16 mayo 2018

Demasiada complacencia a pesar de los riesgos...

Ayer vimos como se rompía el nivel de los bonos a 10 años por encima del 3% (tiene pinta de seguir subiendo más) y el crudo irse a los 79 dólares, con su directa repercusión en la inflación… En Italia va a gobernar los extremistas y Turquía (pobre BBVA) y Argentina no paran de devaluar…Hemos visto un rebote estos últimos días, pero tiene pinta de ser bastante falso…, seguimos como desde febrero, esperando a que haya precio más interesante…

El escenario ha cambiado

Cada semana que transcurre es más evidente que el escenario ha cambiado sensiblemente respecto al existente hasta el mes de enero de este año: los excesos de complacencia del pasado reciente comienzan a pasar factura, como en el caso argentino; algunas decisiones de la Administración estadounidense reavivan el riesgo geopolítico, con consecuencias no sólo de corto plazo, sino de medio y largo plazo; el aumento del precio del petróleo transforma un viento de cola que favorecía el crecimiento, a ser un viento de cara que puede desacelerar el crecimiento, especialmente el español.
Hace menos de un año Argentina emitía bonos a 100 años con un cupón del 7,125%, a pesar de haber impagado ocho veces en los últimos doscientos años. La falta de rentabilidad en la generalidad de las inversiones en renta fija y la necesidad de inversores institucionales de lograr rentabilidad para sus carteras, facilitó que Argentina pudiera realizar esa emisión con vencimiento centenario. Apenas un año después, la situación de la economía argentina reaviva los fantasmas del pasado: el peso argentino se desploma; los tipos en el país se sitúan en el 40%; el gobierno se ve forzado a solicitar el socorro del FMI. La complacencia ignora los riesgos, pero estos acaban aflorando.
Algunas de las decisiones de la Administración Trump comienzan a tener un efecto de aumento sensible de la percepción de riesgo geopolítico. Mientras que las medidas anunciadas que podrían desembocar en una guerra comercial, principalmente con China, pueden ser consideradas como una ruda estrategia negociadora, otras medidas relacionadas con Oriente Medio tienen efectos inmediatos.
La retirada del acuerdo nuclear con Irán afecta no sólo al país persa, sino a muchas empresas estadounidenses y europeas. Las sanciones a Irán no han sido eliminadas. Sólo existía una exención a su aplicación (waiver) por la existencia del acuerdo. Volverán a aplicarse de forma efectiva en un periodo entre 90 y 180 días. Las sanciones no son sólo al régimen iraní, sino también a las empresas y bancos internacionales que comercien con Irán. Algunas de las empresas afectadas son: Boeing, Airbus, Peugeot, Renault, Siemens, Totalfina, Shell. Todavía existe margen temporal de negociación con EE.UU., pero los augurios no son halagüeños.
Otro factor de aumento del riesgo geopolítico, sorprendentemente ninguneado por la prensa europea, es la apertura de la embajada de EE.UU. en Jerusalén el próximo lunes 14 coincidiendo con el 70 aniversario del establecimiento del estado de Israel en 1948. El año anterior, la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 181 para la partición de Palestina en un estado judío y otro árabe. En dicha resolución Jerusalén se consideraba una "entidad aparte", una ciudad internacional que sería administrada por la ONU. Dicha resolución no llegó a aplicarse debido a la primera guerra árabe-israelí de 1948.
A pesar de que la decisión del traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén fue aprobada en 1995 y debía llevarse a efecto antes de junio de 1999, todos los presidentes estadounidenses desde entonces habían evitado materializar la decisión. Sin duda, la apertura de la embajada en Jerusalén supone un ingrediente más para un aumento de la tensión en la zona ya convulsa.
El efecto inmediato de las tensiones de Oriente Medio ha sido un repunte del precio del petróleo. El gran peligro reside en un aumento brusco adicional del precio del crudo que afectaría al crecimiento europeo y especialmente al español.
A pesar de todo lo anterior, las bolsas parecen ignorar el aumento de estos riesgos, al menos de momento. El entorno ha cambiado y los riesgos han aumentado, aunque la complacencia siga imperando.
Abrazos,
PD1: Ni el cristiano, ni la Iglesia pueden seguir las modas o los criterios del mundo. El criterio único, definitivo e ineludible es Cristo. No es Jesús quien se ha de adaptar al mundo en el que vivimos; somos nosotros quienes hemos de transformar nuestras vidas en Jesús. «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre». Esto nos ha de hacer pensar. Cuando nuestra sociedad secularizada pide ciertos cambios o licencias a los cristianos y a la Iglesia, simplemente nos está pidiendo que nos alejemos de Dios. El cristiano tiene que mantenerse fiel a Cristo y a su mensaje y no hacernos una vida espiritual a la carta: esto me gusta, esto no…