10 mayo 2018

es todo falso

Las cuentas públicas no aguantan todo lo que se meta… Estos días hemos sabido que se les subía a los pensionistas su paga, y los funcionarios también han sido acreedores de una buena subida de sueldos… Venga ya que estamos en precampaña y se compran los votos como sea… ¿Aguantará el sistema? Lo dudo. Ya se encargarán de alargarlo como sea y que sea el de detrás el que arreé. Nadie se quiere hacer político, no me extraña… Ay de mis hijos ay!!!

La deuda se paga con ingresos, no con PIB

Determinados indicadores macroeconómicos son mencionados con tanta frecuencia, incluso en los medios de comunicación masivos, que se toman como dogmas que hay que aceptar sin plantearse siquiera cuestionamientos sobre la construcción los mismos y si realmente reflejan lo que pretenden.
No cabe duda de que la utilización de conceptos macroeconómicos como el PIB o el IPC para medir la actividad económica o la variación de precios al consumo son una aproximación a los conceptos que se pretenden medir, pero con serias limitaciones.  
Cuando se utiliza el PIB para medir el déficit público de un Estado, se llega a datos que generalmente proporcionan una visión distorsionada de la realidad. El PIB (Producto Interior Bruto) es un dato abstracto, no existe una entidad medible con dicho nombre en la realidad. Es una construcción artificial creada para medir la producción de bienes y servicios de una economía. Se creó cuando principalmente se producían bienes físicos en masa. La incorporación en el PIB de la producción generada por la nueva economía digital y la innovación tiene grandes limitaciones. A modo de ejemplo, la práctica desaparición de los SMS sustituidos por sistemas de mensajería instantánea gratuitos (tipo whatsapp ) supone una reducción del PIB, al desaparecer los ingresos generados por los servicios de SMS sin que se hayan contemplado ingresos sustitutorios. En cualquier caso, con todas sus limitaciones, la fórmula de cálculo del PIB sirve de aproximación para poder comparar la producción de bienes y servicios en distintos años y en distintas economías.
Al contrario que el PIB, el déficit público es un dato cierto, calculado por la diferencia entre los ingresos de las Administraciones Públicas y sus gastos. Si los gastos superan a los ingresos se genera un déficit público que hay que financiar emitiendo más deuda pública. Comparar el déficit público generado con el PIB, en lugar de hacerlo con los ingresos generados, da una imagen poco realista de la situación. Los déficits se convierten en deuda pública, y la deuda se acaba pagando con ingresos públicos. Por lo tanto, sería más adecuado considerar también la ratio déficit/ingresos públicos y no sólo la ratio déficit/PIB.
Existe satisfacción generalizada porque España ha conseguido reducir su déficit público desde el 7% del PIB en 2013 hasta el 3,1% en 2017. Si la comparativa se realiza con respecto a los ingresos públicos la satisfacción se mitiga. En 2013 las AA.PP. españolas gastaron 71 mil millones de euros más de lo que ingresaron. En 2017 el exceso de los gastos sobre los ingresos es todavía de 36 mil millones de euros.
Desde el nacimiento del euro (1999), ratios como Déficit sobre el PIB se han generalizado y aceptado como reflejo de la situación de las cuentas públicas. Sin embargo, un déficit del 8% de los ingresos, como el existente en España en 2017, da una visión más cercana a la realidad que considerar que el déficit es del 3,1% del PIB. La realidad es que los gastos públicos superaron a los ingresos en más de 36 mil millones de euros sólo en 2017. En los últimos cinco últimos, el déficit acumulado es de 277 mil millones de euros. La devolución de la deuda que ha financiado dichos déficits se hará con cargo a los ingresos fiscales futuros.
Este aumento de la deuda pública parece inocuo gracias a la anestesia de la actuación del BCE, pero sus efectos nocivos existen. 
Abrazos,
PD1: Voy a volver a ser abuelo, el séptimo nieto!!! Con 54 años me siento muy joven, aunque se empeñen mis hijos en hacerme más abuelo cada año. Como siempre me han encantado los niños, les dedicaré todo mi tiempo y esfuerzos…, sin incordiar a los padres. Es una gran alegría y otro motivo de dar gracias a Dios… ¡Más niños es lo que necesita España!