Y nos acercamos al “Black Friday”, donde no pienso comprar nada… No lo necesito y, otros años, ha sido una engañifa… Se suben los precios las semanas previas, para vender a lo mismo que antes el próximo fin de semana…
La era de las contradicciones: entre el ánimo de los consumidores y las ventas al por menor.
Hace unos días comentábamos la contradicción existente entre el hecho de que estuviera bajando la tasa anual del crédito comercial e industrial en EEUU y, a la vez, estuviera subiendo la inflación, recordando que ambas variables, antes de la COVID-19, subían o bajaban al unísono.
Esta semana se acaba de poner de manifiesto otra contradicción: la confianza de los consumidores en EEUU (medida por dos estadígrafos diferentes) ha bajado recientemente y, sin embargo, las ventas al por menor han subido: el último dato provisional de las ventas al por menor, publicado anteayer, era un aumento en octubre de 1,7% mensual (16,3% anual).
El Gráfico de hoy muestra la evolución desde 1992 de las ventas minoristas en USA (línea azul oscuro) así como de dos índices que miden el estado de ánimo de los consumidores: el Índice de Confianza de los Consumidores (línea roja; elaborado por el Conference Board) y el Índice de Sentimiento de los Consumidores de la Universidad de Michigan (línea naranja).
En el gráfico se ve que durante las tres recesiones acaecidas desde 1992 la confianza de los consumidores decae fuertemente mientras las ventas al por menor, o bien se estancan (2001-2002) o bien caen también con fuerza (2008-2009 y 2020).
Tras superarse las recesiones todos estos indicadores se recuperan pero en la post-recesión actual se ha producido un hecho insólito: desde julio pasado mientras que la confianza de los consumidores se hunde según los dos estadígrafos diferentes, las ventas al por menor, que ya habían experimentado una recuperación llamativa, siguen subiendo.
¿Qué explicación tiene esto y, sobre todo, qué puede estar anunciando para el futuro?
La explicación, sin duda, tiene que ver con la enorme cantidad de dinero inyectado desde las arcas públicas en las economías domésticas de EEUU. Y ello a pesar de que los últimos cheques los envió la Administración norteamericana a familias en septiembre.
A la hora de interpretar qué puede estar indicando todo esto para el futuro, se echa en falta el que la serie histórica de las ventas al por menor no sea más larga, de modo que pudiéramos observar su comportamiento en más de tres recesiones.
Pero, así y todo, hay alguna pista tras la recesión de 2008-2009, señalada con la elipse vertical de color verde: entre febrero y octubre de 2011, y una vez ya pasada la recesión, la confianza y el sentimiento de los consumidores cayó bruscamente, mientras que las ventas al por menor seguían subiendo de manera imperturbable.
¿Y qué sucedía en 2011 para que la confianza de los consumidores se derrumbara? Varias cosas: 1) las disputas en el Congreso de EEUU sobre el límite de la deuda pública autorizada para emitir llevaron al Tesoro de EEUU al borde del impago (esa disputa la hemos vivido una vez más en octubre y se volverá a vivir en diciembre de este año); 2) las Bolsas estaban en movimiento lateral y tuvieron una caída del 20% en el verano; 3) el desempleo estaba bajando lentamente (del 9,8% de enero al 9,4% de octubre) 3) el IPC anual subió de 0,66% a 2,10%, y 4) la rentabilidad de la deuda pública USA había bajado del 3,73% de febrero al 1,81% de octubre (síntoma de que el mercado de renta fija estaba descontando la posibilidad de una segunda recesión) y el tipo real estaba descenciendo a uno de sus niveles más bajos: -1,90% en septiembre de 2011.
En la actualidad los índices de confianza de los consumidores han estado bajando durante cuatro meses, a pesar de que las Bolsas no paran de subir, por lo que la única explicación plausible para tanto pesimismo es que los ciudadanos son conscientes de que la buena situación que les permite aumentar el consumo es un regalo de la Providencia en forma de cheques públicos que, difícilmente, se van a repetir en el futuro.
Es decir, a su manera, los consumidores están expresando lo que también es una preocupación de los economistas: la sensación de estar viviendo del aire aunque con la desconfianza de que la fiesta a base de gasto público facilitado por la Reserva Federal pueda prolongarse mucho más.
Ese pesimismo tendría su paralelismo con 2011 en los bajos tipos de interés de la deuda a largo plazo (1,55%) y un tipo real negativo de -4,64%.
Todo en 2011 se parece en extremo a la situación actual, excepto el comportamiento de la Bolsa, entonces lateral y ahora alcista, apoyada por esa liquidez que también permite un repunte tan fuerte de las ventas al por menor (no en una trayectoria alcista paulatina sino con gran repunte, como se ve en el gráfico) también retroalimentadas por esa misma subida de las cotizaciones.
Ante esta situación “milenarista” (y alimentada por los “millenials”) de “comamos y bebamos que mañana moriremos” surge la gran pregunta:
¿Quien cederá? ¿La Bolsa, cayendo, o la confianza de los consumidores, mejorando, y los tipos de largo plazo subiendo?
Parece probable que, por ahora, con la liquidez existente, ni los tipos de interés de largo plazo vayan a subir ni la Bolsa tiene apariencia de que vaya a ceder. Pero hay que volver a recordar que en diciembre se reiniciará el proceso de negociación del techo de la deuda USA y eso puede hacer que la Bolsa ceda, como en 2011. En todo caso, en 2012, y aunque en trayectoria alcista, la Bolsa tuvo sus momentos dramáticos con un -10% el primero y con -8% el segundo.
Confianza de consumidores y ventas minoristas
Abrazos,
PD1: Generalmente, los procesos de crecimiento y superación en la vida no son lineales... No te juzgues ni te desanimes por los altibajos. Confía en Dios, haz tu parte y persevera…