20 septiembre 2019

bajó tipos la FED, pero...


algo faltó:
Ayer todo mundo estuvo pendiente de la esperada bajada del tipo de interés de los fed funds (comunicada en nota de prensa tras la reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal) que, tras muchas especulaciones, terminó siendo de 0,25%.
Pero en la nota de prensa no aparecía ninguna alusión a lo que se había convertido (o debería haberlo hecho) en “la verdadera estrella" de la reunión: la congelación de un sector del mercado monetario, el sector en el que se negocian los “repo”.
Los repo (del inglés re-purchase ó re-compra) son operaciones por las que los agentes del mercado monetario que tienen exceso de fondos los prestan a quienes están necesitados de ellos y tienen en su cartera deuda pública o deuda avalada por el estado que aportan como garantía del préstamo. Son operaciones de venta, por tanto, de esa deuda pública, a un determinado plazo, y con pacto de recompra al vencimiento de éste.
Pues bien, este mercado de los repo, que es esencial para la transmisión de la política monetaria, empezó a “congelarse” el lunes pasado y se congeló totalmente el martes y el miércoles, hasta el punto de que el martes el tipo de interés que se pagaba en este tipo de operaciones repo diarias subió hasta prácticamente el 10%, en abierto contraste con el máximo del 2,25% que tenía establecido, desde su anterior reunión, la Reserva Federal como referencia para los préstamos a vencimiento de un día en el mercado interbancario.
Cundió el pánico y la Reserva Federal decidió ofrecer, en una especie de subasta, fondos por valor de 75.000 millones de dólares de los que el martes los interesados tomaron prestados 53.000 millones. La operación volvió a repetirse el miércoles, pero aquí la demanda fue superior a la oferta: 80.000 millones (5.000 en exceso de lo que la Reserva Federal ofrecía).
A pesar de eso, y tras retroceder durante un tiempo, el tipo de interés de los repo se quedaba situado por encima del 2,25%.
Para hoy, a las 8:15h de la mañana (hora de Nueva York) la Reserva Federal tiene anunciada otra repetición de la jugada, por 75.000 millones.
Es decir, el mercado de los repos está “vivo” gracias a la intervención de la Reserva Federal inyectándole fondos mediante su propio sistema de repos por el que presta fondos a un día a quienes tienen deuda pública que poner como garantía. Lo extraordinario del tema es que no había necesitado utilizar esta herramienta desde los días aciagos de 2008, los posteriores a la caída de Lehman Brothers.
¿Quiere esto decir que estamos ante una emergencia como la de entonces? Todo parece indicar que no, aunque nadie tiene la certeza total de que pudiera estar sucediendo algo grave que no está a la vista de todos. En principio, la explicación es sencilla. La escasez de dólares en el mercado de los repos parece deberse a: 1) la reducción, desde 2017, del balance de la Reserva Federal desde 4,5 a 3,7 billones de dólares, lo que ha retirado liquidez del mercado (parte de la que había inyectado en los años anteriores; esa reducción se ha llevado a efecto mediante la no renovación de la deuda pública en su poder que iba venciendo y mediante la venta de parte de la deuda pública que había comprado previamente mediante los llamados QE (Quantitative Easing o programas de política monetaria cuantitativa); 2) la reducción consiguiente desde 2,8 a 1,5 billones de dólares de las reservas que los bancos comerciales tienen depositadas en la Reserva Federal; 3) el acaparamiento de liquidez por parte de las empresas, que tienen que pagar el impuesto de sociedades (aunque parece un poco pronto para eso: el acaparamiento suele suceder algo más cerca del final del trimestre); 4) el que el Tesoro USA esté emitiendo enormes cantidades de deuda para financiar un déficit público que ya alcanza el billón de dólares; etc.
Si esa explicación fuera buena, no habría por qué preocuparse en exceso, ya que los motivos por los que se congelaba el mercado interbancario en 2007 y 2008 eran muy diferentes e iban desde la desconfianza entre los bancos, que dudaban todos de la solvencia de los demás, hasta las dudas sobre la calidad de los activos presentados como garantía de los préstamos.
Sin embargo, no hay una total certeza de que el problema pueda explicarse solo por las cuatro razones esgrimidas más arriba, además de otros problemas de tipo técnico. Y de fondo subyace la pregunta: ¿y si está volviendo a suceder lo mismo que en 2008 por razones desconocidas?
Lo más probable es que no, que las explicaciones aducidas para explicar el fenómeno sean en mayor o menor medida las correctas, y que solo sea un problema de una imperfecta transmisión de la política monetaria de la Fed (que ya se venía detectando desde hace un par de años) a la que esto le crearía el reto de diseñar nuevos mecanismos para hacer esa transmisión más efectiva.
En la nota de prensa de la Reserva Federal de ayer no se hacía ni la más mínima alusión a este problema, pero es el que tenía en vilo a los agentes del mercado monetario y a parte de los periodistas que cubrían la información. Tanto, que, en la rueda de prensa, el Presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, no tuvo más remedio que hacer una alusión a él con esta frase un poco críptica: “es posible que necesitemos reanudar el crecimiento orgánico de nuestro balance antes de lo que pensábamos”. Ya lo están haciendo, aunque sea transitoriamente, con esa inyección de dinero mediante un repo diario. Si la situación persistiera, tendrían que acudir de nuevo a la compra de deuda pública.
¿Es el “crecimiento orgánico” ya un QE que no osa decir su nombre? Si fuera así, habría motivos para preocuparse, Draghi no estaría tan solo y Donald Trump se vería complacido y reivindicado, ya que viene clamando por un nuevo QE desde hace meses.
En el gráfico de hoy se ve muy bien cómo, a partir de 2017, decrecen tanto el tamaño del balance de la Reserva Federal (línea amarilla) como las reservas depositadas por los bancos comerciales en esa misma Reserva Federal (línea azul)
Reservas de bancos (azul) y balance de la Fed
Abrazos:
PD1: En EEUU hay estados que es legal abortar hasta un día antes del parto. ¿Por qué no se podría abortar/matar a un niño recién nacido, o a un niño de tres meses? ¿Qué diferencia hay entre un feto en el seno materno y un niño que está fuera ya?
Francesa Minerva y Alberto Giublini, filósofos de Australia e Italia, aseveran que acabar con la vida de un neonato es igual que abortar. «El estatus moral de un niño es equivalente a la de un feto en el sentido de que ambos carecen de las propiedades ligadas al derecho a vivir».
Estos expertos explican que los recién nacidos son «seres humanos pero solo personas en potencia». «Ni fetos ni neonatos son personas en el sentido de sujetos que tienen un derecho moral a la vida». Sin embargo, afirman que una muerte post-nacimiento no se diferencia del aborto por cómo se haya practicado y afirman preferir la frase «aborto después del nacimiento que infanticidio».
Los autores de este artículo concluyen que lo que llaman «aborto después del nacimiento» debería estar permitido en cualquier caso, incluso cuando el niño que ha nacido no es discapacitado pero sí no deseado.
Argumentan que los padres y algunos doctores deberían tener el derecho de decidir si sus hijos siguen viviendo después del nacimiento si vienen con problemas. 
Los argumentos son terroríficos, pero muy reales, ya que no hay ninguna diferencia entre un feto y un recién nacido…, salvo que no está ligado por el cordón umbilical.