Y el cobro por parte de los bancos por tener saldo en cuenta…
Han transcurrido casi diez años desde que los tipos de interés de corto plazo fijados por el BCE se situaron en cero y siete desde que entraron en negativo. La represión financiera se intensifica cada vez más para las familias y las empresas.
Varias situaciones reales:
1. Fundación que dispone de un patrimonio líquido para hacer frente a sus actividades fundacionales. Ha de contar con un gasto inesperado: el cobro de intereses negativos por parte del banco por los elevados saldos depositados.
2. Empresa que necesita tener una elevada tesorería para su funcionamiento. La liquidez en el banco le supone un gasto financiero por el cobro de intereses negativos.
3. Persona jubilada de 70 años que ha ahorrado durante toda su vida y no desea correr demasiados riesgos. Ve como su patrimonio financiero líquido pierde poder adquisitivo por la creciente inflación y por los tipos negativos.
Mientras eran sólo los bancos los que sufrían los tipos de interés negativos cargados por el BCE a las cantidades depositadas por las entidades financieras en el banco central, parecía que la anomalía de los tipos negativos era una situación ajena a las tesorerías de las empresas y a los ciudadanos en general. Sólo era cuestión de tiempo que los efectos nocivos de los tipos de interés negativos alcanzaran a las familias y las empresas. Dicho momento ha llegado y de una manera creciente.
La situación de los tipos de interés negativos se ha ido extendiendo poco a poco hasta alcanzar gran parte del mercado de bonos emitidos por los distintos tesoros europeos. La única justificación a esta situación es la actuación del BCE distorsionando los tipos de interés y las primas de riesgo que se deberían exigir a los distintos emisores de bonos. No se atisba en el horizonte un momento en el que el BCE inicie, o permita, una normalización de los tipos de interés. La situación actual de tipos anómalamente bajos, e incluso negativos, va para largo.
Poco a poco los bancos han comenzado a cobrar tipos de interés "negativos" a los clientes con cantidades significativas en saldo en sus cuentas corrientes. A esto se le añade un aumento de la inflación que merma el poder adquisitivo de los ahorradores más conservadores. El dilema que plantea esta situación en los ahorradores más conservadores, personas físicas e instituciones, es considerable: pueden resignarse a perder poder adquisitivo todos los años por el efecto de la inflación y del coste del dinero en liquidez, o pueden decidir invertir toda o parte de la liquidez, aunque deberán asumir riesgos. Se ha pasado de una situación en que lo normal era obtener una rentabilidad sin riesgo, a otra en la que la asunción de riesgo no garantiza la rentabilidad.
La conclusión fácil es transmitir que, para mantener el poder adquisitivo del patrimonio financiero, ya sea de una familia o de una institución, es necesario convertirse en inversor. Siendo esto cierto, es imprescindible ser capaces de asumir los riesgos en los que se incurre al invertir sin tomar decisiones precipitadas en momentos de alta volatilidad como los vividos en marzo del año pasado.
El componente psicológico en las inversiones no se puede ignorar. Cada persona tiene su propio nivel de tolerancia al riesgo real. Curiosamente, las inversiones con valoración diaria, como las acciones cotizadas o los fondos de inversión, proporcionan una información inmediata de la variación del valor de la inversión que puede llevar a decisiones precipitadas. Otras inversiones, por no tener una valoración frecuente o incluso ser ilíquidas hasta un horizonte temporal lejano, no proporcionan la misma sensación de asunción de riesgo en un momento de estrés como el vivido en los primeros meses de la pandemia.
El anuncio reiterado del BCE de permitir la inflación incluso por encima del 2% sin que ello implique una normalización de los tipos de interés, implica que la pérdida de capacidad adquisitiva del patrimonio financiero conservador se acentuará incluso más en el futuro inmediato.
El BCE empuja más y más a los ahorradores a asumir cada vez más riesgo para intentar si quiera mantener el poder adquisitivo. Debería advertir que los riesgos en ocasiones afloran y se materializan.
En el caso de las empresas, o entidades como las fundaciones, el peligro es cambiar el concepto de tesorería disponible invirtiendo en activos con riesgo simplemente por no sufrir los tipos de interés negativos. Reducir la tesorería por sufrir el coste de los tipos negativos puede llevar a otros problemas aún más serios.
La represión va en aumento.
Abrazos,
PD1: FELICES PASCUAS!!!
Verdaderamente, el Señor resucitó y lo tenemos presente en el sagrario. Han sido días intensos de iglesias llenas de gente en los oficios. Nos hemos calado los huesos, sentados en el suelo del parking de la iglesia que estaba abarrotada, pero ha merecido la pena. Ahora tenemos que seguir tratándole y dando gracias por habernos salvado de nuestros pecados.