algo faltó:
Ayer todo mundo estuvo
pendiente de la esperada bajada del tipo de interés de los fed funds (comunicada en
nota de prensa tras la reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva
Federal) que, tras muchas especulaciones, terminó siendo de 0,25%.
Pero en la nota de prensa no
aparecía ninguna alusión a lo que se había convertido (o debería haberlo hecho)
en “la verdadera estrella" de la reunión: la congelación de un sector del
mercado monetario, el sector en el que se negocian los “repo”.
Los repo (del inglés re-purchase ó re-compra)
son operaciones por las que los agentes del mercado monetario que tienen exceso
de fondos los prestan a quienes están necesitados de ellos y tienen en su
cartera deuda pública o deuda avalada por el estado que aportan como garantía
del préstamo. Son operaciones de venta, por tanto, de esa deuda pública, a un
determinado plazo, y con pacto de
recompra al vencimiento de éste.
Pues bien, este mercado de los repo, que es esencial
para la transmisión de la política monetaria, empezó a “congelarse” el lunes
pasado y se congeló totalmente el martes y el miércoles, hasta el punto de que
el martes el tipo de interés que se pagaba en este tipo de operaciones repo diarias subió hasta
prácticamente el 10%, en abierto contraste con el máximo del 2,25% que tenía
establecido, desde su anterior reunión, la Reserva Federal como referencia para
los préstamos a vencimiento de un día en el mercado interbancario.
Cundió el pánico y la Reserva
Federal decidió ofrecer, en una especie de subasta, fondos por valor de 75.000
millones de dólares de los que el martes los interesados tomaron prestados
53.000 millones. La operación volvió a repetirse el miércoles, pero aquí la
demanda fue superior a la oferta: 80.000 millones (5.000 en exceso de lo que la
Reserva Federal ofrecía).
A pesar de eso, y tras
retroceder durante un tiempo, el tipo de interés de los repo se quedaba situado
por encima del 2,25%.
Para hoy, a las 8:15h de la
mañana (hora de Nueva York) la Reserva Federal tiene anunciada otra repetición
de la jugada, por 75.000 millones.
Es decir, el mercado de los
repos está “vivo” gracias a la intervención de la Reserva Federal inyectándole
fondos mediante su propio sistema de repos
por el que presta fondos a un día a quienes tienen deuda pública que poner como
garantía. Lo extraordinario del tema es que no había necesitado utilizar esta
herramienta desde los días aciagos de 2008, los posteriores a la caída de
Lehman Brothers.
¿Quiere esto decir que estamos
ante una emergencia como la de entonces? Todo parece indicar que no, aunque
nadie tiene la certeza total de que pudiera estar sucediendo algo grave que no
está a la vista de todos. En principio, la explicación es sencilla. La escasez
de dólares en el mercado de los repos parece deberse a: 1) la reducción, desde
2017, del balance de la Reserva Federal desde 4,5 a 3,7 billones de dólares, lo
que ha retirado liquidez del mercado (parte de la que había inyectado en los
años anteriores; esa reducción se ha llevado a efecto mediante la no renovación
de la deuda pública en su poder que iba venciendo y mediante la venta de parte
de la deuda pública que había comprado previamente mediante los llamados QE (Quantitative Easing o
programas de política monetaria cuantitativa); 2) la reducción consiguiente
desde 2,8 a 1,5 billones de dólares de las reservas que los bancos comerciales
tienen depositadas en la Reserva Federal; 3) el acaparamiento de liquidez por
parte de las empresas, que tienen que pagar el impuesto de sociedades (aunque
parece un poco pronto para eso: el acaparamiento suele suceder algo más cerca
del final del trimestre); 4) el que el Tesoro USA esté emitiendo enormes
cantidades de deuda para financiar un déficit público que ya alcanza el billón
de dólares; etc.
Si esa explicación fuera buena,
no habría por qué preocuparse en exceso, ya que los motivos por los que se
congelaba el mercado interbancario en 2007 y 2008 eran muy diferentes e iban
desde la desconfianza entre los bancos, que dudaban todos de la solvencia de
los demás, hasta las dudas sobre la calidad de los activos presentados como
garantía de los préstamos.
Sin embargo, no hay una total
certeza de que el problema pueda explicarse solo por las cuatro razones
esgrimidas más arriba, además de otros problemas de tipo técnico. Y de fondo
subyace la pregunta: ¿y si está volviendo a suceder lo mismo que en 2008 por
razones desconocidas?
Lo más probable es que no, que
las explicaciones aducidas para explicar el fenómeno sean en mayor o menor
medida las correctas, y que solo sea un problema de una imperfecta transmisión
de la política monetaria de la Fed (que ya se venía detectando desde hace un
par de años) a la que esto le crearía el reto de diseñar nuevos mecanismos para
hacer esa transmisión más efectiva.
En la nota de prensa de la
Reserva Federal de ayer no se hacía ni la más mínima alusión a este problema,
pero es el que tenía en vilo a los agentes del mercado monetario y a parte de
los periodistas que cubrían la información. Tanto, que, en la rueda de prensa,
el Presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, no tuvo más remedio que
hacer una alusión a él con esta frase un poco críptica: “es posible que
necesitemos reanudar el crecimiento orgánico de nuestro balance antes de lo que
pensábamos”. Ya lo están haciendo, aunque sea transitoriamente, con esa
inyección de dinero mediante un repo diario. Si la situación persistiera,
tendrían que acudir de nuevo a la compra de deuda pública.
¿Es el “crecimiento orgánico”
ya un QE que no osa decir su nombre? Si fuera así, habría motivos para
preocuparse, Draghi no estaría tan solo y Donald Trump se vería complacido y
reivindicado, ya que viene clamando por un nuevo QE desde hace meses.
En el gráfico de hoy se ve muy
bien cómo, a partir de 2017, decrecen tanto el tamaño del balance de la Reserva
Federal (línea amarilla) como las reservas depositadas por los bancos
comerciales en esa misma Reserva Federal (línea azul)
Reservas de bancos (azul) y
balance de la Fed
Abrazos:
PD1: En EEUU hay estados que es legal abortar hasta un día antes
del parto. ¿Por qué no se podría abortar/matar a un niño recién nacido, o a un
niño de tres meses? ¿Qué diferencia hay entre un feto en el seno materno y un
niño que está fuera ya?
Francesa Minerva y Alberto Giublini, filósofos
de Australia e Italia, aseveran que acabar con la vida de un neonato es igual
que abortar. «El estatus moral de un niño es equivalente a la de un feto en el
sentido de que ambos carecen de las propiedades ligadas al derecho a vivir».
Estos expertos explican que los recién nacidos
son «seres humanos pero solo personas en potencia». «Ni fetos ni neonatos son
personas en el sentido de sujetos que tienen un derecho moral a la
vida». Sin embargo, afirman que una muerte post-nacimiento no se diferencia
del aborto por cómo se haya practicado y afirman preferir la frase «aborto
después del nacimiento que infanticidio».
Los autores de este artículo concluyen que lo
que llaman «aborto después del nacimiento» debería estar
permitido en cualquier caso, incluso cuando el niño que ha nacido no es
discapacitado pero sí no deseado.
Argumentan que los padres y algunos doctores
deberían tener el derecho de decidir si sus hijos siguen viviendo después del
nacimiento si vienen con problemas.
Los argumentos son terroríficos, pero muy reales, ya que no hay
ninguna diferencia entre un feto y un recién nacido…, salvo que no está ligado
por el cordón umbilical.