Vivimos en unos momentos que no
son normales. Se está normalizando un ansia por la bolsa que no tiene sentido
alguno. Máximo tras máximo en EEUU como si nada pasara. Con unos inversores
extranjeros saliendo de los bonos USA (solo tienen un 35% ahora), con China que
tenía una gran paquete de bonos descargando cada mes… Lo suplen los bancos y
por encima de todos, la Reserva Federal que sigue comprando todo lo que sale,
imprimiendo dinero nuevo con gran frenesí... ¿Qué puede salir mal?
Normalización de lo absurdo
La normalización de lo absurdo por
la reiteración de una situación anómala y su permanencia a lo largo del
tiempo, acaba por no llamar la atención y ni siquiera ser
noticia destacada en los medios de comunicación.
Así, el tipo de interés de
los bonos del Tesoro español a diez
años ya no ofrece rentabilidad a los inversores. Su rentabilidad es CERO (para
ser exactos 0,075%). De hecho, las últimas emisiones de bonos del
Tesoro a 3, 5 y 7 años, se han saldado con rentabilidades
negativas del 0,437%, 0,395% y 0,260%, respectivamente. En otras palabras, los
inversores que adquirieron dichos bonos están dispuestos a prestar dinero al Tesoro
español sabiendo que
si mantienen los bonos hasta el vencimiento acabarán perdiendo dinero,
recibiendo menos importe del que invirtieron.
La lógica económica dicta
que cuando un deudor,
en este caso el Estado español, aumenta
el nivel sus deudas tanto en términos absolutos (en
euros), como en términos relativos (comparado con el PIB), la probabilidad de impago es
mayor y, en consecuencia, el tipo de interés exigido a
las nuevas emisiones de deuda será
superior. Pues bien, cuando España marca récords históricos de
deuda pública es capaz de cobrar intereses por financiarse, en lugar de tener
que pagarlos. Todo un desafío a la lógica.
Esta situación tan extraordinaria no es exclusiva de España. El resto de países que comparten el euro como moneda única, se encuentran en una situación análoga. Incluso los bonos griegos con vencimiento a dos años ofrecen rentabilidad negativa. Obviamente, esta situación tiene una explicación: la ingente intervención del Banco Central Europeo situando los tipos de interés de corto plazo en negativo y comprando crecientes cantidades de bonos soberanos.
El efecto de las compras del BCE es
tan evidente, que desde que inició el último programa de compras de bonos
soberanos, el PEPP (Pandemic Emergency
Purchase Programme), los tipos de interés de los bonos de los
distintos Estados de la Eurozona se han desplomado. El bono italiano ha pasado
del 2,5% a ofrecer sólo el 0,6%. España y Portugal han reducido la rentabilidad
de sus bonos en un 1,5% hasta CERO.
Es lógico preguntarse quién cobra bonos soberanos con rentabilidad negativa. Además del BCE, a través de los distintos bancos centrales de cada país, los bancos nacionales y extranjeros son grandes compradores de bonos soberanos. La explicación tiene que ver por un lado con las medidas del BCE que le afectan, y por otro lado con la normativa bancaria.
El BCE cobra un 0,5% a los
bancos por la liquidez que depositan en el banco central. A su vez, el BCE les
proporciona liquidez vía préstamos por los que, en lugar de cobrarles
intereses, les llega a pagar hasta un 1%. Por lo tanto, de forma muy
simplificada, pidiendo prestado al -1% e invirtiendo al -0,6% todavía les sale
rentable.
La normativa bancaria incentiva
la inversión de los recursos de la banca en bonos soberanos. Los considera
"sin riesgo" y por tanto no les consume capital. Si invierten en
bonos de empresas, o prestan a clientes, sí les supone consumo de capital.
Otros inversores
institucionales se ven forzados a invertir en bonos soberanos porque así lo
definen sus normas de actuación.
Por último, sólo algunos
inversores invierten en bonos con tipos negativos con la esperanza de poder
venderlos antes de vencimiento con una ganancia. Esto sólo ocurriría si los
tipos caen todavía más.
Todos los países de la
Eurozona, especialmente los del sur, viven en un espejismo con los tipos
actuales de sus bonos soberanos. Disfrutan de una reducción considerable de la
carga de intereses de su deuda pública, pese a situar su endeudamiento en niveles
récord. El mantenimiento de esta situación depende de un mantenimiento de la
política ultraexpansiva del BCE. Nadie quiere mencionar que esta situación no
será permanente. Cuando pase la pandemia y la situación de excepcionalidad
actual, difícilmente los "países del norte" permitan al BCE seguir
con esta política de forma indefinida "sin contrapartidas".
Con la comodidad de financiarse
"gratis" es una incomodidad pensar en un futuro menos amable.
Abrazos,
PD1: La fe no hace que las cosas sean fáciles, hace que sean posibles… Cada día le pido al Señor que me aumente la fe, que me de más esperanza, y que me ayude a ser más caritativo con los demás.