A corto plazo es más gasolina, a largo plazo, veremos los problemas de los excesos de los últimos años…
EE.UU. ¿hacia el ingreso mínimo universal?
Una vez realizada la toma de posesión de Biden como presidente de Estados Unidos, y tras la confirmación de un control, exiguo, de las dos cámaras legislativas, Congreso y Senado, por parte de los demócratas, la incógnita radica en cuánto variará la política económica estadounidense.
Durante los cuatro años de la Administración Trump, la deuda pública de los EE.UU. ha aumentado en un 50%, unos $7 billones hasta$21,6 billones, superando el 100% de deuda sobre el PIB. Trump no resistió la tentación de aumentar la deuda pública y de presionar duramente a la Reserva Federal (Fed) para que bajara los tipos interés y comprara bonos del Tesoro. En este aspecto no ha diferido mucho de su antecesor.
En los próximos cuatro años se acentuará la política de enormes déficits públicos, financiados en gran parte por la Fed. De hecho, la recién elegida Secretaria del Tesoro (equivalente a Ministra de Economía) Janet Yellen, la anterior presidenta de la Fed, ha dado pistas claras en su primera comparecencia sobre la dirección del nuevo gobierno.
Aboga por más estímulos para que la economía no padezca una dura recesión a corto plazo y daños estructurales a largo plazo. "Necesitamos más financiación para asegurarnos que los cheques de seguro de desempleo siguen llegando y para ayudar a las familias en riesgo de necesidad o de perder techo sobre sus cabezas".
Todas estas necesidades quedan cubiertas con el plan presentado por Biden de $1,9 billones, adicional al aprobado por el Senado en diciembre por $900.000 millones. El plan incluye ayudas a los gobiernos estatales y locales, ampliación de ayudas por desempleo, subsidios para el cuidado de hijos y fondos para escuelas y universidades, así como fondos para la lucha contra el Covid.
Adicionalmente, y como medida estrella, está la entrega a TODOS los ciudadanos americanos de hasta $1.400. Ante la dificultad de lograr los acuerdos necesarios para subir impuestos, al menos a corto plazo, es inevitable que una parte relevante de los bonos emitidos para financiar el creciente déficit sea adquirida por la Fed. Siguiendo con las propias palabras de Yellen: "Ahora mismo, con los tipos de interés en mínimos históricos, lo más inteligente que se puede hacer es actuar a lo grande (act big). A largo plazo, creo que los beneficios superarán a los costes, especialmente si nos preocupamos en ayudar a la gente que ha estado luchando durante largo tiempo".
Es indiscutible la existencia de millones de familias que se encuentran en una terrible situación económica dañada por la crisis económica asociada a las medidas contra la pandemia. Sin embargo, los estímulos directos, vía cheque personalizados a los ciudadanos, son una medida no adaptada nunca antes en EE.UU. Realizado una vez, la demanda social para cheques adicionales una vez consumidos los primeros, no se hará esperar. Equivale a dar pescado en lugar de dar la caña de pescar.
La ya vicepresidenta, Kamala Harris, introdujo una propuesta en el Senado el pasado mayo, solicitando pagos mensuales recurrentes de $2.000 a los ciudadanos mientras durase la pandemia. Esto supondría $600.000 millones de gastos al mes, o $7,2 billones al año. Algunos políticos demócratas van más allá y abogan por la solución del "ingreso mínimo universal" (UBI: Universal Basic Income) permanente como forma de mantener el consumo.
El gran problema de este tipo de políticas es que considera que el gobierno puede gastar cuanto quiera, incurrir en un déficit público tan alto como quiera, porque la Fed puede monetizar la deuda pública simplemente imprimiendo dinero y manteniendo los bonos a vencimiento y renovándolos permanentemente.
A corto plazo indudablemente ayudará al crecimiento económico americano, pero endeudarse sin dedicar los recursos a invertir en activos productivos que puedan generar más crecimiento y empleo a medio plazo, supone aumentar la losa de la deuda y arriesgar a un debilitamiento sensible de la divisa americana. Los efectos no se verán a corto plazo.
Si fuera tan sencillo como gastar por encima de los ingresos, y endeudarse por la diferencia, a sabiendas de que la Fed comprará los bonos que el Tesoro emita, se habría descubierto la piedra filosofal y la solución para acabar con el hambre en el mundo. Lamentablemente la realidad se acabará imponiendo. De momento, gasolina adicional para los mercados financieros.
Ya en el siglo XVIII, Benjamin Franklin decía: "Cuando la gente descubra que puede votar por su propio dinero, será el presagio del fin de la república" (When the people find that they can vote themselves money, that will herald the end of the republic).
Abrazos,
PD1: El Papa Francisco dijo en su homilía de ayer, que tenemos que pedir al Señor “la fuerza de apagar la televisión y abrir la Biblia”… Es complicado ya que la televisión nos evade de los problemas y nos da una felicidad falsa de pensar que somos como ellos. Leer la Biblia es complicado ya que nos da esa felicidad que no tenemos y la proximidad del Señor provoca pura alegría. Cuanta más tele veamos, más nos embrutecemos, cuanto más leemos, más sabios somos.