Muy interesante este artículo de Mohamed el Erian, en el supuesto de la velocidad en cómo se debe reducir la inflación…:
Bancos centrales: la clave será cómo reducir la inflación
Durante la mayor parte de 2021, los mercados operaron bien gracias a las garantías de los principales bancos centrales, y de la Reserva Federal de Estados Unidos en particular, de que la inflación sería transitoria y la política monetaria seguiría proporcionado muchos estímulos. Ese poderoso condicionamiento fomentó el rally de todo en los mercados. El año 2022 será diferente.
Los mercados ya no dispondrán de las inyecciones masivas de liquidez que los impulsen a través de unas aguas económicas inexploradas y agitadas. Y algo importante es que los inversores tendrán que tener en cuenta la durabilidad y las consecuencias de la subida de la inflación, incluidos los factores que pueden provocar su eventual desaparición. Durante más de una década, las compras de activos a gran escala por parte de los bancos centrales hicieron subir los precios, no sólo los de los que se compraban en los mercados, sino también prácticamente de todos los demás activos, ya sean financieros o físicos (como la vivienda, el arte y otros objetos de colección). Este fue el caso en particular de 2021, cuando las inyecciones de efectivo de los bancos centrales alcanzaron niveles mensuales récord.
Después de desestimar sistemáticamente la amenaza de la inflación, el giro de la Fed y la adopción del lema de “más vale tarde que nunca” se engloban dentro de un cambio general en los bancos centrales mundiales hacia una política monetaria con menos estímulos. Aunque su política seguirá siendo acomodaticia durante bastante tiempo, el banco central más poderoso del mundo se dispone ahora a poner fin definitivamente a sus compras de activos a finales del primer trimestre.
Cada vez más bancos centrales (no sólo de los países emergentes, sino también de algunas economías avanzadas como Noruega y Reino Unido) han empezado a subir sus tipos de interés. Todo ello se produce en un momento en que la política fiscal de muchos países está a punto de ser menos estimulante, aunque la variante Ómicron del coronavirus está frenando el crecimiento económico.
Al haber empezado tarde, la Fed se enfrenta al reto de reducir los estímulos en un momento en que la política fiscal es menos estimulante, las condiciones financieras basadas en el mercado son más volátiles, los grandes ahorros de los hogares se están viendo erosionados gradualmente por la inflación, y tanto el gran gasto de los consumidores como Ómicron están incrementando las presiones inflacionistas debido a nuevos trastornos en las cadenas de suministro y la menor disponibilidad de trabajadores.
Estos retos no impedirán que la Fed suba los tipos de interés una vez que ponga fin a sus compras de activos. Pero sí que plantean importantes interrogantes sobre la durabilidad del ciclo de subidas. Los mercados no creen que la política real vaya a validar la trayectoria de los tipos de interés prevista por la Fed en su reunión sobre política monetaria de diciembre. Lo que no está claro es si esto será una cuestión de voluntad o de capacidad.
‘La camisa menos sucia’
La posibilidad de que la Fed tenga miedo, como ha hecho repetidamente en los últimos años, sería considerada por los mercados como algo constructivo a corto plazo. Haría que la institución intentara compensar los efectos negativos sobre los precios de los activos, lo que sería especialmente favorable para la renta variable, que se beneficia del “fenómeno de la camisa menos sucia” (es decir, no es totalmente atractiva, pero es mejor que la gran mayoría de las otras clases de activo).
Esto sería aún más favorable si coincidiera con una reducción ordenada de las presiones inflacionistas, que sigue siendo la opinión de consenso. Algo así todavía es posible si la Fed toma más medidas de manera inmediata para hacer frente a lo que está sucediendo.
El escenario de “incapacidad” sería más problemático. En este caso, un sistema condicionado por más de una década de tipos de interés bajos y gran liquidez sería incapaz de tolerar unos tipos más altos.
Unas condiciones financieras más estrictas, aunque justificadas por la persistencia de la inflación, fomentarían una combinación muy mala de inestabilidad financiera y menor demanda privada. En el extremo de la estanflación, las políticas son mucho menos efectivas justo cuando los mercados se enfrentan al triple riesgo de liquidez, crédito y solvencia, hasta ahora infravalorado.
La inflación acabaría bajando en este escenario de incapacidad, pero mediante un proceso que correría el riesgo de producir una brusca caída de la actividad económica.
Tanto la Fed como los mercados tienen un gran interés en que la inflación baje de forma ordenada. Pero la oportunidad para que la política lo logre se está desvaneciendo rápidamente. La alternativa es una caída desordenada, que implicaría el error político aún mayor de la Fed de tener que endurecer la política monetaria demasiado bruscamente después de haber sido demasiado lenta previamente.
Además del daño directo a la economía, esto probablemente causaría problemas en los mercados financieros, que provocarían otra serie de efectos negativos innecesarios y mucho mayores sobre el nivel de vida de los ciudadanos.
Presidente del Queens’ College de Cambridge, asesor de Allianz y de Gramercy
Mientras la FED convenza, los mercados estarán volátiles. Abrazos,
PD1: Ayer hablaba de la necesidad de sentirnos queridos. Dios nos quiere a todos de manera inequívoca, al margen de lo desastres que podamos ser. Y nos quiere siempre, cada día. Es el amor más perfecto, nos quiere como a hijos que somos suyos. Nosotros le correspondemos o no, le da igual, nos sigue queriendo y nos perdona nuestros desmanes…
Es por esto por lo que hay que dar siempre gracias al Señor, por este amor continuo que fluye a nosotros y que no sabemos replicar. Qué difícil es querer a los demás como nos quiere Dios…, debemos intentarlo todos los días. Y darle muchas gracias siempre, ser muy agradecidos por sentirnos queridos por Él.