Esos malditos costes de los fletes ha provocado que falte de todo, y se aproveche para subir los precios…
No se aprecia todo lo que se tiene hasta que falta. Cuando algún bien o servicio ha estado disponible de manera permanente, sin que en ningún momento haya habido escasez del mismo, se tiende a considerar que su disponibilidad está garantizada y de forma inmediata. Dada su fiabilidad durante tanto tiempo, se ha olvidado la importancia de las cadenas de suministro para poder disponer de los bienes.
La globalización de las cadenas de producción de la mayoría de los bienes de consumo, ha hecho que una elevadísima cantidad de los bienes consumidos en Occidente se fabriquen o en ensamblen en terceros países, incluso si las empresas vendedoras de dichos productos son europeas o estadounidenses. A modo de ejemplo, en cualquier Iphone aparece grabado: "diseñado en California, ensamblado en China". Ni siquiera se utiliza la palabra fabricado, sino ensamblado. Es decir, se juntan numerosos componentes que proceden cada uno de un proveedor distinto, de diferentes procedencias. Si falta alguno de los componentes el producto final no puede ser ensamblado y terminado.
Por primera vez en décadas se asiste a problemas serios en las cadenas de suministros globales. Las dificultades comenzaron al inicio de la pandemia, aunque parecían superados. Los problemas se están produciendo tanto en la fabricación de productos por falta de suministro de componentes necesarios para la elaboración de productos, como en el transporte marítimo y terrestre.
La escasez de componentes no se limita sólo a los semiconductores, afectando a numerosos sectores. Desde el mes de agosto, en la Unión Europea, más de la mitad de las empresas automovilísticas y de las empresas de equipamiento electrónico han tenido que restringir su producción por la falta de materiales. Los problemas se han extendido a la fabricación de maquinaria, ordenadores, muebles, alimentación, bebidas y textil, entre otros.
Los problemas anteriores se han visto agravados en las últimas semanas por la crisis energética en China e India, que ha provocado la paralización temporal de fábricas de los productos más variados. A modo de ejemplo, una falta de suministro de tarros de cristal fabricados en China podría provocar la paralización de empresas de conservas en España, si les falta un elemento tan esencial como el envase para tener el producto acabado listo para la venta.
A los problemas de rotura de las cadenas de producción mencionados se unen los problemas en los transportes de mercancías tanto marítimos como terrestres. La situación es preocupante especialmente en Estados Unidos. Los puertos de Los Ángeles y Long Beach son la puerta de entrada del 40% de las importaciones de EE.UU. El atasco actual de cargueros esperando a descargar su mercancía es histórico. Las causas son múltiples. Entre ellas, el tirón del consumo, la falta de trabajadores y la escasez de conductores de camiones de mercancías.
Adicionalmente, de acuerdo con The Washington Post, el coste medio de un contenedor desde China a la costa oeste de EE.UU. se ha multiplicado por cuatro en lo que llevamos de año. Con la crisis energética actual y el aumento de precio de todos los combustibles, el coste de transporte internacional de mercancías aumentará todavía más.
En Europa, la falta de conductores de camiones de mercancías es ya noticia en los principales periódicos. Se estima que al menos faltan 400.000 conductores. La situación ha llegado a ser tan extrema en el Reino Unido que el ejército ha tenido que hacerse cargo de la distribución de carburantes para paliar la falta de conductores de camiones cisterna.
Aunque todas las autoridades insisten en considerar la situación actual como coyuntural, no se sabe cuánto tiempo tardarán en normalizarse las cadenas de producción y de suministro a nivel global. Mientras dure, la escasez y los mayores costes de transportes harán que los precios de un elevado número de productos se incrementen. De hecho, según la FAO, los precios globales de los alimentos se encuentran en el máximo de los últimos diez años.
La crisis energética, los problemas en las cadenas de suministro, la congestión del tráfico marítimo y la escasez de conductores de camiones de mercancías, dificultarán la disponibilidad de muchos productos en el tiempo deseado, especialmente estas navidades, e impulsarán la inflación. Aunque sea temporal, será difícil de aceptar para una sociedad acostumbrada a la inmediatez.
Las cosas (y sobre todo las personas) no se valoran hasta que faltan.
Abrazos,
PD1: Ayer el evangelio lo volvió a decir: para amar hay que servir. Y estamos aquí para amar, para servir, sin pedir nada a cambio, sin que se note que servimos. El que más quiere a los que le rodean es el que más sirve… Así de simple, y de difícil, o fácil.