Cada año es algo nuevo a lo que
nos enfrentamos. Y muchos se equivocan pensado en que se repite la historia…
Uno de los errores más frecuentes de los inversores radica
en extrapolar a futuro lo que ha sucedido en el pasado cercano.
Equivale a conducir mirando al espejo retrovisor, en lugar de mirar al frente.
Los largos años de tipos de interés cero, o incluso
negativos, y la fuerte intervención de los bancos
centrales anestesiaron los problemas económicos y distorsionaron los mercados
financieros. Ahora las cosas han cambiado. Dichos cambios tienen
influencia en el comportamiento de la economía y en la rentabilidad de los
distintos activos financieros.
Algunos de estos cambios son los
siguientes:
- Vuelta de la inflación. Incluso las previsiones de la Fed y el BCE indican que la inflación estará por encima del objetivo del 2% por lo menos hasta 2025. Numerosos factores estructurales como la desglobalización, los riesgos geopolíticos o la vuelta del proteccionismo hacen prever que la inflación tardará bastante tiempo en volver a niveles considerados satisfactorios para los bancos centrales. Es como la pasta de dientes: una vez fuera del tubo es muy difícil volver a meterla.
- Tipos de interés. Lamentablemente algunos
responsables de la política monetaria llegaron a manifestar que los tipos de interés iban a estar muy bajos para siempre.
Con la vuelta de la inflación, alcanzando niveles no vistos en 40 años, los
tipos de interés han abandonado sus niveles extremadamente bajos. No se debe esperar que vuelvan a niveles tan reducidos como los
existentes entre 2011 a 2022.
- Liquidez, comportamiento de los bancos centrales.
Tras más de una década de inyección de grandes cantidades de liquidez por parte
de los bancos centrales, ahora toca drenar parte de la liquidez inyectada. Como
consecuencia, la facilidad de financiación de las empresas
se reduce, siendo los tipos de interés a pagar por los endeudados
los más altos en al menos 15 años.
- Aversión al Riesgo. Fin del seguro (put) del Fed.
Desde el inicio de la crisis financiera cada vez que la bolsa estadounidense ha
sufrido caídas de al menos el 20%, la Fed ha intervenido: primero bajando tipos de interés e
inyectando liquidez con la compra de activos (QE). Esto provocó
una aversión al riesgo mínima, al contar con la
intervención asegurada de la Fed si los mercados se torcían. Esta forma de
actuar se truncó en 2022. La Fed ya no bajará tipos de interés, ni inyectará
más liquidez porque la bolsa baje. Como resultado, la aversión al riesgo ha aumentado sensiblemente.
- Diferenciales de crédito. Cuando los tipos eran cero, o negativos, y la liquidez disponible era abundante, los diferenciales de tipos de interés aplicados a la mayor parte de las financiaciones eran anormalmente bajos. Ahora los diferenciales se han normalizado, al alza.
- Facilidad de crédito. Además de tener que pagar
tipos de interés superiores, la facilidad de concesión de
créditos por parte de las entidades financieras se ha
visto restringida. Así lo muestran las cifras de nuevos
préstamos por parte de las entidades financieras.
- Previsiones económicas. Los tipos de interés cero
(o negativos) y los elevados déficits públicos de los estados de los últimos
años han supuesto un "dopaje" que ha
favorecido el crecimiento económico, pero sólo de forma coyuntural.
Las previsiones económicas globales, especialmente
para Europa, son poco boyantes. Las fuertes
subidas de los tipos de interés desde el año pasado y la menor liquidez
disponible acaba haciendo mella en la economía, aunque con un cierto retardo.
- Inestabilidad geopolítica. Desde la invasión de
Ucrania por parte de Rusia la inestabilidad geopolítica ha ido incrementándose paulatinamente, produciéndose una
fragmentación del mundo en dos bloques liderados por EE. UU. y China. Las
consecuencias económicas de esta fragmentación se han convertido en
estructurales.
- Rentabilidad sin riesgo. La mejor noticia para los
ahorradores, respecto a todos los cambios acontecidos, es la vuelta a la rentabilidad positiva de los activos considerados sin riesgo.
Así, la Letra del Tesoro a un año ofrece una rentabilidad cercana al 4%
(3,876%), cuando hace menos de dos años el retorno ofrecido por las Letras del
Tesoro era negativo.
Conviene conocer la historia para no cometer los errores de antaño. Aun así, es importante ser consciente de que durante casi 15 años la economía y los mercados financieros han estado totalmente distorsionados por unos tipos cero, o incluso negativos, una liquidez extraordinariamente elevada y un incremento del gasto público a nivel global no sostenible. Por lo tanto, no es recomendable tomar como referencia del comportamiento futuro de las inversiones, las rentabilidades obtenidas en los últimos 15 años.
Abrazos,
PD: Me sigue superando… En estos
momentos de desanimo, hay que volver a él: