17 febrero 2020

ya no hay riesgos

Nada afecta a los mercados, ni siquiera hay PRIMA DE RIESGO:
La cancelación del Mobile World Congress de Barcelona por una epidemia sanitaria cuyo epicentro está a miles de kilómetros de distancia de la Ciudad Condal, debe servir de recordatorio de que los riesgos existen y en ocasiones se materializan. Hace apenas dos meses parecía impensable que un evento de dimensión mundial con meses de preparación se cancelara a escasos días de su inicio con los costes directos e indirectos que conlleva.
Tradicionalmente los activos financieros han recogido en su valoración una prima de riesgo. De tal forma que, a mayor riesgo, mayor rentabilidad exigida a dicho activo. Por eso, el bono del Estado español ofrece una rentabilidad superior al bono alemán e inferior al bono soberano griego.
Ahora, por primera vez, el bono del Tesoro griego a diez años ofrece una rentabilidad inferior al 1%. Conviene recordar que los titulares de los bonos soberanos griegos sufrieron una quita del principal de los bonos cercana al 80% en 2012 y una nueva quita encubierta en 2015 mediante un canje de unos bonos por otros con más plazo. El riesgo de impago (default) en los bonos griegos se ha materializado en dos ocasiones en los últimos ocho años.
Actualmente, el BCE no compra directamente bonos del Tesoro griego por no tener estos una calificación crediticia (rating) de grado de inversión. Aun así, la rentabilidad ofrecida por el bono griego no ha dejado de caer. El motivo es sencillo. Cuando el resto de bonos soberanos europeos adquiridos por el BCE dejan de ofrecer una mínima rentabilidad, o incluso esta es negativa, los inversores institucionales se ven obligados a buscar activos que aporten algo de rentabilidad a sus carteras. Para ello, cada vez acuden a bonos con mayor riesgo. Al ser una problemática generalizada, los precios de los bonos no paran de subir, y las rentabilidades ofrecidas no dejan de bajar.
Quien compra un bono soberano griego a diez años por debajo del 1% de rentabilidad no está pensando en el riesgo implícito de dicho bono, sino que se suma a la multitud de inversores en busca desesperada de activos de renta fija que ofrezcan algo de rentabilidad. Si en algún momento el bono griego recupera la calificación de grado de inversión y entra dentro de los programas de compra del BCE, su rentabilidad caería todavía más.
Uno de los principales efectos perniciosos de la perpetuación de la política monetaria ultralaxa, con tipos negativos y compra de activos por parte de los bancos centrales, es la aniquilación de cualquier mínima prima de riesgo razonable en las valoraciones de los activos, principalmente en la renta fija.
A un emisor de bonos se le debe exigir, dentro del tipo de interés ofrecido, una prima de riesgo por un posible impago. Con los tipos de las Letras del Tesoro griegas en negativo, y el tipo de los bonos a diez años por debajo del 1% es evidente que la prima de riesgo exigida es prácticamente inexistente.
Los numerosos damnificados de la cancelación del Mobile World Congress difícilmente podían prever que un riesgo tan remoto como un hipotético peligro sanitario en otro rincón del mundo les ocasionaría cuantiosas pérdidas. En el caso de los inversores que adquieren bonos griegos por debajo del 1% es evidente que prefieren no pensar en los riesgos asumidos, sino en la inversión en uno de los pocos activos de renta fija que ofrece algo de rentabilidad.
El BCE está empujando a los inversores institucionales (y no institucionales) a asumir cada vez más y más riesgos, sin que los retornos esperados en los distintos activos de renta fija proporcionen una mínima prima por el riesgo asumido. Como demuestra la cancelación del Mobile World Congress, los riesgos existen, y en ocasiones se materializan.
Abrazos:
PD1: Han sido tres días intensos de retiro espiritual. He rezado mucho, por mi familia, por mis amigos, por todos vosotros. Os he tenido muy presentes ya que muchos sois parte de mi vida, se muchas cosas de vosotros y me preocupa vuestra salud, familia…
He sacado dos metas que te cuento: la primera es que me tengo que empollar las “bienaventuranzas”. Tengo que entenderlas y llevarlas a la práctica. Ya te iré contando lo que aprenda. Hay tantos matices que nos quedamos con lo simple. Y son tan importantes, es la segunda derivada después del decálogo…
Y la segunda es que tengo que conseguir más presencia de Dios durante el día. Tengo que conseguir ver a Dios más veces, necesito ser más humilde y saber que todo está en su mano…