De nuevo contesta Emilio Ontiveros:
Lo que aprendimos de la crisis
Hace siete años, el sistema financiero mundial parecía al borde del abismo. Durante 16 trimestres consecutivos, salvo por un leve respiro en 2010, la economía española estuvo en retroceso, el paro alcanzó niveles dramáticos (aún sigue ahí) y el agujero abierto por una gigantesca deuda privada —acumulada tras años de excesos— abrió otra brecha en las arcas públicas, que acabaron desangrándose. Se aprecian ahora signos de recuperación que, sin embargo, indican que podemos estar acercándonos al patrón tradicional de crecimiento previo a la Gran Recesión: el consumo privado tira de la economía, que crece cerca del 3% (casi el doble que la zona euro), y el aumento de las exportaciones no logra ya compensar el efecto que tiene el mayor gasto de los hogares en las importaciones. Además, el turismo sigue siendo clave y la construcción, motor tradicional de una economía que sigue necesitando más innovación, parece haberse estabilizado.
Pregunta. Aunque, se habla siempre de la importancia de que España cambie su modelo de crecimiento, parece que volvemos a lo mismo...
La gran lección que deja la fase expansiva de la economía que culminó en 2007 es que el exceso de concentración de la actividad en un solo sector no es bueno. Que, además, si esa concentración se hace financiándola con deuda es arriesgado. Y que si, además, el sector donde se materializa esa deuda es bajo en tecnología, es mayor la vulnerabilidad ante vaivenes exteriores. Es verdad que la economía se está recuperando, pero no se perciben con intensidad sectores nuevos. En este sentido, no soy particularmente ambicioso. Me gustaría que creciéramos con la composición sectorial actual, pero con una mayor intensidad en conocimiento. No soy de los que piensan que hay que volver a dar más protagonismo a la industria o menos al turismo. Al contrario, bendito turismo. Pero habría que avanzar hacia un modelo en el que la oferta fuera de más calidad y tuviéramos menos visitantes, menos hooligans que vienen buscando alcohol barato y tirarse desde unos balcones, y más ingresos. Lo mismo en otros sectores. Hay que primar los sectores en los que el componente tecnológico permita aplicar precios competitivos con las economías emergentes y al mismo tiempo tener salarios más elevados. Porque la recuperación se está basando en, como alertaba el otro día el presidente del Banco Popular, salarios bajos. Eso es pan para hoy y hambre para mañana, porque con salarios bajos la gente no paga las deudas.
Pregunta. ¿Qué hemos aprendido de esta crisis, si es que hemos aprendido algo?
La principal lección es que la inestabilidad financiera no es un episodio aislado, sino algo intrínseco del sistema económico. Y además la gran lección es un escarmiento, porque probablemente el rasgo más singular de esta crisis es que su epicentro estaba en el centro, no en la periferia. También hemos visto que a los mercados no se les puede dejar solos. En EE UU el sistema financiero se está regulando, quizás no de la forma tan radical como se había propuesto en un principio, pero se está avanzando en dirección de evitar males mayores. El sistema bancario en la Eurozona se está reforzando mucho. Al mismo tiempo tenemos que hacernos a la idea de que habrá otras crisis. Y asegurarnos de que sean menores en su alcance.
La política monetaria por sí sola, cuando las economías están con una inflación baja y los tipos reales son muy bajos, sirve de poco. Es una locura que, en ese contexto, se apliquen políticas fiscales contractivas [austeridad]. Es lo que el economista Paul de Grauwe llama una crisis autoinflingida. La crisis en Europa nos la hemos hecho nosotros en un ejercicio de masoquismo innecesario. Juncker ha corregido y ha dicho que es el momento de la inversión pública, un estigma para algunos, y ha construido un fondo de 315.000 millones de euros para paliar problemas de infraestructuras tecnológicas. Lo que los economistas llaman generación de economías de red: interconexiones, banda ancha y fomento de la natalidad empresarial. Todavía estamos esperando, pero la idea es buena. Hay que intervenir en la economía, porque por sí sola vemos que la inversión no crece. Lo que estamos viendo ahora mismo es una ilustración de que dejar solas a las fuerzas del mercado es peligrosísimo.
Pregunta. El rescate bancario se justificó diciendo que el sistema tenía demasiado peso como para dejarlo caer. Pero al final, tras varias operaciones, el mercado está repartido entre menos entidades, aún más grandes.
El número de bancos se ha reducido en la Eurozona y en nuestro país también. Y el grado de concentración, es decir, la cuota de mercado que tienen las cinco grandes entidades, es superior a la que tenían antes de la crisis. El sistema de banca al por menor se va a concentrar mucho y por eso es importante que avance rápido uno de los puntos del plan Juncker que es la desbancarización de Europa, de tal forma que una empresa pueda financiarse acudiendo a los mercados, que prolifere el capital riesgo, el crowdfounding...
Pregunta. ¿Ha habido un cambio de mentalidad en la ciudadanía tras la crisis? ¿Ha cambiado la forma de consumir y endeudarse?
Creo que una de las contrapartidas favorables de esta crisis ha sido la mayor sensibilidad de las familias en su conducta financiera. Hay que tener en cuenta que las familias no solo se han endeudado, también han sido intoxicadas. Hemos asistido a episodios que han pasado a la historia de la infamia financiera, que diría Borges. Sí, hemos aprendido. Lo cual no quiere decir que no se vuelvan a cometer esos mismos errores porque lo que es un error es sistematizar y decir que endeudarse es un pecado.
Hubo excesos hasta el último momento, como financiar más del 100% de los inmuebles, las tasaciones, no eliminar la desgravación fiscal a la vivienda…
Sí, un código de circulación. Hay que hacer una regulación clara y un sistema de supervisores que no estén muy cerca de los Gobiernos.
Pregunta. ¿La precariedad y el desempleo van para largo?
No se están sentando las bases para corregir los problemas de distribución. La forma más eficaz de reducir la desigualdad en la renta es la fiscalidad.
Pregunta. ¿Por qué pese a la dureza de esta crisis no ha habido en España protestas violentas como en otros países?
Demanda, demanda, si hay demanda y eres buen empresario ya sabrás sacar beneficios. Lo que tiene que hacer una economía es crear condiciones para que haya una demanda. El tema de la reforma del mercado de trabajo equivoca los debates. En 2007 no teníamos la actual reforma y la tasa de paro española estaba al nivel de la europea, del 8%. Si le preguntas a un empresario si quiere derecho de pernada en el mercado de trabajo, te dirá que de acuerdo, pero que dónde pone a esos empleados. Lo que necesita es demanda. Si el plan Juncker se pusiera en marcha ya, crearía demanda ya.
Pregunta. Superar el marco de la transición es una propuesta de Podemos, pero parece que se ha diluido el efecto del 15-M que impulsó a partidos como este.
Lo que está ocurriendo desde antes de la crisis es un cuestionamiento de funcionamiento del sistema político, en asuntos elementales como la pureza de la democracia o la corrupción. Dónde derivará esto, no lo sé. No me inquietan los resultados del 20 de diciembre. Y me atrevería a decir que ni los más conservadores de los mercados de bonos están preocupados.
Y ahora toca formar Gobierno en un parlamento ingobernable, salvo que copiemos a los alemanes, y Pedro Sanchez y Mariano Rajoy se dejen de dar patadas.... ¿Lo conseguirán? Lo dudo. Y ambos irán a peor convocando nuevas elecciones para dentro de dos meses. Va a haber un fuerte descalabro de los mercados españoles. Menos mal que está el Banco Central Europeo comprando los papelitos españoles… Pero la bolsa, el Ibex, no va a andar muy fino. Menos mal que lo hemos evitado estando fuera del IBEX. Abrazos,
PD1: Estamos a punto…