Tras tantos estímulos, lo que vamos a oír en los próximos meses es hablar mucho del TAPPERING, es decir, de la reducción de los estímulos (lo de imprimir billetes de la nada para que los bancos centrales compren bonos), hasta dejarlos en cero. Luego en 2022 ya hablaremos de subir tipos de interés. Y por entonces, tendremos una visión más realista de la tendencia de la inflación, no solo perspectivas como ahora…
Y empezar a hacer ese tapering es doloroso ya que es nuevo dinero fluía directamente a los mercados de capitales, en vez de a nuevo crédito como se pretendió en su momento.
Vivimos tiempos extraordinarios, en los que los axiomas que durante décadas han sido admitidos sin discusión se rompen uno tras otro. Esta tendencia afecta a numerosos aspectos de las sociedades occidentales, incluso a las propias raíces de nuestra civilización. La política monetaria aplicada por los distintos bancos centrales no escapa a esta situación de quiebra de los axiomas más esenciales.
Tradicionalmente, los bancos centrales han tenido como objetivo mantener la estabilidad de precios al consumo, pretendiendo que las expectativas de inflación no superaran un determinado umbral. En Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed) cuenta con un objetivo dual: control de la inflación y maximización de la cifra de empleo. Si dicho objetivo de contención de la inflación peligraba, el banco central correspondiente no dudaba en subir los tipos de interés para enfriar la economía y contener la inflación. Así, el BCE subió los tipos de interés en 2008 cuando la inflación alcanzó el 4% y los volvió a incrementar en 2011 cuando de nuevo alcanzó el 3%.
Durante décadas los principales bancos centrales han fijado su objetivo de inflación en una cifra concreta: 2%. En la última década la inflación ha estado habitualmente en niveles inferiores a dicho nivel, e incluso en niveles negativos en determinados momentos.
Ahora que las presiones inflacionistas son evidentes, tanto la Fed como el BCE han pasado a considerar un objetivo de inflación media flexible (FAIT - Flexible Average Inflation Targeting). Así, se considera que el objetivo pasa a ser una inflación media del 2% durante un largo periodo de tiempo. Simplificando mucho, si la inflación se ha situado entre el 0 y el 1% durante una década, se consideraría admisible una inflación entre el 3 y el 4% durante otra década. Este objetivo de inflación media ya está vigente en EE.UU. y en breve será adoptado formalmente por el BCE.
Los problemas surgen al pasar de la teoría a la práctica. Tras años de inflación consistentemente por debajo del nivel objetivo del 2%, ahora la inflación marca niveles no vistos en décadas en EE.UU. En mayo la inflación alcanzó el nivel del 5%, muy alejado del anterior objetivo del 2%.
Ahora incluso con una inflación en el 5%, se considera que es un incremento de precios coyuntural y no permanente. En consecuencia, y aplicando el nuevo criterio de objetivos de inflación media, la Fed no tiene prisa en subir los tipos de interés. En su reunión de esta semana anuncia que espera subir los tipos de interés en 2023, dentro de dos años. Adicionalmente, seguirá comprando bonos todos los meses por un importe de $120.000 millones "hasta que se logren sustanciales progresos adicionales en los objetivos de máximo empleo y estabilidad de precios". En definitiva, otros $2,2 billones adicionales inyectados en los próximos dieciocho meses, si no hay ninguna modificación de la política actual.
Cuando China ha puesto en marcha medidas de control de precios en productos como el maíz, el trigo o la carne de cerdo, interviniendo esos mercados, es evidente que la preocupación por una posible espiral inflacionista es a nivel global. Aun así, tanto el BCE como la Fed tienen difícil adoptar una decisión de subir los tipos de interés y acabar con la inyección de liquidez, a través de la compra de bonos, sin causar un terremoto en los mercados financieros y en la economía real.
De momento, el anuncio de la Fed ante una inflación del 5% en mayo se concreta en una posible subida mínima de tipos ¡dentro de dos años! Y en el mantenimiento de la inyección de liquidez mensual de $120.000 millones. Los bancos centrales se han metido en un callejón con difícil salida.
Así que hasta que no se concrete el tapering, con una nueva inyección de liquidez de 120.000 millones de dólares mensuales, no habrá motivos de duda… Abrazos,
PD1: Qué bonito es servir. Desde que te levantas y ofreces el día, ya gritas un “servir”, que vas recordando durante el día varias veces. En el examen de conciencia de la noche, te preguntas si has servido, si has amado. Ojalá llegue un día que no nos tengamos que examinar de si hemos servido o no, sino que nos haya salido con tanta naturalidad, que sea una constante en nuestra vida…