26 febrero 2019

le toca mover ficha al BCE, ¿o no?

En el BCE son muy lentos. Ya lo han ido demostrando en los últimos años. Y ahora deberán mover ficha, aunque no sea muy ortodoxo…

Qué hará el BCE

La gran duda actual es qué hará el BCE ante una fuerte desaceleración de la economía europea, tras situar los tipos de interés en negativo, comprar más del doble de los bonos soberanos europeos de los emitidos durante años y adquirir más del 100% de los bonos corporativos con grado de inversión emitidos en los últimos tres años.
El BCE siempre ha ido a la zaga de la Reserva Federal estadounidense (Fed) en la aplicación de medidas de política monetaria: bajas de tipos de interés, aunque en EE.UU. nunca se han situado en negativo; compra de bonos soberanos o privados.
La Fed comenzó la normalización de su política monetaria hace más de tres años: ya ha subido los tipos de interés nueve veces desde diciembre de 2015 y está reduciendo su balance mediante la no reinversión de parte de los bonos que vencen desde finales de 2017. La reducción actual de balance es de $50.000 millones al mes.
Las propias manifestaciones de sus responsables parecían indicar que el BCE seguiría el camino de la normalización emprendido por la Fed. La realidad es bien distinta. Con los primeros síntomas de desaceleración del crecimiento de economía europea, ya se han aplazado las previsiones de subidas de tipos de interés por lo menos hasta 2020, aunque los tipos sigan en negativo. Adicionalmente, el BCE prepara el terreno para aplicar nuevos programas de "barra libre de liquidez" (LTRO) para la banca. Con la desaceleración sincronizada del crecimiento mundial y la debilidad del crecimiento de la economía europea, el BCE se verá tentado a proseguir con sus medidas de expansión monetaria.
Para intentar conocer que hará el BCE ante una desaceleración considerable de la economía europea es muy ilustrativa la entrevista concedida por Vitor Constançio, hasta hace escasos meses vicepresidente del BCE. Reconoce que el BCE es la única institución económica de la Eurozona con capacidad de aplicar medidas para hacer frente al deterioro económico. En otras palabras, en la práctica el BCE está actuando como el ministro de economía de la Eurozona.
El exvicepresidente del BCE, ante la llegada de nuevas crisis, aboga por situar los tipos en territorio negativo, retomar las compras de bonos, o incluso fijar un objetivo de los tipos a largo plazo como hace Japón. Dichas declaraciones sorprenden y son preocupantes, al considerar al propio BCE como un alquimista que pretendiera encontrar la piedra filosofal que convirtiese en oro todos los metales. El BIS (Banco de Pagos Internacionales de Basilea) ha repetido insistentemente que los bancos centrales sólo "ganan tiempo prestado" para que los Estados realicen las reformas necesarias que permitan aumentar la capacidad de crecimiento de las economías. Como recordaba el BIS hace ya seis años "los bancos centrales no pueden resolver los problemas estructurales que impiden el retorno a un crecimiento sólido y sostenible". "La política acomodaticia de los bancos centrales ha conseguido tiempo prestado para reparar los balances, para la consolidación fiscal, y tiempo para realizar reformas que permitan el crecimiento de la productividad".
El discurso del BCE no parece estar alineado con las indicaciones del BIS. Así, parece altamente improbable que el BCE inicie mínimamente una normalización de su política monetaria. Los niveles de deuda seguirán elevados, o incluso creciendo, y las primas de riesgo de los distintos activos continuarán distorsionadas.Másliquidez nogenera más inversión, ni más crecimiento. La distorsión de las primas de riesgo de las inversiones acabará teniendo perversas consecuencias.Los ajustes se pueden aplazar por un tiempo, pero no indefinidamente.
Con todo lo anterior, el escenario previsible para los próximos años es de bajo crecimiento, baja inflación, bajos tipos de interés y bajos retornos en las inversiones.
Abrazos,
PD1: A los que nos aman y a los que ni conocemos:
La caridad nos lleva a amar, en primer lugar, a quienes nos aman, ya que no es posible vivir en plenitud lo que leemos en el Evangelio si no amamos de verdad a nuestros hermanos, a quienes tenemos al lado. Pero, acto seguido, el nuevo mandamiento de Cristo nos hace ascender en la perfección de la caridad, y nos anima a abrir los brazos a todos los hombres, también a aquellos que no son de los nuestros, o que nos quieren ofender o herir de cualquier manera. Jesús nos pide un corazón como el suyo, como el del Padre, que no tiene fronteras y recibe a todos, que nos lleva a perdonar y a rezar por nuestros enemigos.