La guerra no ha afectado al crecimiento económico, como era previsible, y sí tenemos más déficit, más deuda, más inflación…
Hacia una "economía de guerra" nada verde
A pesar de los malos augurios sobre la economía tras el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, la economía global ha logrado esquivar la anunciada recesión, batiendo los pronósticos de crecimiento. Cualquiera que observe la evolución de las bolsas en Estados Unidos, Japón o Alemania y sus actuales niveles máximos históricos podría concluir que la situación económica global es sólida y los riesgos están todos bajo control.
A pesar de lo anterior, Europa se enfrenta a un escenario muy condicionado por la evolución de la guerra en Ucrania. De hecho, todo indica que el conflicto armado no tiene visos finalizar en un horizonte previsible.
Algunas noticias recientes, desapercibidas para la gran mayoría, apoyan la idea de un conflicto largo en Ucrania:
- En las condiciones actuales ni Europa, ni la OTAN tienen ninguna intención de promover conversaciones para un alto el fuego, menos aún para un acuerdo de paz.
- Se han conocido unos audios de conversaciones entre oficiales del ejército alemán sobre el envío de misiles Taurus a Ucrania con el objetivo de destruir el puente de Crimea y la necesidad de la presencia de soldados alemanes para hacer los misiles los operativos.
- Macron ha manifestado que no descarta que la OTAN envíe tropas a Ucrania. Dicha posibilidad ha sido descartada por otros presidentes de gobiernos europeos.
- El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, previamente había declarado que algunos miembros de la OTAN estaban considerando enviar tropas a Ucrania en acuerdos bilaterales.
- El Secretario de Defensa de Estados Unidos cree que si Ucrania cae, la OTAN estará en guerra con Rusia. En consecuencia, más ayudas de EE. UU. a Ucrania son necesarias. Según Austin, "nosotros sabemos que si Putin tiene éxito aquí (en Ucrania), no parará".
Paradójicamente, la única posibilidad de alcanzar un alto el fuego en Ucrania es el triunfo de Trump en las elecciones de noviembre. El expresidente ha prometido buscar negociaciones para un rápido fin de la guerra. Previsiblemente ello iría asociado a un menor compromiso con la OTAN, lo que forzaría a Europa a intentar defenderse por sí misma.
Como consecuencia de todo lo anterior, desde la Comisión Europea están orientando a la industria europea hacia una industria en "modo de guerra". En declaraciones del Comisario de Industria europeo, Thierry Breton, "tenemos que cambiar el paradigma y pasar al modo de economía de guerra. Esto significa también que la industria europea de defensa debe asumir más riesgos, con nuestro apoyo". El objetivo es que los países europeos gasten ingentes cantidades en defensa, pero comprando las armas y el equipamiento bélico a empresas europeas. Se flexibilizarán los gastos en defensa en el cálculo de los déficits públicos máximos permitidos a cada país.
Gasto en defensa como porcentaje del PIB de los países de la OTAN
En una situación como la descrita, buscar los objetivos de emisiones netas de carbono cero (Net Zero) representa un peligro real para la seguridad y debe ser abandonado. Así lo piensa el ministro para la Seguridad Estratégica Internacional durante el mandato de Cameron en el Reino Unido. Pretender descarbonizar la industria del acero y electrificar la industria europea significaría depender de terceros países para la importación de una amplia gama de aceros necesarios para reconstruir los arsenales europeos. Adicionalmente, es inevitable que las fuerzas armadas dependan completamente de los combustibles fósiles para ser operativos sobre el terreno. Los objetivos de emisiones de CO2 de Europa son incompatibles con la seguridad en un escenario como el actual.
Los agoreros pronósticos sobre la economía europea al comienzo de la guerra de Ucrania, debido a la dependencia energética de Rusia, no se han cumplido. Quizás por ello se tiende a ningunear y minimizar el riesgo geopolítico sobre la economía derivado de la prolongación de la guerra de Ucrania.
Que exista un riesgo no implica que se tenga que materializar. Aun así, si la industria se encamina a un modo "economía de guerra", las consecuencias económicas para Europa son considerables: más déficit, más deuda, más inflación. De momento las bolsas pueden permitirse seguir ignorando los riesgos geopolíticos. Gracias a Dios no se han materializado, al menos de momento.
Abrazos,
PD: ¿Qué haces para alimentar tu fe?
¡Aviva el fuego! Que tu fe arda, ilumine y se contagie a los demás.