Quizás no se acabe nunca esa
liquidez que llegaba. Mira sino al Reino Unido que ha debido dar marcha atrás a
todo… Y serán capaces de reactivar al alza los mercados.
Síndrome de abstinencia no superado
Los excesos en
la vida, y en la economía, acaban pasando factura.
Aunque determinados estímulos puedan producir sensación de bienestar en el corto plazo, cuando se abusa de ellos,
por cantidad o por duración, los efectos secundarios nocivos acaban apareciendo
llegando a causar serios problemas. Cuanto más tiempo se mantiene
un estímulo, mayor es el riesgo de adicción y más intensa la acumulación de
efectos nocivos de los excesos.
Los estímulos de los bancos centrales desde hace más
de una década han creado adicción y pueden ser calificados como excesos. Revertir o normalizar la situación será un camino
complicado, y difícilmente realizable. La reacción del Banco de
Inglaterra (BoE) de cambiar de la noche a la mañana su política de venta de
bonos soberanos (QT) a anunciar la compra de bonos en "cantidad
ilimitada" (QE), aunque de forma temporal (de momento),
pone de manifiesto la adicción creada a los tipos bajos y, sobre
todo, a la compra de bonos por parte de los bancos centrales.
La política aplicada por los bancos centrales a partir de 2008, tras el estallido de la gran crisis financiera, sirvió para evitar una eventual depresión económica. Sin embargo, a partir de 2012 los bancos centrales cambiaron de objetivo, considerando que ellos podían generar crecimiento económico. De acuerdo con Bernanke, presidente de la Fed en aquel momento, los bajos tipos de interés y la abundante liquidez inyectada mueven a los inversores al riesgo, y se fomenta la inversión. El mantenimiento artificial de las cotizaciones de los valores fomenta el consumo que a la vez acaba por justificar ese valor artificial (wealth effect). Se reactiva la economía y empieza el "círculo virtuoso". Es decir, los efectos van de los mercados financieros hacia la economía real, no al revés como sería natural.
Bajo esta (errónea) premisa de crear
crecimiento a partir de su actuación, los bancos centrales han
estado prácticamente una década con tipos cero o
negativos, inyectando liquidez y comprando de forma compulsiva bonos,
principalmente soberanos. Ahora, con la inflación disparada,
intentan subir los tipos de interés y reducir su balance disminuyendo su
cartera de bonos. El problema radica en el estado de adicción generalizada de estados, empresas y familias tanto a los
tipos de interés casi nulos, como a la liquidez abundante proporcionada
por el aumento de los balances.
Lamentablemente, al mantener durante más tiempo del
necesario estas políticas, se han obviado los riesgos inherentes a unos
estímulos convertidos en excesos: riesgos de crear inflación,
tarde o temprano, como es fácil constatar; distorsión en la asignación de
recursos al alterar artificialmente los precios de mercado de
activos básicos; incentivos a un gasto público excesivo al
subsidiar los tipos de interés. Los Gobiernos no solo no han hecho los deberes,
sino que además han seguido endeudándose como si los tipos de interés fueran a
seguir casi nulos de forma perpetua.
El BoE ha tenido que intervenir ante el desplome de la libra y un fuerte repunte de los tipos de interés del bono inglés (gilt). La anunciada reducción de su cartera de bonos (QT) se ha convertido en un anuncio de un aumento del tamaño de la cartera de bonos (QE). Dado el nivel de inflación del 10%, el BoE seguirá subiendo los tipos de interés, pero difícilmente podrá dejar de comprar bonos.
En el caso del BCE, ha dejado de comprar bonos, pero todavía no ha
anunciado cuándo comenzará a reducir el volumen de bonos en cartera. El BCE se ha convertido en el primer tenedor de bonos soberanos con más 513 mil millones de euros en bonos españoles y más de 735 mil
millones de euros en bonos italianos. Supone el 35% del total
de la deuda pública española y el 27% de la deuda italiana. La ventana de oportunidad temporal para subir tipos y reducir
balance es muy estrecha. Es posible que suba los tipos de interés
más del 3% que espera el mercado. Pero es muy difícil que no se vea
obligado a volver a comprar bonos soberanos. De hecho, ya hay un
nuevo programa preparado (TPI) para comprar bonos, previsiblemente italianos,
si fuera necesario.
Puede parecer incongruente subir tipos para
enfriar la economía y, a la vez, inyectar liquidez mediante la
compra de bonos. Mucho más incongruente ha sido la imposición de
tipos de interés negativos y han permanecido casi una década. La adicción
creada por tantos años de política monetaria muy laxa hace difícil prescindir de las compras de bonos de los bancos centrales.
El Reino Unido ha sido el primero en no superar el síndrome de abstinencia
y necesitar nuevas dosis de compras de bonos. El BCE y la Fed no
tardarán en seguirle. Cuestión de tiempo.
Abrazos,
PD1: Siempre Munilla:
Ese endiosamiento del ser humano…, donde, o bien nos creemos dioses, o bien le eliminamos de nuestras vidas. Humildad y gratitud. Dios existe y definitivamente no soy yo.