13 abril 2021

habrá que reformar el sistema de pensiones...

Parece ser que se han puesto a ver si las arreglan. No están haciendo la reforma drástica que se necesita, sino parcheos de poca monta… Quieren dar ayudas a los que tienen 64,5 años para que se jubilen a los 66,5 años que es cuando les toca. Pero si les damos 12.000 euros para que se jubilen a su edad legal, no nos ahorramos nada…

Y tiene mucha ideología lo de la revalorización. Ahora que viene la inflación, volver a ligarlo todo a la inflación es temeroso. Imagínate que nos subimos a una inflación del 4%, que es bastante probable, como tengamos que subir las pensiones a ese ritmo, sería un imposible…

Meterle mano a las pensiones tiene que ver con la pirámide de la población española:

Cuando se jubilen los del baby boom, hay un vacío, ya que detrás hay muy pocos que tendrán que pagarnos la pensión… Este es el problema…

Les cuesta hacer nada. La famosa reforma fiscal ya la han pospuesto para dentro de un año. Y la reforma de las pensiones, o estos parches que no sirven para nada, ¿cuándo verán la luz? Tocar las pensiones resta votos y no compensa. Este es el verdadero motivo de la inacción de todos los políticos…

'Va a ser inevitable una reforma importante para adaptar nuestro sistema de pensiones a la nueva realidad demográfica'

JOSÉ IGNACIO CONDE-RUIZ / SUBDIRECTOR DE FEDEA (FUNDACIÓN DE ESTUDIOS DE ECONOMÍA APLICADA)

Conde-Ruiz destaca, en esta entrevista, que “el gran problema del Pacto de Toledo es que en él no están las generaciones del futuro”

 

Pregunta.- España atraviesa, como expresan en un documento que acaban de presentar desde Fedea, un proceso de envejecimiento, pero ya no se trata de un reto pendiente de abordar, como se vislumbraba hace unas décadas, puesto que el envejecimiento es, ya, una realidad. ¿Qué le está sucediendo actualmente a nuestra pirámide poblacional?

Respuesta.- Lo que estamos viendo es que el proceso de envejecimiento en España va a ser mucho más intenso con respecto a otros países en las próximas décadas. Tres factores están detrás de ello.  En primer lugar, tenemos una mayor esperanza de vida, tanto al nacer como a los 65 años.  En segundo lugar, España tiene una de las tasas de fecundidad  más bajas de los países desarrollados, con 1,23 hijos por mujer en edad fértil. Esta bajísima tasa de fecundidad se explica por la precariedad laboral que dificulta la emancipación de los jóvenes. Seguramente, estos datos habrán empeorado en este año de pandemia. Y en tercer lugar, el proceso de envejecimiento en España avanza con cierto retraso respecto a otros países industrializados. Este retraso se explica no solo porque las generaciones más numerosas, los llamados babyboomers, surgieron más tarde en nuestro país, sino también por el intenso proceso inmigratorio que se produjo en España en la primera década del siglo XXI y que supuso el rejuvenecimiento de la población española.

P.- ¿Cuáles son las previsiones de Fedea sobre cómo evolucionará la ‘pirámide’ en los próximos años?

R.- Sin lugar a duda, España tenga una de las tasas de dependencia más elevadas del mundo. La tasa de dependencia es la ratio entre la población mayor de 67 años y la población en edad de trabajar (16-66 años). España empezó el siglo XXI siendo uno de los países industrializados más jóvenes gracias en parte al fenómeno migratorio, pero llegará al año 2050 siendo uno de los países más envejecidos. En concreto, analizando las tres proyecciones demográficas a largo plazo más solventes para España (INE (2020-2070), AIReF (2020-2050) y Eurostat (2020-2100)) vemos cómo la tasa de dependencia prácticamente se va a multiplicar por dos en las próximas tres décadas.

P.- Una de las cuestiones que atañe a este envejecimiento es la sostenibilidad del sistema de pensiones. Tal y como está concebido el sistema actualmente, ¿diría que están garantizadas las pensiones o, por el contrario, sería necesario reformular nuestro modelo de manera integral o parcial?

R.- En mi opinión, va a ser inevitable una reforma importante para adaptar nuestro sistema de pensiones a la nueva realidad demográfica. Y cuanto antes se haga menos drástica será

P.- Es decir, ¿está España a tiempo de asegurar las pensiones y que, por tanto, deje de hablarse de ellas como un problema a resolver?

R.- Por supuesto, si otros países han sido capaces, España también puede. El problema es que es muy impopular políticamente y los políticos prefieren hacer lo memos posible. Pero el margen de maniobra se esta acortando, pues en cinco años empiezan a jubilarse las generaciones del baby boom y el desajuste entre ingresos y gastos será mucho mayor. 

P.- Usted aludía recientemente a dos cuestiones que deberían diferenciarse: la suficiencia y la sostenibilidad de las pensiones. Teniendo en cuenta la coexistencia de ambas, ¿le parecen realistas los últimos acuerdos alcanzados en el seno del Pacto de Toledo para reformar el sistema de pensiones?

R.- El Pacto de Toledo se ha puesto de acuerdo en algo razonable desde el punto de vista de la suficiencia, como es evitar que las pensiones pierdan poder adquisitivo de forma continuada. Pero no ha realizado el esfuerzo de buscar cómo hacer que eso se pueda sostener en el tiempo desde el punto de vista financiero o de la sostenibilidad. Al Pacto de Toledo tenemos que exigirle que busquen otro consenso con medidas para hacer sostenible el sistema. Pero, para hacerlo sostenible, no solo para los próximos años, sino para las próximas décadas. El gran problema del Pacto de Toledo es que en él no están las generaciones del futuro. No nos olvidemos de que el sistema de pensiones de reparto se sustenta en un contrato entre generaciones, y en el Pacto de Toledo no está la siguiente generación, que es la que tiene que pagar las pensiones a los actuales trabajadores. Pero que nadie se engañe, no hay suficiencia sin sostenibilidad. 

P.- ¿Qué opinión le merece una medida como es la penalización de la jubilación anticipada de cara a reducir el gasto en materia de pensiones?

R.- Me parece una buena medida. Hay que conseguir que la edad efectiva de jubilación se acerque lo más posible a la edad legal de jubilación, que hoy esta en los 66 años pero llegará, gracias a la reforma de 2011, a los 67 años en 2027. Pero, claro al mismo tiempo hay que asegurarse de que las empresas no están discriminando a los trabajadores por edad. Tiene que haber un cambio de cultura empresarial, y que dejen de ver a los trabajadores mayores como una lacra para el empleo y a su vez, los trabajadores, tienen que reciclarse y adaptarse a los cambios para que sus habilidades no se vuelvan obsoletas y caiga su productividad. 

P.- Continuando con este tema, hizo alusión a un concepto como la jubilación demorada: ¿de qué manera podría incentivarse en España esta práctica que, además, permitiría el mantenimiento de la experiencia laboral de los senior que lo deseen durante más tiempo?

R.- El sistema y la legislación esta pensado para otros tiempos, con otra demografía y se ponen trabas a poder trabajar más allá de la edad legal. Si uno lo mira en detalle todo son problemas. Como he dicho antes, la demografía ha cambiado y esto tiene que cambiar. Se tiene que facilitar el poder trabajar más allá de la edad legal, pero sobre todo poder compatibilizar el trabajo con la pensión. Desde mi punto de vista, no tiene sentido que un trabajador se vaya a la cama habiendo trabajado 40 horas a la semana y se levante sin poder trabajar una hora. En el futuro, el trabajador podrá ir reduciendo gradualmente las horas trabajadas y complementando salario y pensión. Esta es la única forma de poder adaptar el sistema a la nueva demografía. Pero, por supuesto este esquema no se aplicará a todos los trabajadores, ni a todas las profesiones. Solo, aquellos con salud suficiente  y que así lo deseen podrán hacerlo. Y solo en aquellas profesiones donde no corran riesgo los trabajadores tendrán esta posibilidad. Para el resto la pensión debe ser suficiente para poder vivir con normalidad.

P.- Es inevitable hablar de los efectos de la crisis de la Covid sobre nuestra economía. ¿Ha tenido la pandemia, y tendrá, consecuencias sobre las pensiones? 

R.- Los problemas de sostenibilidad de las pensiones y existían antes de la aparición de la Covid-19. Pero es cierto que cuentas publicas van a salir muy deterioradas. No podemos olvidar que la política fiscal expansiva (con déficits públicos de 2 dígitos) ha evitado que veamos lo peor en términos económicos de la crisis. Habiendo caído el PIB en 2020 un 11%, la mayor caída del PIB en tiempos de paz, sin esta política fiscal la caída del PIB hubiera superado con creces el 20%. Luego, saldremos de la crisis de la Covid-19, mucho mas endeudados, con una deuda pública del 120% del PIB. Y esto, ha reducido claramente el margen de maniobra para hacer reformas y adaptar el sistema a la nueva realidad demográfica.

P.- Si algo ha desencadenado la pandemia, es la urgencia en la toma de decisiones y acuerdos para adaptarse al nuevo escenario que vivimos. ¿Cuáles deberían ser las prioridades, en su opinión, para abordar con urgencia en el seno del Pacto de Toledo?

R.- Lo principal es conseguir un gran Pacto Nacional por las Pensiones. Sin un gran pacto de consenso veo muy difícil a un gobierno, sea del signo que sea, asumiendo el coste político de la reforma que necesita nuestro sistema de pensiones. En mi opinión, la mejor forma conseguir aunar la suficiencia y la sostenibilidad es introducir una reforma con los siguientes tres elementos, que tendrán efectos distributivos distintos para cada generación. 

En primer lugar, la reforma debería afectar lo menos posible a los actuales jubilados por dos motivos. Los jubilados, ya no tienen capacidad para adaptar sus decisiones de ahorro y empleo a los cambios en el sistema de pensiones. Y seria injusto. 

En segundo lugar, transformar nuestro sistema de pensiones en uno de cuentas nocionales, donde la pensión que percibe el trabajador será menos generosa que la que percibe actualmente, en el momento del alta. El nuevo sistema de cuentas nocionales, debe ser muy flexible y permitir de una forma justa y transparente que los trabajadores, que lo deseen, alarguen su etapa laboral, y así evitar la caída en su pensión inicial. 

En tercer lugar, en el periodo transitorio hasta que un porcentaje suficientemente alto de las nuevas jubilaciones vengan del nuevo sistema de cuentas nocionales, será necesario dotar de más ingresos al sistema. 

Abrazos,

PD1: El paso de la vida nos envejece el cuerpo. Si vivimos sin amor ni alegría nos envejece el corazón. No debemos dejar que esto nos pase a nosotros. Que nuestra apariencia sea cada año de más mayores, pero que mantengamos un corazón enamorado, y derrochemos alegría por donde vayamos…