Muy interesante:
El analista más influyente de geopolítica: "El coronavirus podría radicalizar más a España"
Gideon Rachman, jefe de política internacional del FT, es probablemente el analista más influyente del mundo. En esta entrevista, advierte del posible reordenamiento del mundo tras el coronavirus
Gideon Rachman es probablemente el analista geopolítico más influyente del planeta. Todas las semanas, los gerifaltes del mundo leen sus columnas en el 'Financial Times', el diario de las élites globales por excelencia, para saber qué está ocurriendo en los salones del poder de Washington, Pekín o Berlín. Ahora, con casi 15.000 muertos por el coronavirus y con 1.000 millones de personas encerradas, el jefe de política internacional del FT advierte de que esta crisis mundial podría acelerar el reordenamiento del mundo. Es decir, el sorpaso de China a Estados Unidos.
En una entrevista con El Confidencial, Rachman reconoce que Pekín ha sido capaz de darle a la vuelta a la crisis del coronavirus. Sin embargo, pide no dar por muerto a EEUU demasiado pronto y estar alerta ante un posible movimiento militar de Rusia o China por la debilidad de Occidente. Además, aprovecha para mandar un mensaje al Gobierno de España: si no gestiona bien la crisis, el país puede salir más euroescéptico y radicalizado que nunca.
PREGUNTA. ¿Cómo es posible que hace mes y medio se hablara del 'momento Chernóbil' de China y ahora todo el mundo quiera imitarlos? El otro día leí un comentario que decía que sí, que podríamos estar ante un momento Chernóbil... pero quizá para Estados Unidos.
RESPUESTA. Sí, creo que es posible. Yo también acabo de leer un artículo de un amigo que usa la misma metáfora sobre América. Dice que toda mentira que contamos es una deuda a la verdad. Y esa deuda tarde o temprano la tendrás que pagar. Obviamente, se refiere a la Administración Trump y no a China. La narrativa ha cambiado muy rápido.
P. ¿Cómo valora el movimiento chino en estos meses?
R. Hay que separar la realidad de la propaganda. La realidad es que China y el Gobierno de Xi Jinping tienen una parte de la responsabilidad del coronavirus. Reaccionaron tarde y trataron de reprimir la verdad. Si hubieran reaccionado más rápido quizá lo podrían haber detenido. Pero hay que decir que, después, fueron capaces de tomar medidas más drásticas que las que habrían sido posible en una sociedad democrática. Su combinación de un gobierno muy autoritario y una ética comunitaria les permitió aplicar medidas rápidas y efectivas. Han pasado de ser un desastre global a una lección al resto del mundo. Además, han conseguido hacer una diplomacia muy buena mandando materiales médicos a España, Italia y otros países. Pero necesitan tener cuidado con su campaña de propaganda en la que dicen que el virus surgió en EEUU y no en China.
P. ¿Por qué?
R. Primero, porque no es verdad.
P. Sí, claro. Pero mi pregunta es: ¿cree que le puede salir mal la campaña de propaganda a China?
R. Están tratando de culpar a las autoridades locales a nivel nacional y cambiar la narrativa a nivel internacional, de la misma forma que los rusos hicieron cuando derribaron el MH017. Pero están cometiendo un error. ¿Por qué? Porque tan pronto como lanzaron la idea, Trump redobló sus esfuerzos llamándolo el 'virus de China'. Creo que hay muchas posibilidades de que esto aumente el racismo contra los chinos en EEUU. Eso sería muy peligroso para el resto del mundo. Un paso peligroso ha sido el de expulsar a los corresponsales americanos de China. China incentiva una narrativa que ya estaba emergiendo en América con la guerra comercial: somos muy dependientes de China, tenemos que traer de vuelta a las empresas, etc. En la Administración Trump no era una idea muy compartida, pero después de esta guerra de propaganda, ese sentimiento será más 'mainstream'. Va a aumentar el cabreo con China.
P. ¿Pero cree que podemos estar ante un reordenamiento geopolítico del mundo?
R. Las cosas que de verdad cambiaron el mundo en términos geopolíticos fueron las guerras mundiales. Si el coronavirus tiene el impacto de una guerra —con un desplazamiento económico masivo y un aumento enorme de deuda—, entonces puede haber un reordenamiento del mundo, de la misma manera que sucedió después de la II Guerra Mundial.
P. ¿Y estamos ante el fin de la globalización tal y como la conocemos o son exageraciones?
R. Quizá, puede ser. Depende de la proyección. Si milagrosamente encontramos la forma de parar al virus y conseguimos volver al estado normal en otoño, no. Pero si esto continúa un año y hay tantos muertos como estima el Imperial College en los peores escenarios —1,2 millones solo en EEUU—, es inconcebible pensar que la globalización volverá a ser lo que era antes.
P. En su última columna, asegura que cada vez está más claro que China está en auge y Occidente en caída libre. O al menos ese es el pensamiento común.
R. Lo he valorado mucho desde que lo escribí. Pasará eso si EEUU sufre económicamente, el virus golpea a sus ciudadanos y aumenta la polarización. Todo eso es probable que ocurra. Si es así, en un par de años la gente dirá que, a partir de este momento, se le empezó a perder el respeto a EEUU en favor de China. En cambio, China emergerá como el país en el que surgió el virus pero fue capaz de solucionarlo a nivel interno y ayudar de forma generosa al resto del mundo para que lo superaran. Así se gana la legitimidad.
Pero eso es solo una posibilidad. Todavía es muy pronto. También es posible que China se equivoque, se enfrente a América y aumente el odio hacia los chinos. Imagínate que, de repente, Trump eleva los aranceles a China al 50% o 60%. China sigue siendo la fábrica del mundo, su economía está basada en las exportaciones. Si ocurre eso, las cosas tampoco volverán a ser como antes. Todas las proyecciones chinas quedarán desbaratadas: desempleo masivo, muchísima gente sin sanidad universal gratuita, protestas en las calles...
P. En cierto modo, lo primero que le interesa a China es que Europa y EEUU se recuperen cuanto antes. Necesita sus mercados.
R. Pekín no se puede permitir antagonizar ni con EEUU ni la UE. Incluso en el mejor escenario que te imagines para China después de esta crisis, ellos seguirán dependiendo de EEUU y Europa y necesitarán su legitimidad. China teme que corten lazos comerciales en cualquier momento.
P. Su envío de materiales médicos podría ir en esta línea: un truco de magia para que el mundo se olvide de que ellos fueron los culpables iniciales del brote. Y está funcionando.
R. Ha empezado muy bien, con el envío de materiales médicos a Italia y España. Pero es una situación muy peligrosa. La gente no se va a olvidar de que esto empezó en China. Y los chinos, aunque son muy buenos en las relaciones bilaterales entre gobiernos, emiten mensajes muy extremos desde el Ministerio de Exteriores. El lenguaje que usan cuando se enfadan es muy agresivo. La propaganda china se puede convertir en un bumerán.
P. En el Ministerio de Exteriores hubo un gran enfado con la UE por la gestión inicial. ¿Cree que tras la crisis del coronavirus podría aumentar el euroescepticismo en España y convertirnos en la nueva Italia en referencia al apoyo de la UE?
R. Si el Gobierno es incapaz de controlar el coronavirus y la crisis económica es fuerte, aumentará el apoyo a los partidos radicales. Y sí, más euroescepticismo parece posible. Bastante probable, de hecho.
Gideon Rachman, en una conferencia con Mariano Rajoy en 2014. (EFE)
P. ¿Cuál es el verdadero problema de la Unión Europea? Muchos comentaristas la critican, otros la defienden, diciendo que no tiene competencias y que el problema está en el Consejo Europeo. ¿Esta crisis va a afectar al sentimiento del ciudadano medio sobre la efectividad de la UE? Algunos pueden pensar que si la UE no está para esto, ¿para qué está?
R. Sí, creo que probablemente lo hará. No es inevitable pero, por las razones que has descrito, en una crisis la gente vuelve a los estados-nación, en parte porque tienen una lealtad más fuerte, incluso los alemanes con Alemania, pero seguro que lo harán los franceses, quizá los italianos y los españoles... El Estado tiene más poder que la UE, tiene muchos más recursos físicos y puede movilizarlos más rápido. En la UE no hay eurobonos, el presupuesto de la UE es solo del 1% y no tiene ejército ni policía. Es una realidad que la UE tiene muchas carencias, pero también cuando la gente está decepcionada y enfadada es más proclive a darse la vuelta, volver a su tribu y guarecerse en sus fronteras. Es un momento muy peligroso para la UE. Veremos qué hace el Banco Central Europeo.
P. ¿Qué cree que está pensando Vladimir Putin de todo esto?
R. No va a haber un país en el mundo que no se vea afectado por el coronavirus. Uno esperaría que su primera reacción fuera pensar cómo puede proteger Rusia. Además, ellos tienen problemas internos a los que hacer caso, la economía no está muy bien y el precio del petróleo está por los suelos. Lo que realmente me preocupa es que Putin siempre se ha aprovechado de la debilidad de Occidente para realizar un movimiento peligroso. Lo hizo en 2008 en Georgia y lo hizo en 2014, cuando sabía que nadie respondería a lo de Crimea. Y si EEUU y la UE están en crisis, es una fantástica oportunidad para ellos. ¿Qué podrían hacer? No lo sé, pero cuando tu enemigo está débil, es el momento de atacar.
P. ¿Cómo ve la situación en Estados Unidos? ¿El coronavirus puede ser la puntilla de Trump para que no logre su reelección?
R. Los republicanos están alabando a Trump por su gestión. América está tan polarizada que Trump puede decir que disparará a alguien en la Quinta Avenida y no pasaría nada. Aunque Trump negó y gestionó muy mal el coronavirus durante el primer mes, quizá de forma catastrófica, ahora va a apoyarse en el mensaje que le funciona: encontrar un enemigo ('China virus') y repetir el eslogan una y otra vez. Una respuesta racional tras la crisis del coronavirus sería no elegir a Donald Trump, pero no estoy muy convencido de que eso vaya a suceder. Sí hay peligro de que use la excusa del coronavirus para cancelar las elecciones y posponerlas.
P. Entonces, ¿no cree que el coronavirus haya dañado la popularidad de Trump y sus posibilidades de ser reelegido?
R. Sí, creo que un poco sí, pero es demasiado pronto para saber cómo acabará esto. Si piensas dónde estaban España o Reino Unido hace 10 días y dónde estamos ahora, tratar de proyectar esa imagen dentro de ocho o nueve meses es muy difícil.
P. ¿Cree que el coronavirus va a ser ese 'breaking point' en el que China supera a EEUU, como los expertos vaticinaban como el gran hecho geopolítico del siglo XXI?
R. Podría ser. Creo que es concebible en la misma manera en que lo era hace 10 años. Ya lo escribí en mi libro en 2016: mucha gente decía que a la mitad del siglo XXI, China se convertiría en el país más fuerte del mundo. Sin embargo, un evento como el coronavirus puede acelerar la historia. Si el coronavirus golpea muy fuerte a Occidente y China tiene éxito en contenerlo y preserva la situación internacional, el proceso que estaba en marcha se acelera. Al mismo tiempo, el declive americano se acentúa. Si ocurre eso, el cambio en el poder mundial se producirá a la mitad de la década de 2020. Pero hay que ser cauto. Es muy pronto. No se podía predecir al principio de la II Guerra Mundial exactamente qué iba a pasar. Pasaron años hasta que Estados Unidos entró en la guerra. Siempre pasan cosas que al principio no habías ni imaginado.
P. ¿Quizás una vacuna?
R. Sí, exacto. Imagínate que hay elecciones en EEUU, Trump pierde, hay un Gobierno americano mucho más efectivo y diplomático, la ciencia americana sorprende al mundo con una vacuna meses antes de lo esperado, hay movilizaciones locales en China porque la economía se hunde y Xi se equivoca... Puede haber un final muy distinto.
P. No podemos dar por muerto a EEUU.
R. Claro que no. Todo depende de la reacción estadounidense. El final de la II Guerra Mundial estuvo definido tanto por los errores de Hitler o de los japoneses como por los aciertos de Estados Unidos. También me preocupa que, al igual que Rusia, China aproveche esta situación distraída para actuar en Taiwán.
P. ¿En serio?
R. Puede ser. Si América está varios meses en mal estado... ¿quizá? Xi Jinping necesita cambiar la narrativa dentro de su país. Es poco probable y quizá muy imaginativo, pero es algo que yo tendría en cuenta, como lo de Rusia
Abrazos,
PD1: La vida sigue… Ayer mi hija María recibió el sacramento de la Confirmación. Bonita ceremonia. Lo fuimos a celebrar toda la familia cenando juntos y le dijimos a María que se le tenía que notar a partir de hoy los efectos del Espíritu Santo en ella.
Es el gran olvidado. A mí me gusta mucho porque noto su presencia frecuentemente. Es el que nos inspira cosas buenas. Es lo mejor que nos dejó el Señor, ya que sin el Espíritu Santo no sería la vida de fe como es…