Unos son más positivos y no ven problemas de inflación, a pesar del significativo volumen de dinero nuevo creado de la nada de los bancos centrales:
La inflación no vendrá, por ahora
La idea de que pueda regresar la inflación está obsesionando a mucha gente. No es para menos, al ver cómo han crecido los balances de los bancos centrales más importantes de Occidente.
Parece mentira que después de 12 años de intervención continuada de los bancos centrales, con sus QEs consecutivos y reiterados, aún perviva en las mentes la doctrina oficial que rigió su conducta durante décadas y, en especial, entre 1980 y 2008.
Sin embargo, no hay motivo real para la alarma. O no, al menos, a corto plazo. Las fuerzas deflacionarias en acción en este momento son tan potentes que descabezarán cualquier intento de subida de los precios, si es que llegara a producirse. De hecho, por el momento, las expectativas de inflación en EEUU la sitúan para 2030 en un 1%.
La inflación solo sube cuando crece con fuerza el crédito bancario y más si se combina con la espiral “incremento de precios, incremento de salarios”. En la situación actual, en plena depresión económica, el incremento de los salarios es una quimera y el aumento del crédito bancario que se produzca será fruto de las “obras de misericordia” de los gobiernos (merced a sus avales) y no de la ambición por invertir y expandir el negocio o de la propensión al consumo de bienes duraderos. Eso no obsta para que esas obras de misericordia ya estén actuando como fuerza de choque y hayan dado lugar a un aumento anual del crédito comercial e industrial, en marzo y en EEUU, de un 10,37%
Pero, en un futuro que no sea el más inmediato, sí que podría suceder que la inflación resurgiera y no por los motivos relacionados con el aquí y ahora de las políticas de los bancos centrales. Si, como parece probable, una vez pasadas las estrecheces de la pandemia, se produce una nueva fase, mucho más acelerada, de desglobalización, ahí podría empezar a reaparecer esa inflación (medida por el IPC) que ha estado ausente de nuestros radares durante tantos años.
¿Por qué? Porque la desglobalización, con sus fenómenos de relocalización/reindustrialización asociados, hará que tanto en EEUU como en Europa se lleven a cabo grandes inversiones que exigirán financiación crediticia a la vez que aumentará en paralelo el poder negociador de los asalariados. Las grandes plataformas de éstas dos últimas décadas, desde Amazon a Apple, no tendrán tan fácil imponer su comportamiento monopsónico en el mercado laboral mundial, lo que llevará a un incremento de los salarios y al consiguiente aumento de los precios. Con o sin espiral alcista.
De ahí probablemente pueda venir la nueva “onda larga de crecimiento” de la economía mundial, aunque en esa fase expansiva el PIB de los grandes países y bloques económicos crezca más que el comercio mundial, lo que resultará muy llamativo, tras habernos acostumbrado durante treinta años a que sucediera justamente lo contrario. Tan llamativo como ha resultado que la inyección de liquidez de la última década no haya provocado inflación. Y como resultará también cuando ésta, con la desglobalización, reaparezca.
Abrazos,
PD1: Otros son más temerosos y se temen que la inflación estropee más las cosas en esta crisis intensa que vivimos…
Is Inflation Coming Back?
PD2: San Marcos dejó muy claro el resumen del evangelio justo antes de la Ascensión:
“En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien”.
Especificó con nítida claridad quien se salvará y quién se condenará. Lo dejó al albur de la fe. Toda nuestra vida hemos experimentado la fe de una manera u otra. El Señor nos ha ido buscando siempre. Nosotros, con nuestra libertad, la hemos acogido o no. Luego en otro pasaje nos recordó la importancia de las obras. La fe no basta solamente, hace falta el amor: las obras de la fe…
Nosotros no podemos solos. Es el Espíritu Santo el que nos ayuda ahora y siempre. ¿Cómo sería posible que en 2000 años, un conjunto de 12 hombres sencillos, sin estudios, pudieran extender el evangelio a los miles de millones de personas que se declaran católicos hoy en día? Nosotros nos dejamos para ser meros instrumentos, aunque, con nuestra torpeza, solemos incordiar. Pero somos vitales en esta tarea…