Yo creo que sí. No creo que
pueda seguir subiendo mucho más a corto plazo. Hay demasiada incertidumbre. Es
un mercado que sube exclusivamente por las inyecciones de liquidez de los
bancos centrales y quizás estos empiecen a reducir los volúmenes (el BCE ya ha
empezado).
Las valoraciones son
imposibles, demasiado altas. Pero esto ocurre fundamentalmente en los mercados
que más han rebotado: de nuevo las FAANG y TESLA que alcanzó ayer un precio
ridículo… Es la moda absurda que acabará por dejar pillados a muchos…
Cualquiera
que analice la evolución de las bolsas en los dos últimos meses puede
llegar a la conclusión de que, una vez más, los descensos de marzo fueron una
corrección coyuntural dentro de un inquebrantable mercado alcista.
Tras el referéndum del Brexit, o la corrección de los mercados en el último
trimestre de 2018, la economía global continuó creciendo y las bolsas no
tardaron en recuperar las caídas previas. En esta ocasión, a pesar de la
recuperación de las bolsas, hay motivos para la prudencia.
La
economía se enfrenta a un shock no conocido con anterioridad y
con enormes incertidumbres. Ahora mismo hacer previsiones
económicas es un ejercicio tremendamente complicado en
un contexto en el que se ignora si habrá nuevas oleadas, la intensidad
de estas, si se producen, cuánto tiempo se tardará en lograr un tratamiento
eficaz o una vacuna. El FMI apenas tres semanas después de
publicar sus negativas previsiones de finales de abril, anunció la próxima
revisión a la baja de las mismas en junio ante la actual "incertidumbre
extrema".
La
incertidumbre ha llevado a un elevado número de compañías cotizadas, en Europa
y en EE.UU., a dejar sin efecto la guía de evolución de ventas y beneficios dadas
con anterioridad a los inversores.
Adicionalmente,
los datos económicos tanto de EE.UU., con 40 millones de personas
solicitando subsidio de desempleo en apenas diez semanas, como de Europa,
son poco halagüeños. A pesar de la incertidumbre económica general y de la
supresión de guía sobre el beneficio de las empresas, las bolsas han
recuperado una parte significativa de las caídas previas. De hecho, el
tecnológico Nasdaq se encuentra en positivo en el año y apenas
a menos de un 5% de los máximos históricos.
En esta
ocasión, a diferencia de la crisis de 2008, las autoridades monetarias
y fiscales sí han actuado con celeridad. Los principales bancos
centrales del mundo han anunciado que adquirirán activos por
un importe cercano a los $6 billones durante este año. Adicionalmente,
en la práctica totalidad de los Gobiernos occidentales han anunciado un aumento
de la deuda pública para financiar planes fiscales contra los efectos
de la pandemia.
Todas
estas ayudas, monetarias y fiscales, indudablemente mitigarán
los efectos de las pérdidas económicas generadas por el coronavirus,
pero difícilmente lograrán que la economía recupere rápidamente la
situación en la que estaba a principio de año. Cabe recordar que el
crecimiento económico antes de la pandemia se hallaba en clara
desaceleración: el comercio mundial cayó en 2019 por
primera vez en diez años; Alemania bordeaba la recesión; la Reserva
Federal ya había iniciado la senda de bajadas de tipos ante el
menor crecimiento del esperado.
Todas
las ayudas son bienvenidas y mitigan el daño económico causado por la pandemia.
No obstante, el mayor nivel de deuda que suponen muchas de las
ayudas limita la capacidad de crecimiento futuro.
En
cualquier caso, es evidente que, una vez más, estamos asistiendo a una canalización
de flujos hacia las bolsas, independientemente del comportamiento de
las cuentas de resultados de las compañías. Las bolsas descuentan
un escenario de rápida normalización de la economía y de los beneficios, incluso
en esta situación de "incertidumbre extrema", como la define el FMI.
De
momento asistimos a mundos paralelos: el bursátil,
augurando una pronta recuperación y normalidad económica y de los beneficios,
como si la pandemia fuera un nuevo "incidente coyuntural"; y el
mundo de la economía real, donde, salvo excepciones, las empresas son
incapaces de dar previsiones para este año y el que viene, y luchan por
gestionar el daño ocasionado por meses de escasa actividad.
A corto
plazo los flujos mandan. Sin embargo, si los beneficios esperados no se
materializan difícilmente se podrán mantener las valoraciones actuales.
Abrazos,
PD1: En EEUU pesa la enorme
diferencia de clases que existe. Unos muy “wealthies” y otros completamente en
el suelo. Ha habido 41 millones de parados en estas semanas, pasando los
empleados desde 156 millones de trabajadores a solo 115 millones. Y eso pasa factura.
La espoleta, como sabes, su problema racial de siempre. Ya tienen sus
disturbios como tuvimos en Europa los nuestros (en España el lío nacionalista
de hace un año, donde mostramos lo peor de nosotros); en China los paraguas…
Es muy triste ver todo esto,
pero cuando le llega la miseria a la gente, reacciona con virulencia. Todas
esas medidas de ayudar al necesitado, no acaban de llegar, no hay dinero para
tanta ayuda que se necesitaría. Por tanto, es un problema de difícil solución.
En el primer mes del virus se dio 1000 dólares a cada persona necesitada allí.
¿Qué van a hacer, darle todos los meses otros 1000 dólares más? Lo dudo, no hay
dinero suficiente.
Lo que más me impresiona es ver
pedir perdón por parte de unos pocos a grupos de alborotadores. Se ponen de
rodillas y les piden perdón por todo el maltrato racial de siempre. Eso es lo
que habría que hacer siempre: aprender a pedir perdón… Y si encuentran una
solución a la miseria, mucho mejor todavía.
¡Qué bonito es tener el coraje
de arrodillarnos y pedirle perdón al Señor cuando nos equivocamos!