29 septiembre 2017

Una España mejor

Muy interesante el nuevo trabajo del Círculo de Empresarios:

Las tres reformas que plantean los empresarios para lograr "una España mejor"

España podría solventar la lacra del paro, elevar la riqueza y equilibrar las cuentas públicas mejorando la educación y la competitividad.

El presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, presentó el lunes los documentos Una España mejor para todos y Un pacto para un crecimiento integrador con los que esta entidad celebra su 40 aniversario, con el objetivo de abrir un gran debate nacional del que surja el proyecto de una "España mejor para todos".
En concreto, desde el Círculo plantean tres grandes reformas estructurales relacionadas con la educación, el tejido empresarial y la economía sumergida que, si se hubieran llevado a cabo diez años atrás, harían que España arrojara un panorama muy diferente en términos de empleo, exclusión social y sostenibilidad del Estado de Bienestar.

1. Mejorar la calidad educativa

Por un lado, hay que impulsar la conexión del mundo educativo con el mundo empresarial, poniendo especial atención en el desarrollo de la Formación Profesional dual, de la formación continua y de habilidades emprendedoras.
"Si España hubiera consensuado un pacto educativo con una mayor orientación profesional y adaptación a los nuevos requerimientos demandados por las empresas, habríamos logrado reducir el elevado abandono escolar y converger a la media de la UE por nivel de estudios. Es decir, entre los jóvenes de 25 y 34 años habría 1.068.485 graduados más en FP de grado medio", aclara el documento.
Esta nueva distribución, aplicando las tasas de actividad y de paro actuales de nuestro país por segmento educativo, permitiría reducir el nivel de desempleo de los jóvenes entre 25 y 34 años en un 7,4%. Es decir, "una mayor formación se traduce en aumento de la empleabilidad", añade.
Además, si España contara con un sistema educativo más competitivo, mejores políticas activas de empleo y un mercado de trabajo basado en la flexiseguridad, se podrían haber alcanzado las tasas de paro promedio de la UE. De esta manera el número de parados entre 25 y 34 años se habría reducido en 649.657 personas.

2. Facilitar el crecimiento empresarial

En segundo lugar, España requiere un tejido empresarial con alta presencia de medianas y grandes empresas, que son las que poseen más capacidad de innovar e internacionalizase y garantizan mejor empleo y mayores salarios. La calidad futura del empleo también está condicionada a que se produzcan avances significativos en la productividad y en la competitividad.
Ello exige, por una parte, "adaptar el marco regulatorio y diseñar una política económica con visión a largo plazo. Por otra, empresas que adopten una política retributiva vinculada a la productividad y la permanente recualificación de los propios trabajadores", incide el documento.
En este sentido, el Círculo señala que si España hubiera diseñado la Ley de Emprendimiento de 2013 tomando como referencia la que se aprobó en Francia en 2009, actualmente se crearían potencialmente un 50% más empresas al año, hasta alcanzar las 3.439.979.
En Francia, la Ley del Autoemprendedor creó un marco más flexible en términos burocráticos, diseñó un régimen social y fiscal simplificado aplicable a las empresas con un volumen de negocio inferior a 80.000 euros en actividades comerciales y 32.000 euros en el resto de servicios, y garantizó la protección del patrimonio personal del emprendedor. Todo ello ha generado un incremento promedio anual del número de empresas creadas de un 70%.
Paralelamente, si España hubiera elevado los umbrales fiscales, laborales y burocráticos que dificultan el tamaño de las empresas y adoptado medidas para diversificar las fuentes de financiación, facilitar la atracción de talento y garantizar la unidad de mercado, contaríamos con más empresas de mayor tamaño. "Si hoy tuviéramos el tamaño medio empresarial de Francia, contaríamos con más medianas y grandes empresas. En concreto, 11.603 medianas y 2.534 grandes más, y el número de empresas exportadoras aumentaría en 16.600. A su vez, el de empresas innovadoras se incrementaría en 5.127".
Este ritmo de creación y crecimiento empresarial generaría aproximadamente 1.100.000 ocupados más, de los que un 48,6% los crearían las medianas y grandes empresas. Por su parte, la OCDE afirma que, a mayor tamaño empresarial, menor incidencia de la temporalidad. En concreto, para el caso de España, la temporalidad es un 44% mayor en las empresas de menos de 20 trabajadores respecto a las medianas (50-249) y grandes (+250).
A este nuevo empleo estructural se une el generado por el crecimiento económico próximo al 3% (500.000 empleos anuales adicionales) hasta alcanzar los 20,1 millones de ocupados. De esta manera, la tasa de paro retrocedería en 5,9 puntos porcentuales, hasta situarse en este nuevo escenario en el 11,6% de la población activa.
Además del efecto sobre el empleo, este nuevo escenario empresarial impactaría con una aportación al PIB nominal de 3,5 puntos (43.893 millones de euros), adicionales a los generados por el ciclo económico. De éstos, un 62% correspondería a un aumento de la masa salarial, lo que permitiría alcanzar un PIB nominal final de 1,2 billones de euros.
Asimismo, España lograría unos ingresos fiscales adicionales de 22.155 millones de euros (1,8% del PIB) y saldría del protocolo de déficit excesivo, alcanzando un saldo presupuestario total (unido al plan de estabilidad presupuestaria de 2017) del -0,76% del PIB y un superávit primario -descontando el pago de intereses- del 1,76%.

3. Reducir la economía sumergida

Por último, el documento señala la necesidad de avanzar en la reducción del peso de la economía sumergida (17,2% del PIB)por sus efectos negativos sobre la capacidad de recaudación. "Si España hubiera adoptado medidas para fomentar la corresponsabilidad tributaria de los ciudadanos, intensificado la lucha contra las bolsas de fraude o generalizado el pago electrónico, el nivel de nuestra economía sumergida podría ser actualmente del 11,6% (media economías avanzadas con menor economía sumergida que España)". De esta manera, el PIB nominal aumentaría en 64.960 millones de euros y los ingresos públicos aumentarían en 24.879 millones de euros.
En este sentido, el Círculo destaca que el peso de la economía sumergida es menor en aquellas economías que cuentan con una mayor calidad institucional y un marco regulatorio simple y estable, que favorece el desarrollo de la iniciativa privada.

Más PIB, menos paro y superávit

En síntesis, la combinación de estas reformas lograría situar el PIB per cápita en 27.373 euros, reduciría la tasa de paro a cerca del 10% y permitiría generar superávit presupuestario
Abrazos,
PD1: Hay que hacer mucho por mejorar a España y no caer de nuevo en los errores tan recientes de apalancar el sistema… La mora, que llevaba unos meses bajando, volvió a repuntar en el último dato publicado:
Y los préstamos a entidades no crediticias siguen muy flojos, sintomático de que, a pesar de crecer el PIB al 3%, no se traslada a todos los sectores… Al menos hemos dejado de decrecer…, ja! Pobres italianos, siguen con el ajuste… ¡Qué distintos somos de los franceses y alemanes!
España, un país líder en la fabricación de coches, aunque no conseguimos destacar por las patentes registradas cada año en ese sector:
Inventan fuera y nosotros ensamblamos… ¡Qué pena!
Los datos de la industria española del automóvil son un ligero desastre:
En el acumulado de los ocho primeros meses el descenso es de un 4,5%, totalizando 1.874.241 vehículos fabricados. Las exportaciones acumulan un descenso del 2%.
En los últimos meses algunos de los principales mercados europeos a los que van destinadas las exportaciones españolas se han mostrado muy débiles, pero sobre todo el de Reino Unido cuyas ventas caen un 2,4% en lo que va de año. Pero tampoco los mercados más importantes de Europa, el alemán y el francés, viven un buen momento, con incrementos del2,9 y el 4,2% respectivamente. Tampoco es un buen dato la fortaleza que muestra el euro frente al dólar, lo que hace que la competitividad de la industria española se reduzca.
Si se analiza la producción por tipo de vehículos, los turismos alcanzaron un total de 1.478.554 unidades fabricadas hasta agosto, con un descenso del 5,8% frente a los mismos meses de 2016. Por su parte la fabricación de vehículos comerciales e industriales se mantuvo estable con 365.414 unidades producidas y un ligero crecimiento del 0,3%. Las ventas de este tipo de vehículos se comportan mejor que las de turismos en lo que va de año en Europa.
En cuanto a exportación, la evolución ha sido similar a la producción y se mantiene en el 85% de los vehículos producidos en España. En total, se exportaron hasta agosto 1.601.203 unidades, lo que supuso un descenso del 2% con respecto a los datos de 2016. Los datos de exportaciones por meses evolucionan igual que la producción. En julio se exportaron un 2% más coches que en el mismo mes de 2016 totalizando 198.544 vehículos, mientras que en agosto la cifra cayó un 25,5% logrando exportar solo 80.343 unidades.
Nos dedicamos a hacer contratos laborales a mansalva, y no fidelizamos a los trabajadores, se contrata por semana, por días, por horas. Es ridículo:
Seguimos sin hacer el ajuste, seguimos esperando a que el tiempo todo lo cure…
Seguimos tirando de déficit estructural para vivir, seguimos convirtiendo en papelitos, en bonos, los gastos corrientes de cada año. Es como si yo pidiera un crédito bancario todos los años para pagar mis gastos de comida, vestido y ropa. Y el banco me lo fuera dando so pretexto que es mejor así, ya que si me muero de hambre no le devuelvo los primeros créditos… De coña!!!
PD2: De todo lo leído sobre la crisis de secesión catalana, lo que más me ha gustado es esto: http://www.jotdown.es/2017/09/democracia-constitucional-y-referendum-de-secesion-en-cataluna/ Y no solo el problema es de si este domingo habrá referéndum o no, sino de los días/meses siguientes, no habrá tregua. Una lata…
Ayer oía en la radio que en los últimos 5 años se ha pasado de un 15% de independentistas a un 48% actual, fruto de la campaña masiva de “España nos roba” que no tuvo contestación. No es sólo el adoctrinaje masivo de los últimos 40 años en las escuelas. Ha habido un salto en 5 años significativo sin que hayamos hecho nada para contestarlo. ¿Y ahora qué? ¿Les seguimos pagando sus excesos independentistas o les cortamos el grifo de una vez? Acumulan una deuda de 60.000 millones de euros con España que no los vamos a ver como se larguen.
Y nadie pide que el domingo salgan a votar los que no son partidarios de la independencia por el NO. ¿No habría sido mejor hundirlos en las urnas con un claro NO a la independencia? Si sale el sí en las cuatro urnas que consigan que voten, tendrán todos los argumentos para seguir dando por saco…
PD3: Madurar es darte cuenta que el amor de tu vida no es una princesa ni un príncipe de un cuento, sino una persona perfectamente imperfecta.

28 septiembre 2017

de nuevo aparece interés en emergentes

Puede que los emergentes sea el nuevo destino de los inversores globales…Su evolución es muy cambiante, y venimos de unos años, desde 2009, que no han dado mucho. Correlacionan muy poco los emergentes con los mercados desarrollados. Según Bloomberg:
We're at the beginning of a turning point in the cycle where this asset class outperforms U.S. shares.
Emerging-market stocks are quietly having a huge year. Through mid-September the iShares MSCI Emerging Markets ETF, known as EEM, is up more than 31 percent, outpacing gains in both U.S. and foreign developed markets, which are up 13 percent and 19 percent, respectively.
If you’ve been a long-term holder in emerging markets, this year’s gains have felt like they were a long time coming. Total returns in EEM from 2008 to 2016 were minus 16 percent. In that same time, the S&P 500 was up almost 85 percent. Before rallying double digits in 2016, emerging-market stocks were in negative territory in four out of five years beginning in 2011.
Looking a little further back, you can see the MSCI Emerging Markets Index is currently in a lost decade in terms of price performance:
The index still is about 17 percent below its peak in the fall of 2007. Emerging markets remain an attractive asset class because of their relatively higher growth prospects compared with developed markets, but investors have to understand how things generally work in developing countries before investing.
Here are some tips to better understand this market:
Emerging markets are highly volatile. Going back to the inception of the MSCI EM Index in 1988, 76 percent of all annual calendar returns have been double-digit gains or losses. Also, almost half of all annual returns in that time were either gains or losses in excess of 20 percent. In that same period, the volatility of emerging-market stocks has been double that of their U.S. counterparts. Investing in emerging markets requires sitting through bone-crushing volatility most of the time, with higher highs and lower lows than more mature markets.
Even 10 years isn’t long-term in the stock market. Stocks generally become less risky the further you lengthen your time horizon as an investor, but even 10 years isn’t enough time to completely wipe out risk. The U.S. has experienced its own lost decades in the past, most recently from 2000 through 2009, when the S&P 500 lost 9 percent in total. Emerging markets experienced another lost decade from 1994 through 2003, when the MSCI EM Index was up just 1 percent over that 10-year stretch. Long-term in stocks is far longer than most investors assume.
Diversification matters. When the S&P had its lost decade, from 2000 through 2009, emerging-market stocks were up more than 160 percent. When EM had its lost decade, from 1994 through 2003, the S&P was up almost 185 percent. From 1988 through 2016, the returns in emerging market and U.S. stocks were almost identical, as both gave investors gains of slightly more than 10 percent per year. But if you were to construct a portfolio consisting of 80 percent in U.S. stocks and 20 percent in EM, rebalanced annually, the combined return was higher than both of the individual markets, coming in at closer to 11 percent annually.
The reason for this is that these markets show relative cyclicality with one another. This table shows how stark these cycles can be:
Using two volatile assets that both earn similar long-term returns, but take a much different path to get them, can add value to a portfolio, assuming you have the patience and discipline to stick with it when one of them is not working.
Picking the best emerging-market countries to invest in is not easy. Emerging markets are made up of vastly different countries. This has caused some to question whether they should even be considered an asset class in the first place. The problem is that the winners vary from year-to-year by such a dramatic amount that it’s very difficult to pick the winners. This table from Dimensional Fund Advisors shows the ranks of the annual performance by country over the past 20 years:
The average annual performance of the cellar dwellers was minus 26 percent, while the average annual performance of the top performers was plus 81 percent. That means the difference between the best- and worst-performing countries was more than 100 percent each year, on average. There’s no rhyme or reason to the order of these countries. So if you plan on placing a more concentrated bet on certain countries or regions you need even more intestinal fortitude than you would investing in a broad basket of emerging-market stocks, because the volatility is even higher in the individual countries.
U.S. stocks have had a great run since the financial crisis ended in 2009. Emerging markets have badly lagged in that time. One year does not make for a trend, but valuations and performance momentum could put more attention on developing-market stocks and attract flows to the sector. If that were to happen, there’s a good chance we’re at the beginning of a turning point in the cycle that could see emerging-market stocks outperform U.S. shares for years to come.
Abrazos,
PD1: Cuando se agotan las ideas y los mercados Occidentales están muy caros, aparece el mantra de invertir en emergentes…

Emerging Markets in the Digital Age

My colleagues and I have been actively speaking about the evolution taking place in many emerging markets over the past few decades. We’ve seen dramatic shifts occurring, with the often one-dimensional economic models of the past giving way to new and diverse growth drivers. This evolution includes the rapid embrace of new technologies and the rapid digitalization of economies. Here, Carlos Hardenberg, senior vice president and managing director at Templeton Emerging Markets Group, further addresses the topic.
Looking at emerging-market economies as a whole, we’ve seen a dramatic transformation from the models of the past, which were often based on commodity exports. We’ve seen a new generation of highly innovative companies located in emerging markets moving into higher value-added production processes and services. We think it’s a very exciting time for investors in this space.
The technology sector in emerging markets is providing us with many interesting opportunities—from hardware to software to various forms of e-commerce and entertainment.
Autonomous driving is an example of the growing clout of emerging-market companies. Many producers of the components and infrastructure to make autonomous driving a reality are located in emerging markets, particularly in Asia. And, they are highly specialized. For example, sensors, cameras, other lightweight components and software to enable autonomous driving are oftentimes produced in emerging markets.
Another example is in mobile-phone technology. Some 80% of the components of one popular mobile phone are made in emerging markets, from the battery to the camera to the casing (see image below).
We know how technology has touched nearly every aspect of our lives. It has transformed how we communicate with each other, how we shop, work and play. This is true for consumers across the globe, even in what one might consider the least-developed economies. It has been estimated that 40-50% of the world’s population has access to the internet, and 70% of youth aged 15-24 use it.1It wasn’t all that long ago that no one did.
The number of internet users has increased tenfold from 1999 to 2013. The first billion was reached in 2005, the second billion in 2010 and the third billion in 2014.2 When looking at the amount of internet users globally, China (21%) and India (14%) have the largest share, above the United States (9%), Japan (3%) and Germany (2%).3
China’s “Internet Plus” strategy, unveiled in 2015, demonstrates the key role the government hopes online businesses will play in fueling its next stage of economic growth. The strategy aims to increase digitalization across the economy and to increase the presence of China’s internet-based businesses globally.
Many members of this new generation of “digitalized” consumers (including those in emerging markets) have probably never visited a physical bank branch, have never used a telephone tethered to a cord and are increasingly shunning brick-and-mortar stores to buy clothes and other wares online.
This increasing internet access means increasing opportunities. Take Indonesia, for example. Research from the International Telecommunications Union has found for each 1% increase in the internet penetration rate, unemployment growth would be reduced by 8.61%.4 The entire effect of broadband on unemployment is a combination of new jobs and existing jobs saved that otherwise would have contributed to the unemployment rate.5
In turn, consumers have more discretionary income, and the middle class is able to gain more clout. This increased spending power has driven a more consumer-oriented culture, and new and more diverse investment opportunities.
According to McKinsey research, if Indonesia fully embraces digitization, it can realize an estimated USD $150 billion in growth—10% of GDP—by 2025.6 Harnessing digital technology can boost productivity and expand economic participation across the economy. While e-commerce is growing rapidly in Indonesia—one of the world’s 10 largest economies by purchasing power parity—there is still room for more progress.
In 2013, the Pew Research Center surveyed nearly 40,000 people in 39 countries and asked the question: Will children in your country be better off than their parents?7 Interestingly, in most of the advanced economies, the answer to the question was overwhelmingly “no.” Two-thirds of people surveyed in the United States answered that way, and the people in Britain weren’t much more optimistic their children would be better off than them, either.8
In contrast, in China, 82% of those surveyed expected their children to do better, and in Brazil, 79% felt that way.9 In Chile, Malaysia, Venezuela, Indonesia, the Philippines, Nigeria, Ghana and Kenya, the majority of people surveyed also believed that the next generation will be better off than the current one.
A Changing Profile
Not only have consumers changed, the profile of what one might think of as an emerging-market company has as well. In the past, these businesses were generally fairly simple, nascent business models. They were highly geared towards infrastructure.
During the last 10 years or so, we’ve seen a gradual migration to increasingly sophisticated business models. Emerging-market companies have established their own brand names, their own niches and have expanded beyond their home countries or region, often by acquisition.
We are seeing a new generation of emerging-market companies develop. By and large, emerging-market companies have also seen healthy cash-flow generation and improving earnings. In the past, there were certain periods where corporate balance sheets were under severe stress due to foreign-exchange debt. They ran into problems, particularly when the local currency came under pressure.
Today, these currency issues seem to be managed much better and corporate balance sheets appear to be much healthier. In general, emerging-market companies have deleveraged over time; they have cleaned up their balance sheets and repaired their business models.
It’s Still about Growth
One characteristic that has generally defined emerging markets in the past—and still does—is their high growth rate. Emerging-market economies have been growing significantly faster than developed-market economies, and we anticipate this trend should likely continue.
Despite this higher rate of growth, valuations generally appear much more reasonable than in developed markets. You can invest in many of these companies at a price that is a significant discount to what you would have to pay to invest in an equivalent business in the developed world.
Business models in emerging markets have become far more sophisticated and robust than they ever were in the past. We are very excited about the opportunities we’re finding in emerging markets today and the potential for the future.
PD2: El año pasado hicimos mi mujer y yo un curso de la Academia de Familias (https://academiadefamilias.es) sobre adolescentes. Este año nos vamos a apuntar a otro curso, dado el gran interés del primero y lo mucho que nos sirvió (tenemos dos adolescentes en casa y necesitamos muchas ideas!!!).
Te copio los cursos que organizan por si te animas a apuntarte con nosotros. Es un sesión mensual por la tarde/noche, y llevamos un plato cada matrimonio para cenar luego juntos, y comentar las dudas que surjan.
Razones para participar:
Muchos piensan que la educación sale sola, y te aseguro que no. Nosotros, que tenemos 9 hijos, nos hemos formado primero para poder trasmitirles, a nuestros hijos, una educación en valores que complemente la que reciben en el colegio, que es fundamentalmente académica, y que les sirva para estar preparados a enfrentarse a la sociedad y sus nuevas costumbres… Hay mucho que aprender y muchos son los errores que cometemos los padres por ignorancia.
Si quieres apuntarte, mándame un email y hablamos, todo por el bien de nuestros hijos y de la paz familiar.

27 septiembre 2017

el mejor libro de economía es "The Economy", de CORE

Recomiéndaselo a quién esté interesado en la materia, enseña más que en la facultad. Es la pera… Yo me lo voy metiendo en horas tontas. Por cierto, es gratis, lo puedes ir leyendo online. Y sí, está en inglés, así practican y aprenden, que les va a venir muy bien… Aquí: http://www.core-econ.org/the-economy/book/text/0-3-contents.html

Más que un manual

Por: Emilio Ontiveros 
Con bastante frecuencia me preguntan estudiantes y allegados, profesionales de otras disciplinas, por “un buen libro de economía”, de introducción en la mayoría de los casos. La respuesta no era hasta ahora fácil, aunque siempre teníamos a mano los manuales más reconocidos y utilizados, desde el clásico Samuelson, hasta el Mankiw, pasando por el de  Paul Krugman y Robin Well. No son pocos, y cada maestrillo tiene sus preferencias, en no pocas ocasiones condicionadas por la propia historia y experiencia del enseñante, por la afinidad con los autores, y otras muy diversas circunstancias. Supongo que responder a esa pregunta es como hacerlo con las recomendaciones dietéticas, o con el mejor programa de iniciación al cuidado físico. Hay que tener mucho cuidado, en definitiva. Porque dependiendo de la impresión que deduzca el iniciado, así puede ser su curiosidad y afición futura por seguir ampliando sus conocimientos de economía.
Establecida esa justificación cautelar, me permito ahora sugerir a propios y extraños a la profesión -estudiantes y profesores, profesionales de otras disciplinas-, el libro The Economy, un proyecto en torno a la iniciativa denominada CORE (Curriculum in Open-access Resources in Economics) (http://www.core-econ.org/): una obra disponible onlinegratis, muy cuidada metodológicamente y plenamente actual. De hecho, el proyecto en el que concurren profesores de diversas universidades nace precisamente tras las consecuencias que la pasada crisis tuvo, entre otros ámbitos, sobre ese conocimiento económico. Lo menos duro que puede colegirse de las lecciones que dejó la crisis es que el conocimiento económico no puede darse por definitivo, es cambiante. Y la captación de esos cambios es una de las bases que ha inspirado la concreción de ese proyecto. Se trata de reflejar lo que los economistas saben hasta el momento, o como precisan los autores, lo que los economistas creen que saben. Abordar el ambicioso empeño de construir un manual de introducción a la economía requiere ese ejercicio de modestia intelectual que asumen los autores, y la consiguiente voluntad de incorporar las lecciones que aporta la realidad. Que no son pocas.
Esa responsabilidad en la elaboración de un trabajo tal la reflejan los autores en una suerte de declaración de principios. Revisan las principales contribuciones susceptibles de calificarse como “manuales” de economía, partiendo del considerado primer libro de texto, Principles of Political Economy de John Stuart Mill (1848), hasta que fue desplazado 48 años después por los Principles of Economics de Alfred Marshall. Las aportaciones de las que los autores se muestran deudores corresponden a tres grandes pensadores: Keynes, Hayek y Nash. El primero, introductor en 1936 de la idea de “demanda agregada” y sus principales determinantes en su obra más emblemática, La Teoría General. Sobre esa idea descansaría como pivote central 12 años después el gran texto de Paul Samuelson, probablemente el manual de introducción a la economía más influyente todavía hoy.
A Friedrich Hayek le corresponde el mérito de reforzar la idea de mercado como un sistema de procesamiento de información. De la existencia de información incompleta y asimétrica advertida por Hayek todavía se alimentan numerosas contribuciones al campo de las finanzas, sin ir más lejos. El matemático John Nash, por su parte, lideró ese campo de conocimiento, la teoría de juegos, esencial para analizar y modelizar las interacciones estratégicas entre los agentes, ya sean económicos o políticos.
Hechas esas declaraciones de principios, los propios autores advierten que su método y enfoque no asume a pie juntillas la totalidad de las concepciones de ninguno de esos tres grandes inspiradores: ni el supuesto intervencionismo de Keynes ni la marginación de los gobiernos defendida por Hayek. Las reticentes aportaciones de la economía conductista, de la behavioral economics or finance, también sirven para puntualizar algunas de las más radicales proposiciones que se deducen de la obra de Nash. Pero esas tres grandes aportaciones -la demanda agregada, la economía de la información y las interacciones estratégicas modelizadas por la teoría de juegos-, son consideradas por los autores fundamentos del pensamiento económico moderno. Y sus contribuciones no quedan precisamente orilladas en esta obra introductoria al conocimiento de la economía.
Aspectos relativamente nuevos en la literatura económica, pero esenciales, como las consideraciones medioambientales, la creciente desigualdad o las burbujas especulativas en los mercados financieros, demuestran la vocación de que la obra no pase por encima de la realidad, haciendo bueno ese slogan que difunde el director de CORE, Wendy Carlin, profesor de economía del University Collere London: "Teaching economics as if the last three decades had happened" Con una narrativa que entretiene sin abdicar del necesario rigor.
Los enseñantes tienen disponibles materiales adicionales. Junto a la obra general The Economy, disponen de diapositivas, vídeos y pruebas para los alumnos, que facilitan la labor docente de forma notable. La accesibilidad es muy buena, propia de los mejores e-books interactivos, con ejemplos de la vida real fáciles de asumir desde la perspectiva española.
Una última fuente de satisfacción: entre la veintena larga de autores que han aportado contribuciones a esta obra se encuentra el profesor Antonio Cabrales, al que le renuevo desde aquí mi felicitación.
Quienes quieran un comentario adicional, sin duda más completo, sobre esta importante obra, pueden leer el reciente artículo de J. Cassidy en el New Yorker. Merece la pena. Para que no todo sean elogios incondicionales, también han aparecido revisiones algo críticas con algunos capítulos de la obra, como la aparecida en el blog de V. Ramanan el pasado 12 de septiembre.
Abrazos,
PD1: El próximo viernes 29 de septiembre se estrena la película CONVERSO: http://www.conversolapelicula.com/ Creo que es muy buena y como duran muy poco en los cines, te sugiero que no dejes de verla, no esperes mucho.
Yo soy un converso también. Algún día te contare mi caso que es muy bonito… Los testimonios de los conversos son muy buenos para los tibios o los que perdieron su fe.

26 septiembre 2017

bolsas occidentales caras

No van a estar siempre subiendo… Están muy pasadas las bolsas occidentales:
En lo que llevamos de 2017, el Nasdaq ha terminado 49 veces en máximos históricos, el Dow Jones lo ha hecho en 47 sesiones y 37 son las que contabiliza el S&P 500. Así mismo, el mercado norteamericano se ha convertido, utilizando medidas de valoración como el PER, CAPE o capitalización del S&P contra el GDP, en uno de los más caros a nivel mundial.
Fuente: Star Capital Research.
Así mismo, y usando como fuente datos de Valuetree y Bloomberg, el S&P 500 cotiza a primas respecto a sus medias históricas (PER y EV/ebitda) cercanas al 30%.
Un estudio de Deutsche Bank, donde se toma un índice equiponderado de 15 bonos y mercados de acciones de mercados desarrollados, mostraba que ese índice estaba en el nivel más alto de los últimos 200 años. Si bien es verdad que podemos discutir sobre la construcción del mismo (relación entre el mercado desarrollado de 1800 y el de ahora, por ejemplo), lo cierto es que si acotamos plazos, nos encontramos con la misma sobrevaloración.
Hasta un 83% de los propios directivos (CFO), según un estudio de Deloitte, pensaba que el mercado estaba totalmente disparado y que las valoraciones están fuera de precio. Este porcentaje es el más alto en los ocho años que lleva en marcha ese cuestionario.
Preguntados los consumidores americanos por la probabilidad de tener mayores alzas en el futuro, un 65% muestra como estas seguirán produciéndose y que hay que estar comprando. Es decir, el optimismo domina al inversor y este es ajeno a lo que está pagando por cada activo.
Lo que se muestra en el nuevo récord de posiciones especulativas sobre el VIX. Nunca antes tantos pensaron que el mercado se iba a mover tan poco. Posiciones cortas significa que se apuesta por mercados (S&P) aún más tranquilos que lleven la volatilidad a nuevos mínimos.
Podríamos seguir enumerando decenas de ratios, gráficos y magnitudes varias que tendrían similar comportamiento y que, al final, no dejarían de mostrar que el actual momento de los mercados es, cuando menos, muy interesante y de final incierto.
Mientras sabemos que las valoraciones son altas, que los estímulos de los bancos centrales se van a retirar, que los propios dirigentes de las compañías ven el mercado caro, y mientras magnitudes como la deuda medida por el 'margin debt' alcanzan iguales zonas de máximos históricos, las cotizaciones permanecen ajenas a esos datos económicos e, incluso, a los geopolíticos.
Imagino que, pese a un muy desigual reparto, el nuevo récord en el volumen total de riqueza de las familias norteamericanas les hace entrar en esa fase de confianza absoluta y certeza de que el futuro será aún mejor.
Así las cosas, esto se parece cada vez más a esa estabilidad desestabilizante de la que hablaba Minsky. La complacencia general lleva a pensar que los buenos tiempos están aquí para siempre, y fruto de esa idea se toman mayores riesgos. No hay factores externos que nos preocupen o afecten al mercado, y eso lleva a tomar nuevas posiciones que alimentan la cadena. Hasta el anuncio de la Fed sobre el inicio de la reducción del balance se ha tomado de forma positiva por el mercado... Pero es el propio sistema, por su dinámica interna, el que lleva a la inestabilidad sin necesidad de 'shocks' inesperados. Eso termina por producir los efectos vistos en la crisis financiera donde, sin la existencia de un 'boom' repentino, el sistema colapsó y generó una de las mayores crisis de los últimos tiempos.
Abrazos,
PD1: Interesante. Y si no solo se ha hecho techo y se empieza un mercado bajista…

The Coming Bear Market?

The US stock market today looks a lot like it did at the peak before all 13 previous price collapses. That doesn't mean that a bear market is imminent, but it does amount to a stark warning against complacency.
The US stock market today is characterized by a seemingly unusual combination of very high valuations, following a period of strong earnings growth, and very low volatility. What do these ostensibly conflicting messages imply about the likelihood that the United States is headed toward a bear market?
To answer that question, we must look to past bear markets. And that requires us to define precisely what a bear market entails. The media nowadays delineate a “classic” or “traditional” bear market as a 20% decline in stock prices.
That definition does not appear in any media outlet before the 1990s, and there has been no indication of who established it. It may be rooted in the experience of October 19, 1987, when the stock market dropped by just over 20% in a single day. Attempts to tie the term to the “Black Monday” story may have resulted in the 20% definition, which journalists and editors probably simply copied from one another.
In any case, that 20% figure is now widely accepted as an indicator of a bear market. Where there seems to be less overt consensus is on the time period for that decline. Indeed, those past newspaper reports often didn’t mention any time period at all in their definitions of a bear market. Journalists writing on the subject apparently did not think it necessary to be precise.
In assessing America’s past experience with bear markets, I used that traditional 20% figure, and added my own timing rubric. The peak before a bear market, per my definition, was the most recent 12-month high, and there should be some month in the subsequent year that is 20% lower. Whenever there was a contiguous sequence of peak months, I took the last one.
Referring to my compilation of monthly S&P Composite and related data, I found that there have been just 13 bear markets in the US since 1871. The peak months before the bear markets occurred in 1892, 1895, 1902, 1906, 1916, 1929, 1934, 1937, 1946, 1961, 1987, 2000, and 2007. A couple of notorious stock-market collapses – in 1968-70 and in 1973-74 – are not on the list, because they were more protracted and gradual.
Once the past bear markets were identified, it was time to assess stock valuations prior to them, using an indicator that my Harvard colleague John Y. Campbell and I developed in 1988 to predict long-term stock-market returns. The cyclically adjusted price-to-earnings (CAPE) ratio is found by dividing the real (inflation-adjusted) stock index by the average of ten years of earnings, with higher-than-average ratios implying lower-than-average returns. Our research showed that the CAPE ratio is somewhat effective at predicting real returns over a ten-year period, though we did not report how well that ratio predicts bear markets.
This month, the CAPE ratio in the US is just above 30. That is a high ratio. Indeed, between 1881 and today, the average CAPE ratio has stood at just 16.8. Moreover, it has exceeded 30 only twice during that period: in 1929 and in 1997-2002.
But that does not mean that high CAPE ratios aren’t associated with bear markets. On the contrary, in the peak months before past bear markets, the average CAPE ratio was higher than average, at 22.1, suggesting that the CAPE does tend to rise before a bear market.
Moreover, the three times when there was a bear market with a below-average CAPE ratio were after 1916 (during World War I), 1934 (during the Great Depression), and 1946 (during the post-World War II recession). A high CAPE ratio thus implies potential vulnerability to a bear market, though it is by no means a perfect predictor.
To be sure, there does seem to be some promising news. According to my data, real S&P Composite stock earnings have grown 1.8% per year, on average, since 1881. From the second quarter of 2016 to the second quarter of 2017, by contrast, real earnings growth was 13.2%, well above the historical annual rate.
But this high growth does not reduce the likelihood of a bear market. In fact, peak months before past bear markets also tended to show high real earnings growth: 13.3% per year, on average, for all 13 episodes. Moreover, at the market peak just before the biggest ever stock-market drop, in 1929-32, 12-month real earnings growth stood at 18.3%.
Another piece of ostensibly good news is that average stock-price volatility – measured by finding the standard deviation of monthly percentage changes in real stock prices for the preceding year – is an extremely low 1.2%. Between 1872 and 2017, volatility was nearly three times as high, at 3.5%.
Yet, again, this does not mean that a bear market isn’t approaching. In fact, stock-price volatility was lower than average in the year leading up to the peak month preceding the 13 previous US bear markets, though today’s level is lower than the 3.1% average for those periods. At the peak month for the stock market before the 1929 crash, volatility was only 2.8%.
In short, the US stock market today looks a lot like it did at the peaks before most of the country’s 13 previous bear markets. This is not to say that a bear market is guaranteed: such episodes are difficult to anticipate, and the next one may still be a long way off. And even if a bear market does arrive, for anyone who does not buy at the market’s peak and sell at the trough, losses tend to be less than 20%. 
But my analysis should serve as a warning against complacency. Investors who allow faulty impressions of history to lead them to assume too much stock-market risk today may be inviting considerable losses.
PD2: Si caigo, me levanto. No le tengo miedo a caer. Me confieso, tras arrepentirme, y vuelta a empezar… ¡Ánimo!