contenedores, lo que a su vez aumenta el tiempo de envío de las mercancías. A su vez, las empresas, ante el miedo de desabastecimiento y de rotura de sus cadenas de suministros, intentan hacer acopio de los distintos bienes necesarios para sus propias producciones, aumentando la demanda y los precios de los propios bienes.
Como la economía son vasos comunicantes, el transporte aéreo de mercancías también está viendo subir sus costes. El fuerte aumento de la demanda de este servicio, como forma alternativa de transporte de mercancías, se deja notar en el incremento de los costes.
La gran incógnita es la duración de la actual situación de tensión bélica en la zona. Ayer mismo, el CEO de Maersk estimaba que la interrupción del transporte marítimo a través del Mar Rojo duraría al menos unos cuantos meses. Nada hace pensar que se resolverá rápidamente.
Aunque alrededor del 20% de los buques de carga que llegan a la costa este de EE. UU. pasan por el Mar Rojo, es evidente que el principal perjudicado de la actual situación es Europa. La práctica totalidad del comercio marítimo con Asia pasa por el Canal de Suez. Aunque con unos cuantos meses de decalaje, es inevitable que la situación del Mar Rojo tenga un impacto en la inflación.
Con los niveles actuales de inflación todavía muy por encima del objetivo de los bancos centrales, y la incertidumbre añadida del impacto en la inflación que tendrá la situación del comercio marítimo, todo parece indicar que los tipos de interés no bajarán tanto como está descontando el mercado.
Abrazos,
PD: No podemos pensar mal de las personas. Pensar mal es tan malo como hablar mal de ellas. Como decía la Santa Teresa de Calcuta: “Si juzgas a las personas, no tendrás tiempo para amarlas”.