06 febrero 2019

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¿Es sostenible? Suponemos todos que no, pero el mercado se ha acostumbrado a las “nuevas” políticas monetarias… Y no hay sombre alguna de miedo al futuro:
Una de las diferencias cruciales entre Estados Unidos y Europa en la gestión de la crisis financiera y económica tras la quiebra de Lehman Brothers, ha sido la decisión de EE.UU. de no situar en ningún momento los tipos de interés en negativo. Europa, por el contrario, se adentró en un territorio inexplorado al situar los tipos de interés en negativo en 2014.
Un tipo de interés negativo implica que un deudor en lugar de pagar intereses a sus acreedores, cobra intereses por endeudarse. Equivale a un propietario de un apartamento que en lugar de recibir una renta del inquilino que la tiene alquilada, tiene que pagarle por vivir en ella.
Ante las reiteradas preguntas a distintos representantes de la Fed sobre si la Reserva Federal se plantearía en algún momento situar los tipos en negativo, las contestaciones siempre han enfatizado que existen muchas herramientas antes de llegar a dicha medida. En la práctica, la Fed siempre ha descartado la aplicación de tipos negativos. De hecho, la Fed rebajó los tipos de interés desde niveles superiores al 5% hasta el 0%, no más allá. Tienen claro que el nivel mínimo de tipos de interés es CERO. En EE.UU. existe certidumbre sobre el nivel mínimo de los tipos de interés posible.
Por el contrario, el BCE tomó la decisión de situar los tipos de interés en negativo en junio de 2014. Desde entonces, la cantidad que los bancos no prestan ni invierten y depositan en el BCE les generan un coste vía tipos negativos del 0,4%. Este coste de la liquidez bancaria, unido al volumen de compras de bonos soberanos por parte del BCE ha provocado que una parte significativa de losbonos soberanos europeos hasta tres años ofrezcan rentabilidad negativa. Es decir, cobran intereses por endeudarse, en lugar de pagarlos.
Uno de los problemas de situar los tipos de interés en negativo es la introducción de la incertidumbre de desconocer hasta dónde pueden caer los tipos de interés. Una vez roto el umbral del 0%, ¿cuál es el nivel de tipos mínimo posible? ¿ -1%, -3%, -5%?
Incluso desde el punto de vista conceptual la existencia de tipos de interés negativos es complicada de explicar. El propio diccionario de la RAE define tipo de interés como "retribuciónpor el uso de una unidad de capital durante un período de tiempo". Difícil entender una retribución negativa. Desde un punto de vista académico, el tipo de interés (nominal) es el resultado de sumar al tipo de interés natural una prima de riesgo y la inflación esperada durante el periodo de tiempo determinado.
Siendo el Tipo de Interés Neutral o Natural el tipo de interés de equilibrio entre la demanda y la oferta de crédito, en un entorno de pleno empleo y estabilidad de precios, sin intervención extraordinaria de los bancos centrales.
La existencia de activos que ofrecen tipos de interés negativos implica que en la rentabilidad ofrecida no se incorpora ningún tipo de prima de riesgo ni ninguna expectativa de inflación.
Aunque una parte significativa de los bonos soberanos de la Eurozona presenten tipos de interés negativos y la mayoría de los bonos corporativos con grado de inversión apenas ofrezcan rentabilidad o ésta se acerque a cero, es evidente que el tipo de interés exigible a ambos tipos de activos deberían incorporar alguna prima de riesgo, hoy inexistente.
La decisión del BCE de situar los tipos de interés en negativo en 2014 fue un error. Mantenerlos cinco años después es un error aún mayor. A día de hoy, los bancos tienen depositados en el BCE cerca de 600.000 millones de euros a un coste del 0,4%. La inefectividad de los tipos negativos como dinamizadores de la economía es patente.
El nivel de los tipos de interés de los bonos soberanos a diez años es una variable esencial para calcular la valoración de cualquier activo. Distorsionar hasta el extremo los tipos de interés y crear la ficción de que las primas de riesgo que se deberían exigir a las distintas inversiones han desaparecido, tiene efectos altamente perniciosos sobre la valoración de la gran mayoría de activos. Las valoraciones acaban estando tan distorsionadas como los tipos de interés.
La mayoría de los ciudadanos todavía no son conscientes de los efectos de los tipos de interés negativos, pero cuanto más tiempo perduren, más dañinos serán los mismos. Los tipos negativos son un impuesto oculto sobre el ahorroque empuja a los inversores a asumir más riesgo en sus inversiones, sin que el riesgo asumido se encuentre retribuido.
La decisión de situar los tipos de interés en negativo, y su mantenimiento durante tanto tiempo, es una aberración histórica difícil de explicar. 
Abrazos,
PD1: Para dormir, no tengo problemas. Me caigo en Morfeo en dos patadas… ¿Será que tengo mucha fe? Lo que sí sé es que, a pesar de las muchas preocupaciones que tengo siempre, las dejo en manos del Señor a la hora de irme a la cama…

El que tiene fe duerme mejor

Así lo demuestra el estudio “La calidad del sueño y el papel de amortiguación del estrés de la participación religiosa: un análisis de moderación mediada

La mayor parte de nuestros insomnios son por darle vueltas a las cosas: los negocios, los hijos, las deudas, los exámenes, el dinero, la salud, las amistades. Algo en nuestro interior, mientras damos vueltas en la cama, nos pide calma. Y la calma no llega. Hasta que nos acordamos de Dios.
Un estudio publicado recientemente en el Journal for the Scientific Study of Religion (JSSR) demuestra lo anterior, es decir que una fe fuerte podría ser la clave para una buena noche de sueño. O para una buena vida con descanso nocturno reparador.

Más rápido, más profundo, mejor

Los investigadores descubrieron que “aquellos que creen en la salvación y sienten que tienen una relación inquebrantable con Dios”, tienden a dormir más tiempo (las necesarias 7 u 8 horas de sueño profundo, se duermen más rápido, alcanzan un buen sueño, se relajan y se sienten más descansados por la mañana gracias a la horas de sueño disfrutadas.
El estudio, que lleva por nombre “La calidad del sueño y el papel de amortiguación del estrés de la participación religiosa: un análisis de moderación mediada”, fue realizado por la Escuela de Sociología de la Universidad de Arizona (Estados Unidos) y publicado por el JSSR.
Terrence D. Hill, profesor asociado de la Escuela de Sociología de la Universidad de Arizona y coautor del estudio dijo que, en realidad, los hallazgos de esta investigación multidisciplinaria, “no le sorprendieron” .
Hill subrayó que “si crees que un poder superior está ahí fuera cuidándote, entonces lo que estás pasando ahora es temporal. Estas experiencias mundanas son temporales”. Según este investigador, las creencias religiosas firmes ayudan a sentir menos estrés y ansiedad al dar un sentido de esperanza a la vida, al reducir la tristeza y al tener un mejor estado anímico. Todo ello ayuda pues a dormir mejor y a tener buenas noches.

Arma letal en contra del estrés

El autor principal del estudio es Christopher G. Ellison, profesor de sociología en la Universidad de Texas en San Antonio. Su investigación, explicó Hill, “también muestra que la religión puede promover indirectamente el sueño al protegerse contra otros factores de riesgo, en este caso, el estrés”.
Según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, las personas tienden a estar demasiado estresadas a la hora de ir a la cama. Les cuesta dormir cuando no pueden dejar de pensar en sus preocupaciones y frustraciones. La falta de relajación hace que experimenten tensión muscular. El sosiego no llega, aumenta la frecuencia cardíaca, lo que también agrava tensión física y la fatiga.
La religión puede ayudar con estas tensiones al reunir a personas que comparten creencias comunes de manera regular, lo que genera solidaridad y un sentido de propósito compartido. Los miembros de la Iglesia también tienden a prestarse asistencia mutua y promover prácticas de afrontamiento positivas, según el nuevo estudio. En definitiva, la ayuda recibida y la actitud positiva con la que afrontan y comparten la vida quienes tienen fe es reconfortante y evita desvelos
“Por todas estas razones, es plausible que los feligreses regulares experimenten menos agitación a raíz de los eventos negativos de la vida y, en última instancia, una mejor calidad de sueño”, dice el informe.

Comunidad, solidaridad, oración

El estudio también encontró, sin embargo, que uno no necesariamente necesita una comunidad religiosa para reducir el estrés. Una práctica religiosa no organizativa, como la lectura frecuente de las Escrituras, la oración y la meditación, también puede reducir el estrés y facilitar un sueño sano y reparador, siempre que el individuo se sienta seguro en el apego a Dios y el lugar de la persona en la vida eterna.
“Los creyentes pueden ser incapaces de comprender por qué les ha sobrevenido una desgracia, pero, sin embargo, pueden dormir mejor por la noche sabiendo que el universo está bajo la vigilancia de una deidad que, al final del día, sigue muy preocupado por el bienestar del mundo y sus habitantes”, concluye el estudio.
Si eres de los que disfrutan del tesoro de la fe, no te olvides de tu ángel de la guarda antes de ir a dormir pues él también contribuirá a que tengas unos dulces sueños.