Y lo triste es que, a pesar de muchos esfuerzos en formar a los inversores, en dar un asesoramiento de dónde invertir, no se llega al gran público preso por la banca, que se sigue equivocando sistemáticamente:
España es el país que peor invierte entre las cinco grandes economías de Europa (Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido) según el primer estudio ‘Evolución del ahorro de las familias‘ elaborado por Finanbest en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (Afi).|
El informe concluye que, a pesar de que el ahorro de los españoles se está desplazando desde los depósitos a los fondos de inversión como consecuencia de los bajos tipos de interés, apenas el 6% de las familias invierte en fondos, el dato más bajo de los cinco grandes países europeos y el único cuyo nivel no supera el umbral del 10%; se sitúa al nivel de Rumanía y muy lejos del 42% que se alcanza en Estados Unidos.
En búsqueda de una mayor rentabilidad, los españoles realizan su apuesta en fondos y acciones sin contar con un asesoramiento adecuado
En 2016, las familias españolas consiguieron registrar un ahorro financiero superior a 2 billones de euros, de los que 195.000 millones correspondían a fondos de inversión, cifra inferior a la alcanzada en 2007 (195.564 millones de euros), antes del comienzo de la crisis financiera.
Por el contrario, los hogares españoles acumulan 858.000 millones de euros en depósitos y efectivo, ya que los ahorradores de nuestro país son los que muestran mayor temor ante la volatilidad de los mercados, tan solo por detrás de los de Portugal, en un escenario en el que los depósitos ofrecen una rentabilidad muy reducida como consecuencia de la política del BCE. Además, ante el reciente repunte de la inversión en fondos y acciones en búsqueda de una mayor rentabilidad, los españoles realizan su apuesta sin contar con un asesoramiento adecuado.
El estudio también señala que la inversión en acciones (11,4%) casi duplica a la inversión en fondos (6%), aunque el saldo medio dedicado a los fondos es casi cuatro veces superior, 39.300 euros frente a los 11.200 destinados a títulos bursátiles. Según Finanbest, esto se entiende porque “las personas con más renta y cultura financiera invierten más en fondos“.
La falta de un asesoramiento adecuado “conduce a invertir de manera incorrecta tanto en la tipología de productos como en el momento de hacerlo, lo que provoca la destrucción de patrimonio y el aumento de la desconfianza”, comenta Asier Uribeechebarría, director general de Finanvest.
La vivienda se mantiene como principal destino del ahorro
El estudio revela que los inmuebles continúan siendo el principal destino de los ahorros de las familias españolas, puesto que ocho de cada diez dispone de una vivienda en propiedad, mientras que casi el 40% tiene una segunda residencia.
Con respecto al endeudamiento, Finanbest subraya que, tras la crisis financiera, la deuda de las familias supera en un 13% a la de la media de la zona euro e incide en que más de la mitad de las familias no ahorra. Entre los motivos que explican esta situación, subrayan que podría producirse como consecuencia de una deficiente formación financiera. Sostienen que, a pesar de la crisis y los escándalos financieros de los últimos años, los españoles siguen estando tan mal informados como hace una década.
Abrazos,
PD1: Tenemos tantas cosas que atender que no tenemos tiempo para Dios. ¿En qué estamos? En el trabajo, en la familia, en los agobios, en las inquietudes… ¿Ponemos remedio? Poco y con poca frecuencia… No hay tiempo para Dios…
La gente deja de ir el domingo a Misa ya que no tiene tiempo. Entre el paseíto, el centro comercial, la comida, la tarde del futbol no hay tiempo para Dios. En verano, mucho menos.
Dedicarle un poco de tiempo no es hacer nada extraordinario. Hay que planificarse las horas y punto. Hay tiempo para todo. A Dios le debemos encontrar en lo cotidiano, no sólo en el templo el domingo.
Jesus se pasó hasta los 30 años en lo cotidiano, en su trabajo, ayudando en casa, jugando y creciendo… Nosotros debemos también hacer cosas muy buenas en lo ordinario, en el día a día. No debemos esperar a ser buenos en el momento extraordinario. No, hay que buscarle en lo rutinario, en la vida que escribimos todos los días con nuestros cansancios y nuestra rutina.
No hay que hacer grandes gestas ni cosas muy complicadas para meter a Dios en lo ordinario de cada día…