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No sabemos lo que va a pasar las
próximas semanas. Yo intuyo que vamos a ir viendo una mejora de la inflación
desde los aterradores niveles cercanos al 10%, hasta presumiblemente niveles
del 5%. Seguirá siendo muy elevada, pero es más asumible. Si esto ocurriera,
por la bajada de los precios energéticos, el mercado lo recibiría con alborozo.
En cuanto se empiecen a publicar datos de inflación mejores, el mercado lo
descontará arriba con contundencia…
El BCE, como sabes, subió ayer
los tipos de interés 0,75 puntos para tratar de enfriar la demanda de
dinero fácil… Están todavía muy baratos y deberá seguirlos subiendo. Pero con
una inflación de oferta, ¿para qué queremos enfriar la demanda? Llevan años con
el pie cambiado y siguen dando palos de ciego… ¿No es mejor dejar de imprimir
masa monetaria nueva como siguen haciendo? Sería la mejor forma de frenar la
demanda, mejor que con una simple subida de tipos… Y para la inflación de
costes, ¿qué política monetaria sirve? Poca. Por mucho que subas tipos, una
inflación de costes no la mejoras, solo reduces la demanda…
Mientras seguimos asistiendo a
algo que no habíamos visto antes, una tormenta perfecta…
¿Tormenta
perfecta?
En
tiempos como estos, es importante recordar que ser paciente y disciplinado en
periodos de volatilidad del mercado es uno de los principios fundamentales de
la inversión a largo plazo.
Después de la fuerte venta masiva
de acciones, bonos y la mayoría de las otras clases de activos importantes este
año, muchos inversores se encuentran en una complicada situación y todo parece
estar algo fuera de control.
La lista de factores exógenos y
macroeconómicos que explican esta situación es bastante amplia: la guerra en
Ucrania, una crisis energética europea, una inflación vertiginosa, una
desaceleración del crecimiento global, aparte de los impactos persistentes de
los problemas en la cadena de suministro y las crecientes tensiones
geopolíticas.
Absorbidos por los desafíos de
este año, casi hemos olvidado los excesos que nos preceden: el frenesí de los
inversores minoristas que hizo revalorizarse acciones meme como GameStop a
niveles extremos, cómo llegó a haber 18 billones de dólares de bonos que se
negociaron con rendimientos negativos, el auge de invertir en SPAC,
criptomonedas… un escenario que llevó a muchos analistas a catalogar la
situación como “Everything Bubble” (la burbuja del todo)
Sin embargo, este año han surgido enormes pérdidas en casi todo tipo de activos, mostrando lo peligrosas que pueden llegar a ser las manías especulativas, cuando el precio de un activo está completamente desacoplado de la realidad subyacente. Comprender qué está causando esto y qué podemos hacer al respecto, puede ayudarnos a mantener el control de nuestras inversiones y sobre todo de nuestras emociones, permitiendo que estemos mejor preparados para lo que pueda pasar.
Las caídas de la primera parte
del año provinieron en gran medida de una contracción en las valoraciones de
partes del mercado caras en relación con sus perspectivas de ganancias. De
hecho, hemos llegado a ver la mayor compresión en las valoraciones desde 1975
explicada por el escenario de un nuevo ciclo de subida de tipos de interés,
corrigiendo la mala asignación de recursos impulsada por las tasas de interés
artificialmente bajas a las que hemos estado acostumbrados.
Todos somos muy conscientes de
que los umbrales actuales de inflación no se han visto en varias décadas. El
desafío para los bancos centrales ahora es volver a controlarla y acercarla al
nivel objetivo del 2% sin comprometer en exceso el crecimiento económico. La
principal herramienta de la que disponen es controlar el nivel de tipos de
interés, y en este caso están endureciendo sus políticas monetarias aumentando
los tipos de referencia y reduciendo la base monetaria. ¿Cuál es el problema?
Los efectos secundarios de un período de políticas monetarias más restrictivas
por parte de los bancos centrales pueden ser potencialmente dañinos para la
economía pues el incremento del coste del dinero termina resintiendo la
demanda.
Por lo que el comportamiento de
los mercados ha comenzado a estar marcado por la constatación de que los bancos
centrales, con sus actuaciones en materia de política monetaria, van a
anteponer el control de la inflación al crecimiento económico, pudiendo
provocar con ello la entrada en recesión de algunas de las principales economías.
Estos miedos se han hecho sentir en el comportamiento de todos los activos
financieros incrementando la volatilidad del mercado, siendo este primer
semestre de 2022 el peor semestre para las acciones de mercados desarrollados
en más de 50 años.
No solo eso, los mercados de
renta fija también han experimentado uno de sus peores inicios de la historia
sufriendo las mayores caídas desde máximos que se remontan a la década de 1970.
Los rendimientos en todo el mercado de bonos han aumentado al ritmo más rápido
en años, con la consecuente caída de los precios de los bonos. Por lo que esta
correlación positiva entre bonos y acciones está provocando caídas abultadas
para muchos inversores, sin conseguir la protección buscada en este tipo de
activos, entendidos como más conservadores, sin compensar las pérdidas en
activos categorizados de mayor riesgo ni sus volatilidades.
¿Tormenta perfecta? En tiempos
como estos, es importante recordar que ser paciente y disciplinado en periodos
de volatilidad del mercado, es uno de los principios fundamentales de la
inversión a largo plazo, puesto que los mercados no solo se recuperan, sino que
esto puede suceder cuando los inversores menos lo esperan. En tiempos tan
“extraordinarios”, puede parecer que no es el momento adecuado para invertir,
pero la verdad es que el momento adecuado no existe.
El mercado de valores sube y baja
constantemente, y aunque esta volatilidad que estamos experimentando durante el
2022 puede parecer desalentadora, la realidad es que este tipo de escenarios lo
que nos presentan son oportunidades inversión y evidencia más que nunca la
importancia de la gestión activa.
La evidencia empírica nos muestra
cómo la clave para obtener la rentabilidad deseada en el largo plazo no se basa
en la búsqueda de momentos idóneos de entrada en el mercado o de venta en
anticipación a posibles fuertes caídas, sino de todo lo contrario: mantener una
inversión apropiada y eficiente el mayor tiempo posible ya que, cuanto mayor
sea el periodo de inversión mayor es la probabilidad de que tu rentabilidad sea
más elevada.
El argumento de que la generación
de flujos de caja futuros hace que el entorno macroeconómico actual sea
irrelevante, en nuestra opinión, y a pesar del contexto, sigue vigente y
confiamos en estar bien protegidos pudiendo mantener un comportamiento relativo
defensivo, pues el mercado recompensará primordialmente la estabilidad de las
ganancias, la rentabilidad y las valoraciones.
Los mercados salen de las
turbulencias por las que entran… Sin avisar, sin que sepamos cuando ha llegado
el mínimo para comprar… Hay que ir haciendo cartera en función del momento que
se vea flojo, de que haya muchas preocupaciones, de que haya una mala macro,
como ahora…
Abrazos,
PD1: La felicidad es a veces como
las gafas… Las buscas, las buscas y las buscas, y resulta que las llevas
puestas. Hay que contentarse con lo que Dios nos ha dado y no pensar en lo que
no tenemos, ya que esto nos genera mucho malestar y muy poca felicidad.