21 mayo 2018

Una cosa es lo que se quiere y otra lo que se puede

Dependemos de lo que ocurra por ahí fuera. Y el precio del crudo incordia estando en los 80 dólares por barril… Muchas veces ocurren cosas que no se entienden, como la revalorización del dólar reciente. ¿No se quería debilitar el dólar para reducir el déficit comercial yanqui? ¿No se estaba haciendo una política arancelaria agresiva para atajar este problema?
Como siempre, Trump amaga peor no da. Ayer en el telediario de la noche dijeron que se habían pospuesto los aranceles con China que empezaban en junio. Esta mañana he buscado la noticia y hay matices… Quizás el telediario ha hecho algunas conjeturas…
Es un problema de costes, mayores tipos de interés son mayores costes, cuando la realidad es que los analistas de bolsa siguen su particular complacencia y las expectativas de incrementos de beneficios en el SP500 son explosivas y la realidad puede sea diferente.
Por ahora tenemos un mercado lateral. Los analistas técnicos lo dibujan mal, pensando que la salida del triangulo es buena, cuando la realidad es que se mueve en una franca lateral con techos y suelos bien definidos:
¿Cuánto queda por ganar hacia arriba? Muy poco… ¿Cuándo saldremos de esta lateralidad? Dentro de muchos meses y no se sabe si la salida será hacia arriba, o será hacia abajo… O nos quedamos en una franja lateral unos cuantos años… Toca trading y esto es muy difícil.

Cuidado con los deseos

El cumplimiento de los propios deseos puede llegar a ser un castigo, si estos no están adecuadamente elegidos. El objetivo del BCE, definido en su mandato, es lograr un nivel de aumento de los precios, medidos por el IPCA (Índice de Precios al Consumo Armonizado), cercano pero inferior al 2%.
A pesar de toda la inyección de liquidez por parte de los bancos centrales y la reducción de los tipos de interés, hasta situarlos incluso en negativo, la inflación no ha hecho acto de presencia en la Eurozona. El envejecimiento de la población, el efecto de las nuevas tecnologías y el llamado efecto Amazon han ayudado a que las presiones inflacionistas no hayan surgido.
Afortunadamente, los infundados temores deflacionistas han desaparecido. Cuando la inflación ha sido negativa en la Eurozona se ha debido, principalmente, a una fuerte reducción del precio del petróleo en euros respecto al coste del crudo el año anterior. Todavía no he logrado encontrar una justificación convincente de por qué es negativo para la economía que el IPC caiga debido a un menor coste de la importación de energía (petróleo) del exterior.
Cuando se reduce la factura del petróleo importado por una reducción de su precio en dólares o por un fortalecimiento del euro, equivale a una reducción de impuestos para el conjunto de la economía europea y especialmente la española, al dejar de transferir al exterior recursos equivalentes al ahorro del menor coste energético. Este menor coste del petróleo puede llevar a determinadas empresas a reducir sus precios de venta al público manteniendo o incluso mejorando sus márgenes, como en el caso de las líneas aéreas. Aunque esta reducción de precios reduzca la inflación, es difícil argumentar que no será beneficioso para la economía.
Cuando se produce un aumento considerable del precio del petróleo en dólares o un debilitamiento del euro, o ambas circunstancias a la vez como en el momento actual, el efecto es el contrario al del párrafo anterior. Equivale a un impuesto a la economía europea que recae sobre empresas y particulares y que además no va a parar a las arcas del Estado, sino que lo reciben los países productores de petróleo. Se produce un encarecimiento de algunos inputs de producción y de los costes de transporte. Las empresas ven reducirse sus márgenes. Algunas logran trasladar al precio de sus productos y servicios el alza de sus costes incrementando sus precios de venta. En general, se produce un incremento de precios que se refleja en la inflación.
De ser acertadas las previsiones de algunos bancos de inversión que sitúan el precio del petróleo en la cercanía de los $100 barril, la inflación europea se acercaría al nivel deseado por el BCE del 2%. Las consecuencias para la economía en su conjunto serían negativas, no positivas.
- La insistencia de considerar que con inflación es más fácil pagar las deudas porque se diluyen, no es necesariamente correcta. Será así, si y sólo si el nivel de ingresos de los deudores se incrementa al menos al mismo ritmo al que lo hace la inflación. De no ser así, las dificultades del deudor para hacer frente al pago de intereses y del principal de la deuda hará aumentar los impagos.
- Un aumento del coste energético con un alza en el coste de la energía y del combustible reduce la capacidad de gasto de la familia al tener que destinar mayor porcentaje a estos apartados de gastos.
- Si el aumento del precio del petróleo lleva a un incremento de la inflación, como sucedió en 2008 y 2011, el BCE subiría los tipos de interés, aumentando el coste de las cuotas hipotecarias de las familias endeudadas, reduciendo a su vez su capacidad de consumo.
De cumplirse los deseos del BCE, plasmados en su mandato de lograr un nivel de precios cercano pero inferior al 2%, por un incremento del coste importado del petróleo, sería una nefasta noticia para la economía europea. Sorprende que el BCE no distinga entre inflación motivada por un aumento de los costes importados, principalmente energéticos, y una inflación motivada por un calentamiento de la economía como podría ser el caso de EE.UU. Los efectos son muy diferentes.  
Abrazos,
PD1: Fe y Obras: La fe no depende de las obras, pues «una fe que nosotros mismos podemos determinar, no es en absoluto una fe» (Benedicto XVI). Al contrario, son las obras las que dependen de la fe. Tener una verdadera y autentica fe implica una fe activa, dinámica; no una fe condicionada y que sólo se queda en lo externo, en las apariencias, que se va por las ramas… La nuestra debe ser una fe real, luego vendrán las obras. Qué ejemplo nos dan tantas veces los ateos con sus obras y su falta de fe. No seamos ateos nosotros y pidamos que nos aumente ese regalo maravilloso que nos da Dios que es la fe.
Esta mañana leía por ahí que hay muchos sacerdotes anglicanos sin fe en Dios. ¡Qué pena, qué suplicio ser sacerdote y no tener fe!