30 septiembre 2022

globalizacion 3: supply chains

El problema de las cadenas de suministros que tan recientemente hemos sufrido…

The peak globalisation myth: Part 3 – How global supply chains are unwinding

Abrazos,

PD1: Menudo lio se ha montado con lo de Tamara y el novio que le salió marchoso… El otro día me contaban una historia bonita: boda en una massía catalana de gente con dinero. 600 invitados, uff!. En la Misa, el cura pregunta a la novia si quiere a fulanito como su legítimo esposo y tal… Contesta si quiero. Misma pregunta al novio. Y va el tío se da la vuelta y dice que no quiere, señalando que su novia se estaba cepillando a ese, a ese y ese de ahí más lejos…, a 3 hombres distintos . ¡Glups!. Menuda revancha soltarlo delante de todos para ver que caretos ponían… Liada parda. No se casaron, pero se tomaron los canapeses y tal, y tan contentos.

La moraleja es la importancia de la fidelidad a nuestro cónyuge, cuando se es novio, o se está ya casado… No podemos ceder nunca, que el diablo acecha y nos provoca tentaciones sin que nos demos cuenta.

29 septiembre 2022

Globalización 2: menos comercio mundial

Los porqués…:

The peak globalisation myth: Part 2 – Why the goods trade ratio declined

Ayer el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir apoyando sus bonos a 30 años que se habían desplomado al 5% diciendo: announced purchases of long-maturity bonds 'on whatever scale is necessary,' Y eso fue suficiente para mandarlos a una zona menos problemática. Sus fondos de pensiones, que usan como colateral los bonos, estaban sufriendo una escasez de liquidez. Lo que permitió un rebote de las bolsas… Los inversores saben que los bancos centrales volverán a apoyar a los mercados en momentos duros… Abrazos,

PD1: Hoy es San Miguel, el ángel de Dios. Esos arcángeles que tanto me gustan: Miguel, Gabriel y Rafael… Esos ángeles de la guarda que tanto nos cuidan y a los que debemos tratar.

28 septiembre 2022

globalización 1: El mito del pico

Como no cambia mucho nada en la macro, para no seguir dándote la paliza con la inflación, sus consecuencias y expectativas, te voy a copiar 4 interesantes estudios que ha realizado Richard Baldwin de VoxEU.org. El primero habla del mito del pico de la globalización:

Parece increíble, pero en los últimos años está habiendo menos globalización, eso que hemos aspirado tantos años…

The peak globalisation myth: Part 1

Abrazos,

PD1: El sentido de la vida es tener historias para contar, no cosas para mostrar…

27 septiembre 2022

los precios de las MMPP siguen bajando

Lo que redundará en una mejoría de la inflación, desde niveles extremos, hasta unas cotas más soportables…

El petróleo ha bajado un 41% desde sus máximos:


Con una mayor perspectiva:


El gas de Europa baja ya un 48% desde los altos precios alcanzados en agosto:


En definitiva, según AFI, todo corrige:


Abrazos,

PD1: Hay que tratar que cada día sea una ofrenda a Dios, que todo lo que hagamos sea como un regalo a nuestro Creador.

26 septiembre 2022

los errores del pasado de la UE

Parece que no importa lo que hagan los políticos, pero ahora vemos claramente que no. Sus actuaciones tienen sus consecuencias…

Crisis energética más allá del invierno

La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha sido el detonante de la actual crisis energética, pero no es la única causa de fondo de la actual situación de emergencia energética. Europa va a pagar un alto precio por la falta de previsión y por renunciar a disponer de un elevado porcentaje de independencia energética. La solución no se vislumbra a corto plazo.

Cuanto mayor es el tamaño de una economía, mayor es su consumo de energía. Una adecuada planificación energética debe realizarse pensando en décadas, no en años o en meses. Desafortunadamente, Europa hace décadas renunció a su independencia energética. El año pasado, la UE importó casi el 60% de todos sus consumos energéticosAlemania, por su parte, ha fiado la competitividad de su potente industria en el flujo permanente y barato de gas ruso. Ha sido una decisión voluntaria cuyos efectos secundarios ahora se palpan.

Europa ha renunciado a su independencia energética con fuentes propias de energía. Ha renunciado a desarrollar centrales nucleares y ha ido cerrando las existentes. Mientras que Merkel, tras la catástrofe de Fukushima, anunció el cierre de todas las centrales nucleares alemanas en diez añosJapón acaba de anunciar la inversión en nuevas plantas nucleares. Este mismo mes de septiembre, el Parlamento Europeo aprobaba una moción para acabar con los embalses, pantanos y presas, afectando por tanto a la generación de energía hidroeléctrica.

Sorprende que la producción de gas en la Unión Europea se ha reducido a la mitad a los últimos diez años, aumentando la dependencia del gas ruso. En Europa, las limitaciones medioambientales dificultan enormemente la obtención de gas mediante fracturación hidráulica (fracking), mientras que no hay ninguna reticencia en importar gas de otros países como EE.UU. obtenido mediante esta técnica.

Europa, siendo responsable de sólo el 8% de emisión global de gases de efecto invernadero (GEI), lleva años siendo el área geográfica más beligerante con la transición energética hacia energía renovables con limitaciones a las energías fósiles. Sin embargo, se han obviado los efectos adversos de esta transición tan acelerada:

Las energías renovables son intermitentes y no continuas. Por lo tanto, para garantizar la disponibilidad de suministro es imprescindible disponer de otras fuentes energéticas de reserva. Ni el viento, ni la radiación solar suficiente están garantizados de forma permanente.

 - Sólo mediante energías renovables es imposible prescindir de los combustibles fósiles. Hoy en día, a nivel global la energía de origen fósil representa el 87% del total.

 - La dependencia de China en el despliegue de las energías renovables, y del coche eléctrico, es muy elevada, tanto por las materias primas necesarias como por la producción de componentes. Esta dependencia se suele ignorar.

 - Los mayores costes energéticos de las empresas europeas suponen una pérdida de competitividad y un incentivo a trasladar producción a otras áreas geográficas con menor coste energético y menores limitaciones medioambientales.

Adicionalmente a las propias decisiones europeas, las políticas occidentales antienergías fósiles han llevado a una reducción de casi el 60% en las inversiones anuales en petróleo y gas entre 2014 y 2021 a nivel global. De $700.000 millones a $300.000 millones. Esta infrainversión limita el posible aumento de producción de otros productores que pueda reemplazar el petróleo y el gas ruso.

De acuerdo con el CEO de ARAMCO, la mayor petrolera del mundo: "la infrainversión de los pasados años se dejará notar en la oferta de energía. Al menos esta crisis ha convencido finalmente a la gente de que necesitamos un plan de transición energética más creíble".

Desgraciadamente para Europa, su negligencia de décadas en cuanto a su elevada dependencia energética del exterior le sitúa en una posición muy vulnerable con difíciles soluciones de corto plazo. Aunque todos los análisis estén centrados en la disponibilidad energética de este invierno y la posibilidad de restricciones en el consumo de gas, principalmente en Alemania y otros países del centro y norte de Europa, el problema energético es de largo plazo. Adicionalmente, la transición energética debe hacerse de tal forma que garantice el suministro y a su vez permita a las empresas ser competitivas a nivel global.

En la cuestión energética, Europa es rehén de sus decisiones pasadasSalvo que se levanten las sanciones a Rusia, altamente improbable, la crisis energética se prevé larga y de solución cara y complicada.

Abrazos,

PD1: Debemos valorar y mucho a la gente que nos da su tiempo, que nos ayuda, que se gasta por nosotros… Son esas personas cariñosas que nos dan ese amor que tanto necesitamos todos… Dar a otro nuestro tiempo y cariño es lo mejor que le podemos dar. Y recibir el cariño y el tiempo, la escucha de nuestras cosas, se agradece infinito.

Por eso nos toqueteamos tanto los españoles: abrazos, choques de mano, besos, hacer manitas y demás, son las mejores formas de mostrar nuestro cariño por los otros.

23 septiembre 2022

importamos inflación...

Con la debilidad de las divisas…

Inflación importada y pacto de rentas

El BCE trata de evitar una inflación descontrolada, más incertidumbres a las ya existentes y mayores contracciones de la actividad futura

La inflación ha vuelto y lo ha hecho con tasas que no se veían desde hace décadas en la mayoría de las economías avanzadas. La recuperación económica posterior a la crisis de la covid-19 ha estado caracterizada por fuertes cambios en los precios relativos de bienes frente a servicios, estímulos monetarios y fiscales sin precedentes, disrupciones en las cadenas mundiales de producción, y un aumento del coste de las materias primas, especialmente de productos energéticos, que han cambiado radicalmente las perspectivas de inflación. España no ha permanecido ajena a este episodio inflacionista de naturaleza global.

Si nos centramos en los promedios trimestrales del IPC mensual, es necesario irse a 1985 para observar una tasa de crecimiento interanual similar a la del segundo trimestre de 2022 (9,1%). A la espera de conocer el dato de septiembre, las tasas de julio y agosto apuntan que la inflación promedio del tercer trimestre podría superar el 10%. Algo parecido ocurre con la inflación subyacente (que excluye precios de la energía y alimentos sin procesar), cuyo promedio en el segundo trimestre fue del 4,9% y que posiblemente superará el 6% en el tercero.

En claro contraste con la inflación de los precios de consumo, según el avance de la Contabilidad Nacional Trimestral, la del deflactor del PIB se situó en el segundo trimestre en el 3%, la tercera parte de la observada en el IPC. El deflactor del PIB refleja los precios del valor añadido aportado a los bienes y servicios producidos en el interior, es decir, el que corresponde a los salarios, excedente bruto de explotación y rentas mixtas, junto con los impuestos a la producción e importaciones, netos de subvenciones.

Los precios que más han subido son principalmente los de nuestras importaciones de materias primas y alimentos, particularmente energía

La diferencia entre la tasa de inflación del IPC y la del deflactor del PIB puede tener dos causas. La primera es que la cesta de bienes de consumo (que incluye también bienes y servicios importados) no es exactamente igual a la del PIB, que excluye importaciones, pero incorpora inversiones y exportaciones. La segunda es que los precios que más han subido son principalmente los de nuestras importaciones de materias primas y alimentos, particularmente energía, y de bienes intermedios afectados por las disrupciones en las cadenas mundiales de producción y la depreciación del euro. La evidencia disponible para la eurozona, analizada en un estudio reciente del BCE, sugiere que la mayor parte de la inflación del IPC (9,1% en agosto) se debe precisamente a aquellos componentes con un mayor contenido de importaciones, con tasas de inflación de dos dígitos. Por el contrario, la inflación de componentes con un bajo contenido de importaciones, con un peso aproximado del 35% en la cesta del IPC, se sitúa ligeramente por encima del 3%.

El problema del shock de precios que afecta sobre todo a materias primas tan importantes como la energía es que impactan directamente sobre el IPC (por ejemplo, en la electricidad y en los combustibles), pero también en la cadena de producción desde el principio (como el caso de todas las explotaciones y manufacturas intensivas en electricidad o servicios de transporte). Esto explica que la inflación subyacente se haya “contagiado” además a través de los efectos de primera ronda.

Sin embargo, por el momento, en la economía española no se observan los temidos efectos de segunda ronda. Para entenderlos bien, merece la pena ilustrarlos mediante un sencillo ejemplo que distingue entre el shock de precios a las materias primas y los mecanismos de propagación. Supongamos que para producir un bien de consumo con un coste de los factores de 100 una empresa necesita materias primas importadas por valor de 40, a las que añade empleo por otros 40 y recursos propios por valor de 20. El valor añadido bruto a coste de los factores de este bien de consumo representa así un 60 por ciento del coste, que se repartiría en dos terceras partes a salarios (40) y en una tercera parte (20) al excedente bruto de explotación. Si el precio de las materias primas aumenta de 40 a 50, es decir, un 25 por ciento, el efecto de primera ronda traslada íntegramente este aumento al precio final a coste de los factores, dejando inalteradas las rentas del trabajo y de capital. Los impuestos sobre la producción e importaciones ejercen una presión adicional sobre los precios al aplicarse sobre una base mayor. Si este bien fuera representativo del conjunto de la economía, el IPC aumentaría un 10%, mientras el deflactor del PIB se mantendría constante. En términos del IPC, salarios y beneficios pierden poder adquisitivo, pero no en relación al deflactor del PIB.

Se encarecen más aquellos bienes y servicios (por ejemplo, la electricidad) que tienen un mayor contenido de materias primas o bienes intermedios más caros

Esta pérdida de poder adquisitivo por el deterioro de precios relativos (los precios de las importaciones aumentan más que los de los bienes y servicios producidos en el interior) refleja que el país se ha empobrecido frente al resto del mundo. De hecho, es perfectamente posible que, aunque el PIB de España aumente en términos reales un 4,1% en 2022 según las previsiones de BBVA Research, este incremento de renta, o incluso algo más, se transfiera a otros países a los que compramos importaciones mucho más caras.  

Hasta el segundo trimestre de 2022, el ejemplo anterior ilustra bastante bien las diferencias entre el crecimiento del IPC y del deflactor del PIB. Los efectos de primera ronda están reflejando los cambios en los precios relativos de los bienes y servicios, una vez producido el fuerte aumento de precios de materias primas y otros bienes importados. Estos cambios son necesarios para que los precios den las señales que permitan el ajuste de la demanda: se encarecen más aquellos bienes y servicios (por ejemplo, la electricidad) que tienen un mayor contenido de materias primas o bienes intermedios más caros. Cuando los precios relativos terminen de ajustarse, el problema de la inflación desaparece. Un año más tarde, cuando el efecto base se haya diluido, la contribución de los efectos de primera ronda a la inflación sería nula o incluso podría llegar a ser negativa, si los precios de algunas materias primas disminuyen algo respecto a sus máximos y si dicha reversión se traslada, al menos parcialmente, a los precios de los productos finales. Esto es algo que puede ocurrir con el precio del petróleo si se mantiene a los niveles actuales durante los próximos trimestres y en marzo de 2023 se calcula su tasa de inflación respecto a los máximos alcanzados en 2022. De hecho, las tasas mensuales anualizadas de los indicadores adelantados de inflación subyacente ya se sitúan entre el 2,5 y 3,7%.

La tasa de crecimiento interanual nominal de la remuneración por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo fue del 2,8% en el segundo trimestre de este año

Sin embargo, los efectos de segunda ronda se dan cuando, adicionalmente, los salarios y los márgenes empresariales aumentan, tratando de recuperar el poder adquisitivo perdido como consecuencia de los efectos de primera ronda. En el ejemplo anterior, esto ocurriría si los salarios y las rentas del capital aumentasen, por ejemplo, un 10 por ciento, igual que el IPC. La situación se complicaría aún más si estos aumentos trataran de recuperar no sólo el poder adquisitivo que ya se ha producido vía IPC, sino que incorporaran también expectativas de que la inflación va a ser más elevada en el futuro. Se generaría así una espiral de precios, salarios y márgenes, que haría muy difícil absorber el shock inicial de inflación importada, enquistando el problema de inflación. Esta situación es la que el BCE trata de evitar a toda costa con las subidas de tipos de interés y el mensaje de que hará todo lo necesario para anclar expectativas y llevar de nuevo la inflación al 2%. Incluso aunque sus decisiones tengan un coste en términos de menor actividad económica, el BCE trata de evitar una inflación descontrolada, más incertidumbres a las ya existentes y mayores contracciones de la actividad futura. Para que esta estrategia no flaquee, será necesario que siga subiendo tipos hasta que la tendencia a la baja de la inflación esté bien consolidada.    

Impuestos sobre la producción

 En un estudio reciente de próxima publicación, demostramos que, por el momento, los efectos de segunda ronda en España están contenidos y que los márgenes de precios domésticos y salarios no están detrás del aumento reciente de la inflación. La tasa de crecimiento interanual nominal de la remuneración por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo fue del 2,8% en el segundo trimestre de este año. Teniendo en cuenta que el crecimiento de la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo fue del 1,3%, la presión inflacionista de los salarios ha sido hasta el momento del 1,5%, también muy lejos del crecimiento del IPC. La diferencia, en el segundo trimestre del año, entre el crecimiento del deflactor del PIB y el de la remuneración de asalariados se debe, fundamentalmente, al incremento de los impuestos sobre la producción, puesto que el margen bruto de explotación y rentas mixtas contribuyó negativamente al crecimiento del deflactor (-0,9%).

Crecimiento del deflactor del PIB y del IPC, e inflación subyacente en España, segundo trimestre de 2022.
Tasas de crecimiento interanuales

Fuente: elaboración propia en base a INE. Datos de avance de la CNTR.

Es necesario mantener en los próximos trimestres la dinámica que observamos hasta ahora en el deflactor del PIB, para evitar que la inflación se enquiste y se produzcan futuras pérdidas de competitividad y caídas de actividad. Los márgenes empresariales y los salarios estarían contribuyendo así a la moderación de los precios domésticos. Al fin y al cabo, cuando la inflación es importada, la clave para evitar una espiral de precios es que la sociedad sea capaz de distribuir razonablemente bien el empobrecimiento que supone, y apostar por recuperar cuanto antes la pérdida de poder adquisitivo mediante ganancias de productividad que beneficien a las rentas del trabajo y del capital. 

En consecuencia, esta evidencia sirve de apoyo a un pacto de rentas plurianual que mantenga la moderación de los salarios y márgenes empresariales sobre la inflación producida domésticamente, que reduzca incertidumbres sobre la evolución de los costes y precios, y que sirva de referencia tanto al sector privado como al público. Dicho pacto de rentas debe ser suficientemente flexible para que los salarios crezcan a tasas mayores cuanto más lo haga la productividad o la demanda de ciertas ocupaciones, y que los precios proporcionen las señales correctas para ajustar la capacidad de producción allí donde sea necesario, con la consiguiente reasignación de factores productivos. 

Abrazos,

PD1: La amabilidad no es un acto de un momento determinado, no es una sonrisa forzada, no es algo para un rato. Ser amables es un estilo de vida que se hace a todas las horas, todos los días, con conocidos o desconocidos… Ya sabes que me encanta regalar sonrisas en la calle, charlar con quien pillo que me mira… Incluso hay que ser muy amable con los que nos molestan, tipo los repartidores de Amazon y tal…, que llaman cuando menos te apetece… Ese es el truco, ser amable aunque no nos apetezca.

22 septiembre 2022

todo esto pasará más rápido de lo que pensamos

La economía se ajusta con mucha velocidad. La inflación bajará con mucha rapidez y las subidas de tipos se tornarán en bajadas para volver a estimular la demanda…


No se puede decir más claro…

La deuda pública española sigue creciendo cada año que pasa… Es indómito el hacer de los políticos y el gastar como si no hubiera un mañana… 31.347 €/habitante, desde bebés a nonagenarios. Son cifras que marean…


Pero no debemos de olvidar que:

-La inflación hará techo y se normalizará

-Las subidas de tipos pararán y bajarán de nuevo

-Los problemas geopolíticos y de comercio se resolverán

-El mundo seguirá creciendo…

Lo más importante... cuando esto sea una realidad será tarde para aprovechar la oportunidad que nos brindan ahora los mercados. Ayer nueva subida de tipos de interés en EEUU. Se esperan tres subidas adicionales para empezar a bajarlos ya en 2023, para relanzar la economía. Y los mercados anticipan con 6 meses, lo que va a ocurrir. Ahora se debería comprar lo que esperemos esté pasando en marzo de 2023…

Abrazos,

PD1: Decía Chesterton: “Hay padres tan preocupados de dar a sus hijos lo que ellos no tuvieron, que se olvidan de darles lo que sí tuvieron”.

No se trata de comprarles de todo, que es lo que se está haciendo, sino en enseñarles los valores y creencias que ellos recibieron de sus padres, que muchos han olvidado o les parecen sobrantes, inútiles, poco modernos…

Cuán importante es enseñarles a rezar, que ya no se hace, llevarles a Misa al menos los domingos, que tampoco, enseñarles a amar los libros, con nuestro ejemplo lector, nada de nada… Deleitarse con una buena tertulia donde se cuentan las cosas que nos han pasado, que nos pasan, a nosotros o a otros, donde se reflejan comportamientos positivos y buenos…

Nos hemos convertido en una sociedad sin principios, sin valores, sin fe, con un individualismo increíble… Solo importo yo, y yo, y yo… Esa búsqueda de sensaciones que no me acaban de llenar, ese probar de todo y hacer lo que hacen esas personas modelo que actúan como nuevo paradigma… Ha sido un cambio desastroso el creer que lo que nos enseñaron nuestros padres no valía para nada, y poner en valor el ser, no el tener.

Pero no estoy nada pesimista con el futuro. Veo a mis hijos que no han hecho esto, que rezuman austeridad, que ahorran para el mañana, que tienen cortitos a sus hijos, que les enseñan las mismas cosas que mi mujer y yo les enseñamos, y me produce una profunda alegría… No somos como los demás, somos muy distintos y me enorgullezco por ello.


21 septiembre 2022

¿crisis de deuda?

La dificultad de financiarse sin las compras masivas de los bancos centrales, va a ser una evidencia.

Hacia una crisis de deuda en la eurozona

Esta crisis tendría diferencias y similitudes con la que aconteció durante la Gran Recesión de la pasada década

Puede resultar provechoso especular sobre la posibilidad de una crisis de deuda soberana en la eurozona en un horizonte temporal relativamente cercano. Para que la conclusión principal del artículo no se pierda en el fragor de los razonamientos conviene enunciarla al principio: si la guerra entre Rusia y Ucrania persiste durante mucho más tiempo, digamos de dos a cuatro trimestres adicionales, la crisis de deuda será inevitable. El detonante, nunca mejor usada la expresión, sería el elevado precio alcanzado por el gas y otros productos energéticos, junto con el inexcusable deber del BCE de reconducir hacia su objetivo las altas cifras de inflación provocadas por la multiplicación del precio de estos productos, así como por las expansivas políticas monetarias y fiscales del pasado reciente.

La persistencia de la intensa subida del precio de los productos energéticos, acentuada por la debilidad del euro, ocasiona tres efectos en las economías que cubren la práctica totalidad de sus necesidades de producción y consumo de estos productos mediante importaciones, como es el caso de los países del euro. En primer lugar, provoca inicialmente una desaceleración del crecimiento del PIB y antes o después una contracción del mismo. En segundo lugar, aumenta notablemente la inflación, en una primera instancia por el impacto directo en el IPC del incremento de los precios de los productos energéticos incluidos en el  mismo y, a continuación, por la traslación de los mayores costes energéticos de las empresas al resto de los precios de bienes y servicios que componen el IPC.

El precio de estos bienes y servicios subirá aún más según cómo reaccionen los costes salariales al aumento de la inflación. En tercer lugar, la dependencia de la eurozona de la energía importada ocasiona un deterioro del saldo de la balanza de pagos por cuenta corriente. Todos estos efectos varían entre unos países y otros de la eurozona según sus rasgos estructurales, especialmente el mix y la intensidad de uso de la energía por productores y consumidores pero, en mayor o menor medida, están presentes en todos ellos.

Si el aumento de la inflación media anual es superior a la caída del crecimiento del PIB, lo que está sucediendo este año, se produce una aceleración del crecimiento de los ingresos públicos

Queda por evaluar el impacto de la crisis energética sobre los saldos presupuestarios y la deuda pública. Los ingresos públicos varían aproximadamente en proporción a la suma del ritmo de variación del PIB real más la inflación. Por lo tanto, si el aumento de la inflación media anual es superior a la caída del crecimiento del PIB, lo que está sucediendo este año, se produce una aceleración del crecimiento de los ingresos públicos. La bajada del IVA y algunos otros impuestos sobre los productos energéticos frenará algo este crecimiento pero, con todo, será sin duda superior al registrado en 2021. El año próximo, sin embargo, con la previsible caída de la inflación media y del crecimiento del PIB, y a pesar de la subida de impuestos a determinadas empresas, se producirá una desaceleración acusada del ritmo de avance de los ingresos públicos. 

Por el lado del gasto público, su crecimiento este año debería ser inferior al de los ingresos públicos, si bien las ayudas establecidas para sobrellevar la crisis energética a productores y consumidores pueden, en algunos países, acercar e incluso igualar ambos ritmos de crecimiento. Este es el caso de Italia, junto con Alemania uno de los países de la eurozona más dependientes del gas en general y del gas ruso en particular, donde el monto de estas ayudas alcanza el 4% del PIB. La situación de Italia es importante porque si continúa la guerra será el epicentro de la crisis de deuda en la eurozona.

La situación será especialmente crítica el año próximo, cuando el avance del gasto público se acelerará, entre otras razones, por la mayor o menor indiciación de las pensiones y otras partidas de gasto público a la inflación de este 2022, por el endurecimiento de la política monetaria del BCE y el consiguiente incremento de los costes financieros que acarrea el servicio de la deuda pública, así como por la caída del PIB y del empleo.  La dinámica de ralentización del avance de los ingresos públicos y aceleración del crecimiento del gasto público, sobre todo si se mantienen las ayudas energéticas instrumentadas este año, llevará a un aumento notable de los déficit públicos y de la deuda pública de todos los países de la eurozona en los próximos meses. Este aumento será muy desigual entre los países de la eurozona dependiendo de varios factores, entre los que destacaría los dos siguientes.

En primer lugar, de los niveles de déficit público y deuda pública en términos de PIB alcanzados este año. Estos niveles determinan el peso de los intereses en el gasto público y la vulnerabilidad del país al giro de la política monetaria del BCE, vulnerabilidad esta que también depende del endeudamiento de familias y empresas a tipos de interés variable. En segundo lugar, de la ralentización del crecimiento o caída del PIB, que estará regulada por la citada vulnerabilidad a la subida de los tipos de interés y por la intensidad energética y dependencia del gas. Todo esto apunta de manera crítica a Italia, aunque también afectará de manera preocupante a otros países, entre ellos el nuestro, cuya prima de riesgo supera ya la de Portugal y es la tercera más elevada de la eurozona. En resumen y como se decía al principio, si persiste la guerra, se desencadenará una crisis de deuda soberana en la eurozona, entendiendo por tal una situación en la cual los agentes privados exigen rendimientos muy superiores a los actuales para no vender o para renovar parte de sus tenencias de deuda pública y privada de Italia y, por contagio, de las de otros países con elevada deuda y déficit públicos. La consecuencia obvia es una subida intensa de los tipos de interés y de las primas de riesgo de estos países.

El margen de actuación del BCE está constreñido por su mandato para bajar la inflación que pasa por reducir, o cuando menos no ampliar visiblemente sus tenencias de deuda de los países miembros

Esta crisis tendría diferencias y similitudes con la que aconteció durante la Gran Recesión de la pasada década. La principal diferencia es que el BCE es hoy uno de los mayores tenedores de la deuda pública y, en menor medida, también de la privada, de estos países y los mercados saben que no permitirá situaciones que cuestionen la supervivencia del euro. Así lo confirmó recientemente la autoridad monetaria europea al advertir a los mercados que no toleraría aumentos indebidos de las primas de riesgo. Pero el margen de actuación del BCE está constreñido por su mandato para bajar la inflación, que pasa por reducir o cuando menos no ampliar visiblemente sus tenencias de deuda de los países miembros. Podría quizá mantener estas tenencias, esto es, refinanciar los vencimientos pero no financiar parte de los déficit públicos venideros. Si tuviera que hacer esto in extremis, y aquí reside la similitud con la anterior crisis, sería únicamente a cambio de reformas estructurales en los países afectados. Así lo insinuó cuando anunció que las intervenciones para frenar la escalada de las primas de riesgo exigirían algún mecanismo de solidaridad por parte de los países beneficiados por dichas intervenciones.

Abrazos,

PD1: Una hija mía que está acabando el colegio, se está enfrentando estos días a un nuevo profesor de mates. Les exige y no se lo da todo mascado como es habitual en el colegio, sino que tiene un estilo de enseñar como en la universidad… Esto ya lo sabéis y tal… A mí me gusta esta forma, ya que se preparan para lo que les viene…

Pero lo peculiar de este hombre es que dejó el trabajo bueno previo y optó por devolver a la sociedad lo que ésta le había dado. Y tiene una vocación religiosa enorme. Cada mañana pone en la pizarra una imagen del Espíritu Santo, y les enseña cada día una oración al Espíritu Santo… ¡Ole por él! Ojalá todos los profesores tuvieran esta valentía…

20 septiembre 2022

los efectos de todo esto

Se espera una mini recesión en los próximos meses (Alemania está muy floja):

Global recession is coming. New export orders for Germany (blue) - a key export engine of the global economy - have fallen off a cliff. This isn't about Germany, but about weak global demand across Europe and China, which is weighing on German exports. Others aren't far behind...


Estas son las expectativas que publicó ayer Bloomberg para 2023:


Pero sin embargo, parece que va a ser de muy corta duración:


Y esto es lo que sujeta a los mercados…

Con todo lo que ha pasado este año, con la mala macro, con la inflación desbocada, con las subidas de tipos de interés…, deberíamos estar en otro nivel, pero no ha pasado casi nada en las bolsas… Luego, y como siempre, se empezará a descontar todo con anticipación, con seis meses de adelanto, como creo se va a producir en breves… Por eso la bolsa no cede, porque no estamos en 2008, ni en 2001… Porque los costes se ajustan solo por la nueva base el año que viene. Porque hay intención en que no dure más que un trimestre…

Por eso seguimos comprando estos días, ya que a estos precios hay valor. Si quieres, hablamos. Abrazos

PD1: Cada mañana, al preparar el desayuno a mi familia, rezo por ellas. Para que les vaya bien el día y sean mujeres de bien, que ya lo son… Para que lo que tenga preparado Dios para ellas sea lo mejor. Y para que ayuden y quieran a todos los que pasen por sus vidas… 

19 septiembre 2022

lo malo es que intervienen los políticos

Tratan de intervenir el mercado, en vez de la idea generalizada en Europa que es mejor que ante precios muy caros es mejor que descienda su consumo para que se abaraten…

Como dijo Ronald Reagan: "La inflación es el precio de los gastos del gobierno que pensabas que eran gratis…"

Inflación intervencionista

Los incentivos para proponer, a veces, imposibles, otras veces, ocurrencias y en ocasiones ideas interesantes, son enormes

La ministra Belarra cerraba el final de la semana pasada con el anuncio de un sainete de posibles intervenciones a llevar a cabo por el Gobierno, o al menos una parte de él. Entre estas destacaban algunas viejas conocidas y otras interpretaciones de las mismas: fijar rentas máximas al alquiler, topar los tipos variables, imponer a ciertos productos precios máximos, … En definitiva, fijar todo lo posible para dar la impresión de que todo está controlado.

Es habitual que, en tiempos convulsos de precios desbocados, los que tienen la responsabilidad de actuar concentren buena parte de sus esfuerzos en medidas que necesitan poca planificación y preparación para existir. Los incentivos para ello son enormes. Por un lado tenemos una profunda crisis de precios que está afectando a millones de hogares de forma despiadada y cuya principal expresión viene dibujada por un aumento desaforado de no pocos precios de productos básicos. A continuación, miramos a quienes deben tomar las decisiones mientras les exigimos que hagan algo. En un mundo en el que la información llega a todos los dispositivos móviles, donde las redes sociales se usan de amplificadores para el pulso de la calle y donde las medidas de aprobación o desaprobación de los gobiernos son constantes, los incentivos para proponer, a veces, imposibles, otras veces, ocurrencias y en ocasiones ideas interesantes, son enormes. Estos incentivos generan, en un contexto de enorme incertidumbre, inflación intervencionista.

Dicho esto, hay que dejar claro desde un inicio que no toda intervención es negativa, ni mucho menos, y que buena parte de ella está justificada. Por ejemplo, sin entrar en los detalles sobre fallos del mercado, la pandemia nos ofrece un buen caladero de actuaciones que han tenido un saldo positivo en cuanto a sus resultados. Esta intervención, que obviamente no ha resultado gratis, tiene ejemplos de éxito en, por ejemplo, el sostenimiento de las rentas de los trabajadores y, aunque menos, en empresas. A la prueba que me remito fue la fulgurante recuperación en 2021.

Si un producto se encarece, hay que reducir su consumo, no subvencionarlo para que parezca que nada sucede. No limpiamos el patio, lo único que hacemos es esconder la suciedad

No cabe duda de que este relativo éxito económico ha generado una desproporcionada confianza entre los gestores de lo público que no han podido tener mejor campo de pruebas que una nueva crisis originada a rebufo de la anterior y ampliada por una guerra cruel. Sin embargo, este exceso de confianza no es aconsejable. La, a veces necesaria, premura en la toma de decisiones de muchas medidas, nos hacen ir por un camino fácil que no siempre ni es el mejor ni es el nos lleva al destino deseado.

No obstante, es justo separar las medidas por oportunidad y resultado. No todo han sido aciertos, desde luego, pero tampoco todo son errores. En primer lugar, las medidas más recurrentes, tanto en actuaciones como en propuestas, son las subvenciones a los precios en un entorno de fuerte subida de estos. Sabemos muy bien que no es esta la mejor receta para acabar con una inflación, más bien al contrario. Por cierto, bajar impuestos tienen un efecto similar en cuanto a dichas consecuencias.

Es los setenta, estos instrumentos de intervención se utilizaron con efectos perniciosos a largo plazo en las economías, y como ejemplo tenemos precisamente a España. Si un producto se encarece, hay que reducir su consumo, no subvencionarlo para que parezca que nada sucede. No limpiamos el patio, lo único que hacemos es esconder la suciedad mientras incentivamos su acumulación. Además, se corre el riesgo de que parte de la subvención o la bajada de impuestos acabe donde no debe, debilitando el efecto deseado. Sin embargo, y poniéndonos como ejemplo la famosa medida de los veinte céntimos, en la crítica deberíamos también ponernos en los zapatos de quienes tuvieron que tomar una decisión en aquellos días con una huelga de transporte, una subida exponencial de los precios de los carburantes y una economía que amenazaba por pararse.

La mera propuesta solo refleja la desesperación por hacer algo inmediato y no saber muy bien el qué. Al final se tira de fondo de armario y cogemos lo que vemos más fácil de poner, independientemente de si pega o no

Como segundo ejemplo podemos señalar a aquél con una reciente reverberación mediática resultado de una invasión competencial de una ministra con ganas de demostrar que se mueve. Poner límites máximos a precios de productos (ahora se dice “topar”) ha sido siempre el comodín del estado interventor ante una inflación galopante sin capacidad para controlarla. La mera propuesta solo refleja la desesperación por hacer algo inmediato y no saber muy bien el qué. Al final se tira de fondo de armario y cogemos lo que vemos más fácil de poner, independientemente de si pega o no. Si entre los economistas y el corpus de conocimiento que controlamos no hay demasiados consensos, sobre esto sí que lo hay. Los límites máximos a precios tienen una enorme capacidad de generar distorsiones intensas en los mercados que podrían tragarse cualquier efecto positivo que la mera intervención pudiera generar.

Obviamente no hablo de situaciones donde pudieran estar justificadas algunas intervenciones de esta naturaleza como son mercados en monopolio o de muy escasa competencia (se habla, con razón, de las mascarillas en el inicio de la pandemia), sino en aquellos que en principio responden a dicha competencia. Poner límites al alquiler, a las hipotecas, a precios de productos no es buena idea, ya que al final, o bien los ingresos que no se obtienen vía precios lo harán por otro lado o bien generan rupturas en la cadena de valor afectando a la oferta. Por eso, habitualmente, este tipo de medidas acaba generando otras medidas para paliar los efectos mismos de la intervención, como son las cartillas de racionamiento o, más actual, las listas públicas de acceso a un bien como puede ser un alquiler en grandes ciudades europeas. Podemos hablar también de posibles incentivos perversos en el mercado hipotecario, o en la competencia, ya que no toda empresa de un mercado puede soportar un límite, con lo que la medida estaría amplificando, por ejemplo, las razones que empujan a los precios a subir. Eso sin contar con posibles efectos redistributivos negativos.

Usar los ingresos “extraordinarios” que las administraciones obtienen a la subida de precios como rentas que se pueden transferir a aquellos más vulnerables no tiene tanto calado político porque tardaría meses en ser implementadas

Hay una tercera experiencia que es la de fijar topes al precio pagado por un producto, pero discriminando por oferentes, no al conjunto del mercado. Es el caso del tope al gas, donde se han “separado” los resultados del mercado en función de quién ofrece el producto. El objetivo es “vaciar”, parcialmente, el excedente del productor de un mercado minimizando las consecuencias negativas que genera un límite final al precio del producto y logrando una caída del precio medio. Las distorsiones pueden existir, obviamente, pero diferentes a los de un control directo de precios máximos.

Otras medidas de intervención más “eficientes” pero más complejas y que requieren un tiempo son o bien descartadas o desplazadas en momento y oportunidad. Es obvio, por ejemplo, que usar los ingresos “extraordinarios” que las administraciones obtienen a la subida de precios como rentas que se pueden transferir a aquellos más vulnerables no tiene tanto calado político porque tardaría meses en ser implementadas, y la política se ha convertido en el rédito a corto plazo. El ajuste del IMV va en este sentido, pero tiene muy baja potencia de fuego. Otras medidas, como son la defensa de la competencia para evitar aumentos desproporcionados de márgenes que puedan erosionar las rentas de los consumidores tampoco tienen publicidad y resonancia, pues por razones ideológicas o de oportunidad no responden a la llamada desesperada de quienes no pueden dedicar más recursos a pagar una cesta de la compra. Y esta ya se hace, pero no genera titulares.

En definitiva, razones de necesidad y oportunidad generan incentivos a aplicar en momentos complejos políticas que pueden tener buenos, medios o malos resultados. Sin embargo, a veces se opta por la miopía, en ensalzar los resultados a corto plazo y no mirar qué sucede en el medio y largo. El problema es que, en no pocas ocasiones, podemos estar ya no solo trasladando el problema en la dimensión del espacio-tiempo sino además podemos estar engordándolo. Pero es lo que hay, una dialéctica entre oportunidad/necesidad contra racionalidad académica. Y las “amenazas” de las elecciones inclinan la victoria al primer grupo.

Abrazos,

PD1: Hay que andar con mucho cuidado con lo que decimos y pensamos…

16 septiembre 2022

whatever

En 2012, la cosas estaban tan torcidas que hubo una salida gracias al “whatever” de Dragui… No estamos ahí, ni mucho menos. Lo de ahora es otra cosa…

Momento 'whatever'

No parece que haya, de momento, un riesgo evidente de espiral, por lo que la subida de tipos no va a destrozar ninguna expectativa

Hace unas semanas explicaba para qué servía una subida de tipos. En aquella columna argumentaba que el papel del BCE no era tanto reducir la inflación sino matar las expectativas que pudieran surgir a favor del crecimiento de esta. Una inflación mayoritariamente de oferta no puede reducirse completamente por una mera subida de tipos (o al menos como muchos creen), por lo que dicha subida solo tiene sentido si lo que pretendes es evitar que se generen efectos de segunda ronda.

Sin embargo, como explicaba en esta otra columnala inflación que azota a Europa (menos en EE.UU.) tiene características únicas en este tiempo, no pudiendo ser comparada con aquella de los 70, con la que muchos han querido ver un paralelismo que no existe. Los cambios estructurales acaecidos en este tiempo transcurrido, hacen muy poco probable una repetición de los desgraciados años 70 y que finalizaron a bombo y platillo con una espectacular subida de tipos por parte de la FED.

Salvo contadas excepciones nada relevantes, nadie serio está pidiendo una austeridad expansiva que acompañe a la subida de tipos. Solo que haya un compromiso a futuro con el equilibrio fiscal

Otros, desde otras posiciones, han criticado la subida de este jueves pasado, más por su magnitud que por su necesidad, haciendo nuevamente paralelismos con épocas pasadas. De todos es recordado el error Trichet, cuando el entonces presidente del BCE subió tipos en medio de una tímida recuperación económica que abocó a Europa a una segunda recesión y a medio Mediterráneo a una crisis de deuda. Debemos recordar que también entonces se delegó en la supuesta, y en mi opinión engañosa, “austeridad expansiva” la salida de la crisis, lo que no hizo más que agravarla. Sin embargo, nuevamente, esta comparación es forzada porque entonces la inflación fue más un resultante dinámico de una situación grave y hoy es el principal camino por el que cabalgan los desequilibrios que amenazan a Europa. También, porque salvo contadas excepciones nada relevantes, nadie serio está pidiendo una austeridad expansiva que acompañe a la subida de tipos. Solo que haya un compromiso a futuro con el equilibrio fiscal.

¿Entonces, tiene sentido la subida del 0,75 ejecutada la semana pasada por el BCE? Depende de cómo pensemos que puede ser el futuro y para qué o quién va dirigida la subida. Lo que es cierto es que la estanflación está tan lejana hoy como hace un año. Los salarios no reaccionan y las expectativas siguen más o menos allí donde las dejamos hace doce meses. No parece que haya, de momento, un riesgo evidente de espiral, por lo que la subida de tipos no va a destrozar ninguna expectativa. Más bien, y quizás, esta subida va de mandar un mensaje claro a dichas expectativas: “ni se os ocurra moveros”.

Sin embargo, si tratamos de ponernos en la mente del BCE, es posible que se trate solo de una declaración de intenciones. Si recuerdan aquél “whatever it takes!”, hoy podríamos haber experimentado nuestro “momento whatever”. El BCE ha mandado un claro mensaje a los agentes y a los mercados. Hará lo que haga falta para llevar a la inflación a donde debe estar. Y si eso supone un coste, que lo suponga.

En los próximos meses se espera que la inflación pueda seguir aumentando en Alemania mientras que, posiblemente, en países como España comience a moderarse de forma significativa

Debemos entender que este episodio de inflación aún no ha acabado. Es cierto que los principales factores que la hicieron subir en 2021 y la intensificaron en marzo de 2022 están debilitándose. Pero hay uno que prosigue fuerte, aunque con una prórroga en las últimas semanas. Este es el gas. Los precios del gas siguen amenazando a las economías, sobre todo centrales de Europa, con congelar a los termómetros y al PIB mientras calienta los precios. En los próximos meses se espera que la inflación pueda seguir aumentando en Alemania mientras que, posiblemente, en países como España comience a moderarse de forma significativa o, al menos, perceptiblemente. Los riesgos, así, siguen siendo elevados en un país donde los niños nacen con aversión a la inflación en su ADN. Además, aunque como comentaba en la columna citada al inicio de esta, los sindicatos son hoy muchos más débiles en Europa de lo que eran en los setenta, en Alemania siguen teniendo su papel relevante y una influencia que no se debe minusvalorar.

Europa y el precio de la energía

Otra razón que explicaría esta subida sería la de marcar un límite inferior al tipo de cambio del euro. La política monetaria no puede, ni debe, devolver la cotización del euro a 1,2 cuando buena parte de su caída se debe a la desaparición, de momento, de una de sus grandes ventajas competitivas: la energía barata. Hoy, Europa es más pobre que hace un año solo porque pagamos una energía que importamos mucho más cara. Tanto es así que el famoso saldo comercial alemán, signo de su reputación tanto como la puerta de Brandemburgo, se ha dado la vuelta. Subir tipos no devolverá al euro donde a muchos les gustaría verlo. Pero al menos trata de romper otro canal de engorde de la inflación vía importaciones.

Esto es lo que puede estar justificando tal subida: romper cualquier dinámica de expectativas futuras, si bien es cierto que casi ni han aparecido, y forzar una cierta contención de precios evitando una mayor devaluación de la moneda. También es posible que, metiendo a Europa en una cierta moderación e incluso contracción, permita que algunos precios internacionales se moderen un poco más. En todo caso, la subida del pasado 8 de septiembre no ha dejado indiferente a nadie, no tanto por el signo, sino por la magnitud. Veremos si ayuda más que perjudica.

Abrazos,

PD1: La diferencia entre padres e hijos en gustos y hábitos de móviles, tele y redes sociales, son enormes. Recuerdo, con nostalgia, cuando todos veíamos lo mismo por las noches. ¿Qué ha pasado?

Yo soy de la generación de los baby boomers:


Y mis hijos son Millennials:


Y mis hijos más pequeños son de la generación Z: