04 diciembre 2017

inmobiliario

Te cuento lo que pasa por el mundo, ya que España es muy poco transparente y se piensa más de uno que les vamos a seguir, cuando son mercados muy locales y no interconectados…
La historia se repite y los bancos centrales mirando para otra parte. Tipos cero, bolsas con valoraciones estratosféricas, principales la americana y japonesa, y el dinero al ladrilllo. El post publicado el pasado 21 de noviembre desvelaba el nombre de países donde las condiciones de crédito han alcanzado niveles más desmesurados respecto de sus PIB respectivos. “Las burbujas de crédito actualmente más ostensibles medidas según el ratio de la suma deuda corporativa y privada respecto del PIB se encuentran en Canadá, China y Australia. Vean gráfico”. Excesos de deuda en determinados países, Australia, China y Canadá, donde coincide que una de las consecuencias del endeudamiento es la especulación en el mercado inmobiliario, que presenta una situación realmente llamativa, por extrema, y por tanto muy vulnerable a un proceso de ajuste. Después de 6 años de subidas ininterrumpidas, el sector inmobiliario en Australia y Nueva Zelanda ha alcanzado cotas disparadas al compararlo con sus PIB, supone alrededor de 4 veces. 
Excesos de deuda en determinados países, Australia, China y Canadá, donde coincide que una de las consecuencias del endeudamiento es la especulación en el mercado inmobiliario, que presenta una situación realmente llamativa, por extrema, y por tanto muy vulnerable a un proceso de ajuste. 
Después de 6 años de subidas ininterrumpidas, el sector inmobiliario en Australia y Nueva Zelanda ha alcanzado cotas disparadas al compararlo con sus PIB, supone alrededor de 4 veces. 
En Europa, a pesar de la revalorización de los últimos años, la situación del mercado inmobiliario puede ser considerada de normalidad. en términos generales, con la excepción de Noruega y Suecia donde en los últimos 5 años se observa un despegue del precio en vertical. 
La súbita recuperación del mercado inmobiliario USA también suscita dudas razonables.
RAFIOGRAFÍA MERCADO INMOBILIARIO USA
Las implicaciones de subida de precios descontrolada en cualquier activo pasan por acumulación de deudas y generación de desequilibrios en los sistemas bancarios. Después de Australia, el siguiente país en la lista de economías cuyos bancos están más expuestos al riesgo inmobiliario es Noruega.
La historia enseña que los excesos se pagan, las burbujas siempre acaban pasando desagradables facturas donde quiera que se produzcan
Hyman Minsky, economista americano, analizó los procesos Boom -Bust o burbuja-pinchazo y descubrió que en las últimas fases de prosperidad frecuentemente se desarrolla una euforia especulativa y aumento del volumen de crédito descontrolado, hasta que los beneficios esperados chocan con la realidad, caen las ilusiones, se retira la inversión, surge el miedo y crecen los impagos produciendo las temidas crisis.
El resultado es una contracción del préstamo, incluso para compañías solventes, momento en que la economía entra en recesión. Escribió en 1974:
“Una característica fundamental de nuestra economía es que el sistema financiero oscila entre la robustez y la fragilidad, y esa oscilación es parte integrante del proceso que genera los ciclos económicos”.
La primera burbuja de la que se tiene conocimiento es la fiebre especulativa que se produjo con los Tulipanes en Holanda 1.634, “Tulipmanía”. Fue un proceso de irracionalidad especulativa en estado puro.
Desde entonces, se han sucedido numerosos episodios de especulación irracionales en infinidad de sitios y sobre distintos activos que han terminado de igual manera.
Las burbujas más sonadas de la historia se producían espaciadas en el tiempo pero las últimas décadas concentran el mayor número de excesos, desequilibrios y procesos de burbujas y pinchazos.
Actualmente, además de los excesos inmobiliarios citados existe preocupación ante un ciclo de crédito USA finalizado y mostrando síntomas de valoraciones inexplicables o sobre los excesos de deuda en China y en general globales.
Los mercados de acciones, por su parte, se encuentran ante los últimos coletazos de la expansión económica, de la expansión del crédito y frente al final de los programas de expansión cuantitativa.
Mientras que las bolsas suben sin pausa, los inversores presentan un nivel de optimismo acorde y sólo alcanzado en momentos que coinciden con techos importantes de mercado.
Pero resulta que en USA los ciudadanos de a pie tienen cada vez más problemas para pagar sus deudas, atender préstamos adquiridos para comprar coches o para estudiar o para cubrir los saldos negativos de las tarjetas de crédito.
La demanda agregada se mantiene apática y el consumidor en unas condiciones de estancamiento de los salarios, precariedad laboral o sobre endeudamiento que hacen muy difícil una recuperación sostenida del consumo, que aporta dos tercios al crecimiento de PIB, o de los beneficios empresariales.
Las empresas tampoco esperan una mejora importante de las ventas pero, sin embargo, cotizan en niveles muy elevados y que deberían estar descontando un fuerte incremento de actividad y beneficios. Pero la realidad es bien distinta y el nivel de sobre valoración alcanzado es fruto precisamente de alzas de cotizaciones sin justificación fundamental.
El post de mañana explorará detalles que explican la sobre valoración de las bolsas USA y los diversos testigos y ratios que así lo atestiguan.
Las empresas han sido artífices importantes del proceso de alzas de mercado a través de la compra de sus propias acciones, acumulación de autocartera que este año ha detenido la actividad frenética de los últimos años y supone un motivo para la reflexión. 
Otro de los factores que explica la fuerte subida de las bolsas ha sido la determinación de las autoridades por manipular o reflacionar según sus palabras, los mercados. Los banqueros no pueden comprar crecimiento y demanda sostenida -contra deuda- desde sus despachos pero manipular las cotizaciones es efectivo y mucho más sencillo, aunque también genera desequilibrios.
Pero esa determinación también ha alcanzado su fase final ahora que los bancos centrales están reduciendo programas expansivos e incluso -FED- iniciando programa de contracción de su balance.
Abrazos,
PD1: España es increíble: con este sistema judicial y el creciente populismo, los dueños de casas vacías lo llevan clarinete…
De acuerdo con estimaciones realizadas en los últimos años, el número de viviendas ocupadas ilegalmente ha crecido en España de forma sustancial. Se calcula que, en la actualidad, el número de casas ocupadas puede superar las 87.000 y que las personas que viven en ellas al margen de la ley oscila en torno a 250.000. La mayor parte de esas viviendas son propiedad de la Sareb y de entidades financieras que se encontraron con un gran stock indeseado de inmuebles a consecuencia de la crisis. Pero no son raras las ocupaciones de viviendas –en algunos casos, incluso de alto nivel– propiedad de particulares. Y los datos muestran que un creciente porcentaje de quienes las ocupan son inmigrantes.
Como ocurre con frecuencia, cuando se generalizan estrategias que generan beneficios económicos por actividades ilegales –y este es, sin duda, el caso de disfrutar de una vivienda ajena sin costes– grupos de delincuentes profesionales y organizaciones mafiosas hacen su aparición. La razón es doble. En primer lugar, estos grupos están acostumbrados a actuar al margen de la ley y disponen de medios y conocimientos que les permiten reducir el riesgo en el que necesariamente incurren; y, además, al funcionar de forma colectiva, pueden imponerse en un mercado negro a otros posibles agentes. En el mundo de la ilegalidad, el delincuente aislado no tiene fuerza para oponerse a los grupos organizados, entre otras cosas porque no puede defender sus intereses haciendo uso de las normas y las instituciones que existen en la economía formal.
Los datos de nuestro país parecen avalar plenamente esta hipótesis y la influencia de las organizaciones mafiosas es hoy evidente en el mundo de la ocupación ilegal de viviendas en España. Tales grupos han creado un mercado de derechos de propiedad en la sombra en el que, por una parte, venden derechos de ocupación a particulares interesados en vivir sin pagar alquiler en una casa que la propia organización le facilita. Y, por otra, ofrecen a los propietarios dejar libre la vivienda a cambio de una compensación económica. Estas estrategias eran, por otra parte, perfectamente predecibles; y existe una amplia experiencia internacional con respecto a ellas en países en los que el sector informal de la economía tiene mucha fuerza, como ocurre en algunas naciones de Latinoamérica.
Populismo
Un último aspecto relevante del fenómeno, que contribuye a hacer más compleja su solución, es el apoyo que determinados grupos políticos populistas ofrecen a estas prácticas ilícitas. Es sencillo para ellos presentar las ocupaciones como un derecho de la gente que carece de un hogar a causa de una crisis económica de la que serían culpables los bancos y los capitalistas, y argumentar que tal derecho debería prevalecer sobre el de propiedad. Cuestión diferente es lo que hacen cuando llegan al poder en un ayuntamiento, como ya ha sucedido en España. Pero es fácil comprobar que en su discurso sigue presente un cierto soporte moral a las ocupaciones que anima a nuevas acciones de esta naturaleza.
No cabe duda de que en España la recesión contribuyó de forma significativa a reforzar el fenómeno okupa; pero explicarlo como una consecuencia de la crisis económica sería un error. Hay que observar, en primer lugar, que la mejora de la coyuntura y la caída de las tasas de paro no parecen haber reducido el número de ocupaciones de viviendas; y además resulta que buena parte de los que protagonizan éstas no son personas en estado de necesidad, sino gente que se aprovecha de una situación legal confusa, que les permite obtener beneficios significativos con unos costes muy bajos.
Al margen de cuáles hayan sido en cada momento las circunstancias económicas, lo que el incremento del número de casas ocupadas refleja realmente es un fallo importante de nuestro sistema jurídico. Una violación del derecho de propiedad sin paliativos no puede ir acompañada de garantías de todo tipo para quienes la cometen, mientras a los legítimos propietarios se les crean múltiples obstáculos para recuperar lo que es suyo. Lo que un sistema jurídico eficiente requiere es la existencia de unas leyes claras que no permitan interpretaciones que vayan en contra de un principio fundamental como es el derecho de propiedad; y una administración de justicia que restablezca el orden jurídico cuando éste sea quebrantado y que, además, lo haga con celeridad, teniendo presente que la dilación favorece al infractor y perjudica necesariamente a la víctima. Los datos disponibles indican que, en los últimos meses, la situación ha mejorado algo para los dueños y los plazos medios para recuperar sus viviendas se han reducido; y hay propuestas para dotar de mejores instrumentos de defensa a los propietarios y reducir la impunidad de los ocupas. Pero aún estamos muy lejos de haber logrado una situación mí- nimamente aceptable en la que se garanticen a los propietarios de inmuebles los principios básicos de un Estado de Derecho
Además, no se cansan en pronosticar subida de los precios de los inmuebles…, y nada de esto está pasando:
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Abrazos,
PD1: Y los gráficos de lo que pasa por ahí fuera son estremecedores…
We are witnessing the demise of the world’s two largest economic power blocks, the US and EU. Given deteriorating economic conditions on both sides of the Atlantic, which have been playing out for many years but were so far largely kept hidden from view by unprecedented issuance of debt, the demise should come as no surprise.
The debt levels are not just unprecedented, they would until recently have been unimaginable. When the conditions for today’s debt orgasm were first created in the second half of the 20th century, people had yet to wrap their minds around the opportunities and possibilities that were coming on offer. Once they did, they ran with it like so many lemmings.
The reason why economies are now faltering invites an interesting discussion. Energy availability certainly plays a role, or rather the energy cost of energy, but we might want to reserve a relatively larger role for the idea, and the subsequent practice, of trying to run entire societies on debt (instead of labor and resources).
It almost looks as if the cost of energy, or of anything at all really, doesn’t play a role anymore, if and when you can borrow basically any sum of money at ultra low rates. Sometimes you wonder why people didn’t think of that before; how rich could former generations have been, or at least felt?
The reason why is that there was no need for it; things were already getting better all the time, albeit for a briefer period of time than most assume, and there was less ‘want’. Not that people wouldn’t have wanted as much as we do today, they just didn’t know yet what it was they should want. The things to want were as unimaginable as the debt that could have bought them.
It’s when things ceased getting better that ideas started being floated to create the illusion that they still were, and until recently very few people were not fooled by this. While this will seem incredible in hindsight, it still is not that hard to explain. Because when things happen over a period of decades, step by step, you walk headfirst into the boiling frog analogy: slowly but surely.
At first, women needed to start working to pay the bills, health care and education costs started rising, taxes began to rise. But everyone was too busy enjoying the nice slowly warming water to notice. A shiny car -or two, three-, a home in the burbs with a white picket fence, the American -and German and British etc.- Dream seemed to continue.
Nobody bothered to think about the price to pay, because it was far enough away: the frog could pay in installments. In the beginning only for housing, later also for cars, credit card debt and then just about anything.
Nobody bothered to look at external costs either. Damage to one’s own living environment through a huge increase in the number of roads and cars and the demise of town- and city cores, of mom and pop stores, of forest land and meadows, basically anything green, it was all perceived as inevitable and somehow ‘natural’ (yes, that is ironic).
Damage to the world beyond one’s own town, for instance through the exploitation of domestic natural resources and the wars fought abroad for access to other nations’ resources, only a very precious few ever cared to ponder these things, certainly after the Vietnam war was no longer broadcast and government control of -or cooperation with- the media grew exponentially.
Looking at today’s world in a sufficiently superficial fashion -the way most people look at it-, one might be forgiven for thinking that debt, made cheap enough, tapers over all other factors, economic and otherwise, including thermodynamics and physics in general. Except it doesn’t, it only looks that way, and for a limited time at that. In the end, thermodynamics always beats ‘financial innovation’. In the end, thermodynamics sets the limits, even those of economics.
That leads us into another discussion. If not for the constraints, whether they emanate from energy and/or finance, would growth have been able to continue at prior levels? Both the energy and the finance/political camps mostly seem to think so.
The energy crowd -peak oilers- appear to assume that if energy would have been more readily available, economic growth could have continued pretty much unabated. Or they at least seem to assume that it’s the limits of energy that are responsible for the limits to economic growth.
The finance crowd mostly seems to think that if we would have followed different economic models, growth would have been for the taking. They tend to blame the Fed, or politics, loose regulation, the banking system.
Are either of them right? If they are, that would mean growth can continue de facto indefinitely if only we were smart enough to either make the right economic and political decisions, or to find or invent new sources of energy.
But what kind of growth do both ‘fields’ envision? Growth to what end, and growth into what? 4 years ago, I wrote What Do We Want To Grow Into? I have still never seen anyone else ask that question, before or since, let alone answer it.
We want growth by default, we want growth for growth’s sake, without caring much where it will lead us. Maybe we think unconsciously that as long as we can secure growth, we can figure out what to do with it later.
But it doesn’t work that way: growth changes the entire playing field on a constant basis, and we can’t keep up with the changes it brings, we’re always behind because we don’t care to answer that question: what do we want to grow into. Growth leads us, we don’t lead it. Next question then: if growth stops, what will lead us?
Because we don’t know where we want growth to lead us, we can’t define it. The growth we chase is therefore per definition blind. Which of necessity means that growth is about quantity, not quality. And that in turn means that the -presupposed- link between growth and progress falls apart: we can’t know if -the next batch of- growth will make us better off, or make our lives easier, more fulfilling. It could do the exact opposite.
And that’s not the only consequence of our blind growth chase. We have become so obsessed with growth that we have turned to creative accounting, in myriad ways, to produce the illusion of growth where there is none. We have trained ourselves and each other to such an extent to desire growth that we’re all, individually and collectively, scared to death of the moment when there might not be any. Blind fear brought on by a blind desire.
As we’ve also seen, we’ve been plunging ourselves into ever higher debt levels to create the illusion of growth. Now, money (debt) is created not by governments, as many people still think, but by -private- banks. Banks therefore need people to borrow. What people borrow most money for is housing. When they sign up for a mortgage, the bank creates a large amount of money out of nothing.
So if the bank gets itself into trouble, for instance because they lose money speculating, or because people can’t pay their mortgages anymore that they never could afford in the first place, the only way out for that bank, other than bailouts, is to sign more people up for mortgages -or car loans-, preferably bigger ones all the time.
What we have invented to keep big banks afloat for a while longer is ultra low interest rates, NIRP, ZIRP etc. They create the illusion of not only growth, but also of wealth. They make people think a home they couldn’t have dreamt of buying not long ago now fits in their ‘budget’. That is how we get them to sign up for ever bigger mortgages. And those in turn keep our banks from falling over.
Record low interest rates have become the only way that private banks can create new money, and stay alive (because at higher rates hardly anybody can afford a mortgage). It’s of course not just the banks that are kept alive, it’s the entire economy. Without the ZIRP rates, the mortgages they lure people into, and the housing bubbles this creates, the amount of money circulating in our economies would shrink so much and so fast the whole shebang would fall to bits.
That’s right: the survival of our economies today depends one on one on the existence of housing bubbles. No bubble means no money creation means no functioning economy.
What we should do in the short term is lower private debt levels (drastically, jubilee style), and temporarily raise public debt to encourage economic activity, aim for more and better jobs. But we’re doing the exact opposite: austerity measures are geared towards lowering public debt, while they cut the consumer spending power that makes up 60-70% of our economies. Meanwhile, housing bubbles raise private debt through the -grossly overpriced- roof.
This is today’s general economic dynamic. It’s exclusively controlled by the price of debt. However, as low interest rates make the price of debt look very low, the real price (there always is one, it’s just like thermodynamics) is paid beyond interest rates, beyond the financial markets even, it’s paid on Main Street, in the real economy. Where the quality of jobs, if not the quantity, has fallen dramatically, and people can only survive by descending ever deeper into ever more debt.
Do we need growth? Is that even a question we can answer if we don’t know what we would need or use it for? Is there perhaps a point, both from an energy and from a financial point of view, where growth simply levels off no matter what we do, in the same way that our physical bodies stop growing at 6 feet or so? And that after that the demand for economic growth must necessarily lead to The Only Thing That Grows Is Debt?
It’s perhaps ironic that the US doesn’t appear to be either first or most at risk this time around. There are plenty other housing markets today with what at least look to be much bigger bubbles, from London to China and from Sydney to Stockholm. Auckland’s bubble already looks to be popping. The potential consequences of such -inevitable- developments are difficult to overestimate. Because, as I said, the various banking systems and indeed entire economies depend on these bubbles.
The aftermath will be chaotic and it’s little use to try and predict it too finely, but it’ll be ‘interesting’ to see what happens to the banks in all these countries where bubbles have been engineered, once prices start dropping. It’s not a healthy thing for an economy to depend on blowing bubbles. It’s also not healthy to depend on private banks for the creation of a society’s money. It’s unhealthy, unnecessary and unethical. We’re about to see why.
PD2: ¿Cómo es el Paraíso?
El Papa describe como será ese lugar después de la muerte. “El Paraíso no es un cuento de hadas, ni es un jardín encantado. El Paraíso es el abrazo con Dios, Amor infinito, y entramos gracias a Jesús, que murió en la cruz por nosotros”.
En la línea de la esperanza cristiana añadió que “donde está Jesús, hay misericordia y felicidad; sin Él hay frío y oscuridad. En la hora de la muerte, el cristiano repite a Jesús: “Acuérdate de mí”. E incluso si nadie más se acordara de nosotros, Jesús está allí, junto a nosotros”.
Jesús quiere “llevarnos al mejor lugar que existe. Él quiere llevarnos allí con lo poco o lo mucho que hayamos hecho en nuestras vidas, para que no se pierda nada de lo que ya había redimido”.
“Y en la casa del Padre traerá todo lo que todavía tenemos que redimir: los defectos y los errores de una vida entera. Este es el objetivo de nuestra existencia: que todo esté hecho y transformado en amor”, abundó.
“Si creemos esto la muerte no nos da miedo. ¡Quien ha conocido a Jesús, no tiene miedo de nada!”