Ayer oía en la radio que solo
hay 50.000 empresas que exportan. De estas la gran mayoría son pequeñas
exportaciones, empresas con una facturación entre 5000 y 50.000 euros anuales.
El resto, las grandes, siendo minoría, tipo Zara y similares, son las que
sostienen las ventas afuera…
Delicado sector exterior
Emilio
Ontiveros
Las
exportaciones tras la crisis tuvieron un excelente comportamiento. Aumentó el
número de exportadores regulares (28 % superior al nivelo de 2010), se
diversificaron los destinos y también lo hicieron los bienes y servicios
vendidos al exterior, incluidos los servicios profesionales.
Las exportaciones tras la
crisis tuvieron un excelente comportamiento. Aumentó el número de exportadores
regulares (28 % superior al nivelo de 2010), se diversificaron los destinos y
también lo hicieron los bienes y servicios vendidos al exterior, incluidos los
servicios profesionales. Junto a la contención de las importaciones,
contribuyeron a reducir de forma muy significativa el muy abultado déficit en
la balanza por cuenta corriente y a situarlo en superávit. Las ventajas competitivas de
nuestras exportaciones fueron fundamentalmente vía precios,
amparadas en costes del trabajo relativamente bajos, dada la relativamente
reducida intensidad tecnológica de los bienes españoles exportados,
especialmente cuando se contrasta con los principales mercados de
destino. Son
transformados del sector primario, bienes intermedios y vehículos de motor (17%
del total) los principales capítulos exportadores de bienes,
todos ellos con elasticidad precio relativamente elevada.
Ahora las evidencias son de debilitamiento. En el primer trimestre
del año, según los avances del Banco de España con datos de Aduanas, el sector
exterior habrá tenido una contribución negativa al crecimiento. El ritmo de crecimiento de las
exportaciones habría sido algo inferior al de las importaciones, debido en gran
medida al deterioro en la demanda mundial, la UE incluida y,
desde luego, la eurozona, donde se concentran buena parte de las ventas
españolas. Lo más inquietante es que la cartera de pedidos exteriores también
se muestra más debilitada. Por el contrario, la depreciación del euro sería un
eventual apoyo a la recuperación del crecimiento de las exportaciones. Con
todo, es probable que la contribución neta del sector exterior al crecimiento
no vuelva a ser neutral hasta 2020, según sostiene el reciente informe de la Comisión Europea sobre España[1].
De la mano de ese informe de la Comisión nos interesa recordar
algunos factores característicos de nuestro sector exportador, además de los
señalados más arriba. El primero es el pobre comportamiento de la
productividad. Mantener
la competitividad exterior y, desde luego, reducir su vulnerabilidad a
variaciones de costes, requiere un mejor comportamiento de la productividad.
Las ganancias recientes de competitividad no pueden descansar únicamente en la
contención de los salarios. Es necesario mejorar la eficiencia asignativa y el
crecimiento de la productividad, sentencia la Comisión.
Esas mejoras en la eficiencia posibilitarían igualmente una mejor
participación de España en las cada día más relevantes cadenas de valor
mundiales en la producción de bienes y servicios. Se trata de participar en
esos procesos de producción cada día más fragmentados geográficamente en las
fases más generadoras de valor añadido. De reducir la divergencia entre el
valor de las exportaciones y el de lo que producimos en el país e incorporamos
a las exportaciones. A
diferencia de las otras grandes economías de la eurozona, la española se
encuentra más presente en la parte descendente de las cadenas de valor, que
como nos advierte ese informe, son las más expuestas a la competencia de las
economías emergentes.
Del análisis aportado por la Comisión se deduce que España aumentó
su integración en las cadenas de valor globales (GVC) entre 2009 y 2014, pero
sigue por debajo de los niveles anteriores a la crisis. El posicionamiento de
España es fundamentalmente en la parte descendente de las GVC, lo que refleja
un alto valor de las importaciones incorporadas en sus exportaciones. El ejemplo quizás más representativo
sean las exportaciones de automóviles, donde se ensamblan bienes intermedios
muchos de ellos provenientes del exterior. El contenido de
importaciones incorporado a las exportaciones, FVA por sus iniciales en inglés,
fue del 27% del total de las exportaciones brutas en 2014, frente al 29% en
2007, como se aprecia en el gráfico a.
Gráfico
a:
Participaciones en cadenas globales de valor*
(% sobre exportaciones brutas)
Participaciones en cadenas globales de valor*
(% sobre exportaciones brutas)
*La
participación backward se refiere al FVA
incorporado a las exportaciones de un país. El forward es
el valor añadido nacional, el DVA de las exportaciones de un país que es
reexportado a un tercer país.
Fuente: Comisión Europea, Country Report Spain 2019. Commission Staff Working Document. Brussels,
27.2.2019 SWD (2019) 1008 final.
El sector servicios es el que aporta una mayor contribución de
valor añadido doméstico (DVA), como se aprecia en la descomposición sectorial
del gráfico b. Ese
sector representaba en 2015 el 40% del total de exportaciones brutas españolas,
pero cuando se mide en términos de valor añadido los servicios representan el
50% de las exportaciones totales, por el 25% del PIB. Como se
destaca en el informe, esas participaciones han aumentado casi un 7% entre 2014
y 2017, más que en las otras tres grandes economías de la eurozona. También es
destacable que el valor añadido de los servicios en las exportaciones españolas
es en gran medida indirecto: en 2014 aproximadamente el 30% del valor añadido
de los servicios fue incorporado en otros sectores, como el de manufacturas.
Gráfico
b:
Exportaciones : brutas y valor añadido
(% PIB)
Exportaciones : brutas y valor añadido
(% PIB)
Fuente: Comisión Europea, Country Report Spain 2019. Commission Staff Working Document. Brussels,
27.2.2019 SWD (2019) 1008 final.
Del análisis de ese documento se deducen las recomendaciones, no
por conocidas menos relevantes. La necesidad de aumentar la dimensión media de
las empresas para que pueden generarse ganancias de productividad, menos costes
por unidad de producto, en definitiva. Pero también mayor intensidad
tecnológica media incorporada en los bienes exportables. Y todo ello nos remite
a la sempiterna necesidad de aumentar la inversión en conocimiento, en capital
tecnológico y humano.
Abrazos,
PD1:
Ayer me preguntaba una hija mía de 13 años que era eso de ser de izquierdas y
de derechas. Me costó mucho argumentarle dado lo parecido en estos días. Solo
pude balbucear que la filosofía de los partidos socialistas es social y la de
los conservadores es liberal. ¿O los de derechas también quieren la justicia
social? Esto pienso yo, que el bien social es casi universal…
No
creo que queden liberales en esta querida España. No supe diferenciarle bien,
argumentándolo desde un punto de vista cristiano, los matices. Cuando hablas de
comunismo es más fácil y, con la experiencia de años atrás, es más fácil dar
argumentos en su contra.
Todos
quieren el bien de la gente, aunque los de izquierdas generen más desequilibrios
que no son sostenibles en el largo plazo. ¿O lo hacen también los de derechas
para ganar votos?
Me
metí en un lío formidable, ya que son pocos los matices entre derechas e
izquierdas, a pesar del temor de la derecha a que gane la izquierda, y viceversa…
El
ideal, al margen de la podrida política y de sus pobres representantes, es que
lo importante es ser bueno y querer a los demás, piensen lo que piensen, voten
lo que voten, o hagan lo que hagan, sin prejuicio alguno…