15 octubre 2019

Se pide que Alemania deje de ahorrar y gaste

Ya sabes que la situación de Alemania es muy distinta del resto de Europa. Son muy fieles a la ortodoxia financiera: rebajaron la deuda pública al 60% (frente al 100% de sus vecinos), todo ello gracias a su superávit presupuestario del 2% (ingresan por impuestos más de su gasto público)…, la panacea.
Diferentes tendencias:
Y esto les ha dejado mejor preparados que el resto para afrontar la nueva ralentización en curso que también sufren las fábricas de máquinas que tienen por doquier...
Hace dos semanas estableció un plan de gasto de 53.000 millones de euros para estimular lo verde. Poco es para su gran economía.
Necesita grandes estímulos ya que los indicadores adelantados no tienen buena pinta:
Ahora se pide que profundice y haga más gasto público:
Cada vez son más las voces, incluso dentro del BCE, que reconocen el efecto limitado de la actual política de tipos de interés negativos para lograr un mayor crecimiento económico. En las últimas semanas, tanto Draghi como su sucesora Lagarde, han instado a los países con margen suficiente, a utilizar la política fiscal para generar crecimiento.
En román paladinoestán pidiendo, principalmente a Alemania, que aumente el gasto público a través de un plan de inversiones para aumentar el crecimiento del conjunto de la Eurozona. Alemania presenta un superávit presupuestario de cerca del 2% de su PIB, situación excepcional en Europa. Por lo tanto, aunque el país teutón pusiera en marcha un plan de inversiones plurianual, sus cuentas públicas seguirían saneadas y equilibradas. Aun así, las reticencias de las autoridades alemanas a incrementar el gasto público son considerables.
Con la actual política del BCE de tipos de interés negativos durante un prolongadísimo periodo de tiempo, se transmite el mensaje de un bajo crecimiento durante un periodo igual de prolongado, en el mejor de los casos. Un evento externo como un recrudecimiento de la guerra comercial de EE.UU. contra el resto del mundo, o un no deseado conflicto en Oriente Medio que disparara el precio del petróleo durante unos cuantos trimestres, abocaría a la economía europea a la recesión. En ese eventual escenario el margen de actuación del BCE sería muy reducido.
Incluso sin llegar a dicho escenario, la presión política solicitando una mayor intensidad de la política fiscal en Europa acabará teniendo su efecto. Lo que de forma eufemística se está pidiendo es un mayor gasto público para, en teoría, aumentar el crecimiento. Esta petición merece algunas precisiones:
- Cuando se reclama una mayor "política fiscal", en realidad lo que se pide es la existencia de un mayor déficit público que, una vez más, sobrepasaría los límites (repetidamente incumplidos) fijados en los distintos Planes de Estabilidad y Crecimiento acordados por cada país con las autoridades europeas.
- Curiosamente, el mayor déficit público no se plantea por una reducción de los impuestos para que sean los ciudadanos y las empresas los que decidan qué hacer con su dinero, sino a través de un mayor gasto público.
- La experiencia demuestra que un mayor gasto público no significa en absoluto un gasto eficiente de los recursos. Más vale no recordar el lamentable PLAN E que dilapidó 12.000 millones de euros en gasto público.
- Los que plantean un incremento de la política fiscal, es decir, un aumento del gasto público y, por tanto, del déficit público, no mencionan quién será el que adquiera la nueva deuda pública. Evidentemente todo apunta a que sea el BCE quien acabe comprando el aumento de deuda pública de los distintos países de la Eurozona.
De nuevo hay que estar preparados para lo impensable. Los tipos de interés negativos eran impensables hace escasos años. Lo próximo "impensable" será que los Estados tengan mayores déficits, los Tesoros de los distintos países emitan deuda para financiar dichos déficits y el BCE compre dichos bonos. Así de sencillo.
A pesar de que Japón lleva años con esta política, el sentido común dice que es imposible mantener dicha política en el tiempo sin efectos secundarios tremendamente perniciosos. Si crear dinero de la nada para financiar gasto público, no necesariamente eficiente, no tiene consecuencias negativas, se habría descubierto la fórmula mágica para acabar con el hambre en el mundo.
Abrazos,
PD1: Hoy trataré de hacer caso a San Agustín cuando decía que debíamos hacer todo con amor:
"Ama y haz lo que quieras.
Si callas, callarás con amor;
si gritas, gritarás con amor;
si corriges, corregirás con amor;
si perdonas, perdonarás con amor".
¡Qué poco de esto se ve estos días! No esperes a que otros lo hagan primero, lo mejor es que nosotros vayamos por delante. Lo que haga cada uno es luego la suma de muchos…