04 octubre 2022

echamos de menos la liquidez de los bancos centrales

Quizás no se acabe nunca esa liquidez que llegaba. Mira sino al Reino Unido que ha debido dar marcha atrás a todo… Y serán capaces de reactivar al alza los mercados.

Síndrome de abstinencia no superado

Los excesos en la vida, y en la economía, acaban pasando factura. Aunque determinados estímulos puedan producir sensación de bienestar en el corto plazo, cuando se abusa de ellos, por cantidad o por duración, los efectos secundarios nocivos acaban apareciendo llegando a causar serios problemas. Cuanto más tiempo se mantiene un estímulo, mayor es el riesgo de adicción y más intensa la acumulación de efectos nocivos de los excesos.

Los estímulos de los bancos centrales desde hace más de una década han creado adicción y pueden ser calificados como excesos. Revertir o normalizar la situación será un camino complicado, y difícilmente realizable. La reacción del Banco de Inglaterra (BoE) de cambiar de la noche a la mañana su política de venta de bonos soberanos (QT) a anunciar la compra de bonos en "cantidad ilimitada" (QE), aunque de forma temporal (de momento), pone de manifiesto la adicción creada a los tipos bajos y, sobre todo, a la compra de bonos por parte de los bancos centrales


La política aplicada por los bancos centrales a partir de 2008, tras el estallido de la gran crisis financiera, sirvió para evitar una eventual depresión económica. Sin embargo, a partir de 2012 los bancos centrales cambiaron de objetivo, considerando que ellos podían generar crecimiento económico. De acuerdo con Bernanke, presidente de la Fed en aquel momento, los bajos tipos de interés y la abundante liquidez inyectada mueven a los inversores al riesgo, y se fomenta la inversión. El mantenimiento artificial de las cotizaciones de los valores fomenta el consumo que a la vez acaba por justificar ese valor artificial (wealth effect). Se reactiva la economía y empieza el "círculo virtuoso". Es decir, los efectos van de los mercados financieros hacia la economía real, no al revés como sería natural.

Bajo esta (errónea) premisa de crear crecimiento a partir de su actuación, los bancos centrales han estado prácticamente una década con tipos cero o negativos, inyectando liquidez y comprando de forma compulsiva bonos, principalmente soberanos. Ahora, con la inflación disparada, intentan subir los tipos de interés y reducir su balance disminuyendo su cartera de bonos. El problema radica en el estado de adicción generalizada de estados, empresas y familias tanto a los tipos de interés casi nulos, como a la liquidez abundante proporcionada por el aumento de los balances.

Lamentablemente, al mantener durante más tiempo del necesario estas políticas, se han obviado los riesgos inherentes a unos estímulos convertidos en excesosriesgos de crear inflación, tarde o temprano, como es fácil constatar; distorsión en la asignación de recursos al alterar artificialmente los precios de mercado de activos básicos; incentivos a un gasto público excesivo al subsidiar los tipos de interés. Los Gobiernos no solo no han hecho los deberes, sino que además han seguido endeudándose como si los tipos de interés fueran a seguir casi nulos de forma perpetua.


El BoE ha tenido que intervenir ante el desplome de la libra y un fuerte repunte de los tipos de interés del bono inglés (gilt). La anunciada reducción de su cartera de bonos (QT) se ha convertido en un anuncio de un aumento del tamaño de la cartera de bonos (QE). Dado el nivel de inflación del 10%, el BoE seguirá subiendo los tipos de interés, pero difícilmente podrá dejar de comprar bonos.

En el caso del BCEha dejado de comprar bonos, pero todavía no ha anunciado cuándo comenzará a reducir el volumen de bonos en cartera. El BCE se ha convertido en el primer tenedor de bonos soberanos con más 513 mil millones de euros en bonos españoles y más de 735 mil millones de euros en bonos italianos. Supone el 35% del total de la deuda pública española y el 27% de la deuda italiana. La ventana de oportunidad temporal para subir tipos y reducir balance es muy estrecha. Es posible que suba los tipos de interés más del 3% que espera el mercado. Pero es muy difícil que no se vea obligado a volver a comprar bonos soberanos. De hecho, ya hay un nuevo programa preparado (TPI) para comprar bonos, previsiblemente italianos, si fuera necesario.

Puede parecer incongruente subir tipos para enfriar la economía y, a la vez, inyectar liquidez mediante la compra de bonos. Mucho más incongruente ha sido la imposición de tipos de interés negativos y han permanecido casi una década. La adicción creada por tantos años de política monetaria muy laxa hace difícil prescindir de las compras de bonos de los bancos centrales. El Reino Unido ha sido el primero en no superar el síndrome de abstinencia y necesitar nuevas dosis de compras de bonos. El BCE y la Fed no tardarán en seguirle. Cuestión de tiempo.

Abrazos,

PD1: Siempre Munilla:


Ese endiosamiento del ser humano…, donde, o bien nos creemos dioses, o bien le eliminamos de nuestras vidas. Humildad y gratitud. Dios existe y definitivamente no soy yo.