La inflación ha sido un chollo
para Hacienda. Y la subida de los sueldos también:
Impuestos y salario neto
Cuanto mayores son los impuestos y las cargas sobre el empleo, menores
son proporcionalmente los salarios que reciben los trabajadores respecto al
coste laboral. Las crecientes aportaciones a la seguridad
social y la no actualización de la tarifa del IRPF por la inflación van en
detrimento del salario neto que cobran los trabajadores.
Del importe
que se destina a remunerar un determinado puesto de trabajo,
apenas un 60% acaba en el bolsillo del trabajador. El restante
40% son impuestos y cargas sobre el empleo. El mercado laboral
español está diseñado de tal manera que las empresas son las responsables de
retener e ingresar los impuestos y cargas sobre el empleo en el organismo
correspondiente, tanto la Agencia Tributaria, como la Seguridad Social.
De
acuerdo con un estudio realizado por PwC, tomando como referencia los empleados
de las empresas del IBEX 35, el coste medio por empleado es de algo más
de 57.000 ¤, pero el salario
neto recibido por empleado es de apenas 34.700
¤. (Fuente: PwC).
La diferencia
entre el salario neto recibido y
el coste laboral total está en la retención del IRPF del
trabajador practicada por empresa e ingresada en la Agencia Tributaria,
y el coste de la seguridad social a cargo de la empresa y a cargo del
trabajador, ambos también ingresados por la empresa en la
Tesorería de la Seguridad Social.
Cuando
un trabajador acuerda su salario con una empresa se fija un salario
bruto anual. De esa cantidad se ha de deducir
tanto la retención a cuenta del IRPF, como
la aportación a la Seguridad Social por cuenta del empleado.
El porcentaje de retención aplicado está en
función, principalmente, del importe del salario bruto.
A mayor salario, mayor retención.
La
inflación provoca que cuando los sueldos se incrementan a tasas similares a la
inflación, el porcentaje de retención se incremente, recibiendo el trabajador
un porcentaje menor de salario neto respecto al salario bruto. Para evitar esta
subida de impuestos, encubierta, y mantener el poder adquisitivo de los
salarios netos, sería necesario deflactar la tarifa del IRPF por la inflación.
Así se lograría que un aumento del salario acorde a la inflación no provocara
un aumento de la tributación del IRPF, ni de la retención a cuenta practicada.
Del 100% del coste de un
empleado para la empresa, solamente el 60% llega al trabajador.
El restante 40% va a parar, casi en partes iguales,
a la Agencia Tributaria, como retenciones
a cuenta del IRPF, y a la Seguridad Social.
Elaboración propia. Datos PwC.
Cuando se aumentan los costes
del empleo para las empresas, acaba perjudicando a los trabajadores, al
terminar recibiendo estos un porcentaje menor como salario neto respecto del
coste total que supone el puesto de trabajo para la empresa. Una empresa puede
dedicar un importe determinado a retribuir a un trabajador en un puesto de
trabajo específico. Cuanto mayor cantidad de dicho coste acabe en manos de la
Agencia Tributaria o de la Seguridad Social, menor cantidad acabará en el
bolsillo de los trabajadores.
Se
intenta solucionar el déficit de la Seguridad Social (al menos parcialmente),
aumentando los costes actuales del empleo. Conviene recordar que el sistema
de pensiones español es un sistema de reparto, no de acumulación.
Ello quiere decir que lo aportado en cada momento por los trabajadores y por
las empresas se destina a pagar las pensiones actuales, no para hacer hucha
para las pensiones futuras.
Cuando
se suben los impuestos y cargas sobre el empleo, el principal perjudicado es el
trabajador.
Abrazos,
PD: Ayer Santa Teresa. Esto dijo de San José: "Quien no hallare Maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro, y no errará en el camino". Nos propuso a San José, que no abrió la boca, como maestro. El que enseñó a Jesús las cosas de la vida. El que le enseñó a trabajar y a cuidar a su madre la Virgen María…