Ya sabes que los políticos andan detrás de las energías limpias, verdes, sostenibles, respetuosas con el medio ambiente… Esto vende mucho, y más si lo enfocas con el temido “cambio climático”…
No obstante, la realidad está muy
lejos de los deseos de los políticos. Se sigue usando el carbón más de lo que
parece. Y la energía nuclear, que mal recuerdo tendrá la Canciller Angela
Merkel, de su decisión, sigue en entredicho, aunque cada vez menos…
Tanto es así que ayer el
Parlamento Europeo optó por considerar a la energía nuclear y la que proviene
del gas como energías limpias, verdes, para que tengan los mismo privilegios
que las renovables… Y toda esa tontería política de defenestrarlas, quedó relegada
al olvido y miraron para otro lado… La escasez del crudo y los altos precios
alcanzados, mandan…
Cuando la realidad del consumo
mundial es esta. Y poco pueden hacer para cambiarla al ritmo que quieren, con
las economías tan endeudadas y tan llenos de déficit públicos:
Y lo más impresionante es que Francia opta por nacionalizar al gigante EDF, como medida para proteger no se sabe qué intereses… Van a tardar los socialistas españoles en plantear lo mismo… Segurito que sí.
Ambas noticias pasarán
desapercibidas por todos. En los telediarios un par de segundos, si llega, y en
la prensa de hoy, apenas nada…
Sin Petróleo no hay Transición Energética
"¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre,
no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué
terminarla?" Lc 14, 28
El mundo occidental,
con Europa a la cabeza, ha asumido unos objetivos de
transición energética muy ambiciosos. De forma simplificada, dicha
transición consiste en la sustitución de las fuentes de
energía fósiles (carbón, petróleo y gas) por fuentes de energía renovables "no
contaminantes". Teniendo en cuenta que se estima que la demanda global de energía se multiplicará por tres de aquí a
2050, esta transición energética es un gran reto. No basta con sustituir las fuentes de energía fósiles actuales,
sino que será necesario aumentar enormemente la capacidad de generación
energética para satisfacer la demanda.
La promoción y el empuje de esta transición energética está siendo acompañada de una elevada presión sobre las industrias intensivas en energías fósiles y, sobre todo, de una demonización de las inversiones destinadas a nueva producción de dichas energías. A modo de ejemplo, recientemente el secretario general de la ONU ha aseverado que invertir en nueva producción de petróleo y gas es "delirante" e instaba a todos los actores financieros a dejar de financiar la energía fósil y centrarse en las renovables.
Así, las compañías petroleras corren el riesgo de
ser excluidas como posible destino de la inversión de
miles de inversores institucionales (fondos de
pensiones, fondos de inversión, compañías de seguros). Por otro lado, la
propia normativa aplicable a los bancos penaliza los
préstamos a compañías con "elevada huella de carbono".
Los sectores más intensivos en la emisión de CO2 llevan años
reduciendo significativamente sus inversiones en ampliar la
capacidad productiva. Este es el resultado de la presión a la que se ven
sometidos, la falta de claridad regulatoria e
incluso a la presión de sus propios accionistas. Así, los sectores de "minería y metales", "producción de petróleo y
gas" y "acero" son los que menos inversiones están realizando, en comparación
con la media de los diez últimos años, limitando su capacidad de producción
futura.
Las consecuencias de la
infrainversión de los últimos años en el sector petrolero son palpables en los altos precios de la energía desde 2021,
acentuadas ahora por la guerra de Ucrania. Se estima que en 2025 habrá menos petróleo disponible que actualmente por la
falta de inversión. Aun así, la demanda sigue creciendo.
Se demoniza al sector petrolero y a los sectores
intensivos en el consumo de energías fósiles y
se ponen trabas de todo tipo a las nuevas inversiones en aumentos de capacidad de
estos sectores. Todo ello, es completamente contraproducente con los
objetivos de la transición energética.
Para la construcción de la infraestructura de los
parques eólicos y fotovoltaicos se requiere una enorme cantidad de petróleo. La fabricación de las turbinas de
viento requiere gran cantidad de acero. Para la
fabricación del acero se necesitan elevadísimas temperaturas que se obtienen
mediante la utilización de fuentes de energía fósil.
Una planta eólica requiere hasta
nueve veces más minerales que una planta de cogeneración de
gas. Para la fabricación de un vehículo eléctrico se
necesita seis veces más cantidad de minerales que los utilizados en la
fabricación de un vehículo de motor de combustión. Si se limita la explotación minera por sus efectos
contaminantes, difícilmente habrá minerales suficientes para
poder abordar una fracción de los objetivos de la transición energética.
Para poder aislar adecuadamente una
vivienda y hacerla "medioambientalmente
sostenible" es imprescindible utilizar plásticos y aislantes que se producen a través de hidrocarburos. Pretender acabar con los hidrocarburos es contraproducente para
la propia "sostenibilidad medioambiental".
Occidente, y Europa en
especial, corre el riesgo de fracasar en su transición
energética, encareciéndola, alargándola en el tiempo y creando una situación de
un coste de la energía difícilmente asumible para las familias y empresas
europeas.
Por primera vez en muchas décadas, Europa siente
la amenaza de posibles problemas de disponibilidad energética,
con planes de racionamiento del suministro en países como
Alemania. Como consecuencia, estos países no han dudado en volver al
carbón, olvidando temporalmente, la transición energética.
Al igual que en la cita inicial, no se puede construir una "transición energética" sin calcular el
coste y la viabilidad de dicha transición. Se corre el riesgo de abandonar las fuentes de energías fósiles
tradicionales antes de disponer de las nuevas fuentes de energías limpias.
Abrazos,
PD1: Ayer conocimos a los padres
del novio de mi hija que se casa en diciembre. Buena gente, simpáticos, con
mucha conversación y cariñosos. Un gustazo. Qué suerte ha tenido la chica. Lo
que más gracia me hizo fue que mi futura consuegra tenía un hermano cura, un
sobrino carnal sacerdote también, y dos sobrinas monjas (una de ellas la
clarisa de Soria que te hablé el otro día)… Ya sabes lo que me gusta la gente
espiritual… Compro!!! Les conté que sería muy interesante que entre los
numerosos hijos que tendrán los nuevos esposos, sería una gozada que hubiera
también vocaciones…