27 marzo 2017

¿no nos preocupa nuestra pensión?

Muchos miran para otro lado… Hacen mal. Sobre la importancia de AHORRAR:

PREOCÚPESE Y OCÚPESE DE SU PENSIÓN

En este mundo tan acelerado, suele primar lo urgente y el corto plazo sobre lo importante y el largo plazo. Aunque debería ser esencial establecer objetivos de largo plazo y definir estrategias que aplicadas en el día a día permitan alcanzar dichos objetivos, solventar los problemas del momento, aun a costa de empeorarlo a futuro, es lo más habitual. El anuncio del previsible pago de parte de las pensiones con la emisión de deuda es un claro ejemplo de ello.
No por ignorar un problema éste deja de existir. Desafortunadamente tampoco suele resolverse sólo por el mero paso del tiempo. Es más, en la mayoría de las ocasiones, tanto en la vida familiar, como en las empresas o en las AAPP, no afrontar un problema lleva a un empeoramiento del mismo y a una mayor dificultad en solucionarlo en el futuro.
Cuando alguien se endeuda, sea una persona, empresa o administración pública, lo puede hacer para realizar una inversión que le permitirá generar mayores rentas en el futuro, o alternativamente se puede endeudar para pagar gastos corrientes. Conviene recordar que endeudarse para satisfacer gastos corrientes, supone renunciar a consumos futuros a cambio de consumo actual. Esta premisa también aplica al Estado. El pago de las pensiones es un gasto corriente. Endeudarse para pagar las pensiones supone trasladar un problema al futuro sin reconocer que el sistema actual de pensiones en sus parámetros actuales presenta serios problemas.
Existe un consenso entre todos los responsables políticos de todo el arco parlamentario para no reconocer que existe un problema con el futuro de las pensiones. Basta buscar en internet las críticas que recibió el gobernador del Banco de España en junio de 2015 tras su comparecencia en Comisión de Economía del Congreso por poner de manifiesto los problemas a futuro del sistema actual y apremiar a la reforma del mismo. Como en la fábula, es osado decir que el "rey está desnudo".
Para entender la gravedad del problema y la necesidad de cada uno de preparar su propio plan para complementar la pensión pública conviene conocer los elementos básicos del sistema de pensiones español.
Existe la creencia generalizada de considerar que de las aportaciones a la seguridad social que cada trabajador ha ido realizando durante toda su vida laboral saldrá la pensión que en su caso le corresponda. Craso error. Las aportaciones realizadas en cada momento sirven para pagar las pensiones de los pensionistas que haya en ese momento, no para acumular las aportaciones con vistas a las prestaciones futuras de los actuales cotizantes.
El sistema de financiación de las pensiones funciona como un sistema piramidal. La cuantía de lo percibido por los que están en la cúspide, es decir, por los que salen del mercado laboral o están ya jubilados, depende únicamente de la contribución de los escalones inferiores de la pirámide. Cuantos más trabajadores haya en los niveles inferiores de la pirámide, mayor sostenibilidad del sistema y viceversa.
Evidentemente este modelo depende, en gran medida, de la demografía para poder ser sostenible. El problema radica en que la pirámide de población habla por sí sola. En 2008 había 3 trabajadores por cada 1 jubilado. En 2050, previsiblemente, apenas habrá 3 trabajadores por cada 2 jubilados. Recordar que las pensiones proceden de las contribuciones que hacen los trabajadores en activo.
Afortunadamente la esperanza de vida ha ido aumentando, y lo hará más en el futuro. En consecuencia, el tiempo durante el que un pensionista cobrará su pensión ha aumentado y lo seguirá haciendo. La base de la pirámide se va reduciendo y la cima de la misma no deja de ensancharse.
Como el sistema de pensiones públicas es un sistema de reparto, aumentar los ingresos del sistema ahora a través de una mayor imposición a los actuales trabajadores, reducirá su capacidad adquisitiva actual sin que esté garantizado que a futuro se puedan mantener los actuales niveles adquisitivos de las pensiones.
La disminución de la cuantía de las pensiones en el futuro lamentablemente será una realidad. En un futuro no excesivamente lejano, quien no haya conseguido acumular un ahorro que complemente su pensión, sufrirá un descenso de nivel de vida que puede ser dramático. Desafortunadamente, muchas personas no son conscientes del nivel de ingresos que van a tener con la jubilación hasta muy poco tiempo antes de que ésta se produzca. Entonces el margen de actuación es ínfimo.
Ahorrar supone renunciar a un consumo presente por un consumo futuro. ¿A cuánto del consumo actual está cada uno dispuesto a renunciar para poder tener un mayor consumo futuro? Pensar que no es una prioridad ahora y que ya habrá tiempo para afrontar el problema no deja de ser un autoengaño.
Solventar el problema de corto plazo de la financiación de las pensiones aumentando la deuda, sin reconocer simultáneamente que existe un serio problema sólo agrava la situación para el futuro. Más vale que cada uno se preocupe y ocupe de su complementar su futura pensión. Ignorar los problemas no los soluciona. Matar al mensajero tampoco.
Abrazos,
PD1: Ahorrar y ahorrar, es lo único que debemos hacer:

Sistema de pensiones y futuro: por qué ahorrar para la jubilación es imprescindible

Este mes el Círculo de Empresarios ha presentado un informe que recomiendo leer a todos lectores, titulado “Un sistema de pensiones sostenible que asegure la cohesión y el equilibrio intergeneracional”. Es un trabajo no muy extenso, (16 páginas), escrito de manera comprensible, bien razonado y documentado. Un lector interesado en el tema puede hacerse una idea bastante completa del estado de situación de nuestro sistema de pensiones, sus perspectivas futuras y posibles soluciones. Un sistema cuya sostenibilidad, como se apunta en el texto, se halla condicionada por:
+ El patrón demográfico,
+ El mercado de trabajo
+ La estructura productiva de nuestro país.
En efecto, con la vista puesta en el sistema de pensiones, nuestras proyecciones demográficas no son nada halagüeñas. A una elevada esperanza de vida se le suma una muy baja tasa de natalidad. Esto determina un envejecimiento acelerado en el futuro.
En 2030, España será el cuarto país del mundo con mayor edad media: 50,1 años frente a 33,1 a nivel global. El 25,6% de la población española superará los 65 años. En el camino, además:
-Perderemos población.
-Aumentará la tasa de dependencia.
-Y el gasto en pensiones puede hacer inviable al actual sistema, de no adoptarse sustanciales reformas.
Piensen ustedes en este dato a la hora de intentar comprender cómo afectará al sistema de pensiones. En 30 años puede que acabe habiendo más jubilados que trabajadores.
Lo que está en nuestras manos y lo que no.

SISTEMA DE PENSIONES: EL MODELO DE SUECIA

No es objeto de este artículo analizar el contenido del citado informe. Sin embargo, les recomiendo revisar las muy sensatas propuestas de reforma para sistema de pensiones en España. En cuanto a la necesidad de ahorrar, coincido en la validez de plantear una transformación de nuestro actual sistema de reparto en uno mixto. Un planteamiento similar a lo que hizo Suecia hace ya muchos años. Este modelo se basaría en tres pilares o soportes:
-Un primer sistema público, de reparto y con cuentas nominativas, complementado con las pensiones no contributivas. Su objeto sería garantizar unas pensiones básicas de subsistencia.
-Un segundo sistema obligatorio de capitalización. Contribuirían empleadores y trabajadores, con el objetivo de acercar la pensión al nivel de vida disfrutado durante nuestro período de actividad.
-Un tercer sistema adicional de aportaciones voluntarias a planes y fondos de pensiones, que debería impulsarse mediante un mejor tratamiento fiscal que el actual. Este tercer pilar permitiría generar un complemento a nuestras pensiones mediante el ahorro.
Está claro: como individuos, no tenemos capacidad para acometer estos cambios estructurales del sistema de pensiones español en solitario. No obstante, como ciudadanos sí está en nuestras manos exigir a nuestros gobernantes, sin más dilación, un compromiso y voluntad de reforma mucho mayores. Lo que no se puede lograr sin grandes acuerdos nacionales. Y, por supuesto, en el ámbito estrictamente privado, no podemos hurtar nuestra responsabilidad personal a la hora de prepararnos para tiempos más duros. Elemento básico que suele olvidarse demasiado a menudo y que, muy atinadamente, también se menciona en el informe:
“El sistema ha de aspirar a un equilibrio entre ambos conceptos: libertad, para que cada persona tome las decisiones que afectarán a su futuro a través de su capacidad actual de ahorro, y justicia, atendiendo a aquellas en las que esa capacidad es muy limitada o inexistente.”

AHORRAR EN LA MEDIDA EN QUE PODAMOS, PERO AHORRAR

La reciente edición de la Encuesta Financiera de las Familias ofrece datos muy interesantes sobre la capacidad de ahorro de los españoles, con datos de 2014. Aunque un 98,4% de las familias poseen algún tipo de activo, real o financiero, la mayoría (un 80,4%) se decanta por la propiedad de una vivienda.
Como ya se explicaba en mi anterior artículo, los ciudadanos españoles dedican buena parte de todo el ahorro que son capaces de generar durante su vida laboral a la compra de una casa, razón por la que no pueden contratar otros activos financieros. Ello se refleja, entre otras cosas, en el reducido peso que poseen los fondos de pensión privados en España, un 14,3% del PIB frente al 50% de media en la OCDE:
Aparte de nuestra tradicional preferencia por la vivienda, hay otras razones para esta escasísima aportación a los fondos de pensiones privados:
su deficiente tratamiento fiscal,
una gestión muy mejorable de los productos disponibles en el mercado, tanto en rendimiento como en información
y, sobre todo, nuestras endémicas carencias en educación financiera, agravadas por una paupérrima labor divulgativa sobre la realidad del actual sistema de pensiones.
Se nos ha hecho creer que todo nos vendrá resuelto desde arriba, que “todo está garantizado” sin sacrificios personales, y ello nos ha convertido en ciudadanos demasiado pasivos y acomodaticios, poco implicados en nuestro propio futuro económico.
Son muchos los artículos que este blog le hemos dedicado al ahorro y la gestión sensata de nuestras finanzas personales. Les animo a revisarlos, especialmente a los más jóvenes, en cuyos bolsillos recaerá mayormente el impacto de las tendencias demográficas apuntadas al principio de esta entrada. Hay que ponerse manos a la obra, empezando por lo pequeño, para ir creciendo y asentando los cimientos de nuestro provenir. En el próximo artículo trataremos de presentar un sencillo enfoque estratégico que nos ayudará a articular mejor nuestros esfuerzos.
PD2: Y lo que está claro es que no podemos seguir así, con esta evolución:

Evolución de las pensiones

Cuantía en euros y nuevas pensiones en 2016

PD3: Para ser feliz, hay que tener mala memoria. No nos debemos acordar, echar en cara, las cosas malas que nos han dicho…