Lo que se esconde tras los
índices de bolsa…
Apariencias engañosas
Cuando se invierte en el Eurostoxx (principal
índice de la bolsa europea) o en el S&P500 (principal índice de la bolsa
estadounidense), se tiende a pensar que la exposición de dichas inversiones es 100%
Europa y 100% EE. UU. respectivamente. La
realidad difiere de la apariencia.
Las bolsas de valores de
cada país disponen de al menos un índice representativo que incluye
a las empresas de mayor valor (capitalización) que
cotizan en dicho mercado (S&P en EE. UU., IBEX en España, DAX en Alemania, CAC en
Francia o Eurostoxx en Europa). Intuitivamente se piensa que
invirtiendo en el índice de un país o una zona geográfica se está invirtiendo
en la economía de dicho país o de dicha área. Por tanto, si el
país o la zona crece económicamente, el índice de dicha bolsa se revalorizará
de la misma forma. Igualmente, si el país atraviesa una crisis, sus empresas
cotizadas sufrirán en la misma proporción.
Asumir
que la evolución de los resultados de las empresas integrantes
de un índice está sólo en función del comportamiento económico de
dicho país o zona geográfica no es siempre correcto por dos motivos
principales:
-
La composición sectorial de los índices bursátiles no
necesariamente refleja la composición sectorial de la economía del país o
de dicho índice.
- Los
índices están compuestos, principalmente, por grandes
empresas con una elevada diversificación geográfica internacional de sus ventas,
limitando de esta forma los efectos de la evolución de la economía doméstica
del país donde está ubicada su sede.
Así,
en el caso del IBEX 35, el peso del sector
turístico es de apenas un 0,2%, mientras que su peso en la economía española, medido a través del PIB, es del 8%.
Además, la única empresa representada del
sector, Meliá Hotels, tiene una amplia
presencia internacional. Más del 50%
de su facturación procede de fuera de España.
En el caso del Ibex35, los valores del sector bancario, del sector energético y de telecomunicaciones suponen el 70% del total índice. Evidentemente, esta distribución no es un reflejo de la composición sectorial de la economía española.
En
el caso del Eurostoxx50, aunque disfruta de una mayor diversificación
sectorial que el índice español, casi el 50% está concentrado en tres
sectores. El principal sector, 20% de ponderación, es de empresas
de consumo (L´Oreal, LVMH, Danone, Inditex...), todas
ellas multinacionales. Las empresas industriales (Siemens, ASML,
Airbus...) y las empresas cíclicas (Linde, Air Liquide,
Basf) suponen algo más del 27% del índice. En el caso del S&P,
sólo las grandes tecnológicas representan el 25%
del índice, habiendo llegado a pesar un 30%.
La gran
mayoría de las empresas integrantes de los principales índices son
multinacionales. La exposición a la economía donde radica la sede social de la empresa
es limitada. En el caso del Eurostoxx,
la distribución geográfica de las ventas de las
empresas integrantes del índice es muy global. De hecho, las ventas realizadas en
Europa son algo menos del 40%. Las ventas correspondientes a la región
asiática, principalmente China, suponen más de un
cuarto del total y las ventas
realizadas en EE. UU., Canadá y Latam son casi un tercio del
total. Por lo tanto, quien invierte en el Eurostoxx está teniendo
una exposición indirecta relevante a Asia y EE. UU..
De este modo, lo que ocurra en estas economías afectará a las ventas de las
empresas europeas integrantes del Eurostoxx. Curiosamente, el principal país
individual por volumen de ventas de las empresas europeas del Eurostoxx es EE.
UU., donde se produce el 20% de las ventas totales.
Del mismo modo, las ventas realizadas en el continente americano por las empresas integrantes del S&P500 suponen el dos tercios del total. Su segundo mercado en términos de ventas es Asia/Pacífico y el tercero Europa.
Si un inversor decidiera invertir el 50% en el S&P500 y el 50% en el Eurostoxx50, en realidad su exposición, en términos de facturación de las empresas integrantes de ambos índices, sería: América 47%, Europa 22% y Asia-Pacífico 26%.
Para tener exposición a la
economía asiática no hace falta adquirir acciones de empresas cotizadas en
dichos mercados. Se puede hacer, de forma indirecta, a través de empresas
europeas o americanas.
Las
apariencias engañan. Antes de invertir en el índice de un país conviene
conocer el peso sectorial de las empresas que componen dicho índice y dónde se
producen las ventas de dichas compañías.
Abrazos,
PD1: Se me olvidó otra cosa otra
vez. En ese proceso de educación a los hijos: palique, ejemplo, que se sepan
queridos…, no puede faltar otro componente fundamental: corregirles los
errores. No podemos dejar nunca la labor de ser padres educadores, formando el
carácter de nuestros hijos, ya que, a veces, cometen tropelías…, en su niñez,
en su adolescencia, e incluso cuando son mayores y ya han salido de casa… Como
padres les debemos corregir. Además eso les muestra el lado masculino de la
paternidad. Ay de esas madres que no corrigen y todo lo consienten, ay!!! No
son nuestros amigos, o colegas…, son nuestros hijos que queremos y que buscamos
su felicidad, formándoles como personas.
Cuando mis hijos eran pequeños
les corregía muchas veces con una mirada, con el gesto de la mano diciendo no…
Ese lenguaje no verbal es formidable. Y los gritos no llevan a ninguna parte.
Hay que gritar menos de lo que se grita. Nuestras casas deben ser el hogar
donde encuentren la paz, harmonía, felicidad, alegría y se sientan muy a gusto.
Gritar genera estrés, para el que grita, y para el que recibe la reprimenda a
gritos…, que acaba identificando a sus padres como chillones.
Y si no se enteraban, les daba un
azote no muy fuerte. Sí, acción-reacción. No soy partidario de los castigos por
cosas mal hechas. Voy algo contracorriente. No son formativos los castigos. Es
mejor zanjar en el momento de una pelea, un desastre, que tener que obligarles
a cumplir un castigo que presumiblemente será contraproducente.
Y como regla de oro en casa era
que estaba prohibido pelearse entre hermanos. Era lo que más les repetía
entonces, tratando de defender a los más pequeños…, de los mayores más fuertes.
Recuerdo que en la Misa del
domingo les daba la mano a los más revoltosos. Y se me la jugaban, les apretaba
la mano, para que supieran quién mandaba y que se requería silencio.
Y a mis hijos ya casados, cuando
hacen algo que no creo bueno se lo digo, con toda la paz del mundo.
Pues eso, mucho palique, buen ejemplo, que se sepan queridos, y corregirles para formales como personas buenas…