02 noviembre 2015

menos millonarios

Un millonario se define como aquél cuyo dinero financiero (al margen de su residencia) es de más de 1.000.000 de dólares

El número de millonarios se reduce en España hasta las 360.000 personas

La riqueza neta de los hogares cae un 16%, principalmente por la apreciación del dólar

El número de residentes en España con un patrimonio de al menos un millón de dólares (algo menos de 900.000 euros) alcanza en 2015 las 360.000 personas, una cifra inferior en casi un 21% a la de un año antes. Esta disminución equivale a una pérdida de 94.000 millonarios entre mediados de 2014 y mediados de este año, según revela el Informe de Riqueza Mundial que elabora anualmente el banco Credit Suisse.
España es el noveno país que mayor número de millonarios ha perdido en el último año, solo superado por Nueva Zelanda (-104.000 millonarios), Suecia (-113.000), Canadá (-176.000), Australia (-237.000), Italia (-378.000), Alemania (-392.000), Francia (-631.000) y Japón (-681.000). La fuerte apreciación del dólar estadounidense, la divisa en la que la entidad financiera suiza mide la evolución de las diferentes magnitudes, en los últimos doce meses tiene impacto sobre los cambios observados.
El conjunto de la riqueza neta de los hogares españoles ha experimentado desde mediados de 2014 hasta mediados del presente ejercicio una caída media del 15,7%. No obstante, el informe recuerda que la riqueza media por adulto en España ascendía a 111.643 dólares (99.681 euros) en 2015, mientras que en el año 2000 era de 64.521 dólares (57.608 euros al cambio actual).
En cuanto a la evolución de la valoración de los activos, según la entidad helvética, el tipo de cambio tuvo un impacto negativo del 18,6%, mientras el precio de la vivienda bajó un 0,2% y la capitalización bursátil retrocedió un 14,3%. En valores absolutos, España habría perdido en un año unos 779.000 millones de dólares (695.535 millones de euros), convirtiéndose en el séptimo país que mayor volumen de riqueza perdió.
Entre los más ricos entre los ricos, aquellas personas con un patrimonio superior a los 50 millones de dólares (44,6 millones de euros) España se situaba en 18º posición mundial con un total de 1.390 personas en esta categoría. 

El 56% de los españoles se ve como clase media

Por otro lado, el informe elaborado por Credit Suisse apunta que el 55,8% de la población española se considera clase media, lo que equivale a un total de 20.948.000 individuos.
España es el décimo país a nivel global con mayor proporción de clase media, precedido de Emiratos Árabes Unidos (56,4%), Noruega (56,4%), Reino Unido (57,4%), Taiwán (59,4%), Japón (59,5%), Italia (59,7%), Bélgica (62,1%), Singapur (62,3%) y Australia (66,1%). De este modo, la clase media española representa un 3,2% de la clase media mundial.
La proporción de clase media a nivel mundial se sitúa en el 13,9%, con Norteamérica a la cabeza (38,8%), por delante de Europa (33,1%), Asia Pacífico (15,1%) y China (10,7%).
Abrazos,
PD1 Y el informe de Credit Suisse es muy esclarecedor y marca la tendencia de la creciente clase media, sobre todo en los emergentes:
Lo que se tiene y se debe a nivel global:
Interesante el crecimiento de la clase media en los emergentes:
La riqueza total:
El año pasado fueron pocos los que ganaron:
Y desde el año 2000, los mejores y los peores. ¡Ay España, como me duele!
La clase media, crece y crece, aunque mucho más en unos sitios que en otros:
Por región:
Riqueza total:
Donde están y qué se espera que ocurra en 2020:
PD2: En España el número de ricos es más limitado. Te voy a presentar la riqueza, no por activos, sino por rendimientos. Este es la distribución del IRPF en función de renta:
Verás que la gente que gana al año (que declara en IRPF) más de unos ingresos de 90.000 euros representan el 1,1% de las declaraciones, o un total de 215.931 personas. Estos digamos son los ricos españoles, o los que tienen fuertes ingresos…
PD3: Remedios contra la tristeza:
Cada uno de nosotros ha atravesado días tristes, días en los cuales no se logra superar una cierta pesadez interior que contamina el ánimo y dificulta las relaciones con los demás. ¿Existe algún truco para superar el malhumor y recuperar la sonrisa? Santo Tomás de Aquino propone cinco remedios de sorprendente eficacia contra la tristeza
El primer remedio es concederse un placer. Es como si el famoso teólogo hubiese intuido ya hace siete siglos la idea, tan difundida hoy, de que el chocolate es antidepresivo. Quizá parezca una idea materialista, pero es evidente que una jornada llena de amarguras puede terminar bien con una buena cerveza. Que algo así sea contrario al Evangelio es difícilmente demostrable: sabemos que el Señor participaba con gusto en banquetes y fiestas, y tanto antes como después de la Resurrección disfrutó con gusto de las cosas bellas de la vida. Incluso un Salmo afirma que el vino alegra el corazón del hombre (aunque es preciso aclarar que la Biblia condena claramente las borracheras).
El segundo remedio es el llanto. A menudo, un momento de melancolía es más duro si no se logra encontrar una vía de escape, y parece como si la amargura se acumulase hasta impedir llevar a cabo la tarea más pequeña. El llanto es un lenguaje, un modo de expresar y deshacer el nudo de un dolor que a veces nos puede asfixiar. También Jesús lloró. Y Papa Francisco señala que «ciertas realidades de la vida se ven solamente con ojos que han sido limpiados por las lágrimas. Invito a cada uno de vosotros a preguntarse: ¿Yo he aprendido a llorar?»
El tercer remedio es la compasión de los amigos. Me viene a la cabeza el personaje del amigo de Renzo, en el famoso libro Los novios, que en una gran casa deshabitada a causa de la peste va desgranando las grandes desgracias que han sacudido a su familia. «Son hechos horribles, que jamás hubiera creído que llegaría a ver; cosas que quitan la alegría para toda la vida; pero hablarlas entre amigos es un alivio». Es algo que hay que experimentar para creerlo. Cuando uno se siente triste, tiende a ver todo de color gris. En esas ocasiones es muy eficaz abrir el alma con algún amigo. A veces basta un mensaje o una llamada de teléfono breve y el panorama se ilumina de nuevo.
El cuarto remedio contra la tristeza es la contemplación de la verdad, del fulgor veritatis del que habla san Agustín. Contemplar el esplendor de las cosas, en la naturaleza o una obra de arte, escuchar música, sorprenderse con la belleza de un paisaje… puede ser un eficaz bálsamo contra la tristeza. Un crítico literario, pocos días después del fallecimiento de un querido amigo, tenía que hablar sobre el tema de la aventura en Tolkien. Inició así: «Hablar de cosas bellas ante personas interesadas es para mí un verdadero consuelo…»
El quinto remedio propuesto por santo Tomás es el que quizá uno menos podría esperar de un maestro medieval. El teólogo afirma que un remedio fantástico contra la tristeza es dormir y darse un baño. La eficacia del consejo es evidente. Es profundamente cristiano comprender que para remediar un mal espiritual a veces resulta necesario un alivio corporal. Desde que Dios se ha hecho Hombre, y por tanto ha asumido un cuerpo, el mundo material ha superado la separación entre materia y espíritu.
Un prejuicio muy difundido es que la visión cristiana del hombre se basa sobre la oposición entre alma y cuerpo, y este último sería siempre visto como una carga u obstáculo para la vida espiritual. En realidad, el humanismo cristiano considera que la persona (alma y cuerpo) resulta completamenteespiritualizada cuando busca la unión con Dios. Usando palabras de san Pablo, existe un cuerpo animal y un cuerpo espiritual, y nosotros no moriremos, sino que seremos transformados, porque es necesario que este cuerpo corruptible se vista de incorruptibilidad, que este cuerpo mortal se vista de inmortalidad.
«Nadie considere extraño tomar un médico del cuerpo como guía para una enfermedad espiritual», afirma santo Tomás Moro, reafirmando el pensamiento de su homónimo medieval: «El cuerpo y el alma están tan estrechamente unidos que juntos forman una sola persona, y así el malestar de uno de los dos genera en ocasiones el malestar de ambos. Por tanto, aconsejaría a todos que, ante cualquier enfermedad del cuerpo, se confiesen, y que busquen un buen médico espiritual para la salud del alma; asimismo, aconsejo que para algunas enfermedades del alma, además del médico espiritual, se busque el consejo del médico del cuerpo».
A través de estos cinco remedios se realiza la promesa divina y humana de Jesús: «Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se transformará en alegría».