27 junio 2018

el euro...

Salió malparido:

El pecado original del euro

Cualquier organización desde su inicio se dota de unas normas que todos sus integrantes se comprometen a cumplir. Dentro de estas normas se recogen las consecuencias y las penalizaciones que deben asumir los que incumplan las normas. Cuando las normas de la organización se incumplen repetidas veces, sin que se apliquen las sanciones establecidas de antemano y sin que tenga ninguna repercusión real sobre el miembro incumplidor, se hace cada vez más difícil la aplicación de las medidas coercitivas en el futuro. La no aplicación de la norma sancionadora acaba sentando precedente.
Lo comentado anteriormente es lo que está ocurriendo con los incumplimientos de los países integrantes del euro respecto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Los países integrantes de la moneda única se comprometían a mantener sus cuentas públicas con un déficit inferior al 3% del PIB y a no rebasar del 60% el nivel de deuda pública sobre el PIB.
Los incumplimientos de al menos uno de los dos criterios fue ya la nota dominante desde el lanzamiento del euro hasta el inicio de la crisis financiera en 2008. Los primeros en incumplir el límite del 3% del déficit fueron Alemania y Francia, sin que se aplicara ninguna sanción a ninguno de los dos países dado el peso de ambos países. Esta exención a la aplicación de sanciones a ambos países en los inicios de la moneda única ha limitado la posibilidad real de aplicar los procedimientos sancionadores previstos a los posteriores incumplidores.
Con el estallido de la crisis hace ya una década, los incumplimientos de los criterios del Pacto de Estabilidad y Crecimiento han sido la tónica general. El 60% de nivel máximo de deuda pública sobre el PIB de cada país se ha convertido en una quimera. Doce de los países de la Eurozona incumplen dicho criterio. Ni el incumplimiento masivo evita si siquiera el planteamiento de posibles sanciones. Los incumplimientos en las ratios de déficit sobre el PIB mayores del 3% sí han llevado a la apertura de expedientes de "déficit excesivo", lo que en ningún caso ha llevado a la imposición de sanciones a ninguno de los países miembros.
Ahora el nuevo gobierno italiano anuncia determinadas medidas de reducción sustancial de los impuestos, situando el tipo del IRPF y del impuesto sobre sociedades en el 15% y con medidas de aumento del gasto sustanciales como la creación de una Renta Básica Universal, entre otras. De aplicarse estas medidas, pueden tener un efecto positivo en el crecimiento de corto plazo, pero acompañado de un empeoramiento del déficit público (2,3% en 2007) y del ya elevado nivel de deuda pública (131,8% del PIB).
Los antecedentes en los incumplimientos de los últimos 19 años y la no materialización de las sanciones previstas durante todo este periodo, hace impensable considerar que ahora sí se sancionaría a Italia por incumplir el nivel de déficit del 3%. Tensión existirá. Presiones también, pero medidas coercitivas de corto plazo serán difíciles de implementar por parte de las autoridades europeas.
Si realmente Italia aumenta su déficit como se prevé, la tensión se plasmará en un aumento de los tipos de interés exigidos a las emisiones de deuda pública italiana. Hace dos semanas asistimos al primer aviso llegando el bono a 2 años a rentabilidades del 3%, frente al 0,8% actual. De aplicarse las medidas anunciadas por el gobierno italiano, la calma actual de los mercados financieros será sólo temporal.
Abrazos,
PD1: Hay que acordarse cada mañana de ofrecer el trabajo, todo lo que vamos a hacer. Es la mejor forma de rezar, de tratar de hacer mejor las cosas, menos chapuzas, de tener más presencia de Dios, ya que habrá ratos que pienses ¿por qué tengo que tragarme estos rollos? Por amos de Dios, porque estamos trabajando-rezando…