22 mayo 2015

programa de estabilidad de España

Sobre papel todo es muy bonito, pero a la hora de cumplir lo propuesto, es otro cantar…

Un programa difícil de cumplir

Hace un par de semanas el Gobierno aprobó la actualización del Programa de Estabilidad 2015-2018, cuyo cuadro de previsiones macroeconómicas merece la pena comentar en esta tribuna. El crecimiento del PIB contemplado en el mismo es del 2,9% para este año y el próximo, y del 3% para los dos años siguientes. Si bien la cifra correspondiente a 2015 está en línea con las estimaciones de los analistas privados, e incluso podría quedarse corta, las correspondientes a los años siguientes son más cuestionables.
El crecimiento actual es el resultado, por una parte, de la propia mecánica del ciclo económico, y por otra, de una serie de impulsos exógenos favorables de carácter transitorio: caída del precio del petróleo, bajada de los tipos de interés, depreciación del euro, rebaja del IRPF y reactivación de la obra pública ligada al ciclo electoral. Pero una vez se agote el impacto de estos, y se haya reducido la brecha que separa el nivel actual de PIB de su potencial —el output gap—, el ritmo de crecimiento se ralentizará. Además, la política fiscal va a mantener un tono restrictivo durante los próximos años, puesto que hay unos objetivos de déficit que cumplir y el nivel de endeudamiento público se empieza a desbordar. Por todo ello, es improbable que el buen resultado de este año se repita en los posteriores.
Otro elemento cuestionable de estas previsiones es la aportación ligeramente positiva o nula del sector exterior a partir de 2016 (gráfico 1). Desde el inicio mismo del actual proceso de recuperación se ha puesto de manifiesto que sigue vigente uno de los rasgos más nefastos del ciclo económico español: cuando la demanda interna crece, las importaciones se disparan y el sector exterior se desequilibra, dando lugar a una aportación negativa del mismo al crecimiento. Y no hay ningún motivo para pensar que este patrón tan sólidamente establecido se vaya a modificar de un año para otro.
También son excesivamente optimistas las previsiones de empleo, que sitúan su crecimiento, en términos equivalentes a tiempo completo, en torno al 3% anual durante los cuatro años del horizonte de previsiones del Programa. En el primer trimestre de 2015 el crecimiento de la ocupación según la EPA alcanzó el 3%, pero en el segundo trimestre se producirá la cancelación de un efecto escalón que se introdujo en el mismo periodo del año pasado, cuando el empleo registró un incremento muy elevado. Dicho resultado, difícilmente repetible, fue algo anómalo probablemente debido al margen de error de la encuesta, o a algún problema técnico de la misma —la población en edad de trabajar sufrió ese trimestre una inexplicable interrupción de su tendencia descendente que ha tenido que introducir alguna distorsión en las cifras de ocupación—. Como consecuencia de la cancelación de dicho efecto escalón, el ritmo interanual de crecimiento del empleo será más moderado a partir del segundo trimestre, de modo que la media anual en 2015 difícilmente alcanzará el 3%, y trasladada la cifra a términos equivalentes a tiempo completo sería incluso algo inferior.
Fuente: Ministerio de Economía
Fuente: Ministerio de Economía
Por otra parte, el ritmo de crecimiento previsto para el empleo es prácticamente el mismo que para el PIB, no solo en 2015 sino también en los años posteriores. Esto significa que el aumento de la productividad sería nulo durante todo el periodo (gráfico 2), lo cual es improbable. Incluso aunque la tasa de crecimiento a partir de la cual se crea empleo se haya reducido, tiene que ser una tasa positiva, de modo que el empleo no puede avanzar al mismo ritmo que el PIB. Por tanto, las expectativas para el empleo son excesivas incluso para un escenario de crecimiento del PIB tan favorable como el del Programa —más aún si, como es más probable, el crecimiento económico es inferior—. Y puesto que sobre las previsiones macroeconómicas se sustentan en gran medida las presupuestarias, el cumplimiento de estas últimas resulta bastante dudoso.
Abrazos,
PD1: No sabemos en qué nos gastamos las cosas… La deuda pública sube en 6.283 millones en marzo y ronda ya el 99% del PIB, el objetivo de todo el año. Se sigue de continuo emitiendo papelitos que el mercado, tonto, compra. Y no se sabe qué hacemos con todo ese dinero que nos fundimos. Es increíble. Zapatero, el que parecía “idiota”, hacía los mal recordados planes E, donde se fundió de golpe y porrazo 5.000 millones contra deuda pública, en hacer aceras y cementerios… Todos le criticamos por lo disparatado. Pero ahora tragamos con lo que nos echen… Yo no. Esta es nuestra ruina, nuestro lento morir…, papelitos a gogo, sin que nadie rechiste.
En la presente legislatura hemos incrementado en 300.000 millones de euros la deuda pública. ¿En qué nos hemos gastado semejante pastizal? Sí, había agujeros, pero no tantos… El gasto ni se ha tocado, faltaría más… Subieron los ingresos, nos frieron a impuestos, ya que el gasto no se podía tocar… ¿Va a seguir siendo la misma tónica en la siguiente legislatura? Eso parece, con el permiso de las coaliciones electorales futuras, nos hemos metido en una senda de no meter tijera y aceptar más papel del estado, que esto no hay quien lo frene. Solo recordarte que los 12 hospitales nuevos que se construyeron en Madrid costaron cada uno 200 millones de euros, ¿en qué nos hemos gastado 6.283 millones de euros en tres meses, por encima de lo que ingresamos?
PD2: La culpa es de los mercados, que tragan…
En una reciente charla dirigida a universitarios, he tenido ocasión de constatar de primera mano la mala imagen que los mercados financieros tienen entre una parte relevante de la población. Se achaca a los "malvados mercados financieros" ser los causantes de las medidas de austeridad que han padecido los países periféricos de Europa. Conviene explicar porqué dicha conclusión es errónea.
Gracias a la existencia de mercados financieros organizados los estados pueden financiar sus déficits públicos, generados al gastar más de lo que ingresan. Para ello, emiten bonos a distintos plazos que son adquiridos por los inversores a cambio de una rentabilidad determinada. Los inversores de los bonos soberanos son principalmente institucionales: fondos de inversiónfondos de pensionescompañías de seguros o fondos soberanos e instituciones financieras. En un elevado porcentaje son inversores internacionales, no domésticos.
Los inversores son libres de elegir donde invierten, aunque por la normativa aplicable a cada uno de ellos pueden tener limitada la inversión en bonos que no tengan una calificación crediticia (rating) mínimo. El hecho de que un inversor institucional haya adquirido un bono no implica que a vencimiento vaya a volver a reinvertir en bonos emitidos por el mismo Tesoro. Es más, al cotizar los bonos, sus tenedores pueden venderlos en el mercado sin esperar a su vencimiento en caso de que perciban un riesgo de impago futuro o un deterioro de la solvencia del emisor. Si se produce una corriente de venta de bonos, el Tesoro en cuestión tendrá que pagar un mayor tipo de interés en las siguientes colocaciones de bonos.
Los inversores institucionales deben defender los intereses de sus administrados y, por tanto, intentan minimizar los riesgos y maximizar la rentabilidad. Si las políticas desarrolladas por un gobierno se traducen en una pérdida de solvencia o en un empeoramiento de la calidad crediticia de sus bonos soberanos, los inversores no dudarán en deshacerse de los bonos soberanos de dicho país invirtiendo en bonos de otro país que les ofrezca más seguridad.
Cuando los países han notado la presión de los inversores internacionales, al vender sus bonos o al exigirles tipos de interés muy elevados en las nuevas emisiones, ha sido cuando las autoridades han tomado medidas. De muestra dos ejemplos: mayo de 2010 cuando el gobierno de Rodriguez Zapatero se ve obligado a tomar abruptamente las primeras medidas de recorte (supresión paga extra de los funcionarios, congelación de las pensiones y supresión del cheque bebe); verano de 2011, tras superar los 600 puntos básicos la prima de riesgo el BCE compró bonos del Estado español a cambio, entre otras contrapartidas, de modificar la constitución de forma express para introducir el principio de estabilidad presupuestaria.
España se financia actualmente a los tipos más bajos de la historia, incluso recibe dinero por colocar Letras del Tesoro. Esta situación no responde a un análisis racional de los inversores, sino a la actuación del Banco Central Europeo. Su programa de compra de bonos es de tal magnitud que se prevé que adquiera en un año bonos españoles por una cantidad incluso superior a toda la emisión neta del Tesoro. El mercado de bonos actual está intervenido y distorsionado.
Como recordaba Moody´s en su último comentario sobre la calificación crediticia de España el pasado febrero, aunque el riesgo actual de financiarse en el mercado se ha reducido, España debe mantener la confianza de los inversores si quiere seguir financiándose en el futuro. Cuando el BCE deje de comprar bonos de forma convulsa, el Tesoro todavía tendrá que refinanciar bonos por importe superior a 1.000.000.000.000 de euros en los próximos años. Habrá que volver a emitir bonos según vaya venciendo la deuda actual.
Los tipos de interés pagados por los bonos soberanos no estarán permanentemente en los niveles actuales. Cuando el BCE deje de actuar, el nivel de tipos de interés exigido por los inversores no será el actual, sino sensiblemente superior. Los tipos de interés mínimos e incluso negativos sólo son posibles en un mercado totalmente intervenido. Cuando vuelvan a subir los tipos de interés volverá a culparse a los malvados mercados financieros, sin recordar que los inversores que compraron los bonos en cada una de las emisiones fueron los que permitieron que los distintos estados pudieran financiar sus déficits públicos.
PD3: Suerte a todos los políticos. Que gane el mejor. Que cada uno vote en libertad, por el que más le guste… Parece que vendrán tiempos nuevos, donde habrá que saber pactar, y eso es muy bueno, mucho mejor que las mayorías absolutas. El mejor gobierno será el que sepa aglutinar dos programas electorales, que aprendan a ceder, y sobre todo, que limpien la corrupción del país, que apesta, que regeneren la democracia y las instituciones, que separen los poderes…, gasten menos en chorradas y mamandurrias.
Y por cierto, sería un detalle que en la Comunidad de Madrid no haya tantos diputados como tenemos, 126 personas, ¡qué disparate!. La lista cerrada que meteremos el domingo es extraordinariamente larga. Demasiada gente, demasiados políticos, para muy poco trabajo. ¿Qué hace un diputado medio aparte de votar lo que le mande el que levanta el dedo?. Nos salen excesivamente caros. Con 30 tendríamos + que suficientes, para los 6 millones de madrileños que somos, el resto es redundante… País de excesos, demasiada cosa pública…
PD4: Y como nota de mucho optimismo, interesante esta visión que dan desde fuera de sitios de España. Hoy Bilbao desde el New York Times: http://www.nytimes.com/2015/05/24/travel/things-to-do-in-36-hours-in-bilbao-spain.html?smid=tw-nytimestravel&_r=0 Lo que enseña no son sólo las piedras o los nuevos edificios, sino la gastronomía. Esto es lo que nos ha hecho diferentes, este es nuestro prestigio por ahí fuera… Albricias, somos buenos en algo (iniciativa privada), esto incita al guiri a venir a España!!!
PD5: Este es el futuro de la cocina, https://www.youtube.com/watch?v=KdwfoBbEbBE, los robots, y no, no es la Termomix, que todo lo que se cocina con ella sabe igual…
PD6: El Señor no nos dijo que buscáramos la felicidad, que teníamos que hacer todo lo posible para ser felices como objetivo vital. Lo pudo haber dicho, pero prefirió otro modo. Dijo que nos amáramos los unos a los otros, que ese era el fin de la vida. La consecuencia es la felicidad, no es el objetivo como muchos se creen; el objetivo es el amor. La gente lo ha trastocado y ahora lo único que se quiere es ser feliz, sin pensar en los demás…, y así nos va.