02 octubre 2017

no ahorramos

Ha repuntado el consumo en España y ahora veremos si tienen suficiente fuerza los españoles para continuar consumiendo, o se quedan sin ahorros, que es lo que parece…

Los españoles no ahorramos porque compramos vivienda y porque derrochamos

El bajísimo nivel de ahorro en España se explica en parte por la obsesión por la compra de vivienda, pero también porque nuestro gasto de consumo es mayor que en los demás países

La tasa de ahorro familiar en España no solo no se ha recuperado con la salida de la crisis sino que sigue bajando: se encuentra en niveles del 6% (sobre la renta disponible) y con un ritmo de caída cercano al 20% interanual, a pesar del crecimiento económico, la creación de empleo y la fuerte reducción del endeudamiento, según un estudio de la Fundación de Estudios Financieros y Fidelity. Detrás de esta "preocupante" situación, el informe identifica la conocida obsesión nacional por la compra de vivienda habitual, que incrementa la deuda y reduce el ahorro, pero también un nivel de gasto muy superior al de otros países de nuestro entorno.
Así lo asegura el autor del estudio 'Longevidad y cambios en el ahorro y la inversión', Javier Santacruz, que explica que el déficit de ahorro no es resultado de la crisis, porque "en épocas de bonanza las tasas de ahorro son muy bajas", lo que significa que estamos ante un "problema estructural". "No tiene que ver con la evolución de los salarios, sino con el volumen de los ahorros. Creemos que el ahorro es para la gente que tiene mucho dinero, no para la gente que no llega a fin de mes, porque damos por hecho que el gasto tiene que ser el mismo. Hay que desterrar el mito de que solo puede ahorrar el que más gana; se puede ahorrar, aunque sea poco, pero de forma constante y convencida", sentencia.
No obstante, este trabajo identifica que han bajado con fuerza los niveles de gasto en España incluso en bienes básicos, como alimentos y bebidas, vestido y calzado, e incluso en educación (contando gasto público y privado). El único capítulo en el que aumentan es el sanitario, sobre todo en las capas más jóvenes de la población; en las mayores, es habitual que crezca en todos los países. Esto significa que no ahorramos ni siquiera aunque hayamos reducido nuestros gastos mensuales, porque otro hallazgo del estudio es que más del 60% de las familias de nuestro país gasta más de lo que ingresa.
En esa ecuación falta otra pata: el endeudamiento. Y este es mucho más elevado en el caso español, debido a la adquisición de la vivienda habitual (y en muchos casos, la segunda residencia). Algo que es especialmente destacado entre la población más joven: la mediana de endeudamiento es de 250.000 euros, con una proporción que llega al "nivel astronómico" de que la deuda supone 288 veces los ingresos en el tramo de edad entre 16 y 34 años. "Es decir, se están tomando decisiones de elevado riesgo sin ser conscientes de ello", según Santacruz.

Medidas políticas y cambios culturales

Ahora bien, a diferencia de otros países, este altísimo endeudamiento tiene como finalidad adquirir un activo real (la vivienda), "cuyo valor es más estable a lo largo del tiempo, incluso descontando las fluctuaciones del valor de la vivienda". Esto es, el riesgo que implica esta deuda es menor aquí porque está respaldada por un activo con un valor tangible que siempre se puede vender en caso de dificultad.
Esta escasez de ahorro "no se soluciona por real decreto", según Santacruz, sino que hay que adoptar medidas de mucho mayor calado. Las que están más al alcance de los políticos serían revisar el marco fiscal actual, que desincentiva el ahorro, reformar la regulación del sector financiero para favorecer la desintermediación y adoptar "profundos cambios en el mercado laboral" para elevar la renta disponible de las familias. Más complicado —como es bien sabido— es reformar el sistema público de pensiones.

El ladrillo supone el 75% del patrimonio

Lo más complicado de conseguir, y a la vez lo más importante para fomentar el ahorro de los españoles, es elevar la cultura financiera de la población y otro cambio casi atávico: reducir la dependencia del mercado inmobiliariopor esa fijación con la vivienda en propiedad. Según el estudio, la vivienda habitual supone en torno al 50% del patrimonio de los españoles, y "otros activos inmobiliarios" (segunda vivienda, locales o garajes) representan cerca de otro 25%.
Es decir, solo queda un 25% disponible para invertir fuera del ladrillo, que se reparte, por este orden, entre "autoempleo y otros negocios", depósitos bancarios, vehículos (este análisis los incluye como inversión a largo plazo), seguros y fondos de pensiones, acciones, fondos de inversión, bienes fungibles y bonos.
Abrazos,
PD1: Vuelve el déficit externo… En cuanto repunta el consumo, se repite la misma historia… Lo llevamos clarinete.

España vuelve a las andadas: el repunte de las importaciones acaba con el superávit

El repunte del petróleo no es el único problema de la balanza de bienes: por primera vez desde 2011 España llega a julio sin superávit de productos no energéticos

Por extraño que pueda parecer, el crecimiento de las exportaciones no es un fenómeno exclusivo del Gobierno actual. Al contrario, forma parte de un proceso de internacionalización de la economía que dura ya más de dos décadas en las que las ventas al exterior de bienes se han multiplicado por cuatro. En la crisis, el sector exterior fue el principal soporte de la economía y lideró el inicio de la recuperación, por eso parece ahora tan importante. El problema de las exportaciones es que tienen su propio 'villano', las importaciones, que en épocas de ciclo expansivo se disparan y acaparan toda la atención. Esta recuperación no parece diferente y el efecto positivo de las exportaciones de bienes empieza a sucumbir ante el rápido avance de las importaciones, que han liquidado ya todo el superávit logrado durante los años de recesión.
España es uno de los países que más se benefició del desplome del precio del petróleo desde mediados de 2014, con un ahorro de más de 15.000 millonesde euros anuales, pero ahora que vuelve a subir, genera tensiones en el saldo exterior. Sin embargo, el deterioro de la balanza de bienes no se ha producido únicamente por el petróleo, ya que este año se ha terminado de dilapidar el superávit de productos no energéticos. España repite este patrón en todas sus recuperaciones: cuando el ciclo alcista eleva el consumo y la inversión, se disparan las importaciones y acaban por arrastrar al país al déficit de la balanza exterior.

El déficit comercial sube un 40,7%, con récord en exportaciones e importaciones

Entre enero y julio de 2016 el superávit superó los 1.000 millones de euros, en 2015 fue de 3.200 millones y en 2013 alcanzó los 17.600 millones. Este año, el saldo positivo no llega a los 88 millones, esto es, completamente plano y al borde del déficit, según los datos publicados por el Ministerio de Economía. De hecho, el saldo de julio dejó un déficit de 175 millones de euros, mientras que en el mismo mes de 2016 hubo un superávit de 914 millones. España no vivía esta situación desde 2011, último año en el que hubo déficit de productos no energéticos, pero antes de la crisis, era el escenario habitual. Por eso este deterioro reciente del saldo exterior revive los fantasmas del pasado.
Desde 2013 se han perdido más de 17.400 millones de superávit, un descenso tan pronunciado que genera inquietud, aunque parece muy difícil que se alcance el déficit del año 2007, cuando en los siete primeros meses del año se acumuló un saldo negativo de casi 38.000 millones de euros. El factor diferencial son las exportaciones, ya que actualmente España vende en el exterior un 39% más y, sin embargo, las importaciones apenas han crecido un 7% desde los máximos previos a la crisis.
Lo que parce claro es que España tardará varios años en volver a la situación previa a la crisis, si es que se repite algún día. En primer lugar, porque las importaciones tendrían que mantener durante años un elevado ritmo de crecimiento en un entorno de ralentización del PIB. En segundo, porque las perspectivas para el comercio mundial son muy positivas, por lo que las exportaciones deberían comportarse bien y compensar el deterioro del saldo comercial.

El ciclo

La mayor parte de las importaciones se centran en el sector de bienes de equipo, esto es, maquinaria empleada para la producción. En total, el 21,3% del gasto realizado entre enero y julio se ha producido en este sector, que ha crecido un 9,5% respecto al mismo periodo del año anterior. Un incremento que solo fue superado por el gasto en productos energéticos, que creció un 47,3% interanual y que aportó 4,8 puntos porcentuales al crecimiento de las importaciones (los bienes de equipo aportaron 2,1 puntos).
Este incremento refleja a la perfección lo que es la tendencia histórica del sector exterior español. Cada vez que se produce una fase de crecimiento de la inversión, rápidamente aumentan las importaciones de bienes de equipo para satisfacer una oferta que no existe a nivel nacional. Las empresas viven un momento de optimismo económico y están tratando de elevar su capacidad de producción, lo que ha generado un importante repunte de la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) en el último año. Un repunte que se deja notar en el sector exterior.
También ha regresado la inversión en construcción después de años de penurias, con un crecimiento del 2,5% interanual en el segundo trimestre. La obra privada lidera la recuperación, pero la pública también empieza a crecer ahora que las finanzas de las Administraciones están más saneadas. Este crecimiento empuja las compras de bienes de equipo y también de materias primas. Las importaciones de hierro y acero aportaron 0,8 puntos; los metales no ferrosos, 0,3 puntos y el resto de minerales, 0,6 puntos.

Precios y competitividad

El sector productivo español ha dedicado mucho esfuerzo a abrir el mercado exterior. Pero, además del esfuerzo de los gestores de las empresas, ha contribuido mucho la fase de ganancias de competitividad y productividad del conjunto de la economía nacional que tanto esfuerzo ha costado a los trabajadores. Ha sido la famosa 'devaluación interna', que ha conseguido que con menos recursos (y salarios) se mejorase la producción.
España todavía vive en esta fase de contención de costes, lo que permite que las exportaciones y la economía mantengan un ritmo elevado de crecimiento, pero que dificulta el reparto de la renta nacional entre las clases populares. La balanza de bienes refleja bien esta situación. El precio de los productos no energéticos exportados entre enero y julio cayó un 0,4% respecto al mismo periodo del año anterior. Esto significa que el avance de las exportaciones se produce únicamente por volumen de ventas.
Por el contrario, los productos que compra España soportan una importante presión inflacionista. Según los datos del Ministerio de Economía, los precios de los bienes no energéticos subieron un 3,5% interanual. Este avance acelera el deterioro de la balanza de bienes, pero el diferencial de precios permite que España siga ganando competitividad frente al resto del mundo. Un proceso que difícilmente será sostenible en el tiempo, pero que ha tenido un papel fundamental en la recuperación de la economía.
PD2: No sé si hoy es un buen día para decir todo esto: Debemos sembrar paz y alegría. No debemos decir ninguna palabra molesta para nadie. Debemos ir del brazo de los que no piensan como nosotros. No debemos molestar jamás a nadie. Debemos ser como hermanos de todas las personas…