12 diciembre 2017

los bancos centrales no normalizan

O lo hacen demasiado lento… Mira lo que ha hecho la Reserva Federal desde que dijo que hacía el “tapering”:
Una mierda pinchada a un palo…, con perdón.
Y las previsiones de reducción de los activos de los bancos centrales son grandes y afectarán mal a los mercados:
¿No habrán hecho una cacho burbuja con tanta inyección de dinero nuevo?

LA NO NORMALIZACIÓN

El discurso oficial de los bancos centrales y de las principales casas de análisis e inversión menciona que asistimos a un proceso de normalización de sus respectivas políticas monetarias. Si entendemos por normalización una vuelta a la situación existente antes de comenzar a aplicar medidas "no convencionales", tales como situar los tipos de interés en negativo o incrementar el tamaño de sus balances con compras masivas de activos, no es correcto hablar de normalización, sino de estabilización.
Cabe recordar la secuencia de actuaciones de los bancos centrales ante el estallido de la crisis financiera hace casi una década.
- Primero se bajaron drásticamente los tipos de interés de referencia de cada banco central. (En el caso del BCE, Trichet subió los tipos en 2008 a pesar de la que se venía encima, repitiendo el error dos veces más en 2011).
- En el caso de EE.UU. se inyectaron 700.000 millones de dólares en las principales 19 entidades financieras, lo necesitaran o no. El objetivo era no señalar aquellas que realmente tenían graves problemas. La inversión del Tesoro americano en sus bancos fue finalmente claramente rentable.
- Ya en 2008 la Reserva Federal comenzó a aplicar medidas de compra de activos a través de distintos programas. Como resultado su balance se ha multiplicado por 4,5 veces desde el inicio de las compras.
- El BCE no comienza realmente a adquirir bonos soberanos y corporativos de forma recurrente hasta hace apenas dos años. Con anterioridad había establecido sistemas de barra libre de liquidez a la banca para que fuera ésta quien adquiriera los bonos soberanos de sus respectivos países.
El BCE situó por primera vez los tipos de interés en negativo, cobrando a los bancos por las cantidades depositadas en los depósitos (Facilidad Marginal de Depósitos) del BCE.
El único Banco Central que ha comenzado un proceso de normalización, que se augura larguísimo, es la Reserva Federal. Ya ha comenzado la subida de los tipos de interés de referencia. En cualquier caso, el nivel de llegada de los tipos de interés previsto por la Fed para dentro de al menos tres años, ronda el 3% nivel significativamente inferior a los máximos de otros ciclos.
La Fed acaba de comenzar la reducción de su balance mediante la no reinversión inicial de 100.000 millones de dólares mensuales. Con el ritmo anunciado entraríamos en la siguiente década antes de alcanzar el nivel de activos previo a los programas de compras.
En el caso del BCE no hay ningún tipo de normalización. Su balance seguirá aumentando por lo menos hasta fin de septiembre del próximo año. Los tipos de interés no se tocarán hasta bien pasado el fin de las compras. Por lo tanto, seguirán existiendo tipos negativos hasta, al menos, 2019. Nadie osa hablar hoy en día en Europa de una futura reducción del balance mediante la no reinversión de los vencimientos de los bonos en cartera. Para ver los tipos del BCE en el 1% tendrá que transcurrir un largo periodo de tiempo, salvo accidente con la inflación.
El Banco de Inglaterra sigue comprando activos. Ha materializado una subida de tipos hasta el 0,5% y, pese a tener la inflación en el 3%, no tiene intención de subirlos más.
En el caso del Banco de Japón tampoco hay en el horizonte ningún tipo de normalización de su política monetaria. Eso sí, para los próximos tres ejercicios se espera que el incremento del tamaño del balance sea cada vez menor.
En definitiva, 2018 seguirá siendo un año de NO normalización de la política monetaria. Ciertamente los estímulos adicionales serán menores, pero el balance agregado de los cuatro principales bancos centrales seguirá creciendo. Sólo la Fed ha comenzado el largo camino a la normalización. Los mercados financieros seguirán condicionados por los bancos centrales.
Abrazos,
PD1: Según Mohamed A. El-Erian:
The biggest risk to asset prices and the global economy would be if the biggest institutions reduce their monetary stimulus at the same time.
With the ongoing synchronized pick-up in global growth, systemically important central banks will likely be more willing and able in 2018 to start and, in one case continue, the normalization of monetary policy. But what is true for the central banking community as a whole is more nuanced when assessed at the level of individual institutions. Here is the outlook in ascending degrees of policy difficulty and, therefore, of the risks of policy mistakes.
The U.S. Federal Reserve is the most advanced in the policy-normalization process. It has stopped its unconventional program of security purchases, hiked rates four times and set out a plan for the gradual reduction of its balance sheet.
The Fed will likely enter 2018 with another hike under its belt and a bigger window to normalize owing to the tax measures making their way through Congress. As such, markets may need to revise upward their implicit pricing of Fed actions to be more consistent with the projection of two to three additional rate increases next year. And, within the context of the ongoing “beautiful normalization,” such revisions won't necessarily need to be disruptive to either financial stability or economic growth.
A complexity facing the Fed is that, when it comes to yields on longer-dated bond maturities and the shape of the yield curve, the unconventional policies pursued by its peers elsewhere in the advanced world continue to be an important influence. There, the degree of policy difficulties is notably higher.
The Bank of Japan will face mounting pressure to lift its foot off the stimulus accelerator. In addition to having to think more seriously about moderating its asset purchase program, the bank will likely take steps next year to revise upward its yield target on 10-year rates (currently 0 percent); and it will need to sequence this carefully with a reduction in unconventional purchases. The ease with which this is implemented will depend in large part on whether Prime Minister Shinzo Abe’s stronger domestic political situation allows for the implementation of long-delayed structural reforms (what, in the Japanese context, has been called “the third arrow”).
The European Central Bank will try its utmost to stick to its recently announced plan of halving monthly purchases to 30 billion euros ($34 billion) until September -- a prelude to ending the large-scale purchase program altogether before taking policy interest rates out of negative territory. But, judging from the minutes recently released by the ECB, members of the Governing Board are said to have differing opinions, and the bank could find itself in the tricky position of having to change its forward guidance by accelerating the phasing out of QE, especially if inflation were to pick up faster than currently anticipated.
As tricky as that is, particularly for a central bank that sets policy for 19 different member countries, the complexities could well be less than those facing the U.K.’s monetary stance.
With growth prospects having been revised downward and with the inflation rate remaining well above target, the Bank of England finds itself in an unwelcomed policy dilemma, particularly after having been forced to hike this year for the first time in about 10 years. Responding to the persistent inflation overshoot by hiking again risks deepening the economic slowdown. Delaying the hike and inflationary expectations could take an upward turn for the worse. And all this before it factors in the Brexit uncertainty.
Putting all this together, there is good news for the global economy: The world’s most powerful central bank -- the Fed -- faces the lowest relative degree of policy difficulty (and in the process, would be able to restore greater policy flexibility to counter the risk of possible growth and inflation shortfalls down the road). Another relatively bright spot is that the greatest complexity is faced by the least systemic within the group -- the Bank of England. But this does not translate automatically into a clear path when it comes to the risk of what would, in scenario analyses, turn out to be a central bank policy mistake in 2018.
Rather than reflecting the prospects of individual institutions, the greatest monetary policy uncertainty facing the global economy is what would happen if all these central banks, along with the People’s Bank of China, were to decide to reduce their monetary stimulus at the same time. When it comes to central banks, this is the biggest source of risk to asset prices and the global economy, and it would call for high-frequency policy monitoring and close international consultations.
PD2: Si hiciéramos estos estiramientos al empezar a trabajar nos iría de fábula:
Y si ofreciéramos todas las horas que nos pasamos pegados al ordenador o al teléfono, serían muchos rezos que, bien dirigidos, harían mucho bien… Anímate a hacer estiramientos y a ofrecer las obras cada día…, todos los currelos que hacemos, todas las pesadeces, todo nuestro afán, desde hablar con unos y otros, hasta ayudar en casa, ofrécelo todo por algo en particular.