No esperes que el Estado te vaya a ayudar. El sistema está quebrado y no hay visos de solución alguna. Sólo empezar cuanto antes a prepararla es como se conseguirá no ser un “pobre de solemnidad” cuando nos llegue la hora…
NADIE LO HARÁ POR USTED
Dar malas noticias nunca es agradable, pero ocultar un problema sólo lo agrava. El poder adquisitivo de las pensiones en los próximos veinte años va a descender. El envejecimiento de la población, la menor proporción de trabajadores por cada pensionista y, a Dios gracias, la mayor esperanza de vida hacen que la factura de las pensiones cada vez sea mayor.
Mientras que la pensión media mensual se ha incrementado un 36% en la última década, de 679¤ a 925¤, la nómina mensual del conjunto de las pensiones se ha incrementado en un 56%. Hay que recordar que en España las pensiones se pagan a través de un sistema de reparto. Ello quiere decir que son las aportaciones actuales a la Seguridad Social de las empresas y los trabajadores actuales las que financian las pensiones de ahora. La proporción de trabajadores por cada jubilado tiende a empeorar, no a mejorar. Crear nuevos impuestos para pagar las pensiones supondría crear nuevas cargas que al final recaerían directa o indirectamente en los trabajadores actuales y no solucionaría el problema a futuro, sino que drenaría capacidad de ahorro de los trabajadores actuales.
España es el país de nuestro entorno en el que la pensión cubre un mayor porcentaje del último salario: un 82%, frente al 55% de Francia o el 37% de Alemania. Obviamente estos cálculos están realizados sobre los salarios medios de cada país, siendo los españoles sensiblemente inferiores a los franceses o alemanes.
Quien desee mantener cierto nivel de vida al llegar la jubilación, deberá tener en cuenta la cobertura previsible que la pensión supondrá respecto de su salario actual. Evidentemente, cuanto mayor sea el sueldo actual, menor será la cobertura que le proporcionará la pensión pública y mayor la necesidad de complementar la misma. Sería deseable que la Seguridad Social hiciera llegar a cada trabajador a la edad más temprana posible, y de forma recurrente (anualmente), una estimación de cuál será su pensión futura. Al cabo de unos cuantos años el trabajador será más sensible a la situación que le espera al llegar la jubilación.
Cuando llega esta época del año y cualquier persona que trabaje en una entidad financiera comenta la necesidad de complementar la pensión pública con una pensión privada, enseguida surge la maledicencia de considerar dichos comentarios interesados al querer vender planes de pensiones privados.
Los planes de pensiones privados son sólo un instrumento más donde se puede acumular ahorro para la jubilación. Por supuesto que también sirven otros vehículos como los fondos de inversión u otro tipo de activos. La particularidad de los planes de pensiones es el ventajoso tratamiento fiscal de las aportaciones. Permite deducir de la base imponible las aportaciones realizadas con un máximo de 8.000 ¤, bajo ciertas condiciones. El ahorro fiscal es inmediato. Ningún otro vehículo de ahorro ofrece esta ventaja.
Suele esgrimirse que muchas familias no llegan a fin de mes y se les está pidiendo que ahorren para la jubilación. Ahorrar implica renunciar a consumo actual por consumo futuro. Es posible que no puedan ahorrar nada ahora. Bastante tienen con llegar a fin de mes, pero el problema futuro no desaparecerá.
Sería ideal que las pensiones públicas mantuvieran siempre el poder adquisitivo e incluso se aumentaran, pero la evolución de la pirámide de población y la mayor esperanza de vida impiden que sea así. Es una mala noticia, pero ocultarlo sólo agrava el problema.
Lo que usted no haga para complementar su pensión futura, nadie lo hará por usted.
Abrazos,
PD1: "Me gustaría poder volver al pasado, no para cambiar cosas, pero sí para revivir la época en la que era feliz y no lo sabía."
Como siempre, las personas no aprecian lo que tienen, siempre quieren algo más. No, que nos toque la lotería, más que cambiarnos a mejor, por el tema económico, nos daría más quebraderos de cabeza. Hay que valorar lo que tenemos, la salud, la familia, el trabajo…, ya que llegará un día en que perdamos a nuestros seres queridos, que perderemos el trabajo, o que nos dolerá aún más lo que ahora nos duele. Hay que ser felices hoy y ahora, con nuestras limitaciones, y recordar lo que hemos vivido y hecho, con todos nuestros errores, que han sido muchos, y confiar en el futuro.
Esperar en Dios, prepararnos para la nueva vida que acaba llegando cuando menos te lo esperas. La vida terrena es muy corta y siempre andamos insatisfechos por todo. Hay que contentarse y disfrutar de todos los momentos que Dios nos ha dado…, ver su mano en todas las cosas buenas que nos pasan, y las malas, por algo las habrá querido también.