¿Podrá España pagar las pensiones?
El verdadero drama de la pensiones en España lo sufrirán los que tienen entre 35 y 50 años, que les debería pagar las pensiones los de 15 a 30. Aterrador. Ni a tiros con esta pirámide poblacional en España:
Según La Caixa:
El sistema de pensiones en España atraviesa turbulencias. A través de los siguientes datos vamos a aportar diferentes claves para entender su presente y reflexionar sobre su futuro.
El resumen de la situación es el siguiente. Cada vez vivimos más años. Al tener una esperanza de vida mayor nos pasamos más tiempo recibiendo una pensión por jubilación. El sistema español de pensiones –que se llama de reparto– funciona con las aportaciones de los trabajadores a los jubilados actuales. Si cada vez hay más jubilados e igual –o menor– número de trabajadores, ¿cómo se sostiene el sistema de pensiones? Todo indica que la pensión de jubilación será mucho más baja que el último salario que se cobre mientras se realiza una actividad profesional. Dicho todo esto, vamos a detallar algunos puntos clave sobre el debate de las pensiones en España:
1.El funcionamiento del propio sistema
¿Cómo funciona el sistema de reparto de las pensiones en España? Las cotizaciones de las empresas y trabajadores pagan las pensiones actuales. En el caso de la prestación por jubilación hay que tener en cuenta que a partir de 2022 (los últimos 25 años) se calculará la cuantía de la pensión en función de los años cotizados y las bases por las que se cotizó.
2.Esperanza de vida
Desde 1976 la esperanza de vida se ha incrementado en diez años, pasando de los 73,6 años de media a los 83,6 años de vida actuales. La natalidad, por su parte, se ha reducido a la mitad, pasando en cuatro décadas de 2,77 hijos por madre a 1,32, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). La Comisión Europea estima que en el 2060 un tercio de la población tendrá más de 65 años. Y un último dato: la edad media de los españoles ya alcanza los 44 años y en varias provincias supera incluso los 50.
3.Ratio trabajador-pensionista
Hoy hay 2,1 trabajadores por cada pensionista. Una ratio al borde del equilibrio financiero que va camino de empeorar si no se modera el coste de las pensiones. Dicho de otro modo, únicamente una mayor recuperación del empleo y los salarios podría paliar los desajustes del sistema. Pero el desequilibrio demográfico juega en contra del actual sistema y esperar una recuperación rápida es algo improbable a medio plazo.
4.Revalorización
La revalorización de las pensiones se fija en el 0,25% anual mientras el sistema esté en déficit. Con esta subida del 0,25%, la pensión mínima de jubilación con cónyuge es en 2018 de 11.044,6 euros, lo que supone 788,9 euros mensuales en 14 pagas. La máxima queda en 2.580,13 euros. ¿Qué supone esta subida? Para alguien que haya cotizado al menos 35 años y los últimos 15 por el tipo máximo, sube sólo 6,43 euros al mes o 90,92 euros al año si se consideran 14 pagas.
5.Fondo de reserva
Entre la fecha de su creación y el año 2011, la hucha de las pensiones llegó a acumular 70.000 millones de euros. En tan sólo cinco años, desde 2012, el Gobierno ha sacado 66.000 millones de euros de la llamada hucha de las pensiones. Además, para cubrir las necesidades de gasto, entre 2017 y 2018 la Seguridad Social ha pedido prestados otros 25.000 millones. Hoy el Fondo cuenta con 8.095 millones de euros, y eso después de un préstamo de 10.192 millones de euros facilitado por el Ejecutivo.
6.Gastos
La Seguridad Social tiene que dar en la actualidad cobertura a 8,7 millones de pensionistas, 1,1 millones más que al principio de la crisis. Cada uno de ellos percibe, de media, 250 euros más al mes que hace una década. Todo ello supone una subida del 57% de los costes del sistema público. La devaluación salarial vivida en los años más duros de la crisis es una realidad con efectos negativos para el presente y para el futuro.
7.Ingresos
Las bonificaciones a la contratación y los menores salarios que ha dejado la crisis se han traducido en unos ingresos que crecen más despacio que la economía y que los gastos. En la última década los ingresos para las pensiones se han mantenido prácticamente estancados. ¿Por qué? Por la disminución del número de ocupados y la moderación salarial, la cual, pese a favorecer la recuperación del empleo, ha hecho mella en las cotizaciones. Todo esto ha provocado que el sistema de previsión tenga un déficit de unos 18.000 millones de euros en 2017, que apenas se reducirá a los 16.000 millones en este ejercicio.
8.Sistema generoso
Actualmente, un jubilado recibe una primera nómina equivalente al 72% de su último salario. En cambio, en el conjunto de la OCDE esta tasa de sustitución cae al 53%.
9.La bomba demográfica
A partir de mediados de la próxima década, España deberá afrontar un desafío crítico: la jubilación de los baby boomers. Entre 2025 y 2050 se retirarán millones de personas y, si la inmigración no lo remedia, este contingente superará ampliamente al de nuevos trabajadores. Con ello, la relación entre ocupados y pensionistas podría verse ubicada por debajo de la cifra actual, incluso en una situación de pleno empleo, lo que obligará a nuevos ajustes. La bomba demográfica es una amenaza, pero también una oportunidad que cambiará la economía para siempre.
Abrazos,
PD1: Ante esta lacra que es el divorcio en España, te sugiero que leas esto:
A mi ex esposa le propuse divorciarnos como dos personas civilizadas; sin pasiones, ofensas, alegatos. Le pedí hacer los convenios reguladores sin la ayuda de un tercero: una manipulada pensión alimenticia, repartirnos los bienes, así como acordar la custodia y tiempos a compartir con nuestros hijos. Era, le dije, lo más razonable, lo más inteligente. Le propuse en el colmo del cinismo quedar como dos buenos amigos… y cansada, accedió. Luego todo fue mentira, nada puede terminar bien cuando se ha roto algo por dentro con un daño irreparable. Un daño que ha dejado una secuela imprevisible en la vida de ella y de nuestros hijos convirtiéndonos en seres infelices.
¿Mis motivos?: Tenía otra relación e intentaba convencerme de que era entonces cuando tenía realmente la libertad de elegir; cuando precisamente fue por mi libertad que cause todo. Mi primer matrimonio fue una autentica historia de amor truncada por mi inmadurez y egoísmo. Una historia en la que, lo que pudo y debió haber sido, no lo fue, porque intervino mi libertad. La vida me ha hecho ver que durante ese tiempo siempre elegí lo que no debía.
El hombre que se casa renuncia a todas las demás mujeres por la persona elegida, sin embargo… elegí no ser fiel a mi mujer.
Cuando percibí en ella defectos y limitaciones, como los tenemos todos…elegí no aceptarlos.
Ante los problemas económicos y las contrariedades que probarían mi amor… elegí no esforzarme.
Cuando ella esperaba comprensión… elegí no comprender, ni disculpar, ni perdonar.
Cuando se presentó la enfermedad, el dolor… elegí rehuirlos.
Cuando nació cada uno de nuestros hijos, nació una esperanza de reconstruir nuestra historia pero… elegí no hacerlo.
Cuando ella busco respuestas… elegí el silencio.
Cuando se me ofreció el perdón…elegí ignorarlo.
Cuando ella me busco con angustia… elegí dejarla sola.
Me he vuelto a casar sin cometer los mismos errores, pues echando a perder he aprendido. Pero en lo más profundo de mi alma soy infeliz, pues vivo con remordimientos, y por más que abro mi corazón para entregarlo pleno y total a mi otra familia, siempre será y ellos lo saben, un corazón partido.
Quisiera que mis hijos supieran que solo se puede hallar la felicidad amando y siendo amado, que es imposible aprender a vivir sin el amor autentico; que la auténtica libertad proporciona su valor al amor.
El problema para mi es que he amado al revés, egoístamente, pues me he amado a mí mismo y he terminado frustrado. Los más duro es que siendo libre, eso es lo que he elegido.
El deber ser del amor en el matrimonio supone dos cosas: que algo está llamado a ser y que ese algo puede no ser por la libertad del hombre; por lo que corresponde a este usar la voluntad para comprometer su libertad, asumiendo el futuro posible en su plenitud y totalidad para entregarlo al otro.
Amar es poder hacerlo.